viernes, 31 de agosto de 2018

EL TRÍO GOULD CON GLENN EN EL RECUERDO

19º Edición Noches en los Jardines del Real Alcázar. Mariana Todorova, violín. Rocío Gómez, viola. Israel Fausto Martínez, cello. Programa: Variaciones Goldberg BWV 988, de Bach (arr. Sitkovetsky). Jueves 30 de agosto de 2018

Israel Martínez volvió al escenario de los jardines, esta vez en formación de tres, acompañado por dos competentes intérpretes de cuerda estrechamente vinculadas a la Sinfónica de RTVE (Todorova es su concertino en activo). Lo hizo para ofrecernos el muy interesante arreglo que de las Variaciones Goldberg de Bach realizara el compositor, violinista y director ruso Dmitry Sitkovetsky en 1985, con motivo del tercer centenario del nacimiento del compositor de Leipzig. Una pieza que dedicó a Glenn Gould, a cuya memoria a su vez brindó el trío este particular concierto. Sitkovetsky, tío del joven y afamado violinista Alexander Sitkovetsky, alcanzó tal notoriedad con este arreglo y el que a su vez realizó para orquesta de cuerda, que desde entonces son muchas las trascripciones de otros autores que ha realizado para formaciones camerísticas, clásicos y contemporáneos.

Desde que se impusieron los criterios de interpretación historicista resulta delicado, y a veces hasta polémico, regresar al hábito de tocar al piano obras que fueron concebidas para el teclado de la época, el clavicémbalo. Sin embargo interpretaciones de piezas del barroco como las que grabó Glenn Gould continúan siendo pura delicia y experiencias irrepetibles. Sus dos grabaciones de este Aria con variaciones diversas que la leyenda rebautizó como Variaciones Goldberg, ocupan un arco de casi treinta años en el que la tecnología cambió lo suficiente como para tener que conformarse en una primera ocasión con unos cuarenta minutos de duración aptos para los discos de entonces. Algo parecido les ocurrió al Trío Gould, pero esta vez la limitación de tiempo vino impuesta por las condiciones que el Alcázar exige a Actidea para la celebración de estos refrescantes conciertos. La solución fue renunciar a todas las repeticiones, lo que tuvo como resultado una versión algo escuálida y tímida de esta sensacional página, en la que se denotó a menudo falta de volumen y relieve, lo que no sucede con el teclado, más apto para adaptarse a las miniaturas musicales que los conjuntos de cuerda.

Mariana Todorova y Rocío Gómez ya habían interpretado antes
las Variaciones Goldberg con Ángel Gª Jermann como chelista
El arranque fue desalentador, con la excelsa y melódica majestuosidad del aria exhibida sin gracia ni sustancia, algo que quedó sobradamente resuelto en el final da capo. La vibrante primera variación, retomada como bis con sus repeticiones, alivió esa primera sensación, ya con la cuerda suficientemente tensa y bien articulada, a pesar de lo cual fueron bastantes los desajustes entre los intérpretes que salpicaron la velada. Aunque el trío exhibió en todo momento buen oficio y dominio técnico, faltó en general una mayor compenetración y, sobre todo, aliento poético, no obstante alcanzarse en términos generales un estilo y estética muy acordes al universo bachiano, tal como logró Sitkovetsky en su celebrada trascripción para cuerdas. Un arreglo que tiene la virtud de destacar los complejos cambios de registro y juegos de armonía, contrapunto y dinámicas de la pieza original, lo que también encontró suficiente eco en la interpretación de Todorova, Gómez y Martínez.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

UN PAÍS DE PROVINCIAS

Una prueba de lo parciales que son nuestros medios de comunicación y de cómo nos cuentan la historia a su antojo con el fin de manipular la opinión pública y controlar a la ciudadanía, la tenemos de forma menos trascendental que cuando se trata de cuestiones más fundamentales como el independentismo catalán, la praxis judicial o el comportamiento de nuestra monarquía, por poner sólo algunos ejemplos, en una noticia que se daba ayer en el telediario de la televisión pública. Al parecer la Gran Vía madrileña acogerá en apenas un mes el estreno mundial de un musical enteramente español basado en El médico de Noah Gordon, anticipándose a un posible salto a Broadway, previa conveniente adaptación. Una exclusiva por lo tanto de Madrid.

A los lectores de este blog, de El Correo de Andalucía y de otros medios locales, así como los miles de espectadores que asistieron a su estreno en FIBES el pasado mes de diciembre, no se les escapa que este musical es la última de las iniciativas del Liceo de Moguer, tras el éxito cosechado por su particular revisión de El fantasma de la ópera y el primer intento de un musical español al estilo West End y Broadway, la adaptación de Germinal de Emilio Zola. Tampoco que su puesta de largo tuvo lugar en la capital andaluza. El apoyo incondicional que el Ayuntamiento de esa localidad onubense viene prestando al Liceo posibilitó que se pudiera contar con ayuda de fuera de su ámbito tanto en cuestiones técnicas como artísticas, enriqueciendo la propuesta.

Pues bien, ninguno de estos aspectos fueron divulgados en la noticia ofrecida en TVE, para la que el estreno de El médico en Madrid supone su premier absoluta y nada se dijo de Moguer ni sus artífices. Vamos, que lo convirtieron en otro hito del que los madrileños llaman Broadway español, en este caso con el aliciente de tratarse de una producción enteramente española, música y libreto incluidos, buscando quizás repetir el éxito francés de Los miserables y Miss Saigon. Así es España, centralista aún en el siglo XXI. Nada pasa más allá de Madrid, y acaso la cada vez más inalcanzable Barcelona. Los demás sólo somos provincias, como en época de Franco.

miércoles, 29 de agosto de 2018

SEPHARDICA Y LA MEMORIA DE LOS DESHEREDADOS

19º Edición Noches en los Jardines del Real Alcázar. Emilio Villalba, cuerdas pulsadas y frotadas. Sara Marina, percusiones y teclados. Ángeles Núñez, canto. Programa: Música de la tradición sefardí. Martes 28 de agosto de 2018


El integrismo religioso de los Reyes Católicos llevó a la expulsión el mismo año del Descubrimiento de miles de judíos españoles, que tanto habían contribuido con su sabiduría y riqueza al enriquecimiento de la península, reflejo de una sana integración y diversidad cultural. Una decisión de raíz claramente fascista que obligó a estas comunidades a abandonar sus bienes y hogares, enfrentarse a un futuro incierto y desplegarse por multitud de países mediterráneos, donde su acervo cultural lograría mantenerse vivo e intacto para regocijo de quienes lo recuperan y hoy nos lo acercan. Esto es especialmente tangible en el caso de la música, con un rico y variado cancionero que hoy sirve a formaciones como Sephardica para forjar repertorios atractivos en los que lo histórico se da la mano con lo popular y a través de licencias legítimas se hace sonar al gusto de los públicos actuales.

Con voz impostada, Sara Marina, forjadora de la formación junto al sevillano Emilio Villalba, recitó recuerdos de una infancia robada, la de millones de niños que fueron expulsados junto a sus familias de las tierras que habitaban y que con su memoria y orgullo forjaron lo que denominamos comunidad sefardí, una España imaginaria repartida por otros países de nuestro entorno, de la Europa Mediterránea al norte de África. Una licencia poética e intencionada que a algunos nos recordó al niño Aylan, yaciente en una playa turca y símbolo del actual drama de los refugiados sirios, que demuestra cómo la historia se repite y poco o nada aprendemos de ella. Las influencias de esos países donde se refugiaron los judíos expatriados, convenientemente tamizadas por el paso del tiempo y el cambio de gustos, propiciaron un agradable concierto en el que la belleza de las canciones primorosamente recuperadas por Villalba y Marina y entonadas con entrega y pasión por la voz sensual y aterciopelada de Ángeles Núñez, cautivaron a un público condicionado también por el carácter indiscutiblemente nostálgico de la propuesta.

Valió la pena por nuestra parte recuperar esta propuesta de Sephardica en la última de sus tres comparecencias de esta edición de las Noches en el Alcázar, dejarnos conmover por su iniciativa y maravillarnos con el dominio y el tesón de Villalba a la cuerda y el salterio, muy especialmente en el uso de la fídula, tañendo el arco con mucho sentimiento y elegancia. Marina empleó un claveciterio en su cometido, además de panderos representativos de la época y otros instrumentos de percusión, como el recurrente darbuka, empleando también en ello sencillez, elocuencia y elegancia. De hecho, todos los arreglos hicieron gala de un incontestable buen gusto. Y Núñez nos llevó de viaje, a través de su voz bien educada, perfectamente colocada y de emisión natural, con inclinación por los arabescos y ciertos dejes aflamencados, a través de diversas facetas de la cultura sefardí, de la ruda a las berenjenas, pasando por las canciones de cuna, todo tan arraigado en nuestra propia cultura que ni estos infames reyes nos lo pudieron arrancar.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

lunes, 27 de agosto de 2018

HOTEL SALVACIÓN Por la senda del elefante

Título original: Hotel Salvation
India 2016 91 min.
Dirección Shubhashish Bhutiani Guión Subhashish Bhutiani y Asad Hussain Fotografía David Huwiler y Michal McSweeney Música Tajdar Junaid Intérpretes Adil Hussain, Lalit Behl, Geetanjali Kulkarni, Palomi Ghosh, Naunindra Behl, Anil K. Rastogi Estreno en el Festival de Venecia 2 septiembre 2016; en India 7 abril 2017; en España 24 agosto 2018

Sorprende que un joven director elija para su debut en el largometraje una historia sobre aceptación y superación de la muerte. En Hotel Salvación un hombre de edad considerable pide a su hijo, siempre ocupado en un trabajo que no le aporta más que sustento pero casi ninguna felicidad, que le acompañe a una especie de santuario a orillas del Ganges para esperar una muerte inminente. Nada hace sospechar sin embargo que ni la suya ni la de otros huéspedes con el mismo empeño estén saboreando sus últimos alientos de vida, y sin embargo allí están a la espera de algo que más parece elegido y aceptado que impuesto por la propia naturaleza de la vida. El tratamiento visual luminoso, su elegante cadencia dramática, la encantadora música que la ilustra, y las relajadas y comedidas interpretaciones de su elenco protagonista, sin aditamentos edulcorantes ni subrayados innecesarios, son los ingredientes que una vez bien sazonados y cocinados por el lúcido director, contribuyen a ofrecer un relato amable y sencillo que funciona como cuento exótico sobre lo que verdaderamente importa y el valor perverso que damos a lo que nos rodea. Casi como un proverbio, aunque con altibajos narrativos que restan emotividad al asunto, la cinta de Bhutiani nos invita a reflexionar sobre el único sentido de la vida, buscar la felicidad cada día, sin dejar pasar ni uno extra esperando un futuro incierto y dejando quizás que esa dicha se nos escape de las manos, sin aprovechar la posibilidad de vivir como queremos, sin artificios ni falsas comodidades. En esta senda de los elefantes que recorre nuestro sabio anciano protagonista, asistimos a una relajación de los sentidos y del espíritu, con un padre de familia abrumado por las dudas, perdido entre la responsabilidad y el corazón, al que una experiencia relacionada con la muerte le iluminará para quizás afrontar el futuro con mayor lucidez y optimismo, y terminar así siendo el verdadero salvado de la función. Curiosamente el actor Adil Hussain incorpora un personaje con inquietudes parecidas al que daba vida en El viaje de Nisha, estrenada entre nosotros y nosotras una semana antes, pero con un comportamiento muy diferente, fruto de un bagaje espiritual y cultural más abierto y sensible, abono ideal para habitar en paz y comunión con nuestros seres queridos, que al final es lo que de verdad importa.

ALPHA Un cuento más aceptable que convincente

USA-Reino Unido 2018 96 min.
Dirección Albert Hughes Guión Dan Wiedenhaupt Fotografía Martin Gschlacht Música Joseph S. DeBeasi y Michael Stearns Intérpretes Kodi Smit-McPhee, Jóhannes Haukur Jóhannesson, Leonor Varela, Natassia Malthe, Mercedes de la Zerda, Marcin Kowalczyk, Priya Rajaratnam, Jens Hultén, Spencer Bogaert, Patrick Flanagan y la voz de Morgan Freeman Estreno en Estados Unidos 17 agosto 2018; en España 24 agosto 2018

Después de dirigir junto a su hermano Allen un par de películas de culto en ciertos ámbitos, Menace II Society (Infierno en Los Angeles) y Dead Presidents (Dinero para quemar) y otras dos más comerciales pero de considerable impacto visual, Desde el infierno, que revisaba el mito de Jack el Destripador, y El libro de Eli, con Denzel Washington habitando un futuro apocalíptico, Albert Hughes dirige su primera película en solitario (su hermano se emancipó antes con Broken City, que aquí se llamó La trama y tenía como protagonistas a Mark Wahlberg y Russell Crowe). La prehistoria es el telón de fondo elegido para este debut, y un cuento sobre liderazgo y camaradería su trasunto. Publicitada como el origen de las mascotas, Alpha cuenta la historia de un guerrero y su tribu ambientada en la última glaciación, hace veinte mil años, y cómo tras sufrir un terrible accidente es dado por muerto y abandonado. Su supervivencia y la de un lobo alfa que también es abandonado a su suerte por su manada, se convierte en eje alrededor del cual gira este canto a la naturaleza, la magnificencia del planeta, su generosidad y también adversidad antes de sufrir la invasión abusiva del hombre y su asunción de la condición de dueño absoluto del entorno. Es en este sentido donde la película triunfa sin paliativos, ofreciendo majestuosas imágenes de parajes vírgenes y espectaculares, y transmitiendo esa sensación del daño que le hemos hecho al planeta, el legado tan empobrecido que dejamos a nuestros descendientes y la sensación de que hemos dado la espalda a todo ese sensacional mundo que nos rodea. Lástima que en el viaje que emprendemos junto a los protagonistas suframos muchos altibajos y se sucedan episodios más aceptables que convincentes, con lagunas de guión y cierta sensación de falta de rigor en muchos sentidos. Más cerca de los modelos Raquel Welch de Hace un millón de años y Dennis Quaid de Cavernícola, que de los primitivos de En busca del fuego, asistimos sin embargo a costumbres aproximadamente documentadas, con el añadido de un lenguaje inventado que aporta algo más de verosimilitud al conjunto, creación de una lingüista antropóloga de la Universidad de Columbia, Christine Schreyer. Pero donde más naufraga la oferta es en la emoción, resolviendo con efectos digitales situaciones que de haber disfrutado de un tratamiento más natural habrían resultado más emotivas. Nuestro aplauso sin embargo para la sorpresa final, que redefine el concepto de liderazgo de la manada, extensible a la tribu y nuestra moderna sociedad, y da cierta pista para sospechar cuánto habría pervertido el hombre la Historia a su antojo para discriminar a quienes no le interesa. Merece reconocer también el trabajo del protagonista, Kodi Smit-McPhee, que creció en la pantalla con La carretera y Déjame entrar, y maduró ante nuestros ojos con Slow West y X-Men Apocalipsis, mientras aquí mantiene el tipo durante toda la función de forma bastante satisfactoria.

¿QUIÉN ESTÁ MATANDO A LOS MOÑECOS? La peor versión de los Muppets

Título original: The Happytime Murders
USA 2018 91 min.
Dirección Brian Henson Guión Todd Berger y Dee Robertson Fotografía Michell Amundsen Música Christopher Lennertz Intérpretes Melissa McCarthy, Elizabeth Banks, Maya Rudolph, Joel McHale, Cynthy Wu, Leslie David Baker, Jimmy O. Yang, Colleen Smith Estreno en simultáneo en España y Estados Unidos 24 agosto 2018

La sombra de Judd Apatow, los Farrelly y otros pervertidores de la otrora elegante y sofisticada comedia americana, ha llegado a los Teleñecos, y el actual gestor del legado de su creador, Jim Henson, ha caído rendido a sus pies y a los dividendos que se le prometen. Aunque a juzgar por la mediocridad que impera en general en esta infame cinta, puede que ni siquiera la taquilla responda como se esperaba. Brian Henson ha gestionado la marca paterna en televisión y un par de académicas revisiones del universo muñequero en películas como Los teleñecos en un Cuento de Navidad y Los teleñecos en la Isla del Tesoro. Ahora debe haber sufrido una alteración nerviosa considerable que le ha llevado a firmar una de las películas más horrorosas que hemos visto en mucho tiempo, considerando su potencial y nuestra memoria. De hecho en Francia su cartelería hace constar fehacientemente que no se trata de una película para niños. No es agradable ver a estos deslenguados personajes de fieltro, de parecido más que considerable con esas estrellas de nuestra infancia aludidas, practicando sexo de la manera más soez y gamberra posible, diciendo tacos sin parar y procurando hacer reír y sorprender, entre otras lindezas, con momentos prestados de Instinto básico, música incluida, y corroborando esa reciente tendencia americana de resultar lo más grosero posible. Ni La fiesta de las salchichas era tan ofensiva, y desde luego resultaba mucho más ingeniosa. Y todo eso ocurre inspirándose descaradamente en ¿Quién engañó a Roger Rabbit? hasta el punto de que el título español, que traiciona el original de Los crímenes de Happytime, que es el show televisivo de los noventa cuyos personajes van desapareciendo paulatinamente en manos de un o una misteriosa asesina, parece incidir en ese parecido, con un Los Angeles donde conviven humanos y moñecos (nuestros avispados distribuidores han traducido a los tradicionales muppets con este horrible término, justo ahora que los personajes son sencillamente puppets, es decir marionetas o títeres) y siguiendo el esquema clásico del cine negro americano, con antihéroe de vuelta de todo, femme fatale, secretaria recatada y enamorada, y el añadido supuestamente divertido de la terrible Melissa McCarthy engrosando una filmografía dominada por este tipo de comedias burdas y de excesivo mal gusto. Pero no intenten buscar el ingenio ni la vistosidad de la película de Zemeckis, y quédense si acaso con un posible mensaje de respeto a la diversidad, por rascar algo, incluso con uniones maritales entre humanos y muñecos. Por el contrario se insiste en ofrecer una imagen distorsionada de la mujer, objeto sexual, vengativa y rencorosa, más si además es lesbiana.

jueves, 23 de agosto de 2018

HACIENDO JUSTICIA A BOCCHERINI

19º Edición Noches en los Jardines del Real Alcázar. Rafael Ruibérriz de Torres, flauta. Pablo Gutiérrez e Irene Benito, violín. Marta Mayoral, viola. Alejandro Marías, violonchelo. Programa: Quintetos para flauta y cuerda Op. 55, de Boccherini.
Miércoles 22 de agosto de 2018

Rafael Ruibérriz y el Cuarteto Francisco de Goya vienen grabando desde noviembre pasado la integral de quintetos reconocidos para flauta de Luigi Boccherini. Cada sesión ha ido seguida de su interpretación en concierto, primero el Op. 17 en Cádiz, después el 19 en febrero en el Hospital de la Caridad y ahora el más distanciado en el tiempo 55 en las Noches del Alcázar. Un esfuerzo considerable, más teniendo en cuenta que han empleado para ello, como suele ser habitual, instrumentos concebidos con carácter historicista, lo que puede afectar a la sedosidad y sensualidad de las páginas, pero contribuye a generar una percepción más fiel del trabajo del compositor luqués afincado en los dominios del Infante Luis Antonio de Borbón.

La ocasión hace justicia a un puntal del clasicismo, quizás anclado parcialmente en un desfasado rococó, seguramente por lo alejados que solíamos estar en este país de las vanguardias europeas, lo que no fue un obstáculo para competir con Haydn en lo que a creación del cuarteto clásico se refiere, extensible a sus numerosísimas composiciones para otras formaciones camerísticas protagonizadas fundamentalmente por la cuerda. De ello constituyen insigne demostración estos seis quintetos concebidos indistintamente para oboe o flauta, más divulgados con el primer instrumento y reivindicado ahora por este valioso y joven conjunto de cámara español, sobre todo en su vertiente historicista, lo que constituye prácticamente una novedad. Ruibérriz, que ilustró la velada con detallistas notas biográficas del autor, ha logrado con el paso de los años definir un estilo propio basado en la sutileza y la amabilidad, reprimiendo el lucimiento vigorizante y virtuosístico con el que otros atacan estos repertorios. En sus manos la flauta suena dulce, amable y llena de encanto, muy integrada en el resto del conjunto, henchida de poética envolvente y muy atenta a detalles rítmicos y melódicos con su meticuloso fraseo.

Los y las integrantes del Goya ejercieron su parte con mucho interés y notable profesionalidad, logrando a pesar de la aspereza instrumental momentos de gran seducción tímbrica y asombrosa intensidad. Los centelleantes arpegios de Gutiérrez armonizaron con la fuerza evocadora de Marías al violonchelo, instrumento al que Boccherini prestaba especial atención como gran intérprete de él que era. Benito y Mayoral contribuyeron con fuerza y a la vez elegancia y armoniosidad a convertir estas pequeñas obras en rutilantes piezas de orfebrería, con enérgicos y vibrantes allegros y minuetos, así como expresivos y melancólicos andantes. Una forma de hacer justicia al catálogo de quien vivió en un país que nunca ha sabido vender lo suyo; de hecho tuvo que confiar en Pleyel de París, entre otros, la publicación de sus obras. En otras lides quizás hubiera rivalizado con Mozart y Haydn en lugar de ser un secundario de lujo.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

miércoles, 22 de agosto de 2018

EL VIAJE DE NISHA Terror bíblico por el que dirán

Título original: Hva vil folk si
Noruega-Alemania-Suecia 2017 106 min.
Guión y dirección Iram Haq Fotografía Nadim Carlsen Música Lorenz Dangel y Martin Pedersen Intérpretes Maria Mozhdah, Adil Hussain, Ekavali Khanna, Rohit Saraf, Ali Arfan, Sheeba Chaddha, Jannat Zubair Rahmani, Lalit Parimoo, Nokokure Dahl, Isak Lie Harr Estreno en el Festival de Toronto 9 septiembre 2017; en Suecia 9 marzo 2018; en España 17 agosto 2018

Hace apenas unos meses se estrenaba Custodia compartida, un film de Xavier Legrand sobre violencia de género tratado como auténtica pesadilla de terror. Ahora le toca el turno al choque cultural entre occidente y oriente que sufren las generaciones que han crecido en Europa a la sombra de sus países de origen, que recibe también un tratamiento claro y evidente de cinta de terror por parte de su directora, que a la sazón ha sufrido en propia persona el martirio juvenil que denuncia. Éstos son los auténticos terrores que azotan nuestra rutina y generan mayor desasosiego entre nosotros y nosotras, por encima de demonios y fantasmas, que a menos que se descubran nuevas fórmulas, como en la reciente Hereditary, no provocan más que hastío y aburrimiento. Con sólo una película en su haber, I Am Yours, una romántica crónica también con el choque cultural aludido como telón de fondo, la realizadora noruega de origen paquistaní Iram Haq consigue ahora una película desgarradora, inquietante y aterradora casi desde el minuto cero, sobre una joven atrapada entre un mundo de supuesta libertad y respeto a su individualidad, y ese otro lastrado por una cultura represora y hasta castradora, en la que el que dirán – título internacional por cierto mucho más ilustrativo que el elegido por nuestros sabios distribuidores – cobra una importancia trascendental. Una situación que a quienes vivimos en regímenes presuntamente democráticos y laicos puede resultarnos chocantes, pero que no olvidemos sufrimos hasta hace poco también en nuestras carnes, y aún se dan en ciertos ambientes y situaciones. Es la herencia de culturas asentadas fundamentalmente en religiones, algo de lo que esta película se hace ingeniosa e inteligentemente eco con alguna secuencia sorprendentemente aterradora de contornos absolutamente bíblicos, aún a riesgo de parecer incoherente con el discurso interno de este drama asfixiante. Y es que hay una segunda intención en esta demoledora seudoficción; se trata de una difícil relación paterno filial en la que la falta de comunicación y la sinrazón ciega y burda impiden cualquier tipo de entendimiento, aunque en el fondo haya más de un punto en común entre ellos y cierta implicación cultural por parte del progenitor en el mundo en el que le ha tocado vivir. Más miedo da sin embargo la postura incomprensiblemente cerrada del hermano de la protagonista, tan anclado en ese bagaje machista y superficial como sus ancestros. Pero en el fondo lo que más aterra es lo solos que podemos sentirnos en más de un momento de nuestras efímeras e incomprensibles vidas, más grave aún cuando son nuestros seres queridos, y más concretamente la cacareada familia, quienes nos dan la espalda y esgrimen el corrupto significado de la culpa para martirizarnos, en favor de un qué dirán tan impreciso como lacerante. Impecables las interpretaciones de padre e hija, especialmente ella y su gesto de desbordante terror, incapaz de asimilar todo lo que se le viene encima como consecuencia de una conducta sólo reprobable por quienes están dominados por la mezquindad más absoluta, producto de esa losa religiosa que tanto mal ha hecho a una humanidad siempre en peligro.

martes, 21 de agosto de 2018

EL PACTO Invocando todos los males

España 2018 90 min.
Dirección David Victori Guión Jordi Vallejo y David Victori Fotografía Elías M. Félix Música Miquel Coll Intérpretes Belén Rueda, Darío Grandinetti, Mireia Oriol, Antonio Durán, Josean Bengoetxea, Carlus Fábrega, Vanessa Buchaca Estreno 17 agosto 2018

Hay directores que debutan en el largometraje después de una exitosa carrera como cortometrajistas. Es el caso del joven catalán David Victori, que logró que un mediometraje suyo concebido para internet, Zero, fuese producido por Michael Fassbender y Ridley Scott como consecuencia de haber ganado unos años antes con otro corto, La culpa, Your Film Festival, una plataforma promovida por Youtube, la Bienal de Venecia y Scott Free Productions. De ahí pasó a Televisión Española con la serie de intriga Pulsaciones, codirigida por Emilio Aragón y David Ulloa, y ahora éste su primer largometraje auspiciado también por el ente público. Lo que resulta inexplicable con todas estas credenciales es que el resultado sea tan mediocre, basado en un guión que de no haber sido precedido por tantos reconocimientos hubiera ido directamente a la basura. Enmarcada dentro de ese género específico que es el cine fantástico y de terror español, que se cultiva desde hace una veintena de años y tiene a Belén Rueda como incuestionable musa, Victori ofrece una disparatada y ridícula historia de pactos con el diablo que ni provoca interés ni genera atmósfera alguna, por mucho que lo intente a fuerza de recurrentes oscuridades, lluvias y susurros varios. Falta de todo en esta fallida película, desde intensidad dramática a plausibilidad, estilo, lógica, ritmo y garra. Casi desde un principio todas sus premisas degeneran provocando el desinterés general, siendo todos estos males y no los generados desde un presunto más allá los realmente invocados en su tedioso desarrollo.

jueves, 16 de agosto de 2018

MEGALODÓN Acuario Jurásico

Título original: The Meg
USA-China 2018 113 min.
Dirección Jon Turteltaub Guión Dean Georgaris, Erich Hoeber y Jon Hoeber, según la novela de Steve Alten Fotografía Tom Stern Música Harry Gregson-Williams Intérpretes Jason Statham, Bingbing Li, Rainn Wilson, Ruby Rose, Winston Chao, Cliff Curtis, Robert Taylor, Masi Oka, Olafur Darri Olafsson, Shuya Sophia Cai, Page Kennedy, Jessica McNamee, Masi Oka Estreno simultáneo en Estados Unidos, China y España 10 agosto 2018

Hace años que nuestros cines han sustituido el cartel de Cerrado por vacaciones por una auténtica avalancha de películas destinadas a pulverizar la taquilla. La mayoría de estas cintas vienen anunciándose ya antes de su estreno como taquillazos, entre las que esta temporada se encuentran Jurassic World 2, Han Solo o Misión Imposible 6, por citar algunas; otras se convierten en éxito inesperado, como podría ocurrirle a esta nueva variante de escualo asesino, un ciclo inaugurado hace más de cuarenta años por Spielberg y nunca igualado, y del que hemos podido disfrutar de algunos títulos estimables como Deep Blue Sea, Open Water o la más reciente Infierno azul. Pero Megalodón, basada en una novela del presuntamente especialista en criaturas prehistóricas Steve Alten, se inspira no sólo en el clásico de los setenta sino en películas más delirantes de las últimas décadas como Bait, en la que un tsunami arrastra a un tiburón hasta un supermercado, Sharknado, donde una mutación hace volar a los tiburones, o Sky Sharks, protagonizada por tiburones zombies manipulados por nazis. Megalodón no es el primer tiburón prehistórico de dimensiones mastodónticas que surca nuestras pantallas; ya lo hicieron con pretensiones más humildes Jurassic Shark o Megashark. Pero sí supone un insólito esfuerzo por aunar fuerzas estadounidenses y chinas para poner en pie una delirante y muy refrescante película de aventuras submarinas que es capaz de combinar con acierto humor y desfachatez, los universos de Julio Verne, Spielberg y todas estas comedias de terror aludidas, y convertir la gran pantalla en un festín en el que lo de menos es el disparate de su propuesta argumental y sus giros de guión, o sus ridículos diálogos, tanto como las situaciones a las que se enfrenta el superhéroe e imprescindible Jason Stratham en un papel que podría relanzar su desvirtuada carrera. Todo un espectáculo no orientado al terror sino a la comedia y la aventura, algo que el director John Turteltaub está más que acostumbrado gracias a cintas como La búsqueda, o manejando con soltura y solvencia otros géneros en Instinto, Phenomenon, Mientras dormías o ese Ocean’s Eleven de geriátrico que fue Plan en Las Vegas. Y si toda esta lujuria de ataques letales, playas infestadas en las que se desata la histeria, barcos engullidos y luchas encarnizadas, se disfruta con la nueva tecnología 4XD que reproduce agua, viento, rayos y meneos desatados, todavía más y mejor la diversión prometida y cumplida, aunque se haya colado también la inevitable niña pedante de turno.

EL REHÉN Moderada intriga de acción y diplomacia

Título original: Beirut
USA 2018 109 min.
Dirección Brad Anderson Guión Tony Gilroy Fotografía Björn Charpentier Música John Debney Intérpretes Jon Hamm, Rosamund Pike, Mark Pellegrino, Dean Norris, Shea Whigham, Idir Chender, Hichame Ouraga, Leila Bekhti, Kate Fleetwood, Colin Stinton, Yoav Sadian, Jonny Coyne, Larry Pine Estreno en Sundance 22 enero 2018; en Estados Unidos 11 abril 2018; en España 10 agosto 2018

Un charlatán diplomático con afán de protagonismo, interpretado por el televisivo Jon Hamm, se encarga al arranque de esta película de explicar con cristalina sencillez, apta hasta para niños, los múltiples problemas por los que atravesaba la todavía joven y aparentemente próspera república libanesa a principios de los setenta, y que convergerían en una cruenta guerra civil que hasta hoy se considera germen del polvorín que lleva destruyendo a musulmanes y cristianos en Oriente Medio, a raíz de la presencia del estado israelí en tierras palestinas. Con idéntica sencillez el guionista Tony Gilroy, famoso por su saga Bourne, nominado al Oscar por Michael Clayton y autor del primer spin off galáctico, Rogue One, firma un impecable libreto de manual en el que encaja todo lo previsible y políticamente correcto, que hoy pasa por considerar Estados Unidos como un país beligerante y entrometido pero habitado por ciudadanos en su mayoría responsables y dignos, y a los terroristas una vez alimentados por el sistema como víctimas de una sucesión de erráticas e injustas políticas internacionales. Con un equipo de saldo que incluye al protagonista de Mad Men todavía buscando su lugar en la gran pantalla, y a la elegante y misteriosa Rosamund Pike intentando sin éxito revalidar el reconocimiento cosechado con Perdida, en lugar de los más solventes George Clooney y Nicole Kidman, y a un artesano realizador como Brad Anderson, curtido en cine independiente, Próxima parada Wonderland, coproducciones españolas como El maquinista y Transsiberian, y mucha televisión, llevando con buen ritmo y sentido de la tensión esta intriga aseada que logra lo que muchas producciones más ambiciosas no consiguen, atrapar de principio a fin aunque sin apasionar, precisamente porque se le ven las costuras de manual en el que es fácil reconocer las constantes que alimentan el género, sin molestar a nadie ni abrir nuevos horizontes, ni tan siquiera despejar dudas o despertar conciencias. Casi se agradece no obstante que no pretenda más que entretener, y se reconoce el esforzado y antipático trabajo de Hamm, que no pierde ese carácter pedantorro que exhibe en su prólogo y paga además el recurrente peaje de darse a la bebida como resultado una vez más de una experiencia traumática.

sábado, 11 de agosto de 2018

SOLO Extenuante y agónica epopeya, brillantemente resuelta

España 2018 92 min.
Dirección Hugo Stuven Guión Santiago Lallana y Hugo Stuven Fotografía Ángel Iguacel Música Sergio Jiménez Lacima Intérpretes Alain Hernández, Aura Garrido, Ben Temple, Leticia Etala Estreno en el Festival de Málaga 18 marzo 2018; en salas comerciales 3 agosto 2018

Ahora comprendemos por qué en España el spin off de La guerra de las galaxias se llama Han Solo y no simplemente Solo, como su título original; había que dejar hueco para esta película del hijo del mítico realizador de televisión Hugo Stuven, que se presentó en Málaga fuera de concurso, unos tres meses antes de que se estrenara el blockbuster americano. Tras la inquietante Anomalous, Stuven nos presenta un film que nos viene estupendamente para denunciar una vez más la precariedad a la que se tiene que enfrentar continuamente el cine hecho aquí. Y no nos referimos a la falta de recursos, que salta a la vista han sido holgados y excelentemente aprovechados, sino a una ausencia absoluta de imaginación y ambición a la hora de publicitarla; es en el márketing donde frecuentemente falla nuestra maquinaria cinematográfica, y no digamos ya esa que supuestamente no cuesta nada y llega en forma de opinión de la crítica. Un sector que siempre se muestra especialmente exigente y reticente cuando de producto patrio se refiere. Vamos, que si esto lo hubiera dirigido Robert Zemeckis y protagonizado Bradley Cooper, por citar algún nombre, los elogios se hubieran sucedido por cientos. Pero a nosotros nos cuesta más, y vaya si la película tiene méritos para haber sido estrenada de forma más generosa y no tan de tapadillo. Stuven nos cuenta la agonía extrema a la que tuvo que enfrentarse el surfista Álvaro Vizcaíno cuando en septiembre de 2014 se precipitó por un acantilado y acabó en un mar encrespado a merced de las olas y los arrecifes, con roturas y magulladuras por todo el cuerpo y cuarenta y ocho horas por delante para sobrevivir o dejarse llevar por la desidia y el agotamiento. Una empresa bien planteada y desarrollada por el realizador y un impecable equipo de desconocidos, entre los que destaca una luminosa y espléndida fotografía que aprovecha como nunca los extraordinarios escenarios naturales de Fuerteventura, una sensacional banda sonora que potencia el drama a la vez que ilustra con creatividad y modernidad una historia de superación como ésta, y un meticuloso montaje clave para sufrir en carne propia las terribles vicisitudes a las que se ve expuesto nuestro aguerrido protagonista. Stuven tiene además el acierto de dejarnos respirar de vez en cuando con momentos de relax entre oníricos y reflexivos, en los que tiene cabida la belleza de Aura Garrido intentando dar sentido al drama interior de un hombre insatisfecho en una sociedad de la que se siente solo y ajeno. Puede que sea precisamente en ese retrato psicológico del personaje, con el que por cierto Alain Hernández, habitual secundario puntualmente protagonista de algunos títulos como Plan de fuga o Que baje Dios y lo vea, realiza un trabajo extenuante con el que sabe transmitir toda la agonía de su personaje, donde la cinta se muestra algo más floja, así como en un epílogo que se nos antoja innecesario y superficial, justo antes del emocionante documento real que pone punto y final a esta extenuante epopeya. Ahora esperemos que sepan venderla en el mercado internacional, lo merece.

viernes, 10 de agosto de 2018

LLENOS DE VIDA La revolución francesa

Título original: Place publique
Francia 2018 98 min.
Dirección Agnés Jaoui Guión Agnès Jaoui y Jean-Pierre Bacri Fotografía Yves Angelo Música Fernando Fizsbein Intérpretes Agnès Jaoui, Jean-Pierre Bacri, Léa Drucker, Kévin Azaïs, Nina Meurisse. Sarah Suco, Héléna Noguerra, Miglen Mirtchev, Frédéric Pierrot, Eric Viellard, Olivier Broche Estreno en Francia 18 abril 2018; en España 27 julio 2018

Ya va siendo hora de que algún productor o productora suficientemente inteligente y avispado proponga alguna película como ésta pero enfocada a un público más amplio, de esos que llenan las salas y engullen palomitas como si les fuera la vida en ello, porque los incondicionales de este tipo de mensajes ya estamos curados de espanto y propuestas como éstas ya no nos hacen ni reflexionar. Se trata de diseccionar una vez más ese retrato generacional de quienes una vez tuvieron ideales y hasta se propusieron cambiar el mundo y hoy han sucumbido al encanto de la burguesía, discreto o no, sus placeres y miserias. Una fiesta sirve como detonante de ese choque entre quienes traicionaron sus propios ideales y quienes creen seguir respetándolos, aunque en el fondo se han adaptado igualmente a las comodidades del mundo burgués, o incluso alto burgués, lo más parecido a aquella aristocracia que sucumbió bajo la guillotina en esa Plaza de la Bastilla a la que el título original, Plaza Pública, parece estar refiriéndose. No es casualidad que esa nueva pléyade de poderosos y famosos no sean condes ni duques o marqueses, ahora son estrellas  de la radio, internet y la televisión, con méritos labrados durante décadas o simplemente efímeros dada la fuerza de la tecnología, capaz de mantenernos enganchados al pinganillo incluso cuando celebramos la adquisición de una magnífica casa rural a media hora de París y con labradores a los que someter y avasallar como sufridos vecinos. Todo muy calculado, incluso los a menudo afilados diálogos, saldo la comicidad, que una vez más es tan francesa que volvemos a cuestionarnos porqué en los últimos años ha proliferado tanto la presencia de comedias francesas en nuestras pantallas. Detrás de este ambicioso producto se encuentra una pareja de bienavenidos ex marido y mujer, Bacri y Jaoui, que en sus principios como guionistas y realizadora nos ofrecieron un regalo muy suculento, Para todos los gustos, y otro que tampoco estaba mal, Como una imagen. Las costuras ahora se ven más y la inspiración se ha agotado hasta el punto de abusar de tópicos y personajes archivistos, entre hijos de papá desagradecidos, lujuriosos y venerables ancianos mediáticos y celos machistas y desproporcionados; pero la idea no está mal, sólo que merecería llegar a ese público domesticado y conformista, que no necesariamente poco formado, que sólo asoma por las salas cuando de ver a superhérores y comedias burdas americanas se trata.

BLACKWOOD ¿Qué hacer con un material de encargo tan endeble?

Título original: Down a Dark Hall
España-USA 2018 96 min.
Dirección Rodrigo Cortés Guión Mike Goldbach y Chris Sparling, según la novela de Lois Duncan Fotografía Jarin Blaschke Música Víctor Reyes Intérpretes AnnaSophia Robb, Uma Thurman, Victoria Moroles, Isabelle Fuhrman, Noah Silver, Rosie Day, Kirsty Mitchell, Jodhi May, Taylor Russell, Jim Sturgeon, Rebecca Front, David Elliott, Josep Linuesa Estreno en España 3 agosto 2018; en Estados Unidos 17 agosto 2018

El director gallego Rodrigo Cortés se ha caracterizado hasta el momento por llevar a la pantalla empresas complejas y en cierto modo desafiantes. Concursante y, sobre todo, Enterrado lo demuestran. Precisamente esta última le abrió las puertas del cine americano con Luces rojas, donde dirigió entre otros nada más y nada menos que a Robert de Niro, un sueño para cualquiera de nuestros cineastas. Han pasado seis años desde entonces, en los que sólo ha dirigido un par de cortometrajes. Un encargo pretende ahora que consiga eso, un reto o una empresa compleja, que no es sino convertir en algo digno otro endeble material de la escritora Lois Duncan, autora de la inefable Sé lo que hicisteis el último verano, de la que actualmente se está rodando una nueva versión. A Cortés se le nota precisamente eso, que está haciendo una película de encargo, plagada de lugares comunes, situaciones y personajes arquetípicos, mil veces vistos en la pantalla, diálogos ridículos y efectos muy manidos. Pero al menos aprovecha para hacer un ejercicio seguramente muy respetado por él, crear un auténtico ambiente de novela gótica, algo que lamentablemente sólo consigue parcialmente. Una fotografía más oscura que tenebrista y unos acontecimientos que aunque curiosos, en los que se mezclan musas y médiums para hacer tesis sobre algo que tantas veces hemos lamentado cuando grandes artistas han fallecido activos, no acaban de cuajar en sus postulados y resoluciones, dan al traste con un trabajo que podría haber resultado más inquietante pero que se queda en flojo entretenimiento que no funciona ni siquiera frente al público adolescente al que parece ir enfocado. Crear atmósfera gótica no significa emular algunos de los pasajes más reconocibles de la legendaria Rebeca. Tan ridícula Uma Thurman y su forzado acento como su delirante personaje, y aún más la poco convincente protagonista adolescente, una vez más marcada por un trauma infantil y una pérdida irrecuperable, el nuevo trabajo de Cortés no supone ni de lejos un avance en su currículo, pero esperemos que no empañe posibles sorpresas futuras.

jueves, 9 de agosto de 2018

LOS INCREÍBLES 2 Divertida y vertiginosa, aún catorce años después

Título original: Incredibles 2
USA 2018 118 min.
Guión y dirección Brad Bird Música Michael Giacchino Voces (en versión original) Craig T. Nelson, Holly Hunter, Sarah Vowell, Huck Milner, Catherine Keener, Eli Fucile, Bob Odenkirk, Samuel L. Jackson, Michael Bird, Sophia Bush, Brad Bird, Isabella Rossellini Estreno en Estados Unidos 15 junio 2018; en España 3 agosto 2018

Catorce años después de la primera gran aventura de esta familia de superhéroes animados, y con el sólo enlace del cortometraje Jack Jack ataca de por medio, en el que se daban las claves de cuál sería el personaje más emblemático de esta segunda entrega, así como cuál sería su arranque, Brad Bird y la factoría de John Lasseter recuperan al material original y nos lo entregan tan fresco y original como en aquella primera ocasión y como si no hubiera pasado el tiempo. Los increíbles 2 es tan divertida e ingeniosa como la primera parte, y nada impedirá a la ambiciosa Disney perpetrar una tercera parte en breve. Radiante en sus aspectos técnicos y entretenida de principio a fin, la película tiene su punto débil sin embargo en sus pretensiones políticas y sociales, por cuanto no alcanza a comprender el verdadero significado y alcance de la igualdad de género, que no consiste en un intercambio de roles, por sano que esto pueda parecer, ni mucho menos en resolver que madre no hay más que una. Y eso que todo su aparato publicitario lo ha volcado en destacar precisamente ese intercambio de roles domésticos. Pero por encima de estas consideraciones, y de que la empresa no añade moraleja ni enseñanza alguna que pueda ayudar a sus numerosas legiones de seguidores y seguidoras (otra ocasión perdida), no cabe duda de que nos encontramos ante una montaña rusa de primera categoría, cargada además de emoción, algo tan difícil de lograr hoy que la varita mágica de los efectos visuales se encarga de ensombrecer todo atisbo de realidad, y con diálogos y personajes tan descacharrantes como ese bebé casi jefazo Jack Jack ya aludido. El director de la poética El gigante de hierro prescinde aquí de todo lirismo a favor de la ingeniería no exenta de ingenio que ya celebró en Los increíbles y Ratatouille, mientras sus incursiones en imagen real, Misión imposible: Protocolo Fantasma y Tomorrowland sólo alcanzaron en comparación unos resultados discretos aunque dignos. Conseguir tanto tiempo después la complicidad de las mismas voces originales, incluidos unos recuperados Craig T. Nelson (Poltergeist) y Holly Hunter, además de su propia voz para la diseñadora inspirada en Edith Head y con aspecto de Linda Hunt, son otras virtudes que no podemos negar a Brad Bird, mientras celebramos un tímido apunte educativo, esta vez logro de la villanía, y que reza sobre la necesidad de creer en uno mismo, ser independiente y no confiar en que otros, sean superhéroes o una tecnología cada vez más vampira, nos protejan e incluso salven de las contingencias habituales.

SIEMPRE JUNTOS La fragilidad de la familia que no pudo ser

Título original: Benzinho
Brasil-Uruguay-Alemania 2018 95 min.
Dirección Gustavo Pizzi Guión Gustavo Pizzi y Karine Teles Fotografía Pedro Faerstein Música Maximiliano Silveira Intérpretes Karine Teles, Otávio Muller, Adriana Esteves, Konstantinos Sarris, César Troncoso, Mateus Solano, Camilo Pellegrini, Ariclenes Barroso, Pablo Riera Estreno en el Festival de Sundance 18 enero 2018; en Festival de Málaga 19 abril 2018; en España 3 agosto 2018; en Brasil 23 agosto 2018

Resulta cuanto menos paradójico que este encumbramiento de la familia como centro de toda posible felicidad y eje alrededor del cual gira cualquier empeño de supervivencia, provenga de quienes intentaron mantener un vínculo político de amor y se han tenido que conformar con el más sólido protagonizado por la amistad y la admiración mutua. El director Gustavo Pizzi y la actriz Karine Teles ya trabajaron juntos en la inédita en nuestras pantallas Riscado, primer y anterior trabajo del realizador. Ya divorciados firman juntos el guión de esta bendecida crónica de la unión familiar, además de mantener cada uno su responsabilidad original como director y actriz protagonista respectivamente, y prestar a la empresa la frescura de sus gemelos, auténtico motor y base de toda la gracia de un film que pretende descansar en otros motivos más trascendentales, y así parece haberlo visto la mayoría de los analistas cinematográficos hoy convertidos en gurús de un cine que cada vez interesa menos, cuando otros sólo hemos visto una acumulación de lugares comunes e histerias varias llevadas al extremo de un supuesto realismo absoluto más maniqueo que otra cosa. La protagonista de Cariño (título original despreciado por nuestros distribuidores a favor del más ridículo y explícito Siempre juntos) se erige en madre coraje cuando en realidad ni siquiera es capaz de asumir de manera sana y conveniente el síndrome del nido vació, siendo casi capaz de sacrificar la felicidad de un vástago frente al egoísmo propio de no prescindir de él. No es sino el primer despropósito de un film que vaga sobre muchos, y que pretende convencer de que el núcleo familiar es el epicentro sobre el que cualquier desgracia es superable, incluidos los malos tratos de una hermana, o la abducción de su hijo por los mucho más felices y despreocupados de la familia retratada, precaria en lo económica, al borde de la desintegración como parece querer significar la endeble casa que habitan, pero felices en su amor purificador. Chillones, histéricos, ensimismados en sus miserias cotidianas, a algunos este grupo de gente un poco desequilibrada (atención al hijo gordo siempre cargado con su inmensa tuba) no nos acaba de resultar tan simpático.

viernes, 3 de agosto de 2018

LE TENDRE AMOUR. EL CÁLIDO VIAJE HACIA LA NOCHE

19º Edición Noches en los Jardines del Real Alcázar. Esteban Mazer, clave. Lixsania Fernández, viola de gamba y voz. Programa: A Day in Six Strings (piezas de Cabezón, Haendel, Gustavino, Marin Marais, Telemann, Valdés, Monteverdi, Forqueray, Robredo, García Lorca, Selma y Salaverde y Duphly). Jueves 2 de agosto de 2018

Con el lógico calor ya encima nos entregamos a una propuesta tan singular como atractiva, libres de todo prejuicio y curiosos por lo que habrían de ofrecernos dos de los máximos integrantes del ensemble Le Tendre Amour a través de una variopinta selección de piezas con las que maridaron el barroco y la música popular latinoamericana del pasado siglo. Un ejercicio que en cierto modo nos recordó al recorrido por la historia de la esclavitud que protagoniza uno de los últimos registros de Jordi Savall, aunque aquí la intención programática estuvo puesta en otro objetivo, un muy elaborado viaje del día hacía la noche como si se tratara de ilustrar a Eugene O’Neill. De manera que lo que así ofrecieron el clavecinista argentino Esteban Mazer y la violagambista cubana Lixsania Fernández, afincados en Barcelona, distó mucho del conformismo y la salida facilona con la que a menudo se abordan estos programas veraniegos.

Versatilidad y creatividad son dos palabras que se adaptan muy bien al buen hacer de esta pareja de músicos, especialmente una tan ecléctica como exótica Lixsania Fernández, capaz de lidiar satisfactoriamente con su pesada viola de gamba y el micrófono trasto con el que proyectar una voz que moldeó a discreción, adaptándola a las diferentes estéticas propuestas, y a veces, como en Se l’aura spira de Monteverdi, adaptando la pieza a sus posibilidades sin por ello sacrificar calidad ni estilo. Fernández y Mazer nos llevaron desde el amanecer a la placidez de la madrugada en un ejercicio que se nos antojaba como aquél que a principios de los noventa se realizaba en Radio Clásica, cuando los oyentes ilustraban con música sus relatos viajeros.

La experiencia comenzó con la artista cubana entonando Al alba venid en perfecto estilo, quizás la voz un poco temblorosa, lo que remedió poco después. De continuo desplegaron La dama le demanda de Antonio de Cabezón y el vivace de una sonata de Haendel, buena muestra de ductilidad y maleabilidad al arco y el teclado, aunque en ella, con un fraseo cristalino y un considerable dominio técnico, se acusara un sonido áspero que también logró superar inmediatamente. Unas exquisitas interpretaciones del Grand ballet de Marin Marais o La Buisson de Forqueray enmarcaron el que fue a nuestro juicio el punto álgido de la noche, una Siciliana de Telemann de honda emotividad seguida de una intensa recreación del espíritu criollo en Oguerre de Carlos Valdés “Patato”. También Mazer tradujo al teclado satisfactoriamente piezas no concebidas para él, como Los ojos de Pepa de Manuel Saumell Robredo y Chingolo del argentino Carlos Guastavino. Incluso la famosa Nana recuperada por García Lorca encontró en la voz de Lixsania una intérprete ideal, dulce y sensible, mientras en Susanna Passeggiata de Bartolomé de Selma y Salaverde, la violagambista desplegó un virtuosismo técnico y expresivo de notable calado emocional, hasta que la velada se fue apagando tenue y delicadamente con La Rêveuse de Marais.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía