Guion y dirección Terrence Malick Fotografía Emmaneul Lubezki Intérpretes Michael Fasbender, Ryan Gosling, Rooney Mara, Natalie Portman, Cate Blanchett, Bérénice Marlohe, Olivia Grace Applegate, Holly Hunter, Tom Sturridge, Linda Emond, Brady Coleman, Val Kilmer, Patti Smith, Iggy Pop Estreno en Estados Unidos 17 marzo 2017; en España (no en Sevilla) 25 septiembre 2020
Continúa la recuperación de títulos de la filmografía de Terrence Malick no estrenados en su momento, aunque éste pudo verse en la Filmoteca de Cataluña en noviembre de 2017,si bien podemos seguir considerándolo inédito en nuestra pantallas, dado que tan solo ha llegado a dos cines de Madrid y uno de Valladolid. La cinta continúa por los mismos derroteros que su anterior Knight of Cups, a su vez consecuencia del camino emprendido en To the Wonder y esbozado en El nuevo mundo. Pero mientras en éstas aun había un argumento y se planteaban una serie de situaciones más o menos tangibles, ahora mantiene esa tónica de collage de imágenes y sensaciones más acordes a un trabajo publicitario, de cosmética y perfume, estirado hasta la náusea, que solo se salva por el brillante plantel de actores y actrices que desfilan por la pantalla, y el espléndido trabajo del fotógrafo Emmanuel Lubezki.
Fassbender, Mara y Gosling interpretan un trío pasional en el que a su vez cada uno y una mantiene otros flirteos siempre en espacios lujosos de diseño, lo que a su vez deviene en un catálogo extraordinario de nueva arquitectura. Ambientada en Austin, Texas, y con el mundo de la música pop y rock como telón de fondo, lo que da pie a una ridículas intervenciones de Iggy Pop y Patti Smith, Malick parece querer poner en pie un drama sexual de alto contenido erótico, si bien el estricto puritanismo americano apenas deja ver algo de carne, lo que potencia aún más el carácter ridículo de una película que no merece más atención que disfrutar con la belleza de sus protagonistas, especialmente una Natalie Portman a la que el rubio le sienta muy bien, sus discretas habilidades musicales (Gosling a la guitarra) y piruetas de baile (Fassbender) y el hermoso catálogo de espacios naturales y artificiales que ofrece bajo la bellísima fotografía de Lubezki, aunque ni así consigue transmitir más sensaciones que la de un anuncio vacuo e impertinente. Entre Días del cielo y La delgada línea roja, Malick necesitó veinte años y así debería haber continuado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario