lunes, 14 de septiembre de 2020

SALIR DEL ROPERO Bendición urbi et orbe

España-Portugal 2019 94 min.
Guion y dirección Ángeles Reiné Fotografía José Luis Alcaine Música Lucas Vidal Intérpretes Verónica Forqué, Rosa María Sardá, Ingrid García Jonsson, David Verdaguer, Candela Peña, Mónica López, Álex O’Dogherty, Pol Monen, Leander Vyvey, Liz Lobato, María Caballero, Malcolm Sitté, Tony Madigan, Alejandro Casaseca Estreno en el Festival de Valladolid 20 octubre 2019; en salas comerciales 11 septiembre 2020

No cabe duda de que esta película está cargada de buenas intenciones, sin renunciar a su vocación inequívocamente comercial y de puro entretenimiento. Pero no se comprende que contando con tan buen equipo artístico y técnico naufrague tan estrepitosamente, lo que lamentamos especialmente tratándose de la despedida cinematográfica de Rosa María Sardá, a quien se ha dedicado su estreno comercial, tras ser proyectada en el Festival de Valladolid del pasado año con la actriz todavía presente.

Lamentablemente tendremos que responsabilizar de todo este despropósito a su realizadora, apenas curtida en una discreta serie de televisión que se emitió hace una década bajo el título Doctor Mateo a mayor gloria de Gonzalo de Castro. Solo así podríamos explicar la impostura generalizada del film, materializada en poses imposibles de sus protagonistas, con fondos siempre de postal de la volcánica Lanzarote, y con giros argumentales tan peregrinos como inútiles. En su guion se han cuidado de volcar todas las variantes del derecho a la igualdad, relaciones interculturales e interraciales, incluso interreligiosas, hasta la exasperación, mientras algunos personajes dan auténtica vergüenza, aunque estén interpretados por actores y actrices tan solventes como David Verdaguer o Candela Peña. Otra cosa es que su conjunto admita cierta complacencia; su atractivo reparto, con presencias tan estimulantes como la de Mónica López interpretando a una actriz estupenda, tan centrada como abierta, madre comprensiva y mujer enrollada, las hermosas localizaciones, el siempre aseado ambiente burgués que tanto vende y sus continuos giros narrativos, hacen que el film se deje ver, pero como mero entretenimiento sin vida propia ni apenas parecido con la realidad.

Y no digamos de su destartalado montaje, un trabajo inexplicablemente firmado por la veterana y reconocida Teresa Font. Su empeño por dar un tirón de orejas a una Iglesia presuntamente apartada de su actual mandatario, el Papa Paco, tampoco se nos antoja un atractivo añadido, apenas provocando un desinterés tan grande como el que la mayoría sentimos al respecto.

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