Francia-Bélgica 2019 104 min.
Guion y dirección Nicolas Pariser Fotografía Sébastien Buchmann Música Benjamin Esdraffo Intérpretes Fabrice Luchini, Anaïs Demoustier, Nora Hamzawi, Léonie Simaga, Antoine Reinartz, Maud Wyler, Alexandre Steiger, Pascal Rénéric, Thomas Rortais, Thomas Chabrol Estreno en el Festival de Cannes 18 mayo 2018; en Francia y Bélgica 2 octubre 2019; en España 17 enero 2020
Invita el título español de esta estimable película a conocer las medidas que una intelectual proponga al consumado alcalde de Lyon, la segunda ciudad más poblada e importante de Francia, para mejorar la gestión municipal y alargar la confianza que el electorado deposite en él. Su título original, Alice y el alcalde, parece proponer sin embargo una moderna fábula sobre un rey agotado y seco de ideas y propuestas, y frente a él una joven emprendedora que hace de hada antagonista y le ayuda a ver más allá de su propio horizonte. Y es esto lo que de verdad vemos en pantalla, porque consejos hay pocos, o mejor dicho hay muchos pero no los conocemos. A su director y guionista no le interesan, o quizás no tenga el suficiente ingenio, para proponer ideas sueltas más o menos geniales. Parece más bien interesarle una batalla dialéctica sobre la humildad en el seno de una política que no hace sino imitar modelos antiguos de poder y supremacía, más pendiente de proyectos megalómanos que de resolver los problemas reales de la ciudadanía.
Gobiernos de izquierdas repitiendo fórmulas de esa monarquía supuestamente vencida hace dos siglos. Para ello Anaïs Demoustier (Gloria Mundi) da vida a una joven intelectualmente brillante pero excepcionalmente comedida, una mujer de éxito comprometida con el presente, tan diferente a la que hace décadas se retrataba siguiendo modelos como el de Faye Dunaway en Network. Alice es prudente, lo que no obsta para generarse la envidia y el desdén de sus compañeros y compañeras por el simple hecho de conectar con su jefe, un perdido alcalde de ideas progresistas bloqueado en la rutina de un gobierno y un partido que abraza políticas más bien de signo conservador. Alice es la intelectual que molesta, a la que, como a los científicos, los políticos prestan poca o ninguna atención.
El progreso mental y espiritual del agotado alcalde, un excelente Fabrice Luchini (En la casa, La biblioteca de los libros rechazados) se convierte así en eje de una función en la que es fácil perderse por su exceso de dialéctica no siempre bien enfocada, a veces farragosa, que hace fracasar en parte una empresa que debiera resultar fascinante y que sin embargo solo se salva por el encanto de su narrativa, el talento interpretativo de sus protagonistas y su mensaje lúcido pero poco esperanzador, o como se decía antes, la moraleja del cuento. La amable y jazzística música de Benjamin Esdraffo colabora decisivamente a crear ese ambiente distendido de fábula moral que la cinta contiene.
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