jueves, 31 de octubre de 2024

RADVANOVSKY Y BECZALA DESNUDOS FRENTE A PUCCINI

Gala Puccini. Sondra Radvanovsky, soprano; Piotr Beczala, tenor. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Keri-Lynn Wilson, dirección. Programa: Preludio Sinfónico en La mayor op. 1; Intermezzo de Manon Lescaut, La Tregenda, de Le Villi; arias y dúos de Manon Lescaut, Tosca, La Bohème y Turandot. Teatro de la Maestranza, miércoles 30 octubre de 2024


Nada, ni la incesante y abundante lluvia, impidió que anoche ajenos e incondicionales comulgaran con la que es sin duda una de las citas imprescindibles de la programación del Maestranza de este año, la gala que Piotr Beczala y Sondra Radvanovsky han preparado para celebrar el centenario de la muerte de Puccini, que ya han llevado a los escenarios del Liceo y el Teatro Real, y que próximamente lo harán a Les Arts de una Valencia ahora devastada, y al Campoamor de Oviedo, donde la orquesta será dirigida por el nuevo director musical de la ROSS, Lucas Macías. De entrada, nos sorprendió que la orquesta se ubicara en el foso y que sobre el escenario sólo pendiera una cortina de gasa roja, tras la cual podía adivinarse se encontraba la escenografía del Turandot que se estrena la semana que viene.

No entendemos que un teatro sofisticado y tecnológicamente avanzado como éste no pueda resolver una situación así, y que el recital se hubiera podido disfrutar de forma más atractiva y convencional, con los cantantes arropados por la orquesta y su directora, una Keri-Lynn Wilson que regresaba al teatro y la orquesta tras el concierto de abono que ofreció hace casi una década. Por el contrario, Radvanovsky y Beczala actuaron al desnudo, sin más compañía que la tela aludida, una solución fría y desangelada que los artistas salvaron con una presencia arrolladora y unas prestaciones descomunales. Algunos celebraron que la orquesta permaneciera en el foso, con el fin de que no tapara las voces. Dudamos que hubiera podido hacerlo, dado el mimo con el que la directora canadiense acarició cada nota, y sobre todo por la generosa proyección, el torrente de voz que evidenciaron ambos artistas.


Piotr Beczala
fue más comedido en el ámbito estrictamente expresivo que su compañera, la estadounidense Sondra Radvanovsky. Aun así nos regaló un Donna non vidi mai de enorme altura, dejando claras cuáles iban a ser las líneas interpretativas del resto del programa, un fraseo seguro y preciso, un gusto exquisito en las modulaciones, un control de la respiración notabilísimo y un timbre precioso, todo al servicio de un registro entre puramente lírico y decididamente heroico. No es de extrañar así que en su voz y sus manos lucieran con tanto brillo las preciosas Recondita armonia, E lucevan le stelle y Che gelida manina, hasta alcanzar el clímax con Nessun dorma cantado con una fuerza arrolladora y una carga emocional que mereció la encendida ovación de un público predispuesto desde el inicio a encumbrar a sus ídolos.

No fueron menos satisfactorias las intervenciones de Sondra Radvanovsky, más cálida y expresiva e igualmente potente y brillante. Lo que más llama la atención de su arte es la manera de modular la voz, de ir de los agudos más refulgentes a los pianissimi más afilados, controlando la respiración y las dinámicas con una maestría indiscutible y mereciendo ovaciones desatadas en directa proporción con sus increíbles desafíos. Tras mostrar carácter en Sola, perduta, abbandonata y carisma trágico pero sin superfluas exageraciones en Vissi d’arte, logró conmovernos con una escalofriante interpretación de la tierna Si, mi chiamano Mimì. Pero fue en In questa reggia donde su densidad, volumen y forma de cantar y actuar no acierta a descripción alguna, simplemente fuera de este mundo, logrando meterse en el papel, como ya lo hizo en las anteriores arias, a pesar de sólo enfrentarse a cada rol unos minutos.


En los dúos destacó la complicidad de quienes no en vano llevan ya tiempo actuando juntos en recitales. Así resolvieron con toda su capacidad de conmoción y sentimiento desbordado, el dúo de Tosca y Caravadossi del primer acto, con especial mención a la ternura con la que afrontaron Mia gelosa, el final del acto I de La Bohème, O soave fanciulla, y el estremecedor dúo de amor de Madame Butterfly, Vogliatemi bene, que cantaron como única propina. Demasiado desgaste canoro y emocional como para continuar con una tanda de propinas.

Todo un arsenal de emociones y sentimientos que sólo Puccini fue capaz de generar en la transición entre siglos y que hoy aún perdura gracias a sus maravillosas melodías y su sensacional orquestación, de la que Wilson y la ROSS se hicieron perfectamente eco con una interpretación que sin dejar de ser apasionada, no llegó nunca a eclipsar las voces ni resultar empalagosa. Así, lograron emocionarnos con un Preludio Sinfónico paladeado, un Intermezzo de Manon Lescaut tierno y trágico a partes iguales, y una desatada danza La Tregenda, de su primera ópera, Le Villi, con magníficas prestaciones de los metales. La directora canadiense llevó a la orquesta por sendas precisas y líneas sinuosas, la mejor manera de hacer justicia a tan intenso legado, el de un autor de una sensibilidad extrema y un gusto exquisito para plasmar nuestros mejores y más nobles instintos.

Fotos: Guillermo Mendo

lunes, 28 de octubre de 2024

RITA La barbarie bajo una mirada inocente

España 2024 94 min.
Guion y dirección
Paz Vega Fotografía Eva Díaz Música Pablo Cervantes Intérpretes Sofía Allepuz, Alejandro Escamilla, Paz Vega, Roberto Álamo, Daniel Navarro, Paz de Alarcón, Amada Santos, Margarita Asquerino Estreno 25 octubre 2024

Paz Vega
ha reconocido que siempre ha habido dentro de ella una directora en potencia, que por fin ahora sale a la luz, tras veinte años de carrera como actriz, seguramente un aprendizaje excelente para que su debut como realizadora se salde con tan estimulantes resultados. Cabe reconocerle su habilidad para tratar con niños, y que éstos, a pesar de las numerosas películas que la actriz sevillana ha protagonizado en Estados Unidos, no se encuentren infectados por el irritable tratamiento con el que el cine estadounidense los trata. Aquí tenemos, por el contrario, a una niña como tiene que ser, con su mirada inocente y sus textos a la altura de su edad, otro acierto de Vega, que también firma el guion. A la joven protagonista acompaña con gracia y ternura un hermanito que se beneficia de idéntico delicado tratamiento.

Sobre ellos, especialmente la niña Sofía Apelluz, recae la responsabilidad dramática de llevar a buen puerto una historia terrible de violencia machista en una democracia todavía incipiente que poco o nada cuestionaba la autoridad patriarcal, a pesar de que una ley del divorcio aprobada sólo tres años antes empezaba a proporcionar los recursos necesarios a las mujeres para empezar a liberarse, independizarse y perderle el miedo a esos frecuentes monstruos convivientes. Es por ello, por atender casi exclusivamente a la mirada intrigada pero ingenua de la niña, que la trama acumula menos tensión e impera un ambiente menos malsano de lo habitual en estos casos, lo que no supone menor gravedad sobre los hechos denunciados.

Sin embargo, a Vega le interesa más poner el acento en la luz que desprende su pequeña protagonista, y sobre todo, la esperanza en un futuro mejor para las nuevas generaciones, lo que no impide desgraciadamente que todavía se repitan esquemas y situaciones como las descritas en esta Sevilla de mediados de los ochenta con la que desgraciadamente, aún en la actualidad, cabe identificar algunos de sus barrios y gentes, como los de tantas y tantas otras urbes del planeta.

LOS MÚSICOS DE LA ROSS Y SU RÉQUIEM POR LA CULTURA

Concierto nº 1 del ciclo de cámara de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Branislav Sisel y Gabriel Dinca, violines; York Yu Kwong y Jerome Ireland, violas; Gretchen Talbot y Alice Yun Shin Huang, violonchelos; Lucian Ciorata, contrabajo. Programa: Sexteto de cuerda en La mayor, de Dvorák; Metamorfosis para septeto de cuerda, de Strauss. Espacio Turina, domingo 27 de octubre de 2024


Este domingo pasado por la mañana, en el Espacio Turina, se celebró el primero de los conciertos que este año integran el ciclo de música de cámara de la ROSS. Lo hizo sin las presentaciones protocolarias que sí hubo en ediciones anteriores, y unas raquíticas y desganadas introducciones de las piezas a cargo de los dos violines convocados para la ocasión, Branislav Sisel y Gaby Dinca, que firmaba con éste su último concierto con compañeros y compañeras de la orquesta de la que él mismo fue miembro fundador, llegada la hora de su jubilación. Vaya por delante nuestra sincera admiración por los músicos convocados, obligados y obligadas a lidiar con estas dos difíciles partituras y con sus ensayos para la Gala Puccini del próximo miércoles y el estreno de Turandot la semana que viene. En los atriles, por un lado el Sexteto op. 48 de Dvorák, pieza con la que el bohemio pretendía rendir homenaje a su admirado Brahms siguiendo el esquema de su opus 18, y por otro Metamorfosis, una pieza de enorme solemnidad y conmovedora expresividad que Strauss compuso para conjunto de veintitrés instrumentos de cuerda, que aquí pudimos escuchar en la versión reducida para septeto del violonchelista Rudolf Leopold.

Muy diferente tenía que ser el espíritu con el que el conjunto afrontara cada pieza, tan diferentes en carácter. Sin embargo, la de Dvorák fue una interpretación endeble, de líneas imprecisas y volúmenes dispersos, que poco favor hicieron a la estética amable y distendida de la pieza. El allegro moderato inicial sonó destemplado y poco penetrante, sin brillo ni pasión. Mejor fue el poco allegretto en forma de dumka, una especie de triste balada de origen ucraniano, cuya melancolía típicamente eslava fue resuelta con mayor grado de satisfacción, frente a un scherzo en forma de furiant, danza eslava brava, que aunque bien ritmado y sincopado, no alcanzó la fuerza anunciada. Llegado el Tema con variaciones, nuestro interés había decaído considerablemente. Se repitieron las constantes del resto de la interpretación, con un primer violín puntualmente estridente, unos chelos apagados, y sólo la viola de Ireland destacando sobre el resto. Más se acertó en contraste y los frecuentes juegos polifónicos que ofrece la pieza.

Con Metamorfosis, Richard Strauss puso de manifiesto su profundo pesar por una cultura que se venía abajo, consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, con un episodio físico concreto, la destrucción de la Ópera de Munich. Pareció oportuna la interpretación de la pieza en un momento en el que también parecen tambalearse los pilares de una cultura cada vez más debilitada en manos de un sistema educativo que no parece ayudar a la reflexión. En este contexto esperábamos sentir ese desgarro que desprende la partitura, prácticamente en vano. Y no porque los siete músicos convocados no lograran plasmar cada pauta e inflexión de la partitura con una técnica impecable, incluidos unos violonchelos más entonados y unos violines menos ratoniles. La incorporación de Ciorata añadió más volumen y significado, pero no el suficiente como para despertar esa desazón imprescindible que destila una obra que, no en vano, culmina con una fatídica cita a la marcha fúnebre de la Heroica de Beethoven. Entre los aciertos, la luz con la que el conjunto abordó una zona central en la que se alzan los recuerdos alegres del pasado.

Foto: Marina Casanova
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

sábado, 26 de octubre de 2024

EL LLANTO Un debut sorprendente y escalofriante

España-Argentina-Francia 2024 107 min.
Dirección
Pedro Martín-Calero Guion Isabel Peña y Pedro Martín-Calero Fotografía Constanza Sandoval Música Olivier Arson Intérpretes Ester Expósito, Mathilde Olivier, Malena Villa, Álex Monner, Sonia Almarcha, Tomás del Estal, Lautaro Bettoni, Blanca Valletbó, Pierre Marquille Estreno en el Festival de San Sebastián 26 septiembre 2024; en salas 25 octubre 2024


No puede resultar más satisfactorio el debut en la dirección de largometrajes del joven publicista y videoclipero Pedro Martín-Calero, Concha de Plata a la mejor dirección en San Sebastián incluida, más sorprendente aún teniendo en cuenta que se inscribe fundamentalmente en el género de terror, habitualmente despreciado en la mayoría de los certámenes cinematográficos. Tres chicas en distintas épocas y a la larga distancia sufren la visión y el acecho de un ser fantasmagórico al que la herencia genética y el propio desarrollo de la sociedad irán dando forma. Resulta difícil hacer un análisis medianamente somero de la película sin evitar que cada uno y una le dé la interpretación que estime conveniente, toda vez que se trata de un film que plantea más preguntas que respuestas y somete al espectador y espectadora a cuestionar la sociedad en la que vive, los vestigios que urge dejar atrás y quizás el origen de muchos males y pesares sufridos especialmente por las mujeres.

En este contexto, Martín-Calero nos invita a recorrer un fascinante y escalofriante viaje a lo desconocido, adentrarnos en la mente psicópata y carroñera del hombre y dejarnos seducir por una serie de sensaciones y emociones que nos enganchan de principio a fin. Un recorrido en el que según qué épocas, la imagen grabada tiene un gran papel, como si nada existiera si no queda grabado y atrapado en la lente de un móvil o de una cámara digital. Es a la vez la prueba de que nada es inventado, la amenaza y el peligro es real y el sufrimiento tiene base y fundamento, tiene que ser asumido, comprendido y compartido entre semejantes.

En este camino hay casas encantadas, monstruos, presencias aterradoras y una singular capacidad de análisis de los actuales roles de género que hacen de la función una experiencia sobrecogedora. La presencia en el equipo artístico de Isabel Peña al guion, autora de As bestas y El reino, y Olivier Arson a la música, tan enigmática y estremecedora como el conjunto al que sirve, entroncan este trabajo con el universo de Sorogoyen, pero nada más coincide en esta película que además ofrece un trabajo muy meticuloso con la imagen y especialmente el sonido. Mención aparte merecen sus tres jóvenes protagonistas; en ellas se apoya gran parte de la efectividad de este soberbio y escalofriante film.

jueves, 24 de octubre de 2024

LA GRAN ESCAPADA Los muertos están muy vivos

Título original: The Great Escaper
Reino Unido-USA 2023 96 min.
Dirección
Oliver Parker Guion William Ivory Fotografía Christopher Ross Música Craig Armstrong Intérpretes Michael Caine, Glenda Jackson, John Standing, Danielle Vitalis, Victor Oshin, Will Fletcher, Laura Marcus Estreno en Reino Unido 6 octubre 2023; en España 25 octubre 2024


Oliver Parker
comenzó su carrera adaptando a los clásicos, Shakespeare en Othello y Wilde en Un marido ideal, La importancia de llamarse Ernesto y El retrato de Dorian Gray. Mientras tanto coqueteó con la comedia, a la que se ha consagrado en los últimos años, con títulos como Johnny English Returns o el remake de la película francesa El gran baño, Swimming with Men. En The Great Escaper nos cuenta la historia real de Bernard Jordan, ex combatiente de la Segunda Guerra Mundial y alcalde de Brighton que en sus últimos días de vida, cuando residía en un asilo junto a su esposa, decidió embarcarse rumbo a Francia para participar en los actos del setenta aniversario del desembarco de Normandía
No hace mucho se estrenaba una película titulada El viaje de Harold en la que Jim Brodbent también escapaba improvisamente de su hogar y dejaba a su esposa, Penelope Wilton, a la espera de su regreso. La motivación estaba también relacionada con un fantasma del pasado, un acto de reconciliación que es el que en última instancia inspira el viaje crepuscular de este veterano de guerra.

Asistíamos la semana pasada al estreno de la última película protagonizada por Maggie Smith, El club de los milagros, rodada un año antes de fallecer. Y asistimos ahora a la despedida de otros dos grandes del cine británico, Michael Caine, que con ésta anunció su retirada del cine, y Glenda Jackson, que falleció unos meses antes de que se estrenara este testamento cinematográfico. Se convierte así la película en un ejercicio de nostalgia y respeto hacia dos estrellas que emergieron de la nueva ola británica (Un ingenuo salvaje ella, Alfie él) al firmamento hollywoodiense, done ambos se consagraron con un par de Oscars cada uno y una, coincidiendo ambos en Una inglesa romántica, justo en una época en la que cada nuevo estreno protagonizado por la protagonista de Un toque de distinción se convertía en un acontecimiento para cualquier cinéfilo o cinéfila que se preciara.

Ahora, esta emotiva, sencilla y amable película, les hace justicia a la vez que nos marca abriéndonos los ojos hacia lo que con un poco de fortuna nos depara el futuro, y de verdad que provoca tristeza ante la decadencia física, especialmente de ella, a la vez que admiración por el excelente trabajo de ambos, sobre todo él, que con solo miradas es capaz de transmitir una infinidad de gestos y matices a su personaje. En el apartado estrictamente dramático, la cinta acierta al plasmar la futilidad de la guerra, evidente en la secuencia más emocionante, cuando Caine y el también veterano John Standing se encuentran con unos antiguos enemigos alemanes y estrechan lazos y manos.

HERE, UN HOMBRE BUENO Conexión con la naturaleza

Título original: Here
Bélgica-China 2023 84 min.
Guion y dirección
Bas Devos Fotografía Grimm Vanderkerckhove Música Brecht Ameel Intérpretes Stefan Gota, Liyo Gong, Teodor Corban, Saadia Bentaieb, Cédric Luvuezo, Alicia Constantin, Shu Huan Wang Estreno en el Festival de Berlín 19 febrero 2023; en España (no en Sevilla) 18 octubre 2024


Primera aproximación que hacemos al cine de un director que hasta el momento, en las cuatro películas que conforman su filmografía, sólo ha recibido elogios de una crítica que quizás narcotizada no parece tener agallas para toserle. Hay ciertas constantes en estos cuatro trabajos, una vez informados al respecto, la ciudad, Bruselas, el silencio, el detalle en la estética y el estilo, la escasa duración (lo que más se celebra) y la conexión entre personas. Todo esto se encuentra en esta historia mínima sobre un obrero de la construcción rumano que, ante las inminentes vacaciones que le llevarán de vuelta a su país, decide vaciar la nevera cocinando una sopa que irá regalando entre amistades y allegados. En este periplo conocemos también a una bióloga de origen chino que estudia los musgos y su comportamiento.

El encuentro entre ambos preludia un posible romance, pero sobre todo el descubrimiento del verde, de los bosques, también presentes en nuestras ciudades, en forma de parques, especialmente los salvajes o naturales, las riberas de los ríos o los extrarradios aún no invadidos por el cemento. Esto nos lleva a experimentar una emoción sensorial, visual y auditiva, en la que los largos paseos por senderos naturales se funden con sus aromas y los sonidos amables que los invaden, llegando incluso a eclipsar la agresividad de los elementos artificiales del entorno. Y nos hace pensar que también nosotros podemos ser beneficiarios de semejante paraíso, y convertir nuestras ciudades en algo más humano y más ameno, e incluso crear, quien pueda, la pequeña ficción de poder hacer vida rural en un entorno urbano, basta dejar el coche de lado, si se puede incluso el servicio público, abandonarse más a los pies y la bicicleta, acondicionar nuestro entorno y disfrutar más de esos espacios abiertos que generalmente abundan en algunas ciudades.

Curiosamente, la parsimonia con la que este realizador cuenta su historia podría llevarnos al aburrimiento, y sin embargo algo hay en su trabajo, típico producto de festival, que invita a conectar con él y hasta dejarnos arrastrar por su inherente poética, quizás lo que la ha valido ser premiada como mejor película en la sección Encuentros del Festival de Berlín del año pasado. Por todo lo cual, parece que tampoco nosotros seamos capaces de toser a este señor. Atención, por cierto, a los muy originales y acertados títulos de crédito finales, otro ejemplo de cuánto merecen ser respetados y contemplados.

miércoles, 23 de octubre de 2024

THE LAST STOP IN YUMA COUNTY Una espera no tan tensa

USA 2023 90 min.
Guion y dirección
Francis Galluppi Fotografía Mac Fisken Música Matthew Compton Intérpretes Jim Cummings, Jocelin Donahue, Richard Brake, Nicholas Logan, Michael Abbott jr., Fiazon Love, Connor Paolo, Barbara Crampton, Sierra McCormick, Ryan Masson, Gene Jones, Jon Proudstar, Sam Huntington, Alexandra Essoe, Robin Bartlett Estreno en el Festival de Sitges 9 octubre 2023; en Estados Unidos (internet) 10 mayo 2024; en España (no en Sevilla) 18 octubre 2024

Debut de Francis Galluppi en el largometraje, en doble faceta de director y guionista. Curtido en el corto y el videoclip, suyo es el mérito de llevar a buen puerto este thriller con tintes de comedia coral que deja entrever los vicios y costumbres de la población de esa tan cacareada América profunda tantas veces llevada al cine en las últimas décadas. Lo más fácil sería considerarla un cruce entre Cayo Largo de John Huston y Pulp Fiction de Tarantino, con interpolaciones de Los odiosos ocho, pero en realidad Galluppi demuestra un lenguaje propio y unas ganas de sorprender que van más allá quizás de los meros resultados.

En realidad no pasa de ser una entretenida película de matones y rehenes en una cafetería junto a una gasolinera perdida en el desierto norteamericano, sin menospreciar esos méritos a los que hacemos referencia y que tienen más que ver con cuestiones de diseño y estilo que de mera narrativa, todo lo clásica que en realidad se espera. Galluppi maneja bien el reparto coral y numeroso, así como el ritmo, aunque fracasa parcialmente en la generación de suspense e inquietud.

No es tan tensa la espera a la que se ven sometidos sus personajes, toda vez que sus modos apuntan a la sátira, por otra parte tan bienvenida para aliviar así el exceso habitual de violencia con el que se despachan este tipo de producciones. Ésta se recompensó con el premio a la mejor película en la sección Órbita del Festival de Sitges del año pasado.

EL CLUB DE LOS MILAGROS Amable testamento de una actriz irrepetible

Título original: The Miracle Club
Irlanda-Reino Unido 2023 91 min.
Dirección
Thaddeus O’Sullivan Guion Joshua D. Maurer, Timothy Prager y Jimmy Smallhorne Fotografía John Conroy Música Edmund Butt Intérpretes Kathy Bates, Maggie Smith, Laura Linney, Agnes O’Casey, Mark O’Halloran, Eric D. Smith, Stephen Rea, Mark McKenzie, Niall Buggy, Hazel Doupe y la voz de Brenda Fricker Estreno en Irlanda y Reino Unido 13 octubre 2023; en España 18 octubre 2023


Aunque debutó a mediados de los ochenta del pasado siglo, el veterano director irlandés Thaddeus O’Sullivan apenas cuenta con seis largometrajes en su filmografía; el resto se compone de series, telefilms y documentales, pero siempre primando el tono amable que impera en esta su última película hasta el momento. Para la inmensa e irrepetible Maggie Smith sí supuso su último y definitivo trabajo, y como si de un testamento se tratara, ella misma a través de sus líneas de diálogo deja claro que le queda poco tiempo en este mundo y que tenía que aprovecharlo. Y lo hace imprimiendo carácter y sentimiento a esta mujer, una de las cuatro que integran el supuesto club del título, herida por la vida y anclada en la moral antigua y cristiana que tanto domina en la isla, especialmente si el film está ambientado en los años sesenta.

De ahí surgen los prejuicios que dos de las protagonistas, ella y otra magnífica y veterana actriz, Kathy Bates, tienen contra la tercera en liza, sensacional como siempre Laura Linney. Sólo por recuperar a estas tres actrices merece la pena una cinta que además proporciona tan buenos sentimientos y mejores intenciones, aunque sea a lo largo de un desarrollo previsible en el que todo lo edificante tiene cabida.

La sensación final es de tratarse de un film muy conservador, en sus formas y estilo narrativo, poco audaz a estas alturas pero bienvenido en cuanto a denuncia de ese machismo que persiste especialmente en ciertas comunidades, y sobre todo de manipulación religiosa, aunque al final todo se quede en los límites de una exultante amabilidad que ni daña ni revoluciona. Haberse estrenado en nuestro país un año después de hacerlo en su país de origen, confiere al conjunto ese aire de testamento cinematográfico y homenaje que tanto merece Maggie Smith, fallecida hace apenas un mes. En la versión original hay que sumar a las tres grandes actrices una cuarta, Brenda Fricker, ganadora del Oscar en 1989 por Mi pie izquierdo, que da voz a la madre fallecida del personaje interpretado por Laura Linney.

martes, 22 de octubre de 2024

LECCIÓN MAGISTRAL DE ANTONIO SIMÓN AL TECLADO HISTÓRICO

Otoño Barroco. Antonio Simón, pianoforte. Programa: Tristia S.723c, Les cloches de Genève S.160/1, Liebestraüme nº 3 S.541/3, Schlaflos! S.203, En rêve S.207, Impromptu S.191, Nuages gris S.199, Sonata en si menor S.178, de Liszt. Caballerizas de la Casa de Pilatos, lunes 21 de octubre de 2024


Anoche vivimos un sensacional viaje en el tiempo. A un entorno tan especial como las Caballerizas de la Casa de Pilatos, magníficamente preparada como improvisada sala de conciertos, se unió la experiencia de ver y oír tocar un instrumento tan singular como el piano de la firma John Broadwood & Son que trajo consigo el especialista en teclados históricos, Antonio Simón. Decimos piano en lugar del fortepiano anunciado, lo que no dejaba de despertar nuestra incredulidad por la desincronización entre la época de Liszt, autor del que Simón ofreció todo un espléndido monográfico, y el instrumento de teclado que más se utilizó durante el Clasicismo. Y es que el Broadwood en cuestión se atiene más a las formas del pianoforte, precedente inmediato del piano moderno, aún sin la sofisticación técnica que éste permite, pero muy cercano a sus posibilidades expresivas, merced a una caja acústica ya amplia, dotada además de considerables avances técnicos respecto al fortepiano. 
Es verdad que hay corrientes que prefieren no hacer distinción alguna entre fortepiano y pianoforte, sin embargo no cabe duda de que este último podemos considerarlo ya un piano en toda su extensión, frente al otro instrumento, más reducido y con una clara posición tímbrica y expresiva entre el clavicordio y el piano.

Se sabe que en tiempos de Liszt, el público prestaba tanta o más atención al instrumento que al artista, tal era la gama de modelos a elegir y la diferencia estética entre unos y otros. Liszt además tendía a
diversificar mucho los tipos de teclado que utilizaba en sus conciertos, en función del repertorio, propio o ajeno, a interpretar. Algo así pasó anoche desde el momento en que Rafael Ruibérriz anunció la particularidad de un instrumento que convertía la velada en un acontecimiento sin precedentes en la ciudad. La estrella fue tanto el piano inglés como el músico malagueño. Pero Simón es un excelente profesional y un artista en toda regla, y lo demostró con creces en un programa que se conoce de memoria, por imposible que esto pueda parecer, y que desgranó con toda una gama de colores y matices que logró que cada composición disfrutara de su propia gracia y carga emocional. De una muy introspectiva y meditada Tristia pasó a Las campanas de Ginebra del primer cuaderno de Años de peregrinaje, dedicado a Suiza, donde el sonido onomatopéyico se fundió con las fluidas cadencias y la amabilidad no exenta de pasión que reuma la página.

Con suma delicadeza se deslizó por el teclado del robusto instrumento en el más famoso de los tres Sueños de amor, creciendo en destreza y habilidad técnica. Todo ello precedido de jugosos comentarios y citas literarias que ayudaron a entender por qué el autor fue considerado el primer precursor del poema sinfónico con carácter programáticoDe una tacada ofreció los nocturnos ¡Insomne! y En un sueño, antes de acometer una página tan compleja y efusiva como el Impromptu S.191, y otra de carácter más experimental, Nubes grises, con un sentimiento oscuro y mórbido, fiel reflejo de la delicada salud mental que sufrió al final de su vida. Todo ello sin grandes alardes técnicos ni florituras superfluas, ciñéndose a la inmensa expresividad de cada pieza en particular, delicado o vehemente, según procediera.


Y así hasta desembocar en la gran obra de cierre, catedral de la música para piano solo, como la describió Simón antes de tener el detalle de leer unas palabras de elogio y profunda admiración del propio Liszt acerca de otra catedral, esta vez física, la de Sevilla. La Sonata en si menor reveló a todos y todas la enorme versatilidad y responsabilidad del artista frente a la quintaesencia del romanticismo que representa tan excelsa partitura. Estructurada en pequeños motivos entrecruzados y en continua transformación, Simón acertó en dar al conjunto la cohesión que exige, desarrollando todo su cuerpo arquitectónico y expresivo con extrema atención al detalle, sin exagerar en sus continuas transiciones entre sus pasajes más sarcásticos, los más apasionados y vehementes y aquellos que rebosan delicadeza, tan arrebatado como introspectivo, pero sin esos grandes contrastes que pudieran afectar a su unidad interna. A todo esto se ciñó también la calidad extrema del instrumento, en línea con esos Bösendorfer de mecánica inglesa que Liszt prefería a los más recogidos vieneses cuando de tocar frente a un público numeroso en grandes espacios acondicionados se trataba.

Fotos: Luis Ollero

lunes, 21 de octubre de 2024

SMILE 2 La sonrisa que oculta nuestra salud mental

USA 2024 127 min.
Guion y dirección
Parker Finn Fotografía Charlie Sarroff Música Cristóbal Tapia de Veer Intérpretes Naomi Scott, Rosemarie DeWitt, Miles Gutiérrez-Riley, Dylan Gelula, Raúl Castillo, Kyle Gallner, Lukas Gage, Peter Jacobson, Drew Barrymore Estreno en Estados Unidos y España 18 octubre 2024

Parece que el cine de terror se está regenerando por el buen camino, tras años de repetición de un mismo esquema basado en el famoso tren de la bruja. La calle del terror y Smile parecen buenos ejemplos de esta corriente con la que recuperamos la esperanza de pasar un verdadero mal rato en sala e incluso que éste pueda perpetuarse fuera de ella, sobre todo entre los y las más jóvenes e inocentes, que ya es algo. En 2022, el debutante Parker Finn nos contaba una sobria e interesante historia sobre uno de los mayores terrores que azotan a la sociedad del bienestar, que el resto ya tiene sus propios y mastodónticos males, generalmente provocados por los semejantes. Finn echaba mano en su ópera prima de la salud mental, la esquizofrenia y la paranoia como enfermedades diagnosticadas que pesan sobre una buena parte de la población mundial. Una psiquiatra de pasado familiar turbulento, experimentaba una serie de fenómenos paranormales a propósito del aparente suicidio de una de sus pacientes. A partir de ahí todas las constantes de tan infortunado estado mental se iban sucediendo de forma tan oportuna como inteligente, especialmente en lo referente a la incomprensión general que exhibe el entorno más próximo. Lástima que en el proceso sucedieran algunas lagunas de guion y giros poco convincentes o creíbles que lastraban el resultado final, sin por ello menoscabar su lado más macabro y la seriedad con la que todo el material estaba tratado.

En su secuela, los problemas de salud mental vienen provocados por el consumo de alcohol y drogas, mientras otros temas trascendentales como la fama mal asumida o la ambición desmedida de quienes la gestionan, disfrutan también de un desarrollo tan convincente como oportuno. Aquí el guion resulta más preciso y todo encaja con mayor fortuna, si bien Finn abusa de la alternancia entre fantasía y realidad hasta tal punto que llega un momento en que es tan difícil de distinguir entre una y otra como lo es para su aguerrida protagonista, una Naomi Scott a la que ya vimos cantar y bailar en Aladdin, y que aquí realiza un trabajo superlativo. Hay en esta secuela más sangre y más acción, más escenas truculentas de la misma forma que abundan las escenas bien coreografiadas, algunas tan significativas como el ataque de bailarines que la protagonista sufre en su lujoso ático neoyorquino.

Entre los momentos más memorables, destaca un arranque espeluznante y abrumador, un secuencia en la que Ray Nicholson toma buena nota de la participación de su padre en El resplandor, y un final épico que promete tercera entrega con nueva variante de los terrores contemporáneos. Quizás por todo lo referido, haya tantas tomas en ésta y la primera entrega con paisajes urbanos y rurales del revés, poniendo de relieve esa cultura de la sonrisa y la apariencia que refleja el sueño de la opulencia a la que tanto nos ha sometido el liberalismo político y económico, y que con tantos tentáculos abraza otros aspectos de nuestra desconcertada existencia. 

domingo, 20 de octubre de 2024

O SISTER! REIVINDICA LA VIGENCIA DE UN GÉNERO

Cita en Maestranza. O Sister!: Helena Amado y Paula Padilla, voces. Marcos Padilla, voz y guitarra; Matías Comino, guitarras, banjo y voz; Camilo Bosso, contrabajo y coros; Pablo Cabra, batería y tabla de lavar. The Horn Department: Julien Silvand, trompeta; Juli Aymí, clarinete y saxo; Carlos Santana, trombón, piano y teclados. Programa: Brand New Day. Teatro de la Maestranza, sábado 19 de octubre de 2024


Aunque hemos sido testigos de su fascinante trabajo en espacios más reducidos como los Jardines del Alcázar o el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, no habíamos tenido la oportunidad de disfrutar de ellos en su anterior comparecencia en el Maestranza, ahora con más de tres cuartos de aforo dejándose seducir por sus desenfadadas propuestas. Por fin anoche nos quitamos esa espinita del corazón y compartir con tanta gente la alegría contagiosa de este grupo sevillano que tanto ha hecho por recuperar ese swing y ese blues cuyo eco se ha dejado oír en algunas de las más asombrosas iniciativas musicales y coreográficas que han asomado en la ciudad en los últimos años. No es que antaño no sonaran estas músicas en Sevilla, en cines y salones de baile, pero en estos últimos la interpretación dejaba mucho que desear, y en los primeros me contaba mi padre cómo el público pateaba cuando la trama de la película se interrumpía con las canciones entonadas por ejemplo por Fred Astaire.


Ahora, con el magisterio al que nos tienen acostumbrados y acostumbradas las últimas generaciones de músicos formados y formadas en nuestra tierra, en todos los géneros y estilos, O Sister! lleva más de quince años recuperando aquel estilo previo al swing de la Segunda Guerra Mundial, especialmente el que tanto consoló a millones de personas perjudicadas por la Gran Depresión. Con las Hermanas Boswell como referencia, sus onomatopeyas y depurado estilo para entonar los clásicos de la época, el conjunto sevillano, tantas veces desdoblado en otros según acometan un estilo u otro, aprovechó la ocasión que le brindó el Maestranza en su conmemorativo ciclo Cita en Maestranza, para presentar su último trabajo discográfico, Brand New Day, y con el tema que le da título iniciaron un estimulante recorrido por composiciones originales y letras muy reivindicativas, una ejemplar forma de combinar pasado y presente para dejar claro que todo lo antiguo puede sonar moderno, y que no sólo la nostalgia puede justificar dejarse seducir por aquello de lo que disfrutaron nuestros ancestros.

Así que O Sister! dejó los standards para envolverse en aires absolutamente nuevos y contemporáneos, con unos temas que reproducen como nadie mejor sabe hacerlo, aquí o en la Conchinchina, ese depurado sonido tantas veces disfrutado en películas de la época o reminiscentes de ella. Un sonido también muy deudor y heredero del blues de Nueva Orleáns, del que ya han tenido ocasión de participar y que en sus manos no nos provoca más que una sincera admiración. Pocas concesiones al castellano hacen en su repertorio, mientras en sus letras hay cabida para el feminismo, el medio ambiente, la esclavitud informática o el difícil acceso a la vivienda. Todo ello bajo la estética alegre y desenfadada de ese estilo musical que, paradójica y paralelamente, tanto hizo por aliviar las penurias económicas de la década de los treinta.


Quizás la amplificación jugó algo en contra de las voces, especialmente de Marcos Padilla, de quien tanto habíamos disfrutado en anteriores comparecencias, especialmente por su simbiótico estilo de cantar evocando una época irrepetible. Pero no evitó que aflorara la rotunda personalidad de Paula Padilla y Helena Amado, esta última haciendo acopio de su particular sentido del humor, un poco mamarracha al principio, pero tan divertida conforme fuimos entrando en su universo petardo y desquiciado, atisbo de break dance incluido. Dignas de elogio fueron las aseadas coreografías de sus tres vocalistas.

Nada que objetar al magnífico conjunto instrumental, con las siempre atinadas cuerdas de Matías Comino, la excelente percusión de Pablo Cabra y el cuerpo que al todo es capaz de dotar Camilo Bosso al contrabajo. A todos ellos se unió una formación de metal, The Horn Department, que insufló de estilo y energía a la propuesta, con especial mención a un todo terreno de Morón que se hace llamar Carlos Santana, parece que por estricta casualidad, y que ha demostrado su versatilidad en conjuntos como The Jungle Jazz Band. Toda una explosión de color, alegría y ritmo que encontró su momento más hermoso y emotivo en el unplugged con el que abrieron la tanda de propinas, una hermosa canción en castellano que nos habló de inmigración, dolor y nostalgia.

Fotos: Teatro de la Maestranza

LA HABITACIÓN DE AL LADO La depuración de un estilo

Título alternativo: The Room Next Door
España 2024 106 min.
Guion y dirección
Pedro Almodóvar, según la novela “¿Cuál es tu tormento?” de Sigrid Nunez Fotografía Eduard Grau Música Alberto Iglesias Intérpretes Tilda Swinton, Julianne Moore, John Turturro, Alessandro Nivola, Juan Diego Botto, Raúl Arévalo, Victoria Luengo, Alex Hogh Andersen, Esther McGregor, Alvise Rigo, Melina Matthews, Sarah Demeester Estreno en el Festival de Venecia 2 septiembre 2024; en España 18 octubre 2024


Desde que la escritora estadounidense Sigrid Nunez publicara en 2020 su novela, Almodóvar decidió llevarla al cine y convertirla así en su primer largometraje rodado en inglés, tras sus coqueteos con el idioma en los cortos La voz humana y Extraña forma de vida. Como el título original de la novela indica, What Are You Going Through? (¿Qué es lo que te preocupa?, aquí traducido como ¿Cuál es tu tormento?) y haciendo uso de un estilo tan personal que prácticamente todo se le permite, el director manchego aprovecha su trama central para verter todo aquello que le preocupa a él personalmente y a muchos de sus seguidores en particular. Así no es de extrañar, y tampoco debe molestar, que en medio de los entresijos de esta hermosa película sobre el valor de la amistad, la compañía y la solidaridad en momentos muy cruciales de una vida que se apaga, Almodóvar, también escritor y rotundo creador, salpique su historia de reivindicaciones en torno al medio ambiente, la guerra, la extrema derecha y, especialmente, la losa de la religión impidiendo en tantos casos una vida digna y plena de tantos mortales, desde la histórica condena de la homosexualidad a la más explícita en este caso de la eutanasia como medio de evitar tanto sufrimiento y desgracia. ¡Todavía el Opus Dei celebra el tormento extremo como medio de salvación y gozo en el más allá!

Sin embargo, en su disección de tan duro viaje hacia la muerte, Almodóvar procura ser tan sobrio y solemne que le sale una película no tan emotiva como prometía, y su hermosísima banda sonora de Alberto Iglesias preconizaba. Un trabajo del compositor vasco que quizás pudiera reportarle el Oscar que se le ha resistido tras las nominaciones de El jardinero fiel, Cometas en el cielo, El topo y Madres paralelas. Su pulcrísima puesta en escena, generosa en colores fogosos, y su extraordinario trabajo con tan grandes actrices, una camaleónica Tilda Swinton con la que ya trabajó en La voz humana y una espléndida Julianne Moore expresando con la mirada y el lenguaje corporal más de lo que muchos y muchas son capaces de hacer con un buen texto, son de por sí méritos más que suficientes para lograr un film disfrutable y hasta ameno, e incluso haberle reportado ese León de Oro en Venecia con el que aterriza por fin en nuestras pantallas, antes de hacerlo en el resto del mundo.

Poseedor de un estilo tan definido que consigue hasta que un nuevo operador de fotografía, el catalán Eduard Grau, a pesar de un inflado currículo y con el añadido de estar tan familiarizado con el cine hollywoodiense, se adapte a la huella dejada por José Luis Alcaine, responsable en gran parte del estilo visual del cineasta manchego desde Mujeres al borde de un ataque de nervios. Por cierto, si la memoria no nos falla, nunca antes Almodóvar había ensanchado tanto la panorámica de una película suya. Pero al margen de estas consideraciones estilísticas, y de la frecuencia con la que un refinado y cultivado director suelta sus cuitas culturales, en esta ocasión netamente anglosajonas, desde William Faulkner a Edward Hopper pasando por Buster Keaton, James Joyce o John Huston, o una fascinante casa de campo que parece un cruce entre Frank Lloyd Wright y su simbiosis con la naturaleza y Frank Gehry y sus rebuscadas geometrías, aunque en realidad se trate de un trabajo de Aranguren y Gallegos ubicado en la Sierra de Guadarrama, cerca de El Escorial. Todo un lujoso envoltorio para diseccionar nuestra inevitable relación con la muerte, la aceptación como algo que ha de sobrevenir y ese permanente juego de amor y lucha con el destino, tan bien plasmado en los episodios bélicos que salpican la narración central, Vietnam e Irak como ejes fundamentales. Una relación que la escritora y el cineasta hacen coquetear con el sexo y el amor, en una macabra danza de amor y muerte en cuyos pilares descansan las existencias en cierto modo algo torturadas de sus dos protagonistas, una escritora de éxito en cuyo último trabajo confiesa su animadversión hacia el destino final, y una reportera de guerra para quien el único consuelo ante tanta barbarie y tragedia ha sido el compañerismo, el sexo y la sensación de seguridad que da el grupo, y que precisamente por ello demanda una compañía fiel y sincera en sus últimos días de vida.

Quizás porque el director no está suficientemente familiarizado con el idioma, echamos en falta algo de humor en esta dolorosa aunque no tan conmovedora película, seguramente porque el glamour y el notable bienestar que disfrutan en su madurez estas dos amigas que se reencuentran, nos alejan de la verdadera intensidad del drama que tanto acosa a gran parte de una población mundial que ve diezmada su capacidad de respuesta ante la agresividad sin compasión de quienes enarbolan la bandera de la libertad y el libre comercio. Como sucedía con Woody Allen cuando homenajeaba a Ingmar Bergman, la de Almodóvar es puro Almodóvar, aunque en el fondo encontremos la dolorosa sustancia del director sueco. Con todo, sea por sus espléndidas actrices y no menos extraordinarios trabajos, la prodigiosa música de Iglesias, la bellísima puesta en escena, sus citas culturales, y el empeño de su director porque todo encaje y esté milimétricamente calculado, hacen de ésta una película digna de los más altos elogios y reconocimientos, que a buen seguro irá mejorando con cada nueva revisión, que nos descubrirá nuevos detalles y motivos de admiración, como suele ocurrir con el cine de nuestro creativo más internacional.

martes, 15 de octubre de 2024

EL HOYO 2 Secuela innecesaria

España 2024 99 min.
Dirección
Galder Gaztelu-Urrutia Guion Pedro Rivero, Galder Gaztelu-Urrutia, Egoitz Moreno y David Desola Fotografía Jon Sagroniz Música Aitor Etxebarria Intérpretes Milena Smit, Hovik Keuchkerian, Natalia Tena, Óscar Jaenada, Zorion Eguileor, Pedro Bachura, Bastien Ughetto, Ken Appledorn, Armando Buika, Hoji Fortuna, Iván Massagué, Antonia San Juan, Emilio Buale, Albert Pla, Gorka Zufiaurre Estreno en el Festival de San Sebastián 27 septiembre 2024; en Netflix 4 octubre 2024

El hoyo
supuso hace unos años un soplo de aire fresco para el cine de ciencia-ficción hecho en nuestro país con posibilidades de exportación, a pesar de ambientarse en un interno oscuro y sofocador. Planteaba una serie de preguntas trascendentales para entender la voracidad humana y la imposibilidad de lograr una convivencia solidaria y pacífica entre humanos. Cabe preguntarse, a la vista de los resultados, si era necesario hacerle una secuela, más allá de atraer el interés de quienes se rindieron a sus méritos. Vuelve a proponer las mismas preguntas, ahora con más personajes en liza y una rebelión como eje fundamental de la farragosa trama, pero sin aportar nada nuevo a lo que ya apuntaba el título que protagonizaban Iván Massagué, ahora presente de forma muy leve y reveladora, y Zorion Eguileor, que con su inquietante presencia potencia el carácter antipático de la función.

Pero quien protagoniza esta segunda parte es una Milena Smit a la que cuesta muchísimo seguir sus pautas de guion, tal es el defecto de vocalización que arrastra esta chica. Algo que también sucede, aunque en menor medida, a su compañero de reparto, Hovik Kauchkerian. En este sentido, quien mejor se defiende es Óscar Jaenada, que interpreta al principal enemigo de la pareja. Nada resuelve esta secuela, ni si sus personajes viven en un sueño, si hay redención, aunque el personaje de Antonia San Juan parece apostar que sí, qué hacen los personajes en esa suerte de prisión, y sobre todo, qué significa su misterioso final y a dónde nos conduce.

La tiranía de las leyes, la trampa, la lucha por la supervivencia... todo estaba de alguna manera ya tratado en aquel título que no pedía secuela. Así, al margen de su desagradable puesta en escena, poco hay que justifique el disfrute de esta película. Su director prepara para enero próximo otra distopía en la que los más ricos del mundo sufren un virus mortal, con el significativo título de Rich Flu. Otro buen punto de partida que esperemos disfrute de un mejor desarrollo.

domingo, 13 de octubre de 2024

UN TRUST DE LOS TENORIOS ENCORSETADO Y SIN PULIR

El Trust de los Tenorios. Música de José Serrano. Libreto de Carlos Arniches y Enrique García Álvarez, adaptado por Alejandro Rull y Marta García-Morales. Elena Martínez, dirección musical. Marta García-Morales, dirección escénica. Con Amando Martín, Javier Sánchez-Rivas, Marta García Morales, Andrés Merino, Paula Ramírez, Lorena Ávila, Alicia Naranjo, Julia Rey y resto de la Compañía Sevillana de Zarzuela (Javier Sánchez-Rivas García, presidente ejecutivo). Espacio Turina, sábado 13 de octubre de 2024

Foto: Luis Ollero

Un año después de la grata sorpresa que para nosotros supuso la reposición de La corte de Faraón por esta misma compañía sevillana, y cinco después del estreno de El Trust de los Tenorios que ahora nos ocupa, no nos queda más remedio que afrontar una pequeña decepción frente al montaje visto y oído ayer tarde en el Espacio Turina. Vaya por delante, por supuesto, nuestra admiración por el esfuerzo de una compañía que a lo largo de más de quince años viene demostrando un cariño y una dedicación por reflotar en la ciudad un género al que nadie hasta ahora en las últimas décadas había profesado tal querencia, y menos para dotarle de una temporada estable. Y vaya también por delante también la pasión con la que su productor ejecutivo y principal valedor, Javier Sánchez-Rivas, ejerce no sólo de artífice y actor cómico sino de impagable relaciones públicas sin cuyo tesón y absoluta confianza en el proyecto, éste podría haberse venido abajo. Todo lo contrario, hoy la Compañía Sevillana de Zarzuela cuenta con una buena nómina de abonadas y abonados, y afianza su buena salud con llenos absolutos como los que disfrutaron las tres funciones que realizaron este fin de semana de este título tan representativo del cambio de rumbo que tuvo que dar el género español para adaptarse a las nuevas sensibilidades del siglo XX.


Sea porque las responsabilidades de cada uno y una de las integrantes de la compañía, ajenas a ella misma, les resta tiempo para ofrecerle una mayor dedicación, o quizás porque el cansancio tras una primera representación el sábado por la tarde hiciera mella, lo cierto es que hubo numerosas imperfecciones en la de la noche y última de este primer título de la temporada, con la que también arrancó finalmente otra prometedora temporada del Espacio Turina. Faltó una mayor sincronía y organización en los números de baile de conjunto, seña de identidad fundamental de esa transición de la zarzuela a la revista que representa esta pieza del autor de La canción del olvido o La Dolorosa. Pecó nuestro querido Sánchez-Rivas de exceso y desmadre en su actuación como Manuel Cabrera, el presidente del club que lucha por que su esposa no le sea infiel a manos de Pedro Saboya, a quien Amando Martín dio vida con cierta desgana, en modo autómata. Y finalmente, no se trata éste de un trabajo muy distinguido, apenas destacan en él un par de números cantados y algún interludio orquestal, que Elena Martín condujo una vez más con maestría y responsabilidad, mientras la veintena de jóvenes que integran la orquesta defendió la partitura con solvencia y a ratos brillantez, a pesar de la estrechez a la que les obliga un espacio no preparado para estos menesteres, y la siempre compleja aportación de los metales.


Es ahí donde quizás también radique la decepción de este montaje, por cuanto a pesar de las evidentes bondades del teatro de la calle Laraña, su escenario no permite montajes de cierta envergadura, y una revista lo es. Sin fondo ni relieve, todas las escenas quedan encorsetadas. Recuperar como teatro el antiguo Cine Imperial o reabrir el Lope de Vega podría paliar estos inconvenientes, por mucho que la compañía pueda sentirse muy cómoda ante el indudable magnífico trato que les dispensarán los responsables y plantilla del Espacio Turina. No ayuda tampoco un libreto disparatado y mal hilvanado, al que se van plegando unos números musicales que no hacen avanzar la dramaturgia sino simplemente adornarla. Ahí entra la agilidad con la que se fueron cambiando los decorados y vestuario de la compañía, si bien los años treinta o cuarenta del primer acto no casan con los veinte del París del segundo, para el que se reutilizó el fondo pintado que la compañía estrenó en Bohemios la temporada pasada. Un problema que no sufrieron el tercer y cuarto acto, ambientados en Venecia y la India respectivamente, y para los que el vestuario no tiene época, disfraces de carnaval para la ciudad italiana, vestidos exóticos para oriente. En ambos se reutilizaron los fondos pintados que ya funcionaron en el estreno de 2019.

En el apartado estrictamente musical, aparte de los méritos ya mencionados de la orquesta y la batuta, volvió a brillar la voz bella, rotunda y contundente del tenor Andrés Merino en la jota Te quiero, morena del tercer acto, la gracia y desparpajo, además de una muy bien colocada y timbrada voz, de Paula Ramírez en el Cuplé de mon bebé, y la igualmente hermosa y cálida voz de la protagonista femenina, Marta García-Morales, tanto en el Vals vienés como en la Serenata veneciana. También destacó la gracia y la frescura con la que la mezzo Alicia Naranjo entonó la canción de Rama-Kana, lo que unido al buen hacer y la complicidad del coro y cuerpo de baile, con una sana diversidad incluida, logró que en lo musical la función se elevara considerablemente sobre el deslavazado apartado estrictamente teatral.

SUPER/MAN: LA HISTORIA DE CHRISTOPHER REEVE El amor tiene una fuerza anti kriptonita

Título original: Super/Man: The Christopher Reeve Story
USA-Reino Unido 2024 106 min.
Dirección
Ian Bonhôte y Peter Ettedgui Guion Ian Bonhôte, Otto Burnham y Peter Ettedgui Fotografía Brian Twz Brousseau Música Ilan Eshkeri Documental Estreno en el Festival de Sundance 21 enero 2024; en Estados Unidos 21 septiembre 2024; en España 10 octubre 2024


Somos uno de los pocos países que han hecho coincidir el estreno de este conmovedor documental con el vigésimo aniversario del fallecimiento de Superman, tras una década postrado en silla de ruedas víctima de una parálisis provocada por una lesión medular debida a la caída de un caballo cuando practicaba equitación, deporte al que se aficionó tras participar en el telefilm Anna Karenina. Este documental de los responsables de otro centrado en el diseñador británico de moda Alexander McQueen y el que dedicaron hace apenas unos años a los Juegos Paralímpicos, repasa la vida sentimental y profesional de quien siempre será asociado al hombre que vuela, de forma tan aparentemente desorganizada como decidida e inspirada, siguiendo los patrones de un complejo puzzle en el que tienen cabida multitud de archivos familiares y públicos, documentos sonoros y testimonios de familia y allegados. Así, ante nuestros ojos desfilan sus hijos, Matthew, Alexandra y Will, la madre de los dos primeros, la agente de modelos británica Gae Exton, y amistades estelares como Susan Sarandon, Glenn Close, Whoopi Goldberg o Jeff Daniels. Todo ello para edificar un tributo a quien, como tantas veces ocurre, convirtió su desgracia en poderosa voz para ayudar a quienes sufrían su misma situación, convergiendo en una fundación para la que llegó a recaudar sumas importantísimas del gobierno estadounidense y aprobar leyes favorables a la enfermedad.

Por lo tanto, el documental es algo más que un repaso a su vida profesional, en la que además de las del hombre de acero tuvieron cabida películas de James Ivory, Sidney Lumet o Peter Bogdanovich, además de una romántica cinta de culto como En algún lugar del tiempo. Tampoco se queda en un repaso a su vida sentimental, aunque sea aquí donde consiga sus mayores logros. Ni siquiera se centra en su impagable labor antropológica. Va más allá, destaca el valor del amor, del cariño, la amistad y los sentimientos para superar todos los obstáculos, y acaba por convencer de que sólo así merece realmente la pena la vida. Surge de ahí el verdadero súper hombre, el que no se deja vencer por la kriptonita, por mucho que una recreación infográfica del actor se vea progresivamente envuelta en el imaginario mineral como debilitando su fuerza.

Su poder sigue vivo veinte años después de su muerte, en quienes le quisieron y quienes le apoyaron, como un Robin Williams solidario y generoso que proyectó sobre su gran amigo, hermano del alma, todo su amor y apoyo, económico y sentimental. No se trata de un documental concebido para tocar la fibra sensible, pero no puede evitar hacerlo. Conmovernos ante el giro inesperado, un 27 de mayo de 1995, que convirtió una vida plena y un físico espectacular en un calvario redimido por la fuerza del amor, la constancia y la reinvención, que convergió en la voz poderosa que una situación sufrida por tantos y tantas necesitaba, es sencilllamente inevitable. Y todo esto contado con cariño, respeto y mucha sensibilidad.

sábado, 12 de octubre de 2024

STRANGE DARLING Una tendenciosa deconstrucción

USA 2023 96 min.
Guion y dirección
J. T. Moller Fotografía Giovanni Ribisi Música Craig Deleon y Z Berg Intérpretes Willa Fitzgerald, Kyle Gallner, Madisen Beaty, Steven Michael Quezada, Barbara Hershey, Ed Begely jr., Bianca Santos, Sheri Foster y las voces en versión original de Giovanni Ribisi y Jason Patric Estreno en Estados Unidos 23 agosto 2024; en españa 11 octubre 2024


El actor Giovanni Ribisi parece estar detrás del interés por llevar a la pantalla esta recreación de los últimos crímenes de un asesino en serie, encargándose de la producción, la fotografía y la voz en off del verdadero asesino en cuyas andanzas parece estar inspirada esta película que subvierte roles de manera tan presuntamente ingeniosa como maniquea. Su director, J.T. Moller, apenas tiene un film en su haber, un western titulado Ángeles y forajidos, mientras aquí demuestra cierta pericia para deconstruir la narración a través del mismo procedimiento que veíamos hace apenas unas semanas en la película española Puntos suspensivos, es decir, desordenando los capítulos en los que se divide la narración para generar así mayor desconcierto y sorpresa frente a los hechos relatados.

Sin embargo, y a pesar de unas buenas interpretaciones por parte de la pareja protagonista, una camaleónica Willa Fitzgerald y un aguerrido Kyle Gallner, además de la estimulante presencia de la veterana Barbara Hershey, la cinta se alarga en exceso con unos diálogos a menudo intranscendentes y unas situaciones estiradas que sólo contribuyen a generar impaciencia y algo de hastío. Se entiende que su particular y aparentemente caprichosa estructura sirve para acotar en términos feministas una situación habitualmente provocada por la violencia del hombre, una vez más reclamo principal y peligroso para la taquilla, por mucho que su carácter independiente y modesto no le permita esperar mucho rendimiento en ella.

Acaba por lo tanto sucumbiendo a sus defectos y dejando de cuajar a pesar de sus interesantes premisas. Quizás la sensación de engaño y manipulación a la que somos sometidos los y las espectadoras, precisamente debido a su particular estructura, potencie ese desencanto que en última instancia provoca una cinta que contaba con mejores expectativas. Destacamos las canciones compuestas y susurradas de Z Berg, vengan o no a cuento.

LA SUSTANCIA Fausto y Dorian Gray son la misma mujer

Título original: The Substance
Reino Unido-USA-Francia 2024 140 min.
Guion y dirección
Coralie Fargeat Fotografía Benjamin Kracun Música Raffertie Intérpretes Demi Moore, Margaret Qualley, Dennis Quaid, Oscar Lesage, Gore Abrams, Edward Hamilton-Clark, Tom Morton, Christian Erickson, Robin Greer, Hugo Diego Garcia Estreno en el Festival de Cannes 19 mayo 2024; en Reino Unido y Estados Unidos 20 septiembre 2024; en España 11 de octubre 2024

Desde su estreno en el Festival de Cannes, donde se alzó con el premio al mejor guion, lo que demuestra lo mucho que los jurados dejan de desear, la nueva película de la presuntamente atrevida realizadora francesa Coralie Fargeat, ha generado mucha expectación, y así pudimos constatarlo en nuestra sesión. Saludada casi unánimemente como un ejercicio de estilo, tan atrevido en la forma como en el fondo, una supuesta proclama feminista, no deja de sorprendernos que para ello se hayan adaptado a la mujer mitos masculinos tan infames como Dorian Gray o Fausto, por citar sólo un par de ellos, literarios para más señas. Queda tanto camino por recorrer en la lucha por la igualdad y el respeto a los derechos de la mujer, que tomar como referentes tan nauseabundos personajes nos parece un disparate. Claro que de disparate, divertido eso sí, va toda la función, un gran guiñol con el que Fargeat redunda en su obsesión por la eterna juventud y la belleza inmarchitable, como ya hizo en su anterior película, creo que inédita entre nosotros, Reality+, donde un chip nos hacía más bellos y bellas durante apenas doce horas.

Ahora, retomando argumentos ya explotados en cintas a nuestro juicio más logradas, como Plan diabólico o La muerte os sienta tan bieny con préstamos de trabajos como Titane o Carrie, la realizadora sumerge a una impagable Demi Moore, lo mejor de la película junto a los esmeradísimos efectos especiales y un maquillaje que podría ganar el próximo Oscar, en una pesadilla larga y contundente como consecuencia de la sempiterna y presunta obsesión de las mujeres por extender su belleza hasta el infinito, algo que la propia estrella exhibe con sus múiltiples retoques. Cierto es que se trata de denunciar cómo la belleza en la mujer sigue siendo condición indispensable para triunfar en ciertos ámbitos, especialmente artísticos, mientras el hombre no necesita de momento demostrar nada en ese sentido. Ya lo decía Dee Wallace en 10, la mujer perfecta: ¿por qué el hombre cuanto más maduro es, más atractivo resulta, mientras la mujer sólo es más vieja?. Sin embargo, somos de la opinión de que estos arquetipos hace tiempo que deberían haber sido superados, y mucho menos oportuno nos parece haberlos convertido en pretexto para una sucesión de secuencias a cual más atrevida y desagradable, aunque a algunos sólo nos provoca risa, y no precisamente nerviosa.

No podemos pasar por alto la frescura de Margaret Qualley, descubierta en Érase una vez en Hollywood y expuesta a parecidos excesos en Pobres criaturas, así como la carta blanca ofrecida a Dennis Quaid para que sobreactúe aún más de la cuenta. Desconocemos, por otra parte, el motivo por el que un horripilante monstruo se maquilla al ritmo de Vértigo de Bernard Herrmann, de la misma forma que nos irritan los múltiples convencionalismos de guion. Podemos aceptar una trama de fantasía, pero no detalles como que el vecino parezca salido de Aquí no hay quien viva, cuando se supone que habitan un edificio de altísimo standing en Los Angeles, que la estrella del paseo de la fama quede sepultada bajo ¡la nieve!, que una Demi Moore que no pisa la calle cocine todo tipo de viandas o que nadie se encargue de la limpieza de tan tremendo piso, una vez arranca el meollo de la trama, en aras a no encontrar el secreto que esconde el cuarto de baño.

LA INFILTRADA Un reconocimiento algo fallido

España 2024 118 min.
Dirección
Arantxa Echevarría Guion Arantxa Echevarría y Amèlia Mora Fotografía Javier y Daniel Salmones Música Fernando Velázquez Intérpretes Carolina Yuste, Luis Tosar, Víctor Clavijo, Nausicaa Bonnín, Íñigo Gastesi, Diego Anido, Pepe Ocio, Jorge Rueda, Carlos Troya, Pedro Casablanc Estreno 11 octubre 2024


Albergábamos muchas esperanzas en esta merecido reconocimiento al trabajo y el sacrificio de la policía nacional Aránzazu Berradre, especialmente por la admiración que profesamos a su protagonista, Carolina Yuste, y por tener bajo su control a Arantxa Echevarría, que tan buenas muestras de cine comprometido nos ha dado en películas como Carmen y Lola o Chinas. Nos hemos encontrado sin embargo con una cinta fallida, en cuanto que no acierta a plasmar en toda su dimensión el verdadero sacrificio de su personaje central, ni alcanza a mostrar el proceso que sufrió de adaptación y acercamiento a un entorno tan hostil como el de ETA en unos años claves, llegando a la liberación de Ortega Lara aunque pasando por alto el acontecimiento clave de la década, apenas un par de semanas después, el del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, quizás para evitar susceptibilidades.

Dicho proceso, seguramente lo más interesante que se pudiera contar de esta terrible desventura, se da por entendido y pasamos directamente, con hechuras de thriller policíaco de manual, a sus últimos años como falsa militante y colaboradora de la banda terrorista, cuando con ayuda de todo un comando policial se alcanzó a desarticular el comando Donosti. Pero incluso entonces se nos antoja demasiado pedestre su narrativa, con unos terroristas, apenas dos, acartonados que representan las dos caras de la barbarie abertxale, la del joven irresponsable e idealista y la del sanguinario desalmado. Hay poca amenaza, mucho montaje caprichoso para convencernos del peligro inminente y del ritmo, y hasta fallos de ambientación que sitúan en paseos donostiarras mobiliario urbano que no corresponde a la época.

Pero nada de esto importaría demasiado si se hubiera acertado a analizar psicológicamente al personaje central, machacado con más vehemencia los intereses políticos y partidistas de cada operación, y ahondado más en el problema que este país sufría desde antaño y que tanto costó erradicar, gracias más a la generosidad y la diplomacia que al baño de sangre indiscriminado con el que otros pueblos pretenden arreglar sus asuntos. A pesar de todo, siempre merece disfrutar de una buena interpretación, y aunque no sean sus trabajos más sobresalientes, Yuste y Tosar cumplen, y como thriller de infiltrados, siempre tan atractivos como pudimos comprobar en la televisión de los setenta del pasado siglo, en la que tanto abundaban estos argumentos, al menos se deja ver. Pero la sensación de haber dejado pasar una buena oportunidad, pesa.