lunes, 29 de mayo de 2023

LA SIRENITA Con el cuento a otra parte

Título original: The Little Mermaid
USA 2023 135 min.
Dirección
Rob Marshall Guion David Magee, según la película de Ron Clements y John Musker basada en el cuento de Hans Christian Andersen Fotografía Dion Beebe Música Alan Menken Intérpretes Halle Bailey, Jonah Hauer-King, Javier Bardem, Melissa McCarthy, Daveed Diggs, Jacob Tremblay, Awkwafina, Noma Dumezweni, Art Malik, Jessica Alexander, Martina Laird Estreno en España y Estados Unidos 26 mayo 2023

Disney prosigue con su política de ambición sin límites, palpable en televisión, extendiendo la saga de La guerra de las galaxias hasta extremos extenuantes, y el cine, alargando los ciclos de superhéroes Marvel y repitiendo todos sus éxitos animados con la excusa de presentarlos ahora en imagen real. Una operación camuflada entre tanta infografía que resulta más indigesta y artificiosa que si se tratara de una auténtica traslación de los clásicos a la imagen de carne y hueso. La sirenita supuso a finales de los ochenta del pasado siglo la recuperación definitiva de una empresa que andaba algo perdida entre productos sin apenas repercusión mediática y comercial. Volver a los clásicos de una literatura infantil que ya empezaba a mostrarse obsoleta e inconveniente, supuso en cierto modo un regreso al estilo y la filosofía de la empresa, que no dejaría de encadenar éxito tras otro, primero mediante animación tradicional, más tarde, la mayoría de las ocasiones a través de su asociación con Pixar, por animación digital.

La experiencia de Rob Marshall en el musical (Chicago, Nine) y las aventuras caribeñas con la cuarta entrega de las aventuras de Jack Sparrow, además de su incursión en los cuentos infantiles clásicos de la mano de su adaptación de Into the Woods de Stephen Sondheim, le han colocado como responsable ideal para llevar a buen puerto esta nueva producción de Disney. Pero que la protagonista y la reina sean ahora de raza africana no parece novedad suficiente como para considerar actualizado el cuento de Andersen. El espíritu valiente y decidido de la protagonista ya aparecía en la cinta de Ron Clements y John Musker, mientras se mantienen conceptos tan vinculantes y adoctrinadores como la monarquía o la brujería, siempre asociada a una mujer malvada. Son estos rancios postulados los que hacen que sigamos utilizando por ejemplo terminología tan inapropiada como feudos o bastiones cuando hablamos de espacios conquistados por nuestros partidos políticos, olvidando que están a nuestro servicio, y que la ciudadanía no somos de su propiedad.

Mal por el contenido educativo de estos cuentos obsoletos cuya fórmula de actualización Disney ni encuentra ni le interesa hacerlo. En cuanto al apartado artístico y técnico, cabía esperar más espectáculo y un mejor diseño de producción, mientras su argumento resulta tan archiconocido que apenas logra interesarnos. Alan Menken reescribe su partitura original y añade nuevas canciones, ahora con letra del mimado de Broadway Lin-Manuel Miranda, ya que Howard Ashman falleció cuando escribía los versos de Aladdin en 1991. El encanto de Halle Bailey, que pronto estrenará la versión de El color púrpura que adapta el musical basado en la novela de Alice Walker y la película de Spielberg, el carisma de Javier Bardem y el desparpajo de Awkwafina no nos parecen razones suficientes para justificar este nuevo más de lo mismo al que tanto nos tiene acostumbrados y acostumbradas la industria norteamericana.

EXTRAÑA FORMA DE VIDA El capricho de Almodóvar

España-Francia 2023 31 min.
Guion y dirección
Pedro Almodóvar Fotografía José Luis Alcaine Música Alberto Iglesias Intérpretes Ethan Hawke, Pedro Pascal, Pedro Casablanc, Jason Fernández, José Condessa, George Steane, Manu Ríos, Sara Sálamo Estreno en el Festival de Cannes 17 mayo 2023; en España 26 mayo 2023

Hay varias explicaciones que pueden hacernos comprender por qué Almodóvar se ha enfrascado en un western. La más evidente es el negocio que sin duda le habrá reportado aceptar este encargo de la firma Saint-Laurent, que justifica entre otras cosas un colorido vestuario en el que destaca la improbable chaqueta que luce Pedro Pascal. Otra podría ser la posibilidad que brinda al director manchego de practicar un poco más con el inglés, ahora que todos anuncian que se enfrenta a su primer rodaje de un largometraje en el idioma hollywoodiense. Y hay incluso quien apunta a que se trata de un ajuste de cuentas con la industria que en su día malogró que se encargara de la dirección de Brokeback Mountain.

Lo cierto es que el segundo corto comercial de Almodóvar en inglés, tras La voz humana, llega un poco con retraso, cuando su capacidad de provocación e innovación queda algo en entredicho, casi veinte años después de que Ang Lee dinamizara estereotipos relacionando románticamente a dos tipos supuestamente duros y entregados a las labores del típico cowboy, aunque en aquella ocasión se tratara de una época relativamente contemporánea. Extraña forma de vida, que toma su nombre de una canción de Amalia Rodrigues que en la película entona Caetano Veloso en la piel de Manu Ríos, como otra extravagancia más de una cinta que a pesar de su corta duración acumula varias, se entiende así como un ejercicio puro de estilo, un western estilizado que mira más a la pulcritud y el estereotipo del género en el Hollywood de antaño que al más sucio y presuntamente realista de Leone y compañía.

En ese contexto en el que cabe adivinar influencias de King Vidor (Duelo al sol) y Nicholas Ray (Johnny Guitar incluso en el cartel publicitario), Almodóvar firma su trabajo más extravagante y caprichoso, con el talento y el acierto de concitar en apenas media hora una acertada narrativa, un excelente trabajo de actores y una depuradas líneas de guion que cantan al amor y el compañerismo, no importa el sexo y la condición, afectados por la fatalidad y los compromisos sentimentales. También la fotografía de Alcaine y la siempre excelente partitura de Iglesias parecen mirar a ese western nada crepuscular, clásico y estilizado del cine clásico americano, en el que quizás sea uno de los trabajos de admiración y pasión por el cine más evidentes en toda la carrera del celebrado cineasta.

domingo, 28 de mayo de 2023

UNA BARROCA ENCANTADA CON ENRICO ONOFRI

Concierto nº 7 de la temporada 2022-2023 de la Orquesta Barroca de Sevilla. Enrico Onofri, dirección. Programa: Obertura de Olympie VB 33 y Sinfonía en do menor VB 142, de Joseph Martin Kraus; Obertura de Lo Speziale Hob. Ia/10 y Sinfonía no. 44 en mi menor “Trauer” Hob. I/44, de Joseph Haydn. Espacio Turina, sábado 27 de mayo de 2023


El poder de convocatoria de la Barroca de Sevilla es sin duda extraordinario, y nos encanta que así sea. Pero una vez más nos preguntamos por qué el público insiste en dejarse seducir por lo que ya conoce, mientras tiende a despreciar otras propuestas sumamente extraordinarias sin cuyo respaldo caemos en el peligro de prescindir de grandes citas internacionales en una ciudad que se pretende cosmopolita, y a las partitas para clave de Bach interpretadas la semana pasada por Céline Frisch me remito, que apenas congregó a un centenar de oyentes. Lo mismo ocurre en el cine, con innumerables pantallas copando la atención de un público ávido de que le cuenten lo mismo una y otra vez. Nos referimos a los superhéroes de Marvel, las carreras de Fast & Furious o los cuentos clásicos de Disney, mientras otras propuestas más originales y enriquecedoras se marchitan en una cartelera en la que apenas resisten una o dos semanas.

Un público tan numeroso como la plantilla con la que se presentó la Barroca en su último concierto de la temporada, abarrotó el Espacio Turina para dejarse llevar por las formas siempre discutibles del ravenés Enrico Onofri al frente de una formación a la que conoce a la perfección, y que tan cómoda y encantada se siente a sus órdenes, por algo será. La ocasión sirvió además para presentar el último disco de la formación, esta vez sin atender a ningún tema en particular ni autor a recuperar en la esfera de lo estrictamente andaluz, sino presto a servir de plataforma para el lucimiento de algunos y algunas de sus solistas más destacadas. Así, Mercedes Ruiz enfrentándose a un concierto para violonchelo de Vivaldi, Jacobo Díaz deslizando su fraseo ágil y elegante en un concierto para oboe de Bach, Leo Rossi desplegando su habilidad al violín en una pieza también del compositor alemán, y Rafael Ruibérriz emergiendo triunfante en un concierto para flauta de uno de sus hijos, Cal Philipp Emanuel. De todo se hizo eco, ennobleciendo la función, el desparpajo elocuente de Ventura Rico, que no dudó en agradecer a Onofri su dedicación a la orquesta, y a algunos de los agitadores culturales que la apoyan su estímulo y confianza, entre ellos Camilo Montaño, presidente de la Asociación de Amigos de la Barroca.


Una batuta agitada para una música tumultuosa

En el programa se trataba de plasmar el estilo Sturm und Drang tan apreciado por la orquesta, que supuso la transición entre el Clasicismo y el primer Romanticismo, donde la estética abigarrada y tormentosa de la música acertaba a plasmar un carácter atormentado en busca continua del equilibrio que suponía un cambio rotundo de rumbo expresivo en los autores que iniciaron su práctica. Y para ello se echó mano de un autor de sobras conocido como es Haydn frente a otro olvidado a reivindicar con el que compartió época e inquietud artística, Joseph Martin Kraus, un triunfador en su momento que perdió la vida como consecuencia de la tuberculosis a una edad que todavía podemos considerar temprana. De éste Onofri abordó con toda la furia que le caracteriza una obertura dramática, Olympie, que ya presenta ese carácter tumultuoso extremadamente agitado que permite al director esos tempi rápidos y marcados acentos que le caracterizan, y que le llevaron en la Sinfonía en do menor del mismo autor a agotar todas las posibilidades expresivas de una música anclada en la agresividad más exacerbada.

No hubo sorpresa alguna con su manera de atacar la Sinfonía número 44 de Haydn, ya que la grabó con la orquesta sevillana en el disco que dedicaron a la presencia de la música del compositor austríaco en Sevilla. De hecho volvió a ser la versión usada en nuestra Catedral la que protagonizó la segunda parte del concierto, que arrancó con la obertura de la ópera Lo speziale, que la Barroca estrenó hace años en el Maestranza. De nuevo tempi rápidos, dinámicas acentuadas y contrastes muy marcados en la forma de Onofri de dirigir a una orquesta en muy buenas condiciones, con los metales haciendo mejor papel que en otras ocasiones, y una sección de cuerda grave fascinante, aportando mucho cuerpo y personalidad a la propuesta. Claro que en todo esto se añora siempre un mayor refinamiento y más regodeo en los múltiples acentos e inflexiones que marca la partitura, todo lo cual se diluye en favor del impacto inmediato y la agitación extrema. Onofri se sintió en todo momento abrazado y halagado por una orquesta que lo ha convertido en su hijo predilecto, aunque no haya gozado ni él ni ninguno jamás de su condición de director titular del conjunto.

Fotos: Luis Ollero
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

sábado, 27 de mayo de 2023

CONJUGACIÓN DE TALENTO, BELLEZA Y JUVENTUD

San Telmo Abierto: Ciclo de conciertos. Virginia Sánchez García, Marta Pérez Navarro, Matilde Bueno Sánchez y Alba García Jiménez, violines; Zhongjin Gorane Ruiz Goitia y Elena Suárez Franco, violas; Irene Hernández Sanz y Sergio Cobo Vallejo, violonchelos; María Castillo Mora, clarinete. Programa: Quinteto con clarinete en La mayor KV 581, de Mozart; Cuarteto de cuerdas en mi menor Op. 44 nº 2, de Mendelssohn. Capilla del Palacio de San Telmo, viernes 26 de mayo de 2023


Ahora que el conflicto que la Sinfónica lleva arrastrando desde hace años se ha tomado un respiro con unos acuerdos que no le han satisfecho del todo pero con los que quizás pueda construir un futuro mejor para todos y todas, no podemos olvidar la inmensamente gratificante labor que sus maestras y maestros han llevado a cabo para, junto a otras instituciones y conjuntos, conseguir que hoy en Sevilla disfrutemos de tanto talento local. Unos logros que con el tiempo se han extendido por toda Andalucía, donde actualmente son muchos los pequeños y grandes municipios que cuentan con un conservatorio al menos de carácter elemental. En todo esto ha tenido también mucho que ver la Fundación Barenboim-Saïd, legado que nos ha quedado de aquel compromiso tan ilusionante que el maestro bonaerense trajo hace dos décadas a una tierra que por entonces continuaba recuperándose de esa condición de páramo que arrastró durante demasiado tiempo.

La fundación culminó ayer tarde su ciclo de conciertos en la hermosa Capilla del Palacio de San Telmo, que este año ha convocado a unos cincuenta alumnos y alumnas a lo largo de seis conciertos entre abril y mayo, proporcionándoles una extraordinaria oportunidad para desarrollar sus aptitudes y acercarse al repertorio clásico y al público que en última instancia ha de comprobar su talento. La cita de ayer nos permitió disfrutar con dos páginas bellísimas y extraordinarias. No nos cansamos nunca de escuchar el Quinteto con clarinete de Mozart, mientras los cuartetos de Mendelssohn se programan tan poco que cada ocasión en que se hace se convierte en un motivo de celebración. Nueve jóvenes, algunas cursando todavía el grado medio, se hicieron cargo del cometido con toda la responsabilidad y la disciplina que estas páginas demandan. Lo realmente llamativo es que preparan los conciertos con el tiempo limitado que sus numerosas obligaciones les dejan, la mayoría de ellas extramusicales, y a pesar de eso los resultados son tan sobresalientes y estimulantes como pudimos apreciar ayer mismo.


Dos páginas superlativas

Mozart concibió su Quinteto para explotar al máximo la suavidad y las posibilidades técnicas y tímbricas del clarinete, para el que ya había escrito otras dos obras maestras, el trío y el célebre concierto. María Castillo logró con una depurada interpretación un tono conmovedor y un control de la respiración que junto a una excelente integración con la cuerda alcanzó cotas de máximo interés. El conjunto consiguió combinar un tono veladamente melancólico con una atmósfera alegre y desenfadada. Castillo se sintió cómoda en el registro grave que domina la pieza, entendiendo la ternura que informa su cometido y el respeto al resto de sus compañeras, que en el caso del dúo del larghetto con el primer violín se resolvió por parte de ésta en cierta inseguridad y tendencia a la estridencia que a buen seguro irá puliendo en el tiempo que le queda de estudios y práctica; aptitudes y sentido de la responsabilidad no le faltan. La participación de la viola y el violonchelo quedaron también un poco por detrás de la exuberancia que se les exige, pero en ningún caso desvirtuaron el centelleante resultado final que demanda la partitura.

El conjunto formado para dar forma a la pieza de Mendelssohn, primero de los cuartetos opus 44 que escribió tras ocho años sin abordar el género, dio muestras de unas excelentes cualidades y un virtuosismo no al alcance de cualquiera. Sonaron como un todo compacto, combinando a la perfección sus ricas texturas con una extraordinaria espiritualidad y una deslumbrante emoción. Revolotearon a discreción en el allegro inicial, con vehemencia y mucho nervio. Acertaron en dotar de un carácter trepidante al scherzo, haciendo acopio de todos los recursos a su alcance, y de una conmovedora poesía al andante en forma de romanza, hasta culminar en un presto agitato final absolutamente arrebatador. Todas estuvieron formidables, destacando la buena sintonía entre violines y viola, el virtuosismo de Matilde Bueno liderando el conjunto y el palpable cuerpo que fue capaz de aportar Sergio Cobo al violonchelo. Celebramos además la supremacía de chicas en el elenco, que todavía siguen ocupando pocos puestos en orquestas y conjuntos de cámara de todo el planeta.

Foto: Manuel Vaca
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

viernes, 26 de mayo de 2023

MARTÍNEZ-PIERRET BAJO UNA LLUVIA DE PARTITURAS

Rasgando el silencio: Ciclo de mujeres compositoras. Caleidoscopio (25 compositoras, 25 piezas breves para piano). Carmen Martínez-Pierret, piano. Programa: Piezas de Fanny Hensel-Mendelssohn, Elisabeth von Herzogenberg, Ethel Smyth, Clara Schumann-Wieck, Marie Bigot, Hélene de Montgeroult, Marie Jaëll, Teresa Carreño, Chiquinha Gonzaga, Agathe Backer Grondahl, Cécile Chaminade, Pauline Viardot, Mel Bonis, Amy Beach, Nadia Boulanger, Lili Boulanger, Geremaine Tailleferre, Dora Pejaceviç, Madeleine Dring, Marion Bauer, Mana-Zucca, May Aufderheide, Pauline Alpert, Dana Suesse y Margaret Bonds. Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza, jueves 25 de mayo de 2023


Dos temporadas lleva
Carmen Martínez-Pierret, con la complicidad del violonchelista Israel Fausto en tareas de organización y coordinación, acercando al público sevillano la música compuesta entre finales del siglo XVIII y mitad del XIX por mujeres, y sometida consiguientemente al olvido y el ostracismo. Un trabajo ingente y agotador que culminará la próxima temporada del Maestranza, conocida hace apenas un par de semanas. Para poner el broche final a ésta, la infatigable pianista echó mano nada más y nada menos que de veinticinco compositoras, muchas de ellas ya abordadas en anteriores programas, ahora con partituras inéditas en las manos de la pianista, en un ejercicio muy similar al que en diciembre convocó a diecisiete mujeres cuyas canciones fueron entonadas por Delphine Mégret. Habiendo leído que fueron pocos quienes atendieron la segunda entrega de las partitas de Bach por Cécile Frisch en el Turina, y considerando que tampoco Martínez-Pierret contó con el nutrido público habitual, no pareció ayer ser un día propicio en Sevilla para la música en directo.

Aprovechando una vez más su doble faceta como intérprete y divulgadora, no cabe sino admirar a Carmen Martínez-Pierret por afrontar tan titánico trabajo de manera además muy aguerrida y ejemplar. No veía el final del camino y sin embargo mantenía el buen pulso, el dinamismo y la ilusión que informó el proyecto desde el principio. Entre las más reconocidas y valoradas emergieron de nuevo Fanny Mendelssohn, con una introducción en forma de Melodía que la pianista tradujo con delicadeza y considerable refinamiento, Clara Schumann en un ejercicio tan riguroso como endiabladamente complejo (Toccatina de sus Soirées musicales) y Pauline Viardot, única que podríamos considerar veladamente española entre tantas compositoras francesas y algo menos norteamericanas, de quien interpretó con gracia y desparpajo una Sérénade de aires zarzueleros con sus trinos, abundantes arpegios y ornamentaciones de diversa índole.


Todas estas artistas conocieron en su momento el reconocimiento suficiente como para vivir profesionalmente del medio, y se codearon con algunos de los nombres más insignes de la composición musical de su época, lo que no ha bastado para condenarlas en su mayoría a un olvido del que artistas tan apasionados como Pierret e Israel intentan rescatarlas. Sin atisbo de fatiga y aprovechando cada pausa entre bloques, organizados por lazos sentimentales, géneros musicales, nacionalidades y otros parámetros, para ilustrar sobre las autoras y sus creaciones, la pianista y musicóloga desgranó la sensibilidad de Elisabeth von Herzogenberg, la intensidad de la sufragista Ethel Smyth, la rabiosa técnica de Marie Jaëll, el ritmo contagioso de Chiquinha Gonzaga, la sencillez de Agathe Backer Grondal, el color de la estadounidense Amy Beach, el contraste anímico entre las hermanas Nadia y Lili Boulanger, el ragtime contagioso y bien articulado de la británica Madeleine Dring y la americana May Aufderheide, y el swing brillante de Pauline Alpert y Dana Suesse, hasta desembocar en un intenso y arrebatado arreglo de espiritual negro Troubled Water a cargo de Margaret Bonds. Un amplio muestrario de talentos que tuvieron que lidiar con estigmas y prejuicios, y que sirven todavía para abrir la vía a una lucha a la que desgraciadamente aún le quedan muchas batallas que ganar.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

jueves, 25 de mayo de 2023

CÉLINE FRISCH DISFRUTA CON TODOS LOS REGISTROS DE BACH

Clave en Turina. Céline Frisch, clave. Programa: Las partitas de Bach (I) (Partitas nº 1 en si bemol mayor BWV 825, nº 2 en do menor BWV 826 y nº 4 en re mayor BWV 828, de Johann Sebastian Bach). Espacio Turina, miércoles 24 de mayo de 2023


El Espacio Turina culmina estos días su ciclo de clave, que tuvo la semana pasada como excelentes embajadores a Javier Núñez y Alejandro Casal en un concierto que quienes atendieron tildan de inolvidable y que por motivos de agenda nos fue imposible cubrir en estas páginas. Quince años después de aquel multitudinario recital de Céline Frisch en la Real Academia Sevillana de las Buenas Letras, donde nos dejó un sabor agridulce con su manera de afrontar las Variaciones Goldberg de Bach, la clavecinista francesa regresó a la ciudad para revalidar su fama de excelente, responsable y aguerrida intérprete ante el teclado. Esta vez no hubo fisuras ni atajos en su trabajo, frente a un público más reducido del que tuvo en aquella ocasión; ya se sabe, en Sevilla si no es un evento o un conjunto bien asentado, al margen de las rutilantes celebridades que de vez en cuando nos visitan, las cosas funcionan a medio gas, y el Festival de Música Antigua en el que se enmarcó aquel concierto disfruta afortunadamente de un público incondicional.

Un magnífico clave de dos teclados presidía la escena del Turina antes de que con toda la elegancia aristocrática posible, Céline Frisch abordara una a una las diversas estaciones que integran las tres primeras partitas, que por razones estructurales saltaron de la segunda a la cuarta, dejando la tercera para la sesión de hoy. Compuestas para el deleite y disfrute del intérprete, ya que por entonces la práctica de dar recitales instrumentales solistas frente a una audiencia multitudinaria era harto infrecuente y no se consolidaría hasta Liszt, ya con el piano como protagonista, por lo que no se considera al oyente como sujeto de ese disfrute apuntado por el autor, las partitas engloban tantos humores y espíritus diferentes como números las informan. Frisch acertó con los estímulos necesarios para dar salida a cada estilo y espíritu invocado, en un alarde de concentración y precisión técnica y expresiva de auténtico lujo. A diferencia de las suites inglesas y francesas, éstas son más libres en la forma y mucho más exigentes en la técnica, más sofisticadas en general. Frisch, que en todo este tiempo se ha convertido en toda una experta bachiana, supo traducir todos estos matices en una interpretación depurada en lo técnico y tan sensible como elegante en lo expresivo. Cada gesto propio y cada intuición, elocuentes pausas incluidas, encajó para lograr hacer partícipe al oyente en una experiencia inmersiva.


El Preludio de la primera partita sonó relajado y emocionalmente equilibrado, para a partir de ahí alternar con suma sensibilidad los pasajes ágiles (Allemande y Gigue) y juguetones (un Corrente de estilo italiano o los minuetos) con los más relajados y emotivos, cuidando en extremo la exposición melódica (Sarabande) y la claridad en cada acorde. Por los mismos derroteros deambuló una Partita nº 2 introducida por su estimulante y variada Sinfonía, tras la cual la clavecinista regresaría a desgranar cada movimiento o danza con el mismo virtuosismo acusado antes, haciendo alarde de una inmensa responsabilidad y un consagrado conocimiento del universo del compositor. A destacar en este punto la Sarabanda que tocó con una profunda capacidad de reflexión y la endiablada agilidad expuesta en el Capriccio final. La más distendida nº 4 la abordó con idéntica mesura y una evidente carga afectiva, que se inició con una Obertura majestuosa y elegante, y prosiguió con una depurada exposición de cada movimiento y ágiles movimientos y cruces de manos. Mención especial para una Allemande de carácter airoso que defendió con mucha sensibilidad y sentido de la melodía, al igual que la delicadísima Sarabanda y ese agitadísimo broche final que pone la Gigue. Imposible para el oyente articular palabra alguna inmediatamente después de tan excelsa exhibición de elegancia y sabiduría.

Fotos: Luis Ollero
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

BLANQUITA Justicia de tintes épicos y místicos

Chile-México-Luxemburgo-Francia-Polonia 2022 94 min.
Guion y dirección
Fernando Guzzoni Fotografía Benjamín Echazarreta Música Chloé Thévenin Intérpretes Laura López, Alejandro Goic, Amparo Noguera, Marcelo Alonso, Daniela Ramírez, Ariel Grandón, Katy Cabezas, Nicolás Durán Estreno en el Festival de Venecia 3 septiembre 2022; en España 12 mayo 2023

Después de un par de largometrajes de moderado interés, el todavía joven realizador chileno Fernando Guzzoni salta a la consagración definitiva con este apasionante thriller que le ha valido un premio al mejor guion en el Festival de Venecia y el Colón de Oro en el de Huelva. Aparentemente se trata de un film de juicios con el abuso sexual contra menores en el seno de las instituciones políticas como telón de fondo. Pero la película de Guzzoni va más allá y pretende con éxito y contundencia erigirse en una denuncia y una justa protesta contra el desprecio de la memoria histórica que tantos supuestos demócratas abrazan como única solución a la convivencia, cuando en realidad predican el aquí no ha pasado nada y viva yo y mis circunstancias.

Blanquita es además una revisión de los iconos y mitos puramente religiosos, enmarcados en una realidad moderna pero incómoda, suburbial y residual, allí donde habitan quienes no nos importan, nos incomodan y apenas responden a nuestros intereses e inquietudes. Se trata pues de una apelación a nuestras conciencias, a que mucho tiene todavía que cambiar y apenas se ha hecho nada en algunas democracias, incluida lamentablemente la nuestra, para paliar el dolor de los desafortunados y someter a la más estricta y elemental justicia a quienes imparten sufrimiento parapetados por el poder y la fascinación que el mismo promueve.

Un concepto de nuevo mártir gravita por esta angustiosa y sobrecogedora película basada sorprendentemente en hechos reales, con un sacerdote y una joven madre dispuestos a hacer la justicia que las hipócritas instituciones políticas y religiosas no están dispuestas a conceder para no quebrantar sus cómodas posiciones. El mérito de Blanquita como producto estrictamente cinematográfico deriva de una dirección sobria y elegante, unas interpretaciones sobresalientes y un sentido narrativo inquietante y misterioso que invita a involucrarse en la trama tanto como a sentirse cómplice de la misma y dejarse llevar por el desasosiego que todo eso implica.