Dirección Lucía Alemany Guion Lucía Alemany y Laia Soler Fotografía Joan Bordera Música Óscar Senén Intérpretes Carmen Arrufat, Laia Marull, Sergi López, Josel Bosqued, Laura Fernández, Sonia Almarcha, Josh Climent, Bogdan Florin Guilescu, Lidia Moreno Estreno en el Festival de San Sebastián 23 septiembre 2019; en salas 10 enero 2020
Si nuestras administraciones públicas, en especial los servicios sociales, gastaran en promocionar este tipo de valiosas películas lo que gastan empresas privadas como Mediaset en naderías como Si yo fuera rico, avanzaríamos en cuestiones sociales y en el ejercicio de derechos y el acceso a un mayor bienestar social por parte de todos los colectivos ciudadanos, más que invirtiendo en campañas la mayoría de las veces obsoletas e inútiles, aunque un poco para todo combinado tampoco estaría mal. Lo cierto es que cualquier mensaje llega mejor a la inmensa mayoría de sus destinatarios y destinatarias a través del cine, cuando la película en cuestión lo merece, y es una lástima que distribuciones tan limitadas y poco promocionadas como ésta lo impidan. Lucía Alemany se ha esmerado y empleado a fondo para conseguir que su mensaje sea claro y contundente en este soberbio debut cinematográfico. Para ello toma prestados algunos apuntes autobiográficos y nos invita a sumergirnos en esa España rural y profunda en la que aún perviven sentimientos, costumbres y comportamientos muy arraigados en la Iglesia y el antiguo régimen, aún cuarenta años después del fallecimiento del infame dictador.
La joven protagonista de esta conmovedora historia tiene muy claro lo que quiere de la vida y a qué quiere dedicarse, todo un lujo en unos tiempos en los que la juventud anda tan perdida. Pero su entorno no le entiende ni se preocupa en hacerlo, especialmente un padre asalvajado, machista y primitivo y una madre incapaz de salir del armario de sumisión y dependencia en el que le ha encerrado su esposo y entorno. La falta de información y de una educación sexual y sentimental adecuada proporcionarán el caldo de cultivo para el drama, mientras una amiga incondicional y su progresista madre serán la única vía de escape para enderezar el futuro de quien todavía cuenta apenas quince años y tiene toda la vida por delante. Todo esto nos lo cuenta la joven Alemany, natural de Traiguera en Castellón, donde transcurre el rodaje de esta preciosa película, desde la sinceridad y la delicadeza, con una naturalidad extrema solo enturbiada por el empeño de nuestros distribuidores de doblarlo todo, extirpando una parte importante del acervo cultural de una película que se desarrolla en un entorno concreto y con una cultura particular.
Lástima no haberla descubierto en el Festival de Sevilla, donde se proyectó en sesión especial respetando su dualidad idiomática en castellano y valenciano con distintos matices y acentos. Especial mención merece la joven Carmen Arrufat, sobre cuya frescura y naturalidad descansa el peso de la película; pocas veces habíamos visto en pantalla a alguien llorar con tanto sentimiento y sinceridad. Este es el tipo de películas que deberían frecuentar nuestros educadores y educadoras para gestionar su información y transmitirla a nuestro futuro más inmediato, en lugar de andar como muchos hacen perdidos y perdidas en comedias tontas y aventuras de superhéroes aún más tontas. Así es como se hace cine feminista, se valora a la mujer y se dan pistas válidas para acabar con la lacra machista y la carencia de educación en este país tan desgraciado y miserable en muchos aspectos.
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