sábado, 7 de junio de 2025

SIRAT. TRANCE EN EL DESIERTO Una propuesta radical, lejos de lo normativo

Título original: Sirât
España-Francia 2025 114 min.
Dirección
Oliver Laxe Guion Oliver Laxe y Santiago Fillol Fotografía Mauro Herce Música Kangding Ray Intérpretes Sergi López, Bruno Núñez Arjona, Jade Oukid, Richard “Bigui” Bellamy, Stefania Gadda, Tonin Javier, Joshua Liam Henderson Estreno en el Festival de Cannes 15 mayo 2025; en salas 6 junio 2025


Por mucho que quede por estrenar este año, pocas películas lograrán hacerle sombra a la que es sin duda la
propuesta más radical y sorprendente de la temporada, justamente premiada en Cannes con el premio del jurado, aunque creemos que merece más. En su tercer largometraje de ficción, el joven director español nacido en París Oliver Laxe demuestra su carrera ascendente y se afianza como cineasta muy a tener en cuenta a partir de ahora, por si O que arde no hubiera demostrado suficientemente su talento y capacidad para transmitir emociones y sensaciones al espectador. Ahí radica precisamente el principal interés de una cinta que resulta tan demoledora, en conectar con el público, perfectamente cómplice, como si lo viviéramos, de lo que sobre el papel no parece más que una película de aventuras por el desierto protagonizada por un grupo de ravers en busca de emociones fuertes y rituales dancísticos con el respeto al prójimo como consigna inquebrantable.

Aunque sea Sergi López, en la que seguro es la mejor interpretación de una carrera llena de buenos personajes muy bien defendidos, quien aparezca como protagonista de la función, es su hija, que nunca aparece en pantalla, la verdadera protagonista, en cuanto son sus andanzas y decisiones las que provocan la sucesión de experiencias, algunas indigeribles para una sensibilidad delicada, en las que se estructura su cuidada narrativa. El resto del elenco se interpreta a sí mismo, en su primera experiencia cinematográfica, mientras la excelente banda sonora electrónica del especialista francés en dance de vanguardia David Letellier, alias Kangding Ray, pone el tono y el ritmo imprescindible a una cinta en la que la danza propicia secuencias de una belleza extraordinaria, sabiamente encuadradas y oportunamente colocadas a lo largo de un metraje que, aunque entretiene de cabo a rabo, puede llegar a ser insoportable por sus radicales emociones de trágicas consecuencias.

Laxe vuelve al desierto que exploró en su primera ficción, Mimosas, esta vez como escenario de escape y pérdida, mientras de fondo se adivina una situación internacional apocalíptica ya sin esperanza alguna. Esa atmósfera se deja ver también en sus referencias domésticas a la saga Mad Max, siempre desde el realismo y la búsqueda de nuestra complicidad más humana, de la misma forma que su tribu de gente tan lejos de lo normativo, nos retrotrae a esos Freaks que uno de los personajesluce en su camiseta. Referencias cinéfilas que dan paso a una obra íntegramente original y diferente, radical, atrevida y arriesgada, a la vez estremecedora y, en definitiva, sensacional. Y a pesar de todo, hermosa.

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