Dirección Ron Howard Guion Cassidy Hartman y Mark Monroe Fotografía Michael Dwyer y Alex Baumann Música Rick Markmann, Matter Music, Dan Pinnella y Chris Wagner Documental Estreno en Reino Unido 15 julio 2019; en Estados Unidos 30 diciembre 2019; en España 10 enero 2020
La nueva incursión en el documental del director de Una mente maravillosa, Rush y la reciente Han Solo, tras su particular acercamiento al universo de los Beatles en Eight Days a Week, es todo lo convencional que uno pueda esperar de un producto aparentemente coyuntural como éste; pero es precisamente ahí donde radica su esencia y excepcionalidad. Howard podría haber optado por tratar los temas más oscuros y morbosos de la emblemática figura, que al fin y al cabo es de lo que tratan fundamentalmente la mayoría de los biopics y documentales sobre figuras famosas que se hacen en la actualidad y desde hace ya algún tiempo. Por el contrario lo único que pretende es trazar un recorrido lógico y funcional sobre la vida del gran tenor desaparecido, celebrando sus éxitos, su inmenso talento, su prístina y naturalísima voz, su capacidad para conmover con ella y hacerlo con el mejor gusto posible, sus humildes orígenes y sus vaivenes sentimentales, tratados con mucho respeto y con la única intención de potenciar su enorme dimensión humana. Todo ello con un profuso trabajo de documentación y un simpático montaje que ayuda a dar al conjunto el debido ritmo y espíritu desenfadado.
Y eso que hubo material para la crítica y la controversia, desde el malestar que provocó en expertos y afición sus coqueteos con el pop a través de sus conciertos Pavarotti & Friends, celebrados en Módena con fines caritativos y la participación extraordinaria de Bono y U2, hasta su polémica unión sentimental con la joven Nicoletta Mantovani y la consecuente ruptura de su matrimonio católico de toda la vida con Adua Veroni, Ambas, junto a quien fuera también su protegida y amante, Madelyn Renée, son algunas de las personalidades que aportan sus valiosos testimonios llenos de respeto y admiración. El análisis con sus representantes, como el implacable Herbert Breslin, convencido de haber forjado el mito, o el más condescendiente Joseph Volpe, y la crítica, representada en la especialista del Washington Post Anne Midgette, ayudan también a arrojar alguna luz siempre de constatación más que de rebate, sobre la figura irrepetible del gran Luciano Pavarotti. Sus colegas de la legendaria época de Los tres tenores, Plácido Domingo, Josep Carreras y Zubin Mehta, proponen también sus sentidos tributos, así como figuras más actuales del panorama operístico como Angela Gheorghiu o Vittorio Grigòlo, y estrellas del calibre del pianista Lang Lang o el flautista Andrea Griminelli, así como sus hijas Lorenza, Giuliana y Cristina, que quizás aportan los testimonios más sentimentales y sinceros sobre el tenor y que mejor ayudan a comprenderlo emocionalmente. De cualquier forma es su arte, la voz y su capacidad para conmover lo que al final perdura con toda justicia, y que tan bien ha sabido reflejar Howard en este admirado reportaje. Ojalá algún día algo así corone también la carrera de Plácido Domingo, que está teniendo un final muy triste a una carrera tan sensacional.
Quizás lo más decepcionante de este trabajo radique en el hecho de casi todo esté enfocado desde la perspectiva de sus éxitos y experiencias en Estados Unidos, o no ser muy riguroso con su carrera artística con un más acertado y concienzudo análisis musicológico del fenómeno. Al fin y al cabo se trata de un producto nacido con vocación popular. Lástima que la mayoría de las copias distribuidas del film estén dobladas de principio a fin, dejando en un segundo plano casi imperceptible las voces originales de los personajes entrevistados ex profeso o en archivo, tanto en inglés como en italiano, empezando por el propio homenajeado. Es la paradoja de la cultura aprisionada en la comercialidad.
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