domingo, 31 de enero de 2021

SOUND OF METAL La relativa percepción de la realidad

USA 2019 127 min.
Dirección
Darius Marder Guion Darius y Abraham Marder Fotografía Daniel Bouquet Música Nicolas Becker y Abraham Marder Intérpretes Riz Ahmed, Olivia Cooke, Paul Raci, Matthieu Amalric, Lauren Ridloff, Domenico Toledo, Chelsea Lee, Shaheem Sanchez, Chris Pefetti, Bill Thorpe, Michael Tow, William Xifaras, Rena Maliszewski, Tom Kemp Estreno en el Festival de Toronto 6 septiembre 2019; en Estados Unidos 20 noviembre 2020; en España (internet) 4 diciembre 2020

Consagración de su director, que apenas había realizado con anterioridad un documental titulado Loot, ambientado en tiempos de la Segunda Guerra Mundial e inédito en España, y su actor principal, a quien hemos visto en numerosas películas comerciales siempre en papeles secundarios o episódicos, como Venom o Rogue One. Tanto Marder como Ahmed han conocido con esta singular película, aclamada entre lo mejor estrenado el pasado año, el reconocimiento que merecen.

Cuenta la historia de un baterista roquero que pierde la audición, lo que lejos de plantear el habitual melodrama de trauma y redención se convierte en una odisea por la búsqueda de una solución, con peaje en la reconversión y la aceptación, y una meta a descubrir. Tanto Ahmed como Paul Raci, que da vida al director de un centro para sordos que se ocupa de entrenar su nueva conciencia, han recibido por la película merecidos elogios, pero es en la dirección de Marder donde se contiene el principal mérito de sus protagonistas, entregados a una narración entre naturalista y sincera, que no se postula por ninguna de las decisiones que toma el protagonista, ni las censura, y se limita a mostrar una serie de realidades que no deben entenderse como una marginación ni alejamiento de la sociedad, sino como una nueva y diferente forma de integrarse en ella.

Entre los muchos aciertos de este único y singular film se encuentra un tratamiento del sonido realmente espectacular, que nos sumerge en la problemática del joven roquero, antes adicto a las drogas y ahora al sonido, manteniendo siempre una atención meticulosa al detalle y la proporción. El resultado es un lúcido e inteligente estudio sobre nuestra percepción de la realidad, los límites de lo que entendemos por incapacidad y el verdadero significado de normalidad, un término tan de actualidad y del que tanto abusamos generalmente en vano.

LA CONJUNTA SIGUE EN BUENA FORMA

Concierto nº 2 de la 10ª temporada de la Orquesta Sinfónica Conjunta. Juan García Rodríguez, dirección. Programa: Sinfonía nº 5 en Si bemol mayor D.485, de Schubert; Sinfonía nº 40 en sol menor K.550, de Mozart. Auditorio ETS Ingeniería, sábado 30 de enero de 2021


Hace unos días celebrábamos no solo el trigésimo aniversario de la Sinfónica de Sevilla; con ella se inauguró también un inusitado interés por la interpretación musical en la ciudad, que con el tiempo, y con ayuda también de la Orquesta Barroca, surgida solo cuatro años después, ha cristalizado en un sinfín de saludables conjuntos y propuestas. Hoy podemos afirmar con orgullo que Sevilla tiene no solo una sino varias orquestas, y una de ellas surgió hace ahora diez años, cuando para asombro de muchos y muchas una Quinta de Beethoven vibró con dignidad y autoridad en los atriles de unos jóvenes que así convalidaban años de estudios y preparación. El esfuerzo de Juan García ha merecido y sigue mereciendo la pena, porque hoy la Sinfónica Conjunta, una orquesta que lógicamente por sus propios propósitos se renueva cada año, sigue en muy buena forma.

Para este segundo programa de la temporada, tras un primero el pasado mes de diciembre centrado exclusivamente en la percusión contemporánea, García y la Conjunta recuperaron su espíritu sinfónico y a su vez una de las obras que debieron sonar aquel 13 de marzo del año pasado, cuando a un día del confinamiento total se decidió cancelar el concierto. Nos referimos a la popularísima Sinfonía nº 40 de Mozart, para la que en esta ocasión García ha tenido el acierto de enfrentarla como un espejo con la nº 5 de Schubert, obra con la que el autor de La muerte y la doncella profesa su profunda admiración por el genio de Salzburgo, con tres décadas separando una y otra obra maestra.

Aforo muy limitado y emisión en streaming

Las severas y lógicas limitaciones impuestas por la Universidad de Sevilla obligaron a mantener un aforo de apenas noventa personas, por lo que el concierto fue emitido en directo a través del canal youtube de la orquesta, y aún se puede disfrutar ahí. Acostumbrados a una sinfónica numerosa, apenas unos cincuenta jóvenes fueron suficientes para poner en pie un programa eminentemente clásico, manteniéndose así las medidas de seguridad a rajatabla. En una época como ésta en la que tanto se les está pidiendo a los y las jóvenes, obligándoles a sacrificar parte de una época irrepetible para ellas y ellos, aun merecen más admiración de la que ya les profesamos estos aguerridos integrantes del conjunto en prácticas. Toda la delicadeza y elegancia de la nº 5 de Schubert se dejó traslucir en esta estupenda interpretación, con un marcado trabajo del director en las dinámicas, pero sin más pretensiones que lograr una versión digna y aseada de una pieza que salvó todo su variado color y timbre gracias a un trabajo también sobresaliente en contrapunto y cohesión sonora. Aun optando por ritmos lentos y pausados, se consiguió una expresividad manifiestamente clásica y una energía impregnada de gracia juvenil. Si el allegro inicial sonó jovial y enternecedor, el andante resultó equilibrado y melancólico, el minueto opresivo a la vez que brillante, y el allegro vivace final, sin llegar a ser exultante de alegría, sonó ágil y decidido, si bien se desperdició la posibilidad de marcar más y mejor los elocuentes silencios que marcan esta popular obra de Schubert.

A su lado su referente, la Sinfonía nº 40 de Mozart, resultó impecable, con todas sus repeticiones que a punto estuvieron de desafiar el horario impuesto por la pandemia. También aquí García optó por ritmos pausados, en contraposición a la costumbre actual de despacharla con prisas saltarinas. Y no por ello dejó de sonar menos clásica, de hecho imprimió a la cuerda un sonido robusto pero a la vez seco y austero tan en estilo, mientras en el apartado expresivo no escatimó en intensidad emocional y una subyugante turbulencia, siguiendo escalas ascendentes y descendentes que evidenciaron una atmósfera puntualmente furiosa, algo no al alcance de cualquier conjunto y ya tiene mérito que uno en prácticas lo consiga de manera tan decidida y resplandeciente.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

LA PASIÓN MADRIGALISTA DE A5 VOCAL ENSEMBLE

Mª Jesús Pacheco Caballero, Raquel Batalloso Manzano y Conchita Martínez, sopranos. Teresa Martínez, alto. Julio López Agudo y Emilio Gil Torres, tenores. Alejandro Ramírez Sola, bajo. Juan González Batanero, clave. Programa: Il sesto libro de madrigali, de Monteverdi. Espacio Turina, sábado 30 de enero de 2021

El conjunto con Paul Agnew
Los madrigales florecieron en una Italia dividida en ciudades estado que competían por ostentar el máximo esplendor, generándose desde su herencia polifónica renacentista el que quizás pudiera considerarse género musical más refinado del barroco italiano, en el que brillaron autores como Marenzio y Gesualdo hasta encontrar su más brillante exponente en Claudio Monteverdi. El conjunto sevillano A5 Vocal Ensemble inició en 2016 la interpretación de los ocho libros que componen la integral de madrigales del autor de L’Orfeo, una gesta que ahora se mantiene contra viento y marea con el Libro VI y terminará dentro de unos años cuando se vean obligados a dividir el octavo en tres ediciones, habida cuenta su generosa extensión.

Si el libro primero, que tanta fama dio a Monteverdi en toda Europa, se concentró todo él a cappella, y en el tercero desarrolló ampliamente el arte de la declamación, lo que le reportó numerosos detractores, en el quinto influyeron los afectos como expresión del alma originada por el deseo del bien y el rechazo de lo maligno, encontrando reflejo definitivo en este sexto libro presidido por dos lamentos fundamentales, el de Ariadna por su amado Teseo y el de Glauco ante el sepulcro de su venerada Corinna. Este álbum concebido en Venecia en 1614 contiene algunos de los más logrados y bellos madrigales de Monteverdi, y aunque la mayoría de ellos admiten el acompañamiento instrumental, erigiéndose en hábil diálogo entre voces e instrumentos, A5 se decantó por la solución contraria, siendo el continuo, en forma de clave competentemente defendido por Juan González Batanero, la excepción. Así arrancaron con un Lamento de Ariadna austero, a cappella, henchido de tristeza y desesperación, entregándose con soltura e ingenio al juego de imitaciones que propone la partitura y a sus bellas disonancias expresivas. Ya entonces atisbamos la hermosura tímbrica de cada uno y una de los integrantes del conjunto.


Un Zefiro torna según textos de Petrarca, resuelto con frescura y energía, siguió a la sublime tristeza de las súplicas de Ariadna. La Sestina o Lágrimas del amante ante el sepulcro de la amada también se defendió a cappella, lográndose con una expresión vocal muy meditada ilustrar los profundamente apesadumbrados textos de Scipione Agnelli. Por cierto que la ausencia de programa ha permitido que se prodigue ya por fin la proyección de títulos y textos en el escenario, imprescindible para un disfrute completo de estos poemas puestos en música, y que antes en papel era imposible seguir ante la oscuridad de la sala, y eso cuando había programa con textos incluidos.

A destacar de entre las voces la ágil modulación y sentida expresividad de la soprano Mª Jesús Pacheco y la contundencia de Alejandro Ramírez en el extremo grave. Algunas puntuales estridencias, entradas erráticas y solapados dúos no empañaron una interpretación sólida y competente del conjunto, convenientemente adiestrado por maestros como Paul Agnew y María Espada, y que cuida al detalle incluso una esmerada cartelería que parece inspirarse en las portadas de los discos vivaldianos editados hace años por el sello Naïve. Como propina una pieza de Josquin Desprez, de quien en agosto se cumplirán quinientos años de su muerte, también en perfecto estilo aunque sea tan diferente al monteverdiano.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

sábado, 30 de enero de 2021

NOTICIAS DEL GRAN MUNDO Un buen western siempre es bienvenido

Título original: News of the World
USA 2020 118 min.
Dirección
Paul Greengrass Guion Luke Davies y Paul Greengrass, según la novela de Paulette Jiles Fotografía Dariusz Wolski Música James Newton Howard Intérpretes Tom Hanks, Helena Zengel, Elizabeth Marvel, Ray McKinnon, Mare Winningham, Bill Camp, Michael Angelo Covino, Fred Hechinger, Clint Obenchain, Neil Sandilands, Winsome Brown Estreno en Estados Unidos 25 diciembre 2020; en España 29 enero 2021

La mayoría de los westerns realizados a partir de la década de los 70, lo que se ha venido en definir como western crepuscular, parecen mirarse en el espejo de John Ford. Su estilo elegante y pausado, de amplias llanuras y personajes bien definidos ha sido imitado hasta la saciedad, con mayor o menor fortuna, por cineastas empeñados en recuperar la grandeza del género americano por antonomasia. Abandonada ya su tendencia a la cámara agitada y la realización enérgica, cultivada desde su presentación en sociedad con Domingo sangriento y continuada con la saga Bourne y la que para nosotros sigue siendo su película más lograda hasta la fecha, United 93, Paul Greengrass mantiene ahora una caligrafía más sosegada, ya practicada en su aproximación a la matanza de Utoya en 22 de julio, en su particular revisión del oeste texano con estas Noticias del mundo a la que la distribución española, haciendo alarde siempre de creatividad, ha añadido Gran.

Tom Hanks, a quien ya había dirigido en Capitán Phillips, da vida ahora a otro capitán, Jefferson Kidd, un personaje llamado a engrosar la larga lista de personajes míticos del oeste americano si el tiempo se lo permite. Un veterano de la guerra civil que viaja por pequeñas localidades leyendo las noticias más curiosas y relevantes del panorama mundial, y especialmente las de índole local. Un entretenimiento para las masas que aunque le brinda la oportunidad de exhibirse como gran orador, nos parece poco para una personalidad de su talante, tal es la habilidad del actor y del director para definirlo de un plumazo. El encuentro fortuito con una niña abandonada a su suerte tras ser liberada de sus secuestradores indígenas, llevará a ambos a un viaje plagado de peligros pero también de confesiones y camaradería, todo manteniendo siempre un nivel de sana e indisimulada previsibilidad.

Todo ello se convierte en pretexto para disfrutar de los generosos paisajes, las excelentes interpretaciones del protagonista y la joven revelación, y el carácter ameno y episódico del relato, mientras asistimos atónitos cómo logra profetizar sobre los recientes acontecimientos en el país de las libertades, con una sociedad dividida y crispada ya desde hace tanto. Con niveles artísticos de calidad, incluida la preciosista y luminosa fotografía del gran Dariusz Wolski y la excelente, entre folk, melódica y atmosférica banda sonora de James Newton Howard, Greengrass consigue un entretenimiento digno y estimulante y un homenaje certero a la épica de los pioneros, sorteando con habilidad los momentos más delicados para la moral imperante.

jueves, 28 de enero de 2021

MY MEXICAN BRETZEL El arte de contar historias

España 2019 73 min.
Guion y dirección
Nuria Giménez Lorang Fotografía Frank A. Lorang e Ilse G. Ringier Documental Estreno en el Festival de Gijón 18 de noviembre 2019; en salas (limitado, no en Sevilla) 11 diciembre 2020


Presentada en el Festival de Gijón de 2019 y desde entonces saludada como un prodigioso ejercicio de metaficción, la película de la joven catalana Nuria Giménez es ante todo un homenaje al arte de contar historias, y especialmente de hacerlo a través del cine. Se trata de un enigmático ejercicio, ya desde su título que parece hacer referencia a la famosa rosca alemana, que podríamos considerar en cierto sentido experimental, en el que las imágenes rodadas con una cámara doméstica a lo largo de los innumerables viajes que realizaron una acomodada pareja suiza durante las décadas de los cuarenta a los sesenta, sirven para narrar una historia al más puro estilo melodramático de aquellos años cincuenta que se reflejan en la cámara.

Lo primero que llama la atención es la belleza de las imágenes, que no parecen obra de un simple amateur, conteniendo más de una brillante puesta en escena y encuadres extraordinarios, fíjense por ejemplo en los surfistas hawaianos casi al final de la cinta. Imágenes que han sido tratadas y recuperadas con tal esmero que lucen un colorido y un brillo espectaculares. Sobre ellas aparecen impresas las palabras de su protagonista, una tal Vivian Barrett, extraídas de un diario y del libro de un filósofo indio, Paravadin Kanvar Kharjappali, que reflexiona sobre la vida y las convenciones. Imagen y palabra encajan como un guante, mientras casi todo se presenta sobre un silencio sepulcral, derivado del carácter silente de estas películas familiares y quizás también del hecho de que el operador y marido de la protagonista, Léon Barrett, ha perdido gran parte de su audición en un accidente provocado por su trabajo como piloto aéreo.

Esta belleza apuntada de las imágenes, su carácter documental reflejo de una época que nunca volverá, sus paisajes naturales (los Alpes suizos, Mallorca) y urbanos (Londres, París, Barcelona, Nueva York, Los Angeles, San Francisco) justifican de sobra su visionado, que Giménez pretende sea reflejo también del engaño de la cámara, de cómo ante ella nada es real ni sincero, baste para ello la sonrisa permanente de la Sra. Barrett, siempre al margen de cualquier contingencia de la vida. Solo al final muchas incógnitas serán desveladas, y más de una sorpresa aguarda. Nada es lo que parece, así es el cine y así es esta singular película, como mínimo un notable trabajo de orfebrería y un sentido homenaje al cine que tanto nos gusta.

lunes, 25 de enero de 2021

LA LLORONA Justicia diabólica

Guatemala-Francia 2020 97 min.
Guion y dirección
Jayro Bustamante Fotografía Nicolás Wong Música Pascual Reyes Intérpretes María Mercedes Conroy, Sabrina de la Hoz, Julio Díaz, Juan Pablo Olyslager, Ayla-Elea Hurtado, María Telón, Margarita Kenéfic Estreno en el Festival de Venecia 30 agosto 2019; en Francia 22 enero 2020 


Con esta película y Temblores, ambas estrenadas este año, el director guatemalteco Jayro Bustamante se perfila como uno de los más interesantes valores del actual cine latinoamericano, especialmente dotado para el manejo de la imagen y la sugestión. En esta ocasión echa mano de uno de los mitos más sobresalientes del imaginario espectral del continente, el de la mujer que tras ahogar a sus hijos, arrepentida vaga por tierra y mar aterrorizando con sus llantos y venganzas.

El ingenio del guionista y director enmarca el fantasma en los no menos terribles recuerdos de las matanzas perpetradas durante Guerra Civil de Guatemala entre 1960 y 1966. Desde allí viaja nuestra desdichada llorona, también inmortalizada en la música, para hacer con uno de los generales responsables del genocidio lo que la justicia parece no lograr. Algo así necesitaríamos en muchos países donde la conveniencia no deja despejar los terribles nubarrones que dejaron los crímenes atroces cometidos en un tiempo que tantos consideran demasiado pretéritos y otros todavía muy presentes.

Bustamante consigue también ahora construir una fábula donde el terror es más tangible cuando proviene de la mano del prójimo que cuando lo hace desde el más allá. Y lo hace con un uso inteligente del encuadre y la fotografía, una capacidad envolvente para la sugerencia y un trabajo coral del elenco de primer orden. Aquí lo que interesa es recordar las atrocidades del pasado, procurar que no se repitan y dar al conjunto un tratamiento cinematográfico digno y perdurable, y lo consigue, perfilándose como firme candidata a ser considerada la más lograda producción latinoamericana del pasado año.

EL ROBO DEL SIGLO Menos ingenio del que necesita

Argentina 2020 114 min.
Dirección
Ariel Winograd Guion Álex Zito y Fernando Araujo Fotografía Félix Monti Música Darío Eskenazi Intérpretes Guillermo Francella, Diego Peretti, Luis Luque, Pablo Rago, Rafael Ferro, Mariano Argento, Juan Alari, Johanna Francella, Mario Alarcón Estreno en Argentina 16 enero 2020; en el Festival de Málaga 29 agosto 2020 


Ariel Winograd tiene en su haber el acierto de dirigir en 2017 la comedia Mamá se fue de viaje, que dio lugar a remakes en México, Italia, Francia y España, donde Santiago Segura lo convirtió en vellocino de oro con Padre no hay más que uno. Aparte de eso su carrera se ha plagado de comedias más o menos logradas, a las que ahora se añade este film de robos con ritmo y resolución también de comedia, fundamentalmente por la aportación de sus protagonistas, entre quienes se cuentan el siempre brillante Guillermo Francella, y una banda sonora entre swing y soul que fija el ritmo y el estilo de la cinta.

Cuenta una historia real, lo que hace que a pesar de sus disparatadas premisas resulte convincente, en la que un puñado de conocidos, unos delincuentes, otros candidatos, deciden de la noche a la mañana, sin muchos preámbulos, atracar un banco en principio insondable, urdiendo un plan tan ingenioso como complejo y arriesgado.

Rodada con oficio pero sin el ingenio que exigen este tipo de producciones, se hace digerible tanto por su planteamiento como por sus aseados ingredientes, cumpliendo así su principal cometido, que es entretener sin muchas complicaciones ni segundas lecturas. Por eso resulta exagerado estimar que forme parte del selecto grupo de películas destacadas del año en Latinoamérica, así como manifiestamente injusto para una cinematografía tan variada y ecléctica como la que nos propone el continente americano. Pero los Forqué así la han considerado.

EL AGENTE TOPO Investigación sentimental

Chile-Alemania-España-Países Bajos-Estados Unidos 2020 90 min.
Guion y dirección
Maite Alberdi Fotografía Pablo Valdés Música Vincent van Warmerdam Intérpretes Sergio Chamy, Rómulo Aitken, Marta Olivares, Berta Ureta, Zoila González, Petronila Abarca, Rubira Olivares Estreno en el Festival de Sundance 25 enero 2020; en Estados Unidos y Chile (internet) 28 agosto 2020; en el Festival de San Sebastián 23 septiembre 2020

Hay dos cosas fundamentales que caracterizan a este film de la documentalista chilena Maite Alberdi. Una es su original formato, híbrido entre el documental y la ficción que puede desconcertar pero constituye una muestra incontestable de talento e ingenio. La otra es la especial sensibilidad con la que Alberdi y su troupe técnica y artística abordan un material pleno de ternura y amabilidad. Como si de una prolongación natural de su cortometraje Yo no soy de aquí, en el que una anciana gallega vivía cada día como si fuera el primero, celebrando sus raíces pero ignorando la nacionalidad chilena adoptada durante más de sesenta años, Alberdi genera ahora una ficción en forma de investigación criminal para mostrar una realidad, la de esas residencias donde los elefantes viejos, nuestros ancianos y ancianas, son abandonados para pasar sus últimos días sin molestar a nadie.

Parte de una premisa muy preocupante en la actualidad, como es la del posible maltrato y abandono sistemático de estos delicados huéspedes, que tanto ha dado que hablar especialmente en estos tiempos de pandemia. Pero poco a poco va sumergiéndose en otra realidad más velada, la de esa sociedad moderna sin hueco para los más vulnerables, y que tan poco margen de tiempo y disponibilidad deja a sus legítimos cuidadores, hijos, hijas, sobrinas o sobrinos, para hacerse cargo de ellos. Sin embargo se descuida en una de sus tesis, pues más que analizar la injusta soledad a la que son condenados, debería más bien cultivar otras formas de hacer frente a la vida, y que la soledad puede también ser una muy buena compañía, sin obviar que el propio documental muestra en ocasiones cómo en el seno de estas residencias se forman también nuevas familias.

Entre diversos pasajes la cinta muestra con ternura y sensibilidad la búsqueda de la ilusión del amor, el respeto hacia el prójimo, el cariño hacia desconocidas, y las habilidades sociales incluso cuando éstas parecen perdidas. Pero es en la forma donde El agente topo mantiene s mayor frescura y capacidad de atracción, entre la comedia amable y distendida y la crónica de una investigación, en la que personajes presuntamente ficticios interactúan con entrañables ancianitas y un no menos tierno protagonista, ese Sergio Chamy pletórico de vida, ilusión y felicidad aun en pleno duelo por la pérdida de su esposa.

FRAGMENTOS DE UNA MUJER Melodrama posmoderno

Título original: Pieces of a Woman
Canadá-Hungría 2020 128 min.
Dirección
Kornél Mundruczó Guion Kata Wéber Fotografía Benjamin Loeb Música Howard Shore Intérpretes Vanessa Kirby, Shia LaBeouf, Ellen Burstyn, Molly Parker, Iliza Schlesinger, Benny Safdie, Sarah Snook Estreno en el Festival de Venecia 7 septiembre 2020; en internet 7 enero 2021 

Carne de festivales y premios europeos, el director húngaro Kornél Mundruczó no oculta su tendencia tangencialmente comercial, patente en el titulado internacional de sus películas, desde aquellas Johanna y Delta que le dieron a conocer, a Jupiter’s Moon que acabó abriéndole las puertas de Hollywood, pasando por Tender Son y White God, todas exhibidas en el Festival de Cine Europeo de Sevilla. Ahora, en ésta su primera incursión en el cine norteamericano aunque sea con producción veladamente canadiense, comparte titularidad con la guionista Kata Wéber, responsable también de los libretos de las anteriores películas de Mundruczó.

Al menos así rezan los títulos de crédito, como un film de ambos. Puede que la mirada de Wéber sobre esta mujer protagonista que vive posiblemente el peor capítulo de su vida, pretenda tener una sensibilidad especialmente femenina, aunque sin embargo no dude forzar algunos personajes, como el de la típica madre dominante y autoritaria que flaco favor hace sin duda al género. Una prima traidora y una matrona imputada no parecen tampoco perlas en la descripción de retratos femeninos, que se completan con una protagonista absorta en su dolor, incapaz de expresarse, de somatizar sus heridas y compartir su trauma ni siquiera con el macho de la función, un pobre diablo al que el guion no parece prestar mucha atención y que adopta decisiones harto incoherentes frente a los sentimientos que previamente ha mostrado.

Si algo merece la pena en este melodrama con ínfulas de modernidad, ya patente en una primera media hora de traca, es la interpretación contenida de su protagonista, una Vanessa Kirby en su primer trabajo importante para la pantalla grande, que se alzó por ello con la Colpa Volpi en el Festival de Venecia, así como la entrega absoluta de la legendaria Ellen Burstyn, para siempre la madre de Regan en El exorcista, además de esa Alicia que protagonizó una de las primeras películas de Scorsese, aquí curiosamente productor del film. No está mal la banda sonora de Howard Shore, aunque para ello haya adaptado en diversos pasajes su melancólico concierto para piano Ruin & Memory.

domingo, 24 de enero de 2021

UN INTENSO PÉREZ FLORISTÁN DIRIGIDO POR SU PADRE

2º Concierto de abono (Ciclo 30 aniversario) 2020-2021 de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Juan Pérez Floristán, piano. Juan Luis Pérez, director. Programa: Conciertos para piano para la mano izquierda en Re mayor y para piano en Sol mayor, de Ravel; Nocturno Sinfónico, de Marcos Fernández-Barrero. Teatro de la Maestranza, sábado 23 de enero de 2021

El pianista bajo la atenta mirada de su padre
Foto: Guillermo Mendo
Decíamos con ocasión del concierto de la Barroca, la misma mañana del sábado, que se trataba de una ocasión única en la que el melómano sevillano podía disfrutar de nuestras dos joyas musicales en el mismo día y el mismo espacio. Los cambios ocasionados por las restricciones del covid posibilitaron la ocasión, desviando el habitual concierto de abono de la Sinfónica del jueves y el viernes al sábado a primera hora de la tarde y hoy domingo por la mañana. Las cuatro y media son ciertamente un horario corriente en muchas plazas europeas, pero no aquí donde primero tendría que acostumbrarse nuestro estómago, adelantando nuestra habitual hora del almuerzo. 

Este segundo concierto de la temporada del 30 aniversario de la orquesta coincidió con el anuncio de un posible y lógico fichaje de Marc Soustrot como nuevo director musical de la ROSS. Y decimos lógico porque su entendimiento con los maestros y maestras de la orquesta está fuera de toda duda tras tantos años de esporádicas colaboraciones, y porque suyo fue en gran parte el éxito de sus dos últimos conciertos, el de Año Nuevo y el de conmemoración de estos treinta años de andadura. Pero era este segundo programa de abono sin duda el más esperado de la temporada, por la confluencia en el mismo escenario de un padre y un hijo tan queridos para la ciudadanía que año tras año ha comulgado con nuestra querida Sinfónica. Considerado siempre como un eficiente artesano que ha sacado a la formación de más de un embrollo, con éste Juan Luis Pérez firmó el que es seguramente el mejor concierto que le hemos escuchado; sin duda ha trabajado estrechamente con su propio hijo, que también ha dejado una especial impronta en sus acercamientos ravelianos, y los espléndidos resultados se dejaron ver con satisfacción y notoriedad. 

Una cita singular: Los dos de Ravel y un estreno absoluto 

Foto: Guillermo Mendo
Dicen quienes asistieron a aquel concierto de hace algunos años que la interpretación que hizo Pérez Floristán de la Rapsodia en Blue de Gershwin fue antológica. Y deben tener razón a juzgar por la atmósfera y el clima que fue capaz de evocar en sus espléndidas versiones de los dos conciertos de Ravel para piano, tan influidos por el jazz y la impresión que causó en el autor del Bolero su viaje por Norteamérica a las puertas de la década de los treinta del siglo pasado. Con el Concierto para la mano izquierda, el que más ha prosperado de cuantos se escribieron para el pianista austriaco Paul Wittgenstein cuando perdió la mano derecha en la Primera Guerra Mundial, Pérez Floristán acertó a transmitir un aire crudo y amargo, incluso paródico en sus incursiones jazzísticas, siempre vulnerable y expectante, perfectamente acompañado por una batuta atenta y esmerada. La prodigiosa orquestación brilló en todo su esplendor gracias al trabajo impecable de Pérez, mientras su hijo se centró en ofrecer una mirada profunda e intensa, visible incluso en sus ademanes físicos. No fue quizás una interpretación emocionalmente devastadora pero sí tensa, dramática y hasta opresiva. Algo más amable, el Concierto en Sol mayor del mismo año 1931 permitió al joven pianista hacer acopio de virtuosismo, dejando también su impronta en unos pianissimi casi imperceptibles, sobre todo en el delicado arpegiado del adagio central, que resolvió con mucha sensibilidad, notable talento melódico y considerable capacidad de ensoñación. Batuta y piano se entendieron a la perfección en el endiablado presto final, sin descuidar jamás el equilibrio formal de la pieza. La Danza de la moza donoso de Ginastera protagonizó una sentida propina, precedida de un emotivo discurso con el que evidenció un enorme desparpajo. 

En medio de los dos Ravel, y para potenciar aun más la singularidad de la propuesta, asistimos al estreno de una obra premiada por la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas y la Fundación BBVA, Nocturno Sinfónico de Marcos Fernández-Barrero, con la que pretende evocar la dinámica del sueño cuando se convierte en pesadilla. Su voluptuosa orquestación y enmarcarse en una efectiva corriente que vampiriza géneros y estilos hasta convertirse en una amalgama de sonidos tan seductores como envolventes, dan buena cuenta del buen hacer del autor, preso de un entusiasmo cultivado en este mundo tan tecnológicamente mediatizado. Un sugerente viaje por el subconsciente humano mientras descansa (o no), en el que destaca un sensacional diálogo entre acordes cortos de los metales y largos y sostenidos de la cuerda. Siempre es un placer y un privilegio acercarse a las obras de nuevo cuño, analizarlas por primera vez y vaticinarles si cabe algún tipo de futuro

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

ALICIA AMO AL SERVICIO DE OLD BRITANNIA

Temporada de conciertos 2020-2021 de la Orquesta Barroca de Sevilla. Alicia Amo, soprano. Andoni Mercero, dirección y concertino. Programa: The Morning, de Thomas Arne; Concierto grosso Op. 3 nº 2 en Mi menor, de Charles Avison; Curtain Tune in The Tempest, de Matthew Locke; The Plaint de The Fairy Queen, Fairest Isle de King Arthur, If love’s a sweet passion de The Fairy Queen, Dido’s Lament de Dido and Aeneas, Suite de The Prophetess, de Henry Purcell; Heart, the seat of soft delight de Acis & Galatea, Ah! Non son io che parlo de Ezio, Amor è qual vento de Orlando, Tu del Ciel ministro eletto de Il trionfo del tempo e del disinganno, de Georg Friedrich Haendel. Teatro de la Maestranza, sábado 23 de enero de 2021

Pocas cosas buenas ha traído esta pandemia, pero sin duda hacer coincidir en un mismo escenario el mismo día a nuestras dos joyas de la música, la Barroca y la Sinfónica, se inscribirá en la historia de la ciudad, aunque nadie con sentido común hubiese deseado la ocasión. Un veintitrés de enero cargado de ilusión y desafío, con un trabajo extenuante de artistas y equipo de producción y técnico tanto de las orquestas comparecientes como del Maestranza, que resiste así, estoico, para deleite de la melomanía sevillana, dejando claro que sería imposible vivir sin cultura y sin estos placeres que tanto sentido y felicidad dan a nuestra existencia. Además, pocos sitios hay hoy en día en los que podamos sentirnos más tranquilos y protegidas que en los centros culturales donde sí se respetan las medidas mínimas de seguridad, aunque dada la virulencia del fenómeno nunca podamos confirmar estar a salvo cien por cien del virus. 

El programa con el que ha empezado el año la Barroca de Sevilla estaba diseñado para lucimiento de la soprano inglesa Julia Doyle, que ya ha cantado y grabado en otras ocasiones con el conjunto, y quién sabe si quizás también como homenaje y despedida a esa Inglaterra que este año por fin ha consumado el Brexit. Naturalmente los protocolos de seguridad que inundan el planeta han impedido que Doyle pudiera asistir al evento, y en su lugar fue Alicia Amo, joven soprano de sobras conocida de nuestro público, quien la sustituyó con resultados fuera de serie. Precisamente hace casi un año participó en el elenco, incluida la Barroca, que despidió la normalidad del Maestranza, dando vida a Poppea en aquella Agrippina a las puertas del confinamiento. Su intervención nos gustó muchísimo y no iba a ser menos su aportación a este singular concierto. 


El mejor barroco inglés
 

La Barroca inició este concierto, matinal tras sufrir diversos cambios de horario, con un drama musical de Thomas Arne, autor del célebre Rule Britannia y popular operista en su época. En The Morning Amo destacó por la sutileza de su canto y el candor de su expresividad, derrochando gracia y galantería. Pero fue con un bloque protagonizado por Henry Purcell con el que empezamos a deleitarnos con su arte y talento. Precedido de una breve introducción instrumental extraído de La tempestad de Matthew Locke, en la que la orquesta brilló con agitada efervescencia, Amo se enfrentó a páginas de la excelencia de The Plaint de La reina de las hadas, acompañada en su dulce a la vez que amargo recitado por un prodigioso Andoni Mercero al violín, preciso y perfectamente entonado, de timbre homogéneo y exquisito fraseo, mientras la joven soprano cambiaba de registro para abordar un aria de la semiópera King Arthur, y después un cándido y emocionante If love’s a sweet passion que celebra las incoherencias emocionales del amor. Tras ello un sentido Lamento de Dido que resolvió con emotiva delectación, combinando técnica y sensibilidad, sin deslices y con un amplio abanico de colores y matices. Con Haendel su humildad y notable sencillez la sitúa lejos de las divas que aprovechan para lucir agilidades circenses, centrándose más en el afecto y la expresividad, así hasta llegar a un Triunfo del tiempo y el desengaño de enorme calado sentimental, tras un sensacional paseo por Galatea y Dorinda de Orlando que potenció el carácter calmo y relajado de la propuesta. 

Mercero, que brilló en todo momento con sus dinámicas y perfectamente estructuradas ornamentaciones, dirigió también al conjunto en uno de los Concerti Grossi de Charles Avison basados en Domenico Scarlatti, una técnica que aprendió de su mentor Geminiani, y que la orquesta atacó igual que el resto del programa, con notable empuje y sobrada sensibilidad. Una suite de la semiópera cómica The Prophetess de Purcell, basada libremente en la vida del emperador Diocleciano, sirvió para desplegar una serie de escenas y danzas en perfecto estilo y con amplio despliegue de registros, dejando claro que en estos tiempos que vivimos cada ocasión en la que pueden tocar es una fiesta y hay que aprovecharla al máximo.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

miércoles, 20 de enero de 2021

GUGURUMBÉ: MÁS FUSIÓN QUE MESTIZAJE

Gugurumbé: Las raíces negras. Fahmi Alqhai, dirección musical, viola da gamba, arreglos y adaptaciones. Antonio Ruz, dirección de escena y coreografía. Rocío Márquez, cantaora. Nuria Rial, soprano. Mónica Iglesias, baile flamenco. Ellavled Alcano, danza contemporánea. Dani de Morón, guitarra flamenca. Accademia del Piacere: Rami Alqhai y Johanna Rose, violas da gamba; Carles Blanch, guitarra barroca; Javier Núñez, clave; Agustín Diassera, percusión. Teatro de la Maestranza, martes 19 de enero de 2021 

Son muchos los proyectos que debido al covid-19 han visto frustradas, o al menos rebajadas, sus ilusiones. El de Fahmi Alqhai y Accademia del Piacere debió nacer en Pamplona en pleno confinamiento del pasado año, por eso cedió el privilegio de su estreno al Festival de Música y Danza de Granada, en cuyo Generalife logró convencer a público y cierto sector de la crítica obnubilada por un acabado tan aseado como manifiestamente virtuoso. Alqhai parece con muchos de sus proyectos seguir los pasos de tan inevitable referente como el maestro Jordi Savall, quien hace ya un lustro presentaba en Francia un espectáculo parecido pero más ambicioso y mestizo, aunque igualmente irregular en sus postulados, en el que analizaba esos caminos de ida y vuelta entre la esclavitud proveniente de África con destino a América y escala en Europa, donde sus temas y ritmos se mezclaron con músicas y bailes autóctonos a los que enriquecieron y dieron señas de identidad. Ambas propuestas parten de la misma raíz, ese Gugurumbé del título recogido en la ensalada La Negrina que dio lugar a uno de los varios momentos efusivos que marcaron la función. Lo de Savall se grabó en CD y DVD bajo el título Las rutas de la esclavitud; lo de Alqhai hemos podido verlo en un Maestranza agobiado por los continuos cambios de hora y condiciones, esta vez en una intempestiva sobremesa, solución que por supuesto aplaudimos frente a cualquier tipo de cancelación. 

Fusión de música y danza 

Gugurumbé
fija su atención en las raíces del flamenco, una incógnita que ha fascinado a multitud de intelectuales, musicólogos y teóricas, pero que solo con la ayuda inestimable de quienes se dedican a este arte que es en sí mismo un universo, fundamentalmente de etnia gitana, podríamos llegar a alguna conclusión relevante. Lo que nos proponen Alqhai y Accademia del Piacere en lo musical y el coreógrafo Antonio Ruz en el baile se queda en un mero entretenimiento, colorista y discretamente sensual en el que todo resulta previsible y frecuentado. Por descontado que todos y todas las integrantes del espectáculo tienen talento de sobra y ofrecen sus mejores aptitudes, pero como concepto se queda en un discreto ámbito de complacencia. 

En el apartado musical se alternan piezas barrocas de Gaspar Fernández, Santiago de Murcia o el Códice Trujillo del Perú con composiciones más recientes de autores como Pablo Camacaro o Xavier Montsalvatge, cuya célebre Canción de cuna para dormir a un negrito se convierte en objeto de un emotivo fraseo en manos de la viola da gamba del creador de la Accademia, antes de someterse a una hermosa interpretación de Nuria Rial, quien curiosamente interviene en una recién editada regrabación de la banda sonora de Bernard Herrmann para la película Noche sin fin de la mano del también compositor de música de cine Fernando Velázquez. El flamenco surge de la guitarra del virtuoso Dani de Morón como prolongación de las interpretaciones de la Accademia, más o menos rigurosas según la pieza, destacando Johanna Rose a la viola da gamba, Rami Alqhai ejerciendo puntualmente de bajo con el mismo instrumento, Carles Blanch a la guitarra barroca y sobre todo Javier Núñez, tan preciso y evocador al clavicémbalo. También Agustín Diassera mantiene un consistente trabajo a la percusión. 

La colaboración de la cantaora Rocío Márquez con la Accademia del Piacere viene de lejos. De hecho en una reciente película de Gonzalo García Pelayo, titulada Nueve Sevillas, se recogen ensayos de la artista con el conjunto a propósito de la Bienal de Flamenco de 2018, y uno se pregunta si no hubiese sido la edición de 2020 un buen escenario donde estrenar Gugurumbé en Sevilla, dado el énfasis en demostrar las raíces negras de la siempre vergonzosa esclavitud en el flamenco, con soluciones plásticamente bellas pero del todo punto forzadas e impostadas. Quizás la voz de Márquez, capaz de asombrosas ornamentaciones, haya obligado a exhibir el espectáculo con amplificación, lo que rebaja el relieve del sonido y da al conjunto un aspecto más artificial. Eso lógicamente no afectó al baile, escrupulosamente concebido para no resultar estridente ni demasiado temperamental. A los elegantes pasos de flamenco de Mónica Iglesias se sumaron las danzas tribales y movimientos espasmódicos de Ellavled Alcano, que para dejar clara la identidad inocente y virginal del o la negrita, viste ropas blancas de niña, como Iglesias viste el color albero que la identifica con nuestra tierra, Márquez por supuesto luce el rojo intenso de la pasión, y Rial el más sobrio azul, quizás el mar que atravesaron los sacrificados esclavos del continente más castigado de la Tierra. Puede que éstas fueran las líneas que inspiraron el vestuario de Gloria Trenado, lo que no sabemos es lo que inspiraría la tenue iluminación de Olga García, y si las danzas a cuatro de las aguerridas protagonistas de una función cuyo discurso dramático queda bastante disperso por no decir perdido, podrían haber inspirado una manifestación de igualdad y libertad de esa mujer personificada en los habituales arquetipos lorquianos que tanto juego han dado al teatro andaluz.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

domingo, 17 de enero de 2021

23 PASEOS Romance con mochila

Título original: 23 Walks
Reino Unido 2020 102 min.
Guion y dirección
Paul Morrison Fotografía David Katznelson Música Gary Yershon Intérpretes Dave Johns, Allison Steadman, Marsha Millar, Natalie Simpson, Rakhee Thakrar Estreno en Reino Unido 25 septiembre 2020; en España 15 enero 2021
 

Poca vida comercial ha disfrutado en nuestra ciudad esta entrañable y delicada película, dadas las injustas decisiones políticas que sobre la pandemia adopta nuestro gobierno autonómico, metiendo los centros de ocio y cultura en el mismo saco que a los temibles bares y comercios en los que las medidas de seguridad tanto se han relajado, a pesar de que en los primeros se cumplen escrupulosamente todos los protocolos de protección imaginables. Medidas que están llevando a la ruina a un sector tan necesario para nuestra salud mental como lo es la comida para la física, y que en el caso de esta cinta británica impedirá a mucho público potencial disfrutar de sus virtudes.

Resulta curioso que justo cuando en plataformas digitales podemos ver la última propuesta de Steve McQueen, Small Axe, sobre la lucha por la integración de la comunidad jamaicana frente a una policía londinense hostil en las décadas de los setenta y ochenta, a través de cinco películas independientes, Morrison encuadre su historia de romance otoñal en un pasado protagonizado justamente por lo contrario, un matrimonio interracial y desprejuiciado en el que el mestizaje blanco y jamaicano se dan la mano con total respeto y naturalidad; un tema que ya había interesado al director en Wondrous Oblivion. Esa es la mochila que porta Dave Johns, a quien recordamos por su papel en Yo, Daniel Blake de Ken Loach, cuando conoce a Allison Steadman, veterana actriz a la que hemos visto en diversas ocasiones en pantalla pero siempre en papeles episódicos, en el parque en el que ambos pasean a sus preciosos perros. Trata por lo tanto de esa ilusión que despierta siempre el amor, la llamada, el reencuentro, la videoconferencia, el galanteo, la cena, el baile… Ella también porta su particular mochila, y es en esa capacidad de los intérpretes, el guion y la dirección para dar vida a sus personajes antes, durante y después de lo que vemos en pantalla, donde reside gran parte del acierto y el atractivo del film.

Todos coincidimos en que de amores otoñales está el cine plagado, pero pocas veces se ha tratado con esta gracia y tan necesaria particularidad, la de reflejar como principales obstáculos y prejuicios la herencia vital que arrastra cada uno de sus dos personajes, lo que hace que al contrario que en esos primeros amores nada sea ya tan inocente ni virginal, y sin embargo sorprenda la capacidad del ser humano para seguir ilusionándose y mirar hacia un futuro que no por ser más breve nos parece menos tangible. Todo está asumido en este pequeño y sincero film desde la delicadeza más absoluta, las miradas de sus protagonistas, sus fluidos y certeros diálogos, su capacidad de entendimiento aun en los pasajes más difíciles, y su relación con esos dos maravillosos perro y perra que tanto juego amable y cómico dan a la función.

Los parajes del parque en el que celebran esos veintitrés paseos del título, y que sirven a su vez para estructurar la película, y hasta la amable música de Gary Yershon (Mr. Turner, Happy, Another Year), en la que se cuelan varias canciones en español, contribuyen a ese perfecto acabado entre crepuscular y esperanzador de una película en la que su director aprovecha también para dar esas particulares pinceladas sociales que tan bien saben dar los ingleses, entre la crítica y la denuncia de un sistema tan imperfecto como manifiestamente injusto, y expresar además su personal interés por la cultura de nuestro país, ya presente en su anterior película, Little Ashes, centrada en la relación entre Lorca, Dalí y Buñuel, muy a pesar de que ponga en boca de Johns un divertido comentario xenófobo casi al principio de la película, lo que no hace sino dejar clara la tradicional reserva y espíritu conservador del británico medio.

jueves, 14 de enero de 2021

GISELLE EN EL MONTE DE LAS ÁNIMAS

Giselle de Adolphe Adam. Compañía Nacional de Danza. Joaquín de Luz, dirección artística y escénica y coreografía. Borja Ortiz de Gondra, dramaturgia. Ana Garay, escenografía. Rosa García Andújar, vestuario. Pedro Chamizo, iluminación y video-creación. Óliver Díaz, dirección musical. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Intérpretes: Haruhi Otani, Alessandro Riga, Ion Agirretxe, Álvaro Madrigal, Eva Pérez, Elisabet Biosca, Toby William Mallitt, Cristina Casa, Yanier Gómez. Teatro de la Maestranza, miércoles 13 de enero de 2021

Todavía con el recuerdo de la extraordinaria impresión que nos causó El Cascanueces que se representó aquí en el Maestranza hace justo un año, y que era responsabilidad aún de su anterior director artístico, José Carlos Martínez, nos reencontramos con la Compañía Nacional de Danza, ahora ya bajo control absoluto de su nuevo director Joaquín de Luz, como si nada hubiera ocurrido entre aquel 9 de enero de 2020 y ayer, cuando tuvo lugar la primera representación en Sevilla de este título, todavía fresco su estreno en Madrid el pasado mes de diciembre. El ambiente ahora más triste y lánguido, la ocupación forzosa de la mitad de aforo del teatro y el cambio obligado a última hora de horario, tan intempestivo para tanta gente trabajadora que asiste asiduamente al coliseo, condicionó quizás en cierta medida nuestra apreciación del trabajo realizado por el personal de baile, equipo artístico y maestros y maestras de la orquesta, en el que sigue siendo el espectáculo de danza más completo del año en nuestra ciudad. 

Alessandro Riga y la bailarina Giada Rossi,
no convocada en los repartos sevillanos
Desde su estreno en 1841 el ballet de Adolphe Adam es uno de los más representados, y forma parte del ilustre conjunto de ballets clásicos capaz de codearse, pese a sus limitaciones musicales, con los grandes ballets rusos de Chaikovski o Prokofiev. Sin traicionar jamás su espíritu clásico, condición indispensable para seguir considerándose como tal, el afán de renovación ha hecho que a lo largo de estos casi dos siglos se hayan introducido variaciones que vayan moldeando cierto aire fresco y renovador en su propuesta, aunque sin llegar jamás a las licencias permitidas en otras disciplinas como la ópera. La versión de Joaquín de Luz, formado con Víctor Ullate y con el Ballet Nacional Americano y el de la Ciudad de Nueva York, aprovecha el recién despedido año de la celebración del ciento cincuenta aniversario de la muerte de Gustavo Adolfo Bécquer, para ambientar el ballet en su época y su entorno, en este caso la Sierra del Moncayo aragonesa donde concibió sus Rimas y Leyendas. Nada descabellado dada la afición del poeta sevillano a las historias románticas y fantasmagóricas, con las que se emparenta Giselle a la perfección, y que permitió que se introdujera en la coreografía, siguiendo las pautas maestras de la original de Jules Perrot y Jean Coralli, danzas típicamente aragonesas e incorporación en la partitura de instrumentos autóctonos como las castañuelas. Unas novedades meramente coyunturales, junto a una innecesaria por casi inapreciable lectura de poemas del homenajeado autor, unas espectrales proyecciones y un sonido ambiente que permitieran al público sumergirse en la atmósfera evocada a través de bosques y montañas. 

Haruhi Otani
Pequeños detalles que no empañaron ni desvirtuaron el aspecto general de este título, tal como ya lo hemos disfrutado anteriormente en este teatro con cadencias de siete años, en 2006 con el Ballet del Teatro San Carlo de Nápoles y en 2013 con el Ballet Nacional de Letonia. Como su predecesor, de Luz acertó en el diseño de cuadros, con escenarios donde primó el equilibrio y nunca el alboroto, contando con unos decorados dignos y un vestuario exquisito, así como una acertada iluminación según el acto, colorista y brillante en el primero, tenue y azulada en el segundo. Un montaje perfectamente al servicio de lo más importante, el baile, al que se prestaron con holgada solvencia los bailarines y bailarinas de la compañía, prácticamente el mismo elenco que nos visitó en El Cascanueces del año pasado. En el magnífico programa publicado en la página web del Maestranza se puede apreciar el reparto de cada una de las cuatro funciones que se celebran hasta el próximo sábado 16, pudiéndose comprobar que no repiten rol casi ninguno de los artistas, lo que hará que cada función sea considerablemente distinta a la anterior. Nosotros, fijándonos en la del estreno, podemos confirmar el buen trabajo conseguido, la profesionalidad alcanzada y el más que aceptable nivel técnico y expresivo de los artistas, especialmente una Haruhi Otani de una delicadeza extrema y una ternura apabullante, cuya gracilidad, refinamiento y fragilidad se hicieron patentes en un segundo acto en cuyos pasos a dos con una pareja con la que tiene una especial compenetración, Alessandro Riga, parecía levitar gracias a la fuerza y la agilidad atlética de él y el equilibrio de ella, rebosante de elegancia y flexibilidad. En el primer acto destacó, como es habitual, el paso a dos de los campesinos, maravillosamente defendido por unos enérgicos Cristina Casa y Ángel García Molinero. También merece destacarse la fuerza expresiva de Ion Agirretxe como Hilarión, y el sensacional trabajo desplegado por el dramaturgo Borja Ortiz de Gondra, capaz de hacer sencilla y entendible la trama sin necesidad de más recursos que la expresividad de los intérpretes y la ingeniosa dosificación de los recursos. Una fuerte compenetración y un excelente trabajo de equipo consiguieron que los números de conjunto brillaran a la perfección, los campesinos en el primer acto y las willis en el segundo. 

Peores fueron las prestaciones en este caso de la orquesta, uno de los elementos que más categoría confieren a este ballet de principios de año. Aunque Óliver Díaz está familiarizado con la Sinfónica de Sevilla, a la que ha dirigido en dos títulos zarzueleros, La tabernera del puerto y la menos recurrente Los diamantes de la corona, su trabajo ante los músicos no se tradujo en excelencia. Faltó garra y suntuosidad en general, y las intervenciones solistas no estuvieron a la altura de lo que cabe esperar de ellos. El sonido no resultó tan preciso y equilibrado como es habitual, y como han demostrado en sus dos últimos conciertos a las órdenes de Marc Soustrot. Ni que decir tiene que ésta es una apreciación hecha desde la admiración que nos provoca nuestra orquesta, cuya excelencia hace que exijamos de ella siempre el máximo rendimiento. Con todo sigue siendo un lujo poder disfrutar de espectáculos como éste en un escenario tan generoso y con tan buena orquesta en el foso, y más ene stos tiempos tan inciertos y alarmantes, que confiamos pasen pronto y no malogren una programación tan sujeta a cambios y vaivenes.

domingo, 10 de enero de 2021

GUÍA PARA LOS PREMIOS DEL CINE ANDALUZ DE 2020

Lista de películas y nominaciones a las que opta cada una, con enlace a nuestra valoración crítica. Más detalles en la página web oficial de la Asociación de Escritores y Escritoras de Cine de Andalucía

Con 9 nominaciones:
Para toda la muerte Película, dirección, actor, sonido, vestuario, dirección artística, maquillaje/peluquería, dirección de producción y efectos especiales

Con 8 nominaciones:
La lista de los deseos Película, actriz, montaje, música, canción, dirección artística, maquillaje/peluquería y dirección de producción
Antonio Machado. Los días azules Documental, dirección, guion, fotografía, montaje, música, sonido y dirección de producción

Con 7 nominaciones:
El inconveniente Película, dirección novel, guion, actriz, sonido, maquillaje/peluquería y vestuario

Con 5 nominaciones:
El viaje más largo Película, dirección, guion, montaje y dirección de producción
Palabras para un fin del mundo Película, dirección, guion, sonido y dirección artística
La mancha negra Actor revelación, actriz secundaria, actor secundario, canción y efectos especiales
Al óleo Dirección novel, actriz revelación, actor revelación (x 2) y canción

Con 4 nominaciones:
Voces Película, dirección novel, maquillaje/peluquería y vestuario
La vida perra Documental, dirección novel, fotografía y música
Explota Explota Actriz, actor y actor secundario (x 2)
El plan Actor (x 2), fotografía y dirección artística

Con 3 nominaciones:
Mujereando. El quejío de una diosa Documental, dirección novel y música
Mi gran despedida Actriz revelación y actriz secundaria (x 2)
Cachita. La esclavitud borrada Documental, dirección artística y dirección de producción

Con 2 nominaciones:
Nueve Sevillas Documental y dirección
Ane Película española sin producción andaluza y guion
Sentimental Película española sin producción andaluza y actriz
Llega la noche Actriz revelación y actor revelación
Las niñas Película española sin producción andaluza y actriz secundaria
Paco Loco. Viva el Noise Montaje y sonido
Un mundo normal Película española sin producción andaluza y montaje

Con 1 nominación:
Ojalá mañana Actriz revelación
Salir del ropero Actor secundario
Un perro ladrando a la luna Fotografía
Fernando Torres. El último símbolo Montaje
Sangre Música
El camino Canción
La Alameda 2018 Canción
Every 75 minutes (cortometraje) Efectos especiales
El año del descubrimiento Película española sin producción andaluza
La boda de Rosa Película española sin producción andaluza
Los europeos Película española sin producción andaluza

HILLBILLY, UNA ELEGÍA RURAL Drama familiar con super actrices protagonistas

Título original: Hillbilly Elegy
USA 2020 116 min.
Dirección
Ron Howard Guion Vanessa Taylor, según el libro de J. D. Vance Fotografía Maryse Alberti Música David Fleming y Hans Zimmer Intérpretes Amy Adams, Gabriel Basso, Glenn Close, Haley Bennett, Owen Asztalos, Freida Pinto, Bo Hopkins, Jesse C. Boyd, Stephen Kunken, Keong Sim Estreno limitado en España 13 noviembre 2020; en internet 24 noviembre 2020 


Tras un emotivo documental sobre Pavarotti, Ron Howard, con una filmografía a sus espaldas que incluye éxitos como Cocoon, Willow, Apolo 13, Una mente maravillosa, la estupenda Rush y la incomprendida Han Solo, parece continuar ahora por la senda del trabajo alimenticio con esta dramática saga familiar basada en el best seller de J.D. Vance en el que cuenta su accidentada adolescencia y la influencia que una madre inestable y drogadicta y una abuela coraje tuvieron en su educación y desarrollo personal.

Al autor le da vida el joven Gabriel Basso, superada su fructuosa adolescencia en películas como Súper 8 y Los reyes del verano en las que ejerció de protagonista. Aquí es un joven y prometedor abogado cuya oportunidad de oro podría verse truncada por los incidentes familiares que reclaman su presencia a pocas horas de someterse a una entrevista crucial en un prestigioso bufete de esos tan elegantes y tradicionales que suelen perpetuar el carácter más rancio de la sociedad y cultura norteamericana. Un ambiente universitario y laboral fuerte e intencionadamente contrapuesto al más rural, montañoso y campechano en el que se desarrolla su vida en esos cruciales años de descubrimiento y superación, multiplicado por el hecho de ser el típico niño torpe y gordinflón objeto de burlas y abusos. Todo discurre por senderos de previsibilidad y comodidad en el que todo su material dramático se dulcifica con considerables dosis de ternura y amabilidad.

El competente trabajo de Basso y su joven encarnación en Owen Asztalos se ve no obstante eclipsado por sus dos estrellas protagonistas, unas Amy Adams y Glenn Close sometidas a una sorprendente transformación que las asemeja increíblemente a sus personajes en la vida real, aunque el experimento no fuera necesario dado el anonimato de tales personas. Ellas, especialmente Glenn Close, justifican por sí solas el visionado de un film que no obstante ni se hace pesado ni molesto, ya que Howard logra que de alguna manera empaticemos con sus personajes, algo que otros cineastas con más reconocimiento no consiguen ni de lejos. Quizás Adams y Close vayan buscando una nueva nominación, ellas que son expertas lamentablemente en acumular candidaturas sin obtener la preciada estatuilla.

UN PERRO LADRANDO A LA LUNA La estática renuncia a la felicidad

Título original: A Dog Barking at the Moon
China-España 2019 107 min.
Guion y dirección
Lisa Zi Xiang Fotografía Jose Val Bal Música J. García Escudero Intérpretes Renhua Na, Gaowa Siqin, Zhang Yinyue, Jiang Bing, Ming Xing, Wu Renyuan, Thomas Fiquet, Chen Zhenyuan, Wang Xilu, Li Fuzhu Estreno en el Festival de Berlín 11 febrero 2019; en España (internet) 19 febrero 2020 

La pandemia del coronavirus ha dejado muchos proyectos a la intemperie, bien sin poderlos realizar o, como éste, impidiendo su exhibición en salas. Es una lástima, porque esfuerzos como éste, que supone el debut en el largometraje de su directora, Lisa Zi Xiang, y su esposo Jose Val Bal, natural de El Puerto de Santa María pero formado como ella en Nueva York, merecían mejor suerte.

Para esta ópera prima se han embarcado en un tema tan espinoso en China como la homosexualidad, lo que ha provocado su desprecio y persecución en el país de origen y la necesidad de apoyo en el nuestro para al menos exhibirse en certámenes como el de Berlín, donde se alzó con el premio Teddy destinado a temáticas LGTBI. A partir de ahí solo en internet y otros festivales, fundamentalmente de tema especializado, ha podido disfrutarse de esta singular historia de descubrimiento sexual y represión generacional en el que una madre intolerante y represiva mantiene un juego dialéctico mayoritariamente infructuoso con su hija, que acaba de volver de Nueva York para dar a luz en su tierra. A la trama central se une otra relacionada con las sectas religiosas que provoca una incoherencia imperdonable en el personaje de esa madre hacia el final de la película. Aunque parece que el film quiera incidir sobre la brecha generacional e intelectual existente en una generación curtida en la dictadura comunista y otra más afín a nuevos valores y tendencias existenciales, la propuesta choca con el hecho de que su material siga siendo proscrito en aquel país.

Con todo la cinta se perjudica de un ritmo demasiado premioso y una dirección de fotografía premeditadamente estática, tanto como la postura de su intransigente protagonista, en la que el encuadre se mantiene fijo en cada una de sus a menudo largas secuencias, salvo en una jubilosa escena de conjunto y un presuntamente reconciliador baile final. El tono triste y gris del film tampoco ayuda a disfrutarlo en su integridad, pero en general se puede afirmar que constituye un debut arriesgado y valiente que se sigue con interés y curiosidad.

LOS CAMINOS QUE NO ESCOGEMOS La pena infinita

Título original: The Roads Not Taken
USA-Reino Unido 2020 85 min.
Guion, música y dirección
Sally Potter Fotografía Robbie Ryan Intérpretes Javier Bardem, Elle Fanning, Salma Hayek, Laura Linney, Branka Katic, Katia Mullova-Brind, Milena Tcharntke, Dimitri Andreas Estreno en el Festival de Berlín 26 febrero 2020; en Estados Unidos 13 marzo 2020; en España (internet) 15 diciembre 2020 


En su corta aunque dilatada en el tiempo filmografía, Sally Potter ha demostrado que no se embarca en un proyecto si no tiene un interés personal muy especial en él. Tras el éxito de la irritante The Party y con aquel Orlando siempre en el horizonte, que nos dio a conocer a una ambigua Tilda Swinton, Potter parece ahora fijar su atención en esa pena infinita que un acontecimiento trágico es capaz de provocar en una mente frágil y sensible, en este caso la del personaje interpretado por Javier Bardem.

Con la ayuda inestimable de su hija, Elle Fanning en pantalla, vivirá un accidentado día en Nueva York entre miradas perdidas, balbuceos y pérdidas de la noción de la realidad. Son todo consecuencias de una de esas temidas enfermedades mentales a las que necesariamente hay que buscarles un detonante. En esta ocasión lo encontramos a través de flashbacks recurrentes, unos en el México natal del protagonista junto a una esplendorosa Salma Hayek, otros en el retiro en una supuesta costa griega recreada en Almería, donde comienza a perder una razón ya del todo desaparecida en ese caótico Nueva York de taxis, hospitales y consultas de dentista y oftalmólogo por el que transita un Bardem esforzado en la mirada triste y el ademán desvaído.

Junto a él disfrutamos con una estupenda Elle Faning, hija coraje que aporta ternura a este doloroso via crucis, y la aparición siempre gratificante de Laura Linney. El resultado es un film que se deja ver sobre todo por sus buenas interpretaciones (Bardem siempre vale un seguimiento) y porque al fin y al cabo dura poco.