Dirección Clint Eastwood Guion Billy Ray, según el artículo de Marie Brenner Fotografía Yves Bélanger Música Arturo Sandoval Intérpretes Paul Walter Hauser, Sam Rockwell, Kathy Bates, Jon Hamm, Olivia Wilde, Nina Arianda, Ian Gomez, David Shae Estreno en Estados Unidos 13 diciembre 2019; en España 1 enero 2020
Una de las más interesantes fuentes para construir una película son los artículos periodísticos. En uno escrito por Marie Brenner, investigadora del Vanity Fair entre otras publicaciones, se basa este guion de Billy Ray, de quien nadie esperaría un trabajo tan solvente a juzgar por una filmografía que incluye la espantosa Terminator: Destino oscuro, estrenada este mismo año, Capitán Phillips, Los juegos del hambre o Plan de vuelo: Desaparecida. Sin embargo ha sabido en este libreto captar ese espíritu tan afín al universo de Clint Eastwood como es el del héroe anónimo, de cuyo cine, delante y detrás de la cámara, tanto se ha hecho eco este clásico imperecedero del moderno cine americano.
Como en Sully y 15:17 Tren a París, Eastwood fija su atención en una historia real protagonizada por uno de esos héroes improvisados, en este caso el guardia de seguridad que en los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996 evitó una masacre descubriendo una mochila con explosivos y promoviendo la rápida evacuación del recinto amenazado. Y como en Sully su destino se verá enturbiado de la noche a la mañana, cuando pase de héroe a principal sospechoso del caso. Pero de todas las denuncias vertidas en este ejemplar guion, principalmente los chapuceros métodos de investigación de los servicios de seguridad del estado, con el FBI a la cabeza, es el poder de los medios de comunicación y su capacidad para encumbrar y derrumbar referentes lo que más nos ha llamado la atención en la nueva y otra vez lúcida película de un director que debería vivir cientos de años y seguir regalándonos entretenimientos tan extraordinarios como éste de por vida. De hecho hay una cinta que Elia Kazan dirigió en 1957, Un rostro en la multitud, que nos vino especialmente a la cabeza viendo este Richard Jewell. Será quizás por la energía y la personalidad que tanto el libreto como la interpretación de Olivia Wilde dotan a su personaje de mezquina periodista sensacionalista, tan acorde a la caracterización que de un personaje similar realizó Patricia Neal en el título aludido, pero la verdad es que no pudimos evitar recodar esa película, con la que Eastwood comparte también su magistral asimilación del lenguaje y la narrativa netamente americanas, lo que ha dado a esa cinematografía la supremacía de público y sensibilidad popular en el mundo.
Las brillantes interpretaciones de Paul Walter Hauser, toda una revelación a pesar de haberlo visto como secundario en películas como Infiltrados en el KKKlan y Yo, Tonya, Sam Rockwell, la aludida Olivia Wilde y, por supuesto, una inconmensurable Kathy Bates como madre todo ternura y comprensión, lo que sirve una vez más al director de Mula para trazar otra de sus radiografías de los lazos familiares, especialmente paternofiliales, redondean otro más que satisfactorio film de Clint Eastwood, nada mejor para empezar el año cinematográfico con muy buen pie.
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