sábado, 14 de junio de 2025

EL HECHIZO DE CARMEN

Carmen. Música de Georges Bizet. Libreto de Henri Meilhac y Ludovic Halévy, según la novela de Prosper Mérimée. Jacques Lacombedirección musical. Emilio Sagidirección escénica y vestuario. Daniel Bianco, escenografía. Eduardo Bravo, iluminación. Pedro Chamizo, videoproyección. Nuria Castejón, coreografía. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Coro Teatro de la Maestranza (Íñigo Sampil, director). Escolanía de los Palacios (Enrique Cabello y Aurora Galán, directores). Con Maria Kataeva, Piero Pretti, Giuliana Gianfaldoni, Delibor Jenis, Mercedes Arcuri, Anna Gomá, Javier Castañeda, Alejandro Sánchez, Pablo Gálvez y Pablo García López. Producción del Auditorio de la Diputación de Alicante, ADDA. Teatro de la Maestranza, viernes 13 de junio de 2025


El Maestranza no dejó, afortunadamente, pasar la oportunidad de sumarse a la celebración del ciento cincuenta aniversario de la que es sin duda la ópera más famosa de todos los tiempos, y que coincide con el del fallecimiento de su autor. Sevilla estaba obligada a hacerlo, y sin duda de las muchas producciones que a la vez se estuvieran disfrutando en todo el orbe, la de aquí debía cobrar una especial relevancia. Todo un privilegio para quienes formaran parte de su elenco artístico y técnico, especialmente las voces.

Todavía conservamos en nuestro acervo emocional la alegría que experimentamos cuando al anunciarse la presente temporada que ahora acaba, se postulaba Elina Garança como protagonista de este montaje. ¿Quién se lo podía creer, Netrebko y Garança en una misma temporada del Maestranza? Aquello no acabó de materializarse, ni ser hermanos de la Macarena les motivó para participar en la Carmen del ciento cincuenta aniversario ¡en la misma Sevilla!

La mezzo rusa Maria Kataeva, que acabó anunciándose en el rol a principios de temporada, una vez renunció la diva letona,  y el director canadiense Jacques Lacombe, que sustituyó a Karel Marek Chichon, que permaneció en cartel hasta hace poco, sustituyeron a los anunciados. Buena elección en ambos casos, a juzgar por los buenos resultados con los que una y otro abordaron sus responsabilidades en una producción ideada para un auditorio. Las exigencias del escenario de un espacio así, obligaba seguramente a un montaje como el que sufrimos ayer en su estreno sevillano. Pero en el Maestranza, la propuesta se quedó definitivamente pobre e inadecuada.

Algún destello de ingenio aislado

No pasará a la historia esta Carmen de Emilio Sagi, que podrá defenderse alegando las especiales circunstancias para las que fue diseñada, ese Auditorio de Alicante aludido, pero que no puede esquivar las críticas frente a lo que fue sin duda una falta considerable de imaginación y creatividad. Lo más parecido a una versión de concierto tuvo, sin embargo, algunas bellas imágenes, especialmente cuando el tumulto se transformaba en perfiles oscuros proyectados sobre una luminosa pantalla en rojo o en azul, según la escena y el momento del día. Un juego de luz que fue lo único destacable frente a un trabajo de iluminación en general bastante convencional.

Gianfaldoni (Micaela) y Pretti (Don José)

En cuanto al movimiento escénico, se resolvió en general de manera torpe y desaliñada, aunque no podemos negar que algunas composiciones, sobre todo de diversos grupos humanos distribuidos por el escenario, y otras de conjunto bastante pictóricas, alcanzaron ciertas cotas de belleza subyugante.

Pero momentos como la entrada de las cigarreras, cigarrillo en boca para que se supiera a lo que se dedican, por si alguien se despista, y muchas tan descaradas y desafiantes como la propia protagonista, como si formaran parte de su escuela, resultaron ciertamente ridículos. No digamos ya el uso recurrente de las sillas, hasta para representar el coso taurino, si bien esta escena final cobró especial relieve como ritual trágico, con los figurantes sentados alrededor de la apasionada y mortífera pareja como si observaran una faena.

La fiesta de los toros y la pasión amorosa quedaron así tópica e íntimamente relacionadas, convergiendo en una solución final irritante a estas alturas de la película, de nuevo con heroína sacrificándose por amor en lugar de siendo víctima del machismo que le impide volar en libertad. Quizás un estudio más profundo y acertado de la personalidad de Don José, su ambigüedad y doble moral, hubiera supuesto un mayor acierto, puestos a innovar, ya que del mito de Carmen ha corrido mucha tinta.

Kataeva (Carmen) y Jenis (Escamillo)

Con todo, los cuadros en la taberna y las coreografías, a las que incluso se presta con fortuna Kataeva, fueron vistosas. Menos convenció la transformación de los contrabandistas en supuestos partisanos en los años inmediatamente posteriores a la Guerra Civil, y desde luego nada la ejecución cruel y visceral de Zúñiga. Atrevimientos de quien se cree, o se lo han hecho creer, genio.

Y siempre esos fondos de cielo rojizo y azulado proyectados sobre la pantalla, único atrezzo junto a unos grandes focos laterales cuya función no acertamos a comprender. Y en el suelo, una arenisca también roja, para no apartarse del cliché, que en ocasiones dificultó el movimiento, aunque para el bailaor Cristian Lozano Porras no supuso ningún obstáculo a la hora de llevar a tan buen puerto su danza del último entreacto.

Rotunda presencia escénica

Sin duda la gran triunfadora de la noche fue Maria Kataeva. Carmen llena, y el Maestranza estuvo anoche a rebosar. Es el hechizo de la gitana, que enamora con sus encantos tanto como Bizet lo hizo con su lista de éxitos, melodías a cual más hermosa y pegadiza. Pero nada funcionaría sin una voz en condiciones, y si va acompañada de una excelente interpretación dramática, gran parte del éxito de la empresa está asegurada.

Kataeva posee una voz gruesa, perfectamente entonada, capaz de modular y salvar las más severas inflexiones de forma fluida y natural, incluso en las vocalizaciones cuando baila para Don José en el segundo acto, que acompañó encima con un dominio absoluto y sorprendente de las castañuelas. La mezzo demostró tener el temperamento y la sensualidad imprescindible para bordar el papel. También Giuliana Gianfaldoni entendió a la perfección la ternura y vulnerabilidad de Micaela, entonando Je dis, que rien ne m’épouvante con sensibilidad y emotiva expresividad. También su dúo del primer acto con Don José propició que al final muchos de los aplausos concentrados fueran suyos.


Piero Pretti trabajó su Don José desde la honestidad, no sin ahínco. Pero le faltó fuerza emocional, especialmente en su canto, a veces ahogado y con perceptibles roces. No obstante, su timbre es agradable y logra enfatizar las notas que lo requieren y alcanzar agudos notables. Nada de eso podemos destacar en la voz gastada y con todos los defectos imaginables del barítono eslovaco Dalibor Jenis, un Escamillo para olvidar y todo un error de reparto. El resto del elenco, Zúñiga, las amigas de Carmen, los contrabandistas… cumplieron con eficacia y responsabilidad, unas más y otros menos.

Como es habitual, tanto el Coro del Maestranza como el de la Escolanía de Los Palacios, este último también presente en el gentío fiestero del acto final, estuvieron soberbios, así como una ROSS muy familiarizada con la partitura, de la que Lacombe supo extraer sus mejores virtudes, no obstante una obertura algo machacona. El resto fluyó con elegancia y sentido dramático, sin eclipsar voces y atendiendo en todo momento a la estética de una música en la que abundan los efectos emocionales.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía


1 comentario:

  1. Ni Garanča ni Chichon tienen responsabilidad alguna en su cancelación. Ambos fueron anunciados sin contar nada más que con una conversación telefónica, sin que luego se les enviase contratos, fechas,cachés,etc. Toda una jugada de marketing fraudulento por parte del Maestranza

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