Guion y dirección Sophie Dupuis Fotografía Mathieu Laverdière Música Charles Lavoie Intérpretes Théodore Pellerin, Félix Maritaud, Anne-Marie Cadieux, Alice Moreault, Tommy JHoubert, Vlad Alexis, Marc-André Leclair, Jean Marchand Estreno en el Festival de Toronto 9 septiembre 2023; en Canadá 15 septiembre 2023; en España 12 julio 2024
No se trata de nuevas aventuras de Han Solo ni de aquel documental sobre un alpinista que logró el Oscar hace unos años. El solo del título de esta película se refiere a una actuación artística, ya sea instrumental, de canto, baile o monólogo. El que hace su protagonista es de transformismo y baile, el que hace su madre es de canto lírico, aunque la directora no tiene muy clara su tesitura, pues lo mismo le pone a cantar un aria de soprano que de mezzosoprano de la misma ópera y distinto personaje. Lo cierto es que el que interpreta con acierto y mucho esfuerzo Théodore Pellerin es un personaje que se ve incapaz de mantener una relación sólida y aceptable con ninguna de las personas que le rodean, especialmente un amante arribista y hasta cierto punto tóxico, y una madre distante y egoísta que antepone su carrera de diva por encima de cualquier situación de afecto familiar.
En otro nivel se encuentra una hermana abnegada que parece no tener vida propia y que sin embargo resulta la menos apreciada por su hermano, a juzgar por lo proclive que son ambos a discutir y distanciarse. En la pista Simon lo da todo, en la vida también, pero recibe más allí que aquí. A su alrededor todos son personajes negativos, incluso la plantilla de compañeras, exhibiendo infidelidad, envidia y cuantos malos atributos tradicionalmente se han asociado a este colectivo. Los otros dos vértices de esta relación insatisfactoria ya han quedado definidos, mientras Simon representa el porcentaje histérico que no puede faltar.
No cabe duda de las buenas intenciones de su responsable, Sophie Dupuis, pero una vez más se demuestra que quienes articulan este tipo de trabajos creen estar haciendo un bien social, una apuesta por la igualdad y la inclusión, cuando apenas logran repeler y repetir clichés, por mucho que todo parezca perfectamente aceptado y normalizado en pantalla. En el apartado meramente artístico, tampoco sus números de baile merecen especial atención, y son muchas las secuencias de baile y seducción que funcionan más como tiempos muertos que como aportación de información a un conjunto algo escuálido y carente de interés.
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