martes, 27 de octubre de 2015

MUSICA BOSCARECCIA ENTRE CÁNDIDAS PRIMICIAS

2º concierto de la temporada 2015/2016 de la Orquesta Barroca de Sevilla. Musica Boscareccia-Solistas de la OBS. Alicia Amo, soprano. Andoni Mercero, violín y dirección. Programa: Paseos por la Real Capilla (Cantadas sacras y música de cámara en torno a Francisco Corselli). Teatro Lope de Vega, lunes 26 de octubre de 2015

Bajo el nombre de Musica Boscareccia o Música del Bosque, algunos de los solistas más sobresalientes de la Barroca ofrecieron un concierto que en sí mismo fue toda una primicia. Se trataba de la puesta de largo, con la ceremonia escénica que conlleva actuar frente a un público, de música que ha estado dormida durante mucho tiempo en los archivos de la Real Capilla, estandarte de la vida musical de este país y su corte durante los siglos XVII y XVIII fundamentalmente. Un trabajo exhaustivo de recuperación que debemos a la soprano castellana Alicia Amo y al violinista Andoni Mercero y que se salda con obras de indudable interés y extraordinaria belleza.
 
El programa giró en torno a Francisco Corselli, maestro de dicha Capilla durante más de treinta años y autor de las piezas recuperadas, que renovó la estética musical de la institución aportando un toque inconfundiblemente profano a su música sacra, lo que hizo evidente desde el primer acorde la sensual y suntuosa voz de la joven Alicia Amo, tan delicada en acentos y colores como profusa en ornamentaciones de buen gusto y calado emocional. Aunque su dicción resultase emborronada y sus cambios de registro fueran a veces bruscos, en las dos cantadas que ofreció del compositor italiano acentuó el contraste entre arias – precioso Dulce azento y brillante y enérgico Culto dará incesante. Su interpretación de Entre cándidos de José de Nebra, seguramente la pieza más difundida de las ofrecidas, destiló gracia y chispa, mientras en el Salve a Nuestra Señora de José de Torres potenció un carácter más austero y eminentemente litúrgico.
 
En las piezas instrumentales, una sonata de Corselli y un trío ya clásico del muy reivindicado y apreciado Cayetano Brunetti, Andoni Mercero lució un fraseo y una agilidad entre el virtuosismo más extremo y la delicadeza más sobrecogedora, magníficamente secundado por Alexis Aguado también al violín, Juan Carlos de Mulder a la cuerda pulsada, Carlos García Bernalt al teclado y el violonchelo de Mercedes Ruiz, que debería ir estudiando cómo sacarle más partido a su poderoso sonido en una caja acústica como la del Lope de Vega, a la que aún no se le ha cogido el pulso.
 
Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 28 octubre 2015

lunes, 26 de octubre de 2015

HOMENAJE A MAUREEN O'HARA: ETERNA PELIRROJA RELEGADA

La sana e inmarchitable belleza de Maureen O'Hara me cautivó siendo muy niño cuando la segunda cadena de Televisión Española, creo que todavía entonces la UHF, programó un generoso ciclo de películas protagonizadas por ella, en la primera mitad de la década de los setenta. Su pelo moreno, como se veía entonces que aún no teníamos color, y su extraordinaria mandíbula enmarcada en carnosos labios, llamaron poderosamente mi atención hasta decidir ver todas las películas del ciclo. Hace apenas unos meses me conmovió el alma verla recoger un Oscar Honorífico sentada en una silla de ruedas y portando con autoritaria dignidad una peluca que emulaba el mismo color rojo cobrizo que caracterizó a la que una vez fue reina del technicolor, rivalizando con María Montez e Yvonne de Carlo, aunque superándolas en talento y versatilidad. Llegó afortunadamente a tiempo de recoger ese merecidísimo reconocimiento como gran estrella de la época más dorada que del cine universal conocemos, la que ha labrado la afición y el entusiasmo de millones de personas hacia el Cine en todo el Mundo.

Junto a John Wayne en El hombre tranquilo (1952)
Maureen FitzSimons, que así se bautizó católicamente como corresponde a una buena irlandesa, nació cerca de Dublín cuando el siglo XX cumplía dos décadas. Brillante estudiante que a los dieciséis años ganó el premio al mejor expediente académico de las islas británicas, pronto exhibió su entusiasmo por el mundo de la interpretación, y con la ayuda de su madre, que la inscribió en algunas de las mejores escuelas dramáticas de la capital, descubrió su talento en los escenarios, Shakespeare incluido. Su belleza y energía llamó la atención del cantante y playboy Harry Richman, que en 1937 le brindó la oportunidad de hacer sus primeros pinitos en el cine. Su talante enérgico y su temperamento acalorado llamaron a su vez la atención del productor alemán Erich Pommer y el egocéntrico actor inglés Charles Laughton. La posada Jamaica, a las órdenes de Hitchock según la novela de Daphne du Maurier, y Esmeralda la zíngara de William Dieterle según el clásico de Victor Hugo El jorobado de Notre Dame, vinieron así solas en 1939. Pero el protagonismo dictatorial de Laughton eclipsaron en las dos ocasiones la interpretación de O'Hara, apellido que precisamente le asignaron los dos personajes aludidos. El hecho de tener un temperamento fuerte, del que John Wayne llegó a decir que prefería lidiar con un joven fortachón que con el huracán devastador que era ella, no le sirvió para decidir e imponer su voluntad en una carrera errática presidida por la mala suerte, que le llevó a perder los papeles protagonistas de Rebeca y Ambiciosa, en favor de Joan Fontaine y Linda Darnell respectivamente; mientras alternando entre los estudios RKO y 20th Century Fox tuvo que conformarse con ser la compañera fiel y devota de las estrellas del momento, como John Payne, Cornel Wilde y Tyrone Power, con quien trabajó en El cisne negro a las órdenes de Henry King, lo que provocó una serie de películas de aventuras entre las que destaca Simbad el marino junto a Douglas Fairbanks jr. Antes tuvo la oportunidad de enderezar su carrera con uno de sus personajes más emblemáticos, el de la desdichada Angharad de ¡Qué verde era mi valle!, enamorada del párroco Walter Pidgeon pero obligada a casarse con el rico del pueblo en consideración a la pobre familia minera a la que pertenecía. Este extraordinario film, tan nostálgico como cautivador y uno de los que mejor reflejan la melancólica ausencia de nuestros seres queridos, fue la primera colaboración de la actriz con el director también de origen irlandés John Ford. Hasta 1950 no volvería a repetir con él, sucediéndose dos obras maestras junto a John Wayne, Rio Grande y El hombre tranquilo. Junto al fornido e icónico actor protagonizaría otras tres películas: Escrito bajo el sol, El gran McLintock y El gran Jack, pero repitiendo el papel de compañera decorativa que cultivó en la mayoría de películas en las que le tocó intervenir, algunas de ellas tan conocidas como Niñera moderna, donde el papel relevante pertenecía a Clifton Webb, De ilusión también se vive, con Edmund Gwenn y Natalie Wood imponiéndose a ella, o la disneyana Tú a Boston y yo a California, a mayor gloria de la niña redicha Hayley Mills.

Lady Godiva (1955)
Ahí no queda la mala fortuna, porque cuando al margen de Ford, que también la dirigió en la espléndida Cuna de héroes, otros grandes directores se hacían cargo de la producción, el resultado no era muy satisfactorio. Fue el caso del rey del melodrama, John M. Stahl, que la dirigió en El sargento inmortal y Débil es la carne junto a Rex Harrison sin mucha fortuna, o de Nicholas Ray, con quien hizo el endeble melodrama criminal Un secreto de mujer, así como el mismísimo Jean Renoir, cuya This Land Is Mine fue eclipsada de nuevo por la intervención vampirizante de Laughton. Para colmo su fichaje por la Universal volvió a relegarla a papeles de heroína exótica, con películas tan mediocres como Bagdad, hasta llegar a una ridícula cinta sobre Lady Godiva en la que exhibió su trucada desnudez con la armadura de su larga cabellera. Su madurez perpetuó el papel de abnegada ama de casa en títulos como Un optimista en vacaciones junto a Fred McMurray, Fiebre en la sangre con Henry Fonda o Una dama entre vaqueros con James Stewart. Su carácter fuerte y decidido se hizo valer, por el contrario, al frente de la empresa que creó junto al amor de su vida, su tercer y último marido, Charles F. Blair, con quien se casó en 1968 hasta su muerte accidental en 1978. Antilles Air Boats, una de las compañías aéreas más carismáticas a la hora de acercar estas islas al continente americano, ha sido su verdadero caballo de batalla hasta su fallecimiento a los noventa y cinco años, plácidamente - otra contradicción con su temperamental carácter - junto a sus seres queridos y los millones de admiradores y admiradoras que de todas las edades y condición ha dejado a lo largo y ancho de este planeta, ahora menos luminoso que nos falta la aureola de su rojo cabello.

domingo, 25 de octubre de 2015

BLACK MASS. ESTRICTAMENTE CRIMINAL Otra historia de violencia americana

Título original: Black Mass
USA 2015 122 min.
Dirección Scott Cooper Guión Mark Mallouk y Jezz Butterworth, según el libro de Dick Lehr y Gerard O'Neill Fotografía Masanobu Takayanagi Música Tom Holkenberg Intérpretes Johnny Depp, Joel Edgerton, Benedict Cumberbatch, Dakota Johnson, Kevin Bacon, Peter Sarsgaard, Jesse Plemons, Rory Cochrane, David Harbour, Adam Scott, Corey Stoll, Julianne Nicholson, W. Earl Brown, Bill Camp, Mark Mahoney Estreno en el Festival de Venecia 4 septiembre 2015; en Estados Unidos 18 septiembre 2015; en España 23 octubre 2015

La fascinación del cine americano por el crimen organizado ha sido siempre una constante, no en vano Estados Unidos es una nación levantada sobre la violencia ya desde su propia colonización. Historias de mafiosos y luchas de poder entre familias y gángsters hemos conocido muchas a lo largo de la historia del cine, lo que hace que todo esto nos suene muy trillado, incluido el principal punto de interés de esta función, la supuesta colaboración de las fuerzas del orden y las del crimen para desenmascarar otros criminales. Scott Cooper, director de Corazón rebelde, que le valió a Jeff Bridges el Oscar al mejor actor hace unos años, y Out of the Furnace, protagonizada por Christian Bale y no estrenada en nuestro país, dirige ahora a Johnny Depp en un ejercicio rutinario y sólo parcialmente inquietante, en el que la estrella de los Piratas del Caribe esconde su vena cómica e histriónica para enfundarse en kilos de maquillaje y prótesis hasta convertirlo casi en Ray Liotta, y logra una de sus interpretaciones más sobresaliente, especialmente practicando una mirada tan autoritaria como terrorífica. Criados en el mismo barrio, el gángster y el policía sellarán una peligrosa alianza para atrapar a uno de los grandes capos de la mafia italiana en Boston (de ahi el título original, ese doble sentido de Misa Negra y Crónica negra de Masschussets); una colaboración que dará carta blanca al primero para organizar sus crímenes y negocios sin el acoso policial. Pero como América es noble y honrada, al final siempre habrá quien ponga las cosas en su sitio. Tratándose de una historia real, sorprende que un senador (Benedict Cumberbatch) fuese hermano de un reconocido y convicto gángster; una aventura extraconyugal seguramente sí que habría acabado con su carrera. Ritmo narrativo e interpretaciones resultan acertadas, no solo la de Depp sino también Edgerton (Exodus. Dioses y hombres, El gran Gatsby) y el resto del elenco. No obstante las atrocidades se antojan poco escabrosas a juzgar por las fotografías reales que ilustran los títulos de crédito finales, mientras la premisa que guía el procedimiento del criminal Whitey Bulger, hacer el mal sin ser visto, no se cumple a rajatabla.

VICTORIA Estremecedor ejercicio de hiperrealismo

Alemania 2015 138 min.
Dirección Sebastian Schipper Guión Sebastian Schipper, Olivia Neergard-Holm y Eike Frederik Schulz Fotografía Sturla Brandth Grøvlen Música Nils Frahm Intérpretes Laia Costa, Frederik Lau, Franz Rogowski, Burak Yigit, Max mauff, André Hennicke, Anna Lena Klemke, Hans-Ulrich Laux Estreno en el Festival de Berlín 7 febrero 2015; en Alemania 11 junio 2015; en España 23 octubre 2015

Hitchcock fue pionero en rodar en una sola toma con La soga, pero tuvo que hacer trampa, disimulando hasta ocho fundidos en negro para resolver los cambios de bobina. El primer registro que se tiene en el cine moderno de rodaje en una sola toma es la portentosa y casi milagrosa El arca rusa de Aleksandr Sokurov, que recorría los salones y pasillos del Museo Hermitage de San Petersburgo con complicados travelings incluidos cuando llegaba al apoteósico baile de disfraces final. Este año hemos tenido varios ejemplos de toma única, el trucado de González Inárritu para Birdman y el complejo pero bastante forzado de Joaquín Oristrell para la fallida a todos los efectos Hablar. El caso del realizador y actor (Corre Lola, corre y 3) Sebastian Schipper y su galardonado film Victoria constituye un punto aparte absolutamente brillante. La toma única obliga a pagar el peaje de una casi primera hora de situaciones y diálogos algo patosos, en un afán de alcanzar un hiperrealismo extremo que nos prepare para lo que ha de venir después, y que con la incómoda cámara en mano y la ya referida toma única conforman el vértice sobre el que se sustenta esta portentosa historia de amistad, amor e intriga que viene a narrarse aproximadamente en tiempo real. Y es que aunque la cinta dura apenas dos horas y media, la acción se dilata algo más, lo que obliga a hacer un ejercicio de convencionalismo frente al hecho de que la acción nunca se interrumpa. El giro que da sentido y emoción a la cinta aparece casi a la mitad, y a partir de ahí atrapa en su vorágine con una habilidad extraordinaria. Las naturalísimas interpretaciones de la pareja protagonista, y muy especialmente la española Laia Costa, consiguen que la historia de amor extremo e incondicional en el que va deviniendo la película, a través de una deriva criminal y angustiosa, sea tan convincente como tierna y emotiva. Hablada en inglés, aprovechando el hecho de que su joven protagonista no habla alemán, lo que hace poco convincente que sea la encargada de una cafetería en el barrio Kreuzberg berlinés, es fundamental prestarle la confianza debida durante al menos una hora de metraje, pues los acontecimientos, reacciones y virtuosismo técnico que viene después convierten la película en una experiencia extraordinaria. Premiada en el Festival de Berlín por su contribución artística, y con seis Lolas de la Academia del Cine alemán: Mejor película, director, actriz, actor, fotografía y música original.

sábado, 24 de octubre de 2015

EXPERIMENTOS DISFRAZADOS DE AUDACIA EN EL FESTIVAL DE GUITARRA DE SEVILLA

VI Festival de la Guitarra de Sevilla. Cine para Guitarra: “Another Troy for Her” de Thomas Csaba ilustra “El gabinete del Doctor Caligari”, jueves 22. “Electrifying Stories” de Israel Sandoval ilustra “Tiempos modernos”, viernes 23. Sala Joaquín Turina, octubre 2015

Thomas Csaba
Hay que reconocer el mérito del excelente guitarrista sevillano Francisco Bernier de en apenas unos años colocar un festival como éste en la agenda de la ciudad, logrando apoyos institucionales y privados y sacando adelante con esfuerzo y mucha dedicación un sello discográfico dedicado al instrumento, la plana mayor de cuyos artistas se ha convocado en esta sexta edición del certamen. Cabe también destacar el concurso internacional que se celebra en el seno de este festival y del que han salido talentos como Thomas Csaba.

Este año se ha incorporado una original propuesta a la programación, proyectar películas mudas acompañadas de guitarra en directo a través de un discutible experimento bautizado como Cinema Dreams. La cumbre del expresionismo alemán El gabinete del Doctor Caligari de Robert Wiene contó con la aportación de Csaba, que adaptó a la proyección los temas incluidos en su última grabación para el sello de Bernier huyendo del cliché clásico de la sincronización y potenciación de las imágenes, como hacían los artesanos pianistas de la época. Podría haberse al menos optado por reflejar el espíritu de los personajes y situaciones planteadas en la película; por el contrario el peaje a pagar fue una total desvinculación entre imagen y sonido, incluyendo infidelidad al drama y despojo de tensión. Otra cosa fue el buen oficio del guitarrista francés desgranando piezas de Britten, Takemitsu y Maw con un toque relajado y meticuloso, muy atento a matices y acentos.

Una iconográfica imagen del film de Chaplin
Tiempos modernos no es exactamente una película muda, como tampoco lo es, por ejemplo, The Artist. Casi una década después de la aparición del cine sonoro Chaplin prefería seguir rodando a la antigua usanza, pero sin prescindir de una banda sonora que incluyera efectos de sonido y música, una espléndida partitura que él mismo silbó al compositor y arreglista David Raksin. En esta película además se pudo escuchar por primera vez la voz del cómico, cantando Titine. Nada de eso se respetó en un film ofrecido por lo tanto mutilado y sin títulos de crédito. Su magia, actualidad y comicidad siguen milagrosamente intactos, convocando a un público numeroso y entregado, lo que si duda asegura una mayor promoción del producto. La interpretación musical de Israel Sandoval no molestó por su carácter amable y distendido, afrontado con un estilo de jazz clásico tan personal como deudor de Ritenour o Metheny. Pero temas como My favourite things de Rodgers o Prelude to a kiss de Ellington (ni rastro de Smile, el popular standard de la película) poco o nada aportan a las imágenes. Fue como ver la cinta con el sonido bajado y escuchar un disco ajeno a la vez, ni más ni menos.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía el domingo 25 de octubre de 2015

MI GRAN NOCHE Un país de figurantes

España 2015 100 min.
Dirección Álex de la Iglesia Guión Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría Fotografía Ángel Amorós Música Joan Valent Intérpretes Raphael, Mario Casas, Pepón Nieto, Blanca Suárez, Carlos Areces, Luis Callejo, Carmen Machi, Jaime Ordoñez, Santiago Segura, Enrique Villén, Hugo Silva, Carolina Bang, Terele Pávez, Carmen Ruiz, Marta Guerras, Marta Castellote, Tomás Pozzi, Ana Polvorosa, Toni Acosta, Luis Fernández, Alberto Chaves Estreno en el Festival de Toronto 11 septiembre 2015; en San Sebastián 19 septiembre 2015; en salas comerciales de España 23 octubre 2015

Las películas de Álex de la Iglesia suelen prometer mucho y quedarse luego a medio fuego. Afortunadamente no es el caso de esta descacharrante comedia coral ambientada en la grabación de un especial de Nochevieja para un canal privado muy identificable con algunos de las que pueblan nuestra televisión. Siguiendo fórmulas similares al slapstick americano que popularizaron desde Mack Sennett a Blake Edwards pasando por Howard Hawks y Richard Quine, de la Iglesia se corona rey del esperpento español moderno, tan brillante en su acabado formal como delirante en su fuerza y ritmo. Una vez más el espacio se convierte en protagonista principal de su cine, como lo fue el salón de bodas testigo del enfervorizado ataque terrorista de Acción mutante, el edificio de La comunidad, los decorados de Tabernas en 800 balas, el Valle de los Caídos en Balada triste de trompeta, el teatro romano de Cartagena en La chispa de la vida o las cuevas de Zugarramurdi en su último largometraje de ficción. Ahora se trata de un plató de televisión, un lugar donde la fantasía se da la mano con la falsedad, lo fingido y lo antinatural, y donde egos, manías e histerias de todo tipo se combinan en un maridaje tan malsano como rocambolesco. Un mundo de glamour e impostura que contrasta con la realidad de un país en ruinas, donde eres fraudulentos conviven con recortes injustos y criminales y tramas de corrupción, provocando caos y desesperación entre los más desafortunados, esos que conviven y comparten porvenir con los tristes figurantes secuestrados por una cadena de televisión con tan pocos escrúpulos como intenciones de repartir auténticos deseos de felicidad y prosperidad. Esos son los protagonistas de la función, figurantes limitados a aplaudir, bailar, apagar los móviles o gritar cuando se les ordena hacerlo, sin más horizonte que observar la vida de unos pocos elegidos por una coyuntura aceptada pero indeseable. En ese caos perfectamente organizado, donde unos protestan enfrentándose a las fuerzas de seguridad, y otros, la mayoría, simplemente sobreviven aborregados, montado con un ritmo frenético y un sentido de la espectacularidad verdaderamente notable, conviven una serie de historias que no logran enganchar tanto con el espectador como el artificio cómico y estético en el que se desarrollan. Por eso se le pueden perdonar estos pequeños lastres, y el conjunto consigue ser tan divertido como ligero, a pesar de su contradictoriamente barroca escenografía. Excelentes coreografías, alguna prestada de Noches en la ciudad de Bob Fosse, conviven con un sentido del humor deudor parcialmente, obviando su falta de sutileza, de títulos como El guateque, con el que comparte también la estética de uno de sus pósters promocionales, el aquí seleccionado. Su fuerza y energía devienen así en contagiosa alegría, a la que no son ajenos los estupendos intérpretes convocados, desde un incomparable Raphael parodiándose a sí mismo aunque en clave emperador de la fuerza oscura, a Mario Casas emulando a las estrellas del pop latino con un nombre, Adanne, que evoca tanto a Chayanne (Torero convertido en Bombero) como a Adamo, el intérprete original y autor de la canción que da título a la película y que aquí popularizó en los años sesenta un Raphael que reaparece en la gran pantalla tras treinta y cinco años de ausencia, y que se ríe de sí mismo permitiendo que Jaime Ordoñez lo imite y recite sus diálogos a partir de las letras de reconocibles canciones del artista de Linares. El duelo entre Hugo Silva y Carolina Bang, en plan guerra de los Rose, la vena cómica de Blanca Suárez, el siempre eficaz Carlos Areces y la lapidaria Terele Pávez, incondicional en la filmografía del realizador vasco, son otros de los alicientes de esta divertida e ingeniosa película que consigue dignificar la tradicional astracanada española.

miércoles, 21 de octubre de 2015

MARTE (THE MARTIAN) En el Espacio todos pueden oirte

Título original: The Martian
USA 2015 142 min.
Dirección Ridley Scott Guión Drew Goodard, según la novela de Andy Weir Fotografía Dariusz Wolski Música Harry Gregson-Williams Intérpretes Matt Damon, Jessica Chastain, Kate Mara, Chiwetel Ejiofor, Kristen Wiig, Jeff Daniels, Michael Peña, Sebastian Stan, Aksel Hennie, Mackenzie Davis, Sean Bean, Donald Glover, Mark O’Neal, Brian Caspe Estreno en el Festival de Toronto 11 septiembre 2015; en Estados Unidos 2 octubre 2015; en España 16 octubre 2015

El planeta rojo fue escenario de dos películas fallidas justo en el cambio de siglo, Misión a Marte, que Brian de Palma se tomó demasiado en serio, y la aventurera Planeta Rojo del olvidado Antony Hoffman. Ahora sirve de decorado para el regreso al cine amable casi de comedia del habitualmente demasiado trascendental Ridley Scott, tras los intentos fracasados de Los impostores en 2003 y Un buen año en 2006. Y sirve además para reencontrar al mejor Scott, perdido desde Gladiator y con los logros de Thelma y Louise, Blade Runner y Alien demasiado lejanos. Basada en una novela de éxito, El marciano conjuga el mito de Robinson Crusoe con la clásica película de rescates y aventuras, trascendiendo al personaje de Daniel Defoe para ir más allá y convertirlo en otra cosa. Con casi dos horas y media de metraje que pasan en un suspiro, Scott teje una película amable, emocionante y emotiva con el fin de abordar dos tesis fundamentales; por un lado la del auténtico héroe, el hombre de acción que lejos de resignarse ante una situación tan desesperada como definitiva, decide mirar hacia adelante, poner todo su empeño, sabiduría, ingenio y preparación en encontrar una salida a su crisis, un escape del lugar en el que no podrá sobrevivir (al contrario que el náufrago referido, capaz de resignarse ante una realidad que al menos le permite la supervivencia), sin apenas derrumbarse. Lo más fácil y previsible hubiera sido reflejar su desesperación, su soledad y su impotencia, pero no es eso lo que le interesa a la hora de construir este largometraje decididamente amable y optimista. La otra premisa es la de reflejar todo un universo de solidaridad y esfuerzo encaminado a salvar a un solo hombre. No hay obstáculos ni malos rollos, todos desde la NASA a los tripulantes de la nave que abandona equivocadamente al náufrago, y el mundo entero pendiente de la televisión, se esfuerzan en encontrar una salida al problema y entregarse por fin a una historia hermosa de supervivencia y superación, tan hastiados como estamos de alimentarnos a través de los medios de miseria, guerra y desesperación. El marciano por lo tanto es un canto desinhibido, grácil y ligero a la bondad del ser humano, a marcar una posición dentro del Universo que por una vez nos engrandezca. Al servicio de toda esta gestión está un Ridley Scott lúcido, ingenioso a la hora de marcar ritmo y tiempos y capaz de extraer de su lujoso reparto unas excelentes y entregadas interpretaciones, con un inmenso Matt Damon por delante y la imprescindible Jessica Chastain aprovechando con naturalidad cada momento para lucir glamour y elegancia. Por cierto que ambos coincidieron en Interstellar del pretencioso Christopher Nolan, donde él interpretaba un personaje parecido pero en su vertiente villana. Cabe destacar también el supuesto rigor científico que habrá debido presidir toda la función con el fin de dotar al conjunto de la credibilidad necesaria, mérito seguramente de la novela en que se basa, pero muy bien articulado e insertado en ésta su versión cinematográfica. Finalmente destacar su banda sonora, un ejemplar, comedido y nada pretencioso trabajo de Harry Gregson-Williams combinado con una buena colección de clásicos de la música disco de los setenta que contribuyen sobremanera a crear el ambiente distendido y alegre que domina en todo momento; montajes como el ilustrado con la canción de Bowie Starman no funcionarían igual sin ellas, y para botón de muestra el muy intencionado final con Love Train de The O’Jays como telón de fondo.

lunes, 19 de octubre de 2015

LA CUMBRE ESCARLATA Suntuoso catálogo del cuento de terror gótico

Título original: Crimson Peak
USA 2015 119 min.
Dirección Guillermo del Toro Guión Guillermo del Toro y Matthew Robbins Fotografía Dan Laustsen Música Fernando Velázquez Intérpretes Mia Wasikowska, Jessica Chastain, Tom Hiddleston, Charlie Hunnam, Doug Jones, Javier Botet, Jim Beaver, Burn Gorman, Leslie Hope, Kimberly-Sue Murray
Estreno simultáneo en Estados Unidos y España 16 octubre 2015

Tras el esperpento tecnológico que supuso Pacific Rim y con la serie de televisión The Strain por medio, Guillermo del Toro regresa ahora a la gran pantalla con un festín para los amantes del terror gótico, en la que es su película con mayor número de referencias y más pulida en términos estéticos y de dirección artística. Crimson Peak es puro deleite para los sentidos, apoyado en una puesta en escena suntuosa y fascinante, unos intérpretes excepcionales y el resto del elenco artístico y técnico al máximo de sus posibilidades, incluido un Fernando Velázquez (Lope, El orfanato, Lo imposible, Mama) que firma su banda sonora más romántica y ecléctica hasta el momento. El guión del propio del Toro y Matthew Robbins, guionista también de Mimic y curtido en la realización de clásicos de la ciencia-ficción de los ochenta como El dragón del lago de fuego y Nuestros maravillosos aliados, acierta en combinar y mezclar referencias literarias y cinematográficas, aunque fracasa en dotar al conjunto de una mayor verosimilitud, con fallos más propios de principiantes que de profesionales acostumbrados a lidiar con tantos medios y presupuesto; en este sentido el primer crimen o la agilidad de la protagonista al final son de juzgado de guardia. Se pueden distinguir claramente tres partes en este lujoso cuento de terror gótico, con fantasmas y casas encantadas; una primera al más puro estilo Jane Austen, con heroína independiente y feminista que se debate entre el amor práctico y el más romántico y arriesgado, para posteriormente adentrarse en los mundos de Charlotte Brontë (Jane Eyre) y sobre todo de Daphne du Maurier, cuya hitchcockiana Rebecca está muy presente en esta historia de ingenua norteamericana seducida por lord inglés con pasado inquietante y siniestra ama de llaves, en este caso hermana, incluida. Un tercer giro argumental nos lleva al universo de Edgar Allan Poe tal como lo reflejaron en el cine gente como Roger Corman y Mario Bava. Todo ello salpicado con momentos de desprejuiciado gore, más truculento cuando más al final nos acercamos. Fotografía en la línea de Tim Burton y escenografía entre el Scorsese de La edad de la inocencia y los clásicos de los sesenta reseñados, convierten esta película en una experiencia ensoñadora y poética, con metáforas sobre polillas y mariposas incluidas, perceptible incluso en el también magnífico vestuario, todo para subyugar al espectador y arrastrarlo a una vorágine de culto al cine del género. En el apartado artístico las protagonistas femeninas se llevan la palma, especialmente una Jessica Chastain espléndida como perversa aristócrata europea, mientras Tom Hiddleston explota el aspecto vampírico que ya cultivó en Sólo los amantes sobreviven y la villanía implícita en el personaje que desarrolló en Thor: El mundo oscuro; por su parte, Charlie Hunnam, protagonista de Pacific Rim y del inquietante thriller La huida junto a Eric Bana, da perfectamente la réplica romántica y heroica. A destacar al español Javier Botet, cuyo físico delgado y alargado le ha hecho ideal para incorporar a monstruos como la Niña Medeiros de la saga Rec o los terroríficos fantasmas de esta visualmente extraordinaria película.

domingo, 18 de octubre de 2015

RAREZAS ENTRELAZADAS EN EL ARRANQUE DEL XXVI CICLO DE CÁMARA DE LA ROSS

XXVI Ciclo de Música de Cámara de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Nazar Yasnytskyy, violín. York Yu Kwong, viola. Gretchen Talbot, violonchelo. Roberto Barroso, contrabajo. Vicent Morelló, flauta. Sarah Roper, oboe. Piotr Szymyslik, clarinete. Álvaro Prieto, fagot. Juan Antonio Jiménez, trompa. Programa: Nonetos Op. 38 de Jeanne-Louise Farrenc y Op. 31 de Louis Spohr. Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza, domingo 18 de octubre de 2015

El violinista de la ROSS Nazar Yasnytskyy
Preciosas y raras gemas musicales las que han servido para arrancar el vigésimo sexto ciclo de música de cámara de la Sinfónica de Sevilla, y cuarto consecutivo patrocinado por la escuela de idiomas English Language Institute, lo que dio pie a una imprescindible presentación a cargo de Richard Johnson, secundada por el fagotista Álvaro Prieto. Raras porque aunque en el jazz son habituales, los nonetos han sido poco cultivados en la música llamada seria. El de Spohr es el más significativo, mientras el de la compositora Jeanne-Louise Farranc le viene a la zaga y encuentra en él su razón de ser.

Si no hubiera limitado su producción prácticamente a la música de cámara, hoy posiblemente Farranc sería más popular. En su momento conoció una fama efímera, pero la falta de alguna ópera, género entonces fundamental para lograr la popularidad, impidió alcanzar la posteridad. Su Noneto por lo tanto apenas ha sido grabado, quizás sólo lo haya hecho el Consortium Classicum alemán, lo que haciéndolo coincidir en un mismo programa con el de Spohr debiera haber fructificado en un disco que una vez más la falta de presupuesto y actitud no ha hecho posible. Su gracia mendelsoniana y atmósfera cautivadora encontró en los nueve instrumentistas convocados al efecto una interpretación precisa, virtuosa y especialmente brillante, a pesar de que el metal, representado aquí en la siempre complicada trompa, deslució en parte el conjunto, con deslices que debido al carácter chivato del instrumento, se hicieron demasiado evidentes.

Ya Victoria Stapells, también responsable de ELI, nos advirtió de la excelencia del violinista de plantilla Nazar Yasnytskyy, que resplandeció con un fraseo nítido y un sonido sedoso especialmente en el primer trío en estilo ländler del scherzo de la obra de Spohr, magníficamente acompañado por el resto de la cuerda en pizzicato. También lucieron las maderas en esta cromática e imaginativa pieza, mientras la trompa observó en esta ocasión mayor disciplina y cohesión con el resto del grupo. Asumido el programa con tanto aplomo como delicadeza, los adagios (andante en el caso de Farranc) sonaron no obstante con menos lirismo y espiritualidad de lo aconsejable, detalle que sin embargo no logró enturbiar un concierto espléndido y evocador.
 
Versión extensa del artículo publicado en la edición impresa de El Correo de Andalucía el 19 octubre 2015

EL CORO destila pasión por la música

Título original: Boychoir
USA 2014 106 min.
Dirección François Girard Guión Ben Ripley Fotografía David Franco Música Brian Byrne Intérpretes Garrett Wareing, Dustin Hoffman, Kathy Bates, Eddie Izzard, Kevin McHale, Josh Lucas, Debra Winger, Joe West, River Alexander, Dante Soriano, Erica Piccininni, Grant Venable Estreno en el Festival de Toronto 5 septiembre 2014; en Estados Unidos 3 abril 2015; en España 9 octubre 2015

Aunque su temática e incluso su promoción hacen recordar mucho a Los chicos del coro, se trata de algo absolutamente distinto: Un canto, nunca mejor dicho, a la verdadera naturaleza de la emoción por el arte, en este caso la música pura, excelsa y apasionante. Un retrato de la disciplina y el esfuerzo permanente de los niños que conforman el alumnado del American Boychoir School, a través de la mirada unas veces hostil y otras cándida de un proscrito de la sociedad, un joven desafortunado criado en un entorno difícil en un barrio imposible de la patética ciudad de Odessa de Texas, pero que gracias a un don natural para la música verá cómo entorno y futuro cambian ante sus impávidos ojos. Cabe aceptar que la trama argumental de esta entrañable cinta es endeble y predecible, pero es en su tratamiento, en cómo logra transmitir esa emoción por la música, la disciplina y la cultura, donde logra erigirse en un título importante muy a tener en cuenta. Sus artífices son enamorados confesos de la música; Girard inició su carrera cinematográfica con el galardonado documental Thirty Two Short Films About Glenn Gould, sobre el famoso pianista canadiense, al que siguió la película El violín rojo, donde la música del sensacional John Corigliano era protagonista fundamental. La decepcionante adaptación de la novela de Alessandro Baricco Seda y esta crónica de los desheredados redimidos por un don de la naturaleza, completan una filmografía en la que la música es tan importante como en los montajes de Sigfrido y Parsifal de Wagner en los que ha tomado parte como director escénico. Por otro lado, hace apenas tres años, Hoffman dio el salto a la dirección precisamente con El cuarteto, una comedia ambientada en una residencia para músicos ancianos, centrándose en cuatro voces que fueron míticas en su momento. Desconocemos el vínculo de Ben Ripley, el guionista de las tercera y cuarta parte de Species (estrenadas directamente en video) y Código Fuente, con la música, pero siendo el argumento el aspecto menos cautivador de la cinta, poco importa. Lo trascendente es esa emoción que destila, su pasión comedida y elegante pero efectiva, y el trabajo de un reparto que engrandece sus postulados, desde el jovencísimo Garrett Wareing, doblado en el canto por Benjamin P. Wenzelberg, a los veteranos Hoffman, impagable Kathy Bates, estupenda Debra Winger y acertado Josh Lucas. Sin olvidar, por supuesto, su excelsa banda sonora, con música de Tallis, Fauré, Britten o Händel, mereciendo incluso que perdonemos los arreglos perpetrados en su célebre Aleluya.

SLOW WEST Amor y muerte, conceptos universales

Reino Unido-Nueva Zelanda 2015 84 min.
Guión y dirección John Maclean Fotografía Robbie Ryan Música Jed Kurzel Intérpretes Michael Fassbender, Kodi Smit-McPhee, Caren Pistorius, Ben Mendelsohn, Brooke Williams, Rory McCann, Jeffrey Thomas, Kalani Queypo, Stuart Martin, Tawanda Manyimo Estreno en el Festival de Sundance 24 enero 2015; en Estados Unidos 15 mayo 2015; en España 16 octubre 2015

El western lleva décadas siendo un género en extinción, sin embargo raro es el título que llegándose a estrenar no deja muy buen sabor de boca. Es el caso también de éste que logró el Gran Premio del Jurado en el Festival de Sundance y que cuenta los avatares de un joven aristócrata escocés en el salvaje oeste mientras busca a su amada en compañía de un cazarrecompensas aparentemente tan duro como peligroso. Coincide su estreno con la celebración del centenario del clásico mudo El nacimiento de una nación de D.W. Griffith, un alegato en favor del segregacionismo racista que sentó sin embargo las bases del cine moderno y constituye hoy, desprejuiciados de su censurable temática, un monumento cinematográfico. Y lo hace planteando otro aspecto sobre el verdadero origen de los Estados Unidos como nación, sentado en la aniquilación del pueblo indígena y la violencia más extrema, los fuera de la ley, las recompensas por presuntos criminales, muertos o muertos, sin juicio ni garantías... en definitiva la ley del más fuerte y el sálvese quien pueda. Pero no renuncia al hablar de estos temas tan trágicos y siniestros de la poesía, bañándolo todo con una fotografía espectacular con la que dignificar los espléndidos paisajes que atraviesan sus igualmente poéticos héroes, así como la hermosa música folk que les acompaña, y la voluntad de sus personajes de reencontrar la compañía del amor perdido. Muerte y amor en un cóctel universal que impregna ésta como cualquier otra historia ambientada en cualquier otro lugar. Un excelente Michael Fassbender, soportando primeros planos increíbles, y un vulnerablemente encantador Kodi Smit-McPhee (The Road, Déjame entrar), protagonizan esta historia de pioneros y matanzas en un entorno tan hermoso como hostil, que atrapa, convence e involucra de principio a fin.

sábado, 17 de octubre de 2015

LOS MIÉRCOLES NO EXISTEN Musical de cámara, rancio, estereotipado e impostado

España 2015 130 min.
Guión y dirección Peris Romano, según su obra teatral Fotografía Jon D. Domínguez Música Esther Rodríguez y Alberto Matesanz Intérpretes Eduardo Noriega, Inma Cuesta, Alexandra Jiménez, Gorka Otxoa, William Miller, Andrea Duro, María León Estreno 16 octubre 2015

Aunque el tráiler prometía poco, las posterioes buenas críticas en los periódicos de más renombre y el hecho de tratarse de un musical o una tragicomedia con canciones y números musicales, un detalle que el tráiler ocultaba por completo, provocaron cierta curiosidad que, tras el visionado, se ha ido al traste. Porque se trata del enésimo intento ibérico por postular acerca del amor y las relaciones sentimentales, pero sin acierto ni gracia, recurriendo siempre al lugar común, el tópico y la tradición, donde el amor se busca para toda la vida, a ser posible acompañado de la clásica formación de una familia, y donde el fracaso sentimental conlleva la desgracia y la resignación; estereotipos válidos pero no como única poción posible. Pero eso no es lo peor, sino que encima hay que lidiar con el ya habitual mal gusto español a través de unos personajes que parecen más odiarse que quererse o al menos respetarse, dominando la histeria y la astracanada. Así, Inma Cuesta es antipática, Eduardo Noriega anodino, William Miller un payaso, Alexandra Jiménez una criatura inestable, Andrea Duro está buena luego es un putón, y Gorka Otxoa pretende ser simpático a fuerza de estancarse en el pagafantas de turno. Un sexteto que podría haber dado juego en lo musical, acumulándose el dúo con el trío y así sucesivamente, pero que con las endebles cancioncillas de corte pop ligero urbanita, originales o adaptadas (malajosos cover de Soy un truhán, soy un señor, Bambola y Fiesta de la Carrá), no consigue alcanzar ni siquiera un nivel mínimo aceptable. Para colmo los personajes se relacionan entre sí de una forma que en el teatro quizás convenciera, pero que en cine resulta de todo punto inaceptable. A todo ello unimos un molesto desorden en la narración que hace que vayamos recorriendo miércoles, estaciones y años sin orden ni concierto, lo que hace difícil seguir el desarrollo de los personajes, si bien los rótulos de los distintos tiempos acaban erigiéndose en lo mejor y más creativo de una función desastrosa, y eso que en los escenarios madrileños se mantuvo varias temporadas, dato que desconocía. A Romano le quedaron mejor las 8 citas que dirigió junto a Rodrigo Sorogoyen, su única incursión en el cine antes de esto.

viernes, 16 de octubre de 2015

CONCIERTO DE APERTURA DEL CURSO UNIVERSITARIO: UNA CITA OTOÑAL

Concierto de apertura del curso académico de la Universidad Hispalense. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Éric Crambes, concertino-director. Programa: Serenatas para cuerdas de Elgar Op.20, Dvorák Op.22 y Chaikovski Op.48. Auditorio de la ETS de Ingeniería, jueves 15 de octubre de 2015

Crambes frente a la sección de cuerdas de la orquesta
en el concierto del año pasado
El más veterano de los concertinos actuales de la Sinfónica volvió a ejercer de maestro de ceremonias en el ya tradicional concierto de apertura del curso de la Universidad de Sevilla; o quizás debiéramos limitarlo a director musical, pues si el acto careció de algo fue precisamente de maestro de ceremonias. Autoridades académicas sí que honraron con su presencia la celebración, pero haciendo gala una vez más de nuestra incapacidad para expresarnos en público y cierto miedo escénico acomplejado, lo cierto es que nadie se dignó a añadir categoría al asunto con unas, aunque fueran breves, palabras de bienvenida.
En lo musical la propuesta se centró este año en tres serenatas románticas para cuerda, muy apropiadas para el otoño recién estrenado, siguiendo la tradición del divertimento vienés del S. XVIII y el sinfonismo italiano de las escuelas milanesa y veneciana. Resulta sintomático que tratándose de un compositor tan poco programado aquí, la de Elgar, sin ser una de sus obras más representativas, haya sido ya interpretada tres veces en los últimos cinco años, en este mismo evento y con Crambes también al frente en 2011 y con la Bética de Cámara el año pasado. Su espíritu pastoril encontró buen eco en las prestaciones de la cuerda de la Sinfónica, reducida a menos de la mitad, sobresaliendo un larghetto lleno de emoción y nostalgia.
Más similitudes hay entre las serenatas de Dvorák y Chaikovski, desde su duración a su material temático, entre la referencia clásica y la inspiración nacional. Pero en ambos casos se hubiera agradecido un mayor número de efectivos. El compositor ruso decía que cuántos más fueran los músicos mayor sería la proximidad con su intención. Por el contrario nos encontramos con unas versiones camerísticas, bien articuladas, de acentos pronunciados y dinámicas generosas, aunque también con alguna que otra puntual caída de tensión y languidez; pero en general resultaron correctas, enérgicas y transparentes, si bien un poco más de desenfado y frescura no les hubiera venido mal. La repetición del célebre y elegante vals chaikovskiano sirvió como propina. El programa se repetirá esta noche en la primera de tres comparecencias de la orquesta en la actual temporada del Teatro Villamarta de Jerez de la Frontera.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

jueves, 15 de octubre de 2015

YO, ÉL Y RAQUEL Enésimo manual de (auto)ayuda

Título original: Me and Earl and the Dying Girl
USA 2015 105 min.
Dirección Alfonso Gómez-Rejón Guión Jesse Andrews, según su novela Fotografía Chung-hoon Chung Música Brian Eno y Nico Muhly Intérpretes Thomas Mann, Olivia Cooke, RJ Cyler, Nick Offerman, Connie Britton, Molly Shannon, Jon Bernthal, Katherine C. Hughes, Matt Bennett Estreno en el Festival de Sundance 25 enero 2015; en Estados Unidos 15 junio 2015; en España 9 octubre 2015

Basada en un libro de considerable éxito allí en los Estados Unidos, Yo y Earl y la chica moribunda (título original algo menos correcto que el más blandengue elegido por los distribuidores españoles) se alzó en el último Festival de Sundance con los premios a la mejor película y del público. Se trata sin embargo de la enésima revisitación del animalario juvenil norteamericano, y muy especialmente de ese que no encaja del todo en los esquemas implantados desde la educación secundaria, en los tan frecuentados institutos americanos. En ese ambiente, incluidos los barrios del bienestar en los que habitan esos especímenes entre el conservadurismo patrio y la inquietud intelectual, se desarrolla esta historia de pseudoamor entre un joven ingenioso y dotado para el humor y una vecina y compañera diagnosticada con leucemia, a la que el primero deberá entretener y ayudar por prescripción maternal. Bien por la idea de transmitir valores como la generosidad y la solidaridad entre una juventud tan invadida de materialismo, y bien por fijarse en el humor como arma de seducción. Sin embargo, el realizador hispano Alfonso Gómez-Rejón, curtido hasta ahora en títulos de terror como Espera hasta que se haga de noche o varios episodios de American Horror History, parece más centrado en dar un empaque visual ágil, novedoso y particular a la historia más que en aprovechar sus posibilidades dramáticas, deviniendo todo en otro vulgar manual de autoayuda con pretensiones intelectualoides, pues una vez más los jóvenes americanos no son como los consideramos en el viejo continente, ignorantes salvo en su especialidad, sino amantes de la literatura comprometida, del cine europeo (Herzog, Truffaut) y de la música culta, incluidas las bandas sonoras de Bernard Herrmann, Ennio Morricone, Jean Constantin y David Shire. Por supuesto la comedia dará paso en su tramo final a la emoción del drama y la melancolía, potenciado por la música elegíaca de Brian Eno.

LA PLAYA DE LOS AHOGADOS Intriga de factura clásica, casi rutinaria

España 2015 96 min.
Dirección Gerardo Herrero Guión Domingo Villar y Felipe Vega, según la novela del primero Fotografía Alfredo Mayo Música Lucio Godoy Intérpretes Carmelo Gómez, Antonio Garrido, Tamar Novas, Celso Bugallo, Pedro Alonso, Luis Zahera, Celia Freijeiro, Marta Larralde, Carlos Blanco, Fernando Morán Estreno 9 octubre 2015

La carrera de Gerardo Herrero, sea como director o como productor, no pasa por la excelencia, pero su más que evidente respeto y amor por el oficio traspasa la pantalla en cada género que aborda, que son muchos. Bien sea en coproducción (la colombiana no estrenada en España Crimen con vista al mar, o la argentina El corredor nocturno) o no (Silencio en la nieve, ambientada en la División Azul que luchó junto a los alemanes en la 2ª Guerra Mundial, El misterio Galíndez o Desvío al paraíso), el thriller o el cine de intriga ha sido uno de los más abordados por el realizador madrileño, uniéndoseles ahora esta adaptación de la novela de Domingo Villar adaptada por el también director Felipe Vega (Mientras haya luz, El mejor de los tiempos, Nubes de verano, Mujeres en el parque). Herrero mantiene, con el impagable trabajo de los intérpretes, una intriga plausible en un entorno dominado por la superstición y la brujería, gracias a una caligrafía cuidadosa y una narración fluida. Fracasa sin embargo en aprovechar precisamente ese medio gallego tan proclive a la superchería, mientras aunque el interés no decae, la sensación es de ir siempre por delante de los propios investigadores protagonistas del film, todo bajo un estilo muy próximo al de las series de televisión que tanto se prodigan hoy en día. Podría tachársele de ser demasiado literal, apoyarse en exceso de los diálogos, un mal endémico del cine español, tan proclive a despreciar la fuerza de las imágenes, que es precisamente lo que da identidad al séptimo arte. Sin embargo no hemos de olvidar que a lo largo de la historia han sido muchas las películas de éxito que han apoyado su intriga en los diálogos del guión, como por ejemplo las adaptaciones de Agatha Christie. Con todo, lo peor del film es el uso de la banda sonora, inadecuada y erróneamente insertada en las imágenes que acompaña.

martes, 13 de octubre de 2015

SEGUNDO ORIGEN Calma total en el lago azul

Título original: Segon origen
España 2015 102 min.
Dirección Carles Porta Guión Marcel Barrena, Carmen Chaves, Bigas Luna, Carles Porta y David Victori, según la novela de Manuel de Pedrolo Fotografía Albert Pascual Música David Julyan Intérpretes Rachel Hurd-Wood, Andrés Batista, Ibrahim Mané, Sergi López, Philip Hurd-Wood, Marieta Orozco Estreno simultáneo en el Festival de Sitges y en España 9 octubre 2015

Bigas Luna anunció hace años la adaptación al cine de un libro de referencia para los estudiantes catalanes y levantinos, Mecanoscrit del segon origen, escrito por Manuel de Pedrolo, una novela de ciencia ficción en torno a los supervivientes de una hecatombe apocalíptica que obliga a plantearse la reproducción como un gesto de responsabilidad. La cuestión era analizar el comportamiento humano, más básico y sorprendente cuanto más extremas se presentan las circunstancias vitales. Fallecido el director de Jamón jamón, tomó el testigo el realizador Carles Porta, un experimentador en su tercer largometraje como director, y primero de ficción real tras probar sin demasiada fortuna con el documental en Toro y torero y la animación en François le Vaillant. Tras los pertinentes cortes y modificaciones respecto al original de referencia, con nuevos giros argumentales y una pátina de rejuvenecimiento, el resultado es una película digna que parece mezclar El lago azul con Calma total en su afán de lucir sus bellos protagonistas, la británica Rachel Hurd-Wood (El perfume, El retrato de Dorian Gray) y el exótico Ibrahim Mané, en contraposición al primitivo Sergi López, en un entorno más paradisíaco de lo convincente a tenor de la devastación sufrida por el planeta, algo que se refleja con mejores recursos de los esperables en las recreaciones de Lérida y Barcelona, Camp Nou en ruinas incluido. Aunque el tono, las interpretaciones y la dirección son más bien torpes e inocentes, el conjunto entretiene sin apenas llegar a transmitir una reflexión válida, oportuna e inspiradora.

TAXI TEHERÁN Coctelera viajera de denuncias

Título original: Taxi
Irán 2015 82 min.
Guión y dirección Jafar Panahi Sin créditos Estreno en el Festival de Berlín 6 febrero 2015; en Francia 15 abril 2015; en España 9 octubre 2015

Tres películas, El globo blanco, El espejo y El círculo, situaron hace años al realizador Jafar Panahi en un lugar privilegiado del panorama cinematográfico contemporáneo. En ellas retrataba con tan buen ojo crítico la realidad política y social de su país que le supusieron una condena de prisión e inhabilitación, que le fue condonada a cambio de no volver a rodar. Afortunadamente Panahi hizo caso omiso y siguió haciendo su trabajo de forma tan velada y disimulada que pasara desapercibida para el régimen autoritario islámico de la antigua Persia. Nacieron así cintas clandestinas como Esta no es una película, en la que relataba precisamente ese proceso judicial y posterior sentencia condenatoria. En ese nivel situamos también este nuevo trabajo, por el que fue galardonado en el pasado Festival de Berlín con el prestigioso Oso de Oro, si bien sospechamos más como toque de atención a la conciencia mundial y reconocimiento a un cineasta curtido, intelectual y valiente que alza su voz y sus recursos frente a la opresión y la falta de derechos y libertades. Rodada como falso documental, Panahi se trasmuta en taxista en cuyo vehículo viajan personajes de todo tipo que representan sectores diversos de la sociedad para narrar sus propias vicisitudes en relación a temas como la pena de muerte, el matrimonio como vínculo económico, la lucha política, la delincuencia, la educación en la escuela, y muy especialmente la creación artística. El problema es que al artificio se le notan mucho las costuras, los argumentos no son siempre tan lúcidos, inquietantes y sutiles como se deseara, y el conjunto se resiente de cierta falta de cohesión y verosimilitud, mientras la supuesta idea original de base se nos antoja a los andaluces un sucedáneo de un lamentable concurso de la televisión autonómica protagonizado por el cómico Manuel Sarriá. Eso sí, las calles de Teherán lucen más civilizadas, limpias y en cierto modo cosmopolitas de lo que cabría esperar.

EL CLUB Parábola de los pecados de la Iglesia

Chile 2015 98 min.
Dirección Pablo Larraín Guión Guillermo Calderón y Daniel Villalobos Fotografía Sergio Armstrong Intérpretes Marcelo Alonso, Roberto Farias, Antonia Zegers, Alfredo Castro, Alejandro Goic, Alejandro Sieveking, Jaime Vadell Estreno en el Festival de Berlín 9 febrero 2015; en Chile 28 mayo 2015; en España 9 octubre 2015

Pablo Larraín saltó a la fama hace apenas tres años por su película No, primera de su país, Chile, en ser nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa, y que relataba en clave semidocumental el plebiscito convocado por Pinochet en 1988 para dar o no continuidad a su dictadura militar. Siempre atento a los problemas que acucian nuestra sociedad, pero sin dar la espalda a la experimentación en lenguajes puramente cinematográficos, a través incluso de los géneros más identificables, propone ahora un análisis, una disección en toda regla, del papel que juega la supuesta Nueva Iglesia Católica, presuntamente renovadora, más justa y popular, frente a los privilegios de la antigua casta eclesiástica. Para eso cuenta con un guión y unas interpretaciones que sobrepasan con amplitud lo que habitualmente conocemos como modélico. Una trama de carácter misterioso e intrigante, en torno fundamentalmente a los abusos sexuales, pero recogiendo también otros temas como la avaricia, el juego, el egoísmo y la hipocresía, sirve para plantear preguntas que sólo obtendrán respuesta en el subconsciente de cada espectador, según su educación y conciencia. Un grupo de antiguos sacerdotes ocultos de la sociedad en cómodos retiros, enfrentados a uno de esos renovadores de la nueva escuela, tan pulcro, presuntuoso y presumido que casi pareciera sacado de un anuncio de Armani, mientras para desplazarse conduce un lujoso vehículo de última generación. Justicia clamada más para disimular e incluso engañar que realmente para impartirla. Hombres y mujeres inmersos en su generosamente cómodo mundo e incluso en su fanatismo, a los que dan vida un grupo de atribulados intérpretes de los que destacamos a Marcelo Alonso como atractivo, deportista y moderno exorcista, Roberto Farias como proscrito de la sociedad al que muchos y muchas preferirían hacer desaparecer antes que resarcir, y Antonia Zegers como manipuladora y maquiavélica carcelera, quienes ayudados por ese impecable guión al que hacíamos referencia construyen personajes auténticos, con vida antes y después de lo relatado. Tan tremendo esfuerzo y el excelente trabajo de realización, sobria, comedida, solemne y muy intencionada, le valieron el Gran Premio del Jurado en el pasado Festival de Berlín. Entre sus características técnicas merece destacarse su turbia, tanto como el submundo que retrata, fotografía, y la desasosegante música de Arvo Pärt, siempre tan mística y elegíaca, utilizada aquí de forma casi claustrofóbica, amarga y constante. Larraín anda ya sumergido en el rodaje de un retrato de Pablo Neruda que esperemos sea tan incisivo respecto a la época que retrata como ésta lo es en relación al ambiente.

viernes, 9 de octubre de 2015

MÚSICA INTERVENIDA Y ORQUESTA DECONSTRUIDA EN LA 4ª DE ABONO DE LA ROSS, CON DEBUT DE VÍCTOR GARCÍA GARCÍA

XXV Temporada de Conciertos de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Víctor García García, violonchelo. Vahan Mardirossian, dirección. Programa: Corpus Christi en Sevilla, de Albéniz arr. Lucien Caillet; Danzas nocturnas de Don Juan Quixote Op.58, de Sallinen; Carmen Suite, de Shchedrin según Bizet. Teatro de la Maestranza, jueves 8 de octubre de 2015

Para este cuarto concierto de abono de la presente temporada, Axelrod ha diseñado un programa cuando menos curioso y atractivo, a pesar de su discutible calidad musical. Piezas de compositores extranjeros que miran a España, sus mitos y folclore, a partir de un autor español, otro francés y música original, pero siempre desde la deconstrucción y la intervención más exhaustivas. Lo primero se hizo evidente en el conjunto instrumental, luciendo en la primera pieza sólo metales y maderas, en la segunda sólo cuerda y muy reducida, y en la tercera la plana mayor de la cuerda y una amplia representación de instrumentos de percusión.

El clarinetista francoamericano Lucien Caillet centró gran parte de su carrera como compositor en perpetrar arreglos para viento de obras tan conocidas como Lohengrin de Wagner o Finlandia de Sibelius. Corpus Christi en Sevilla, del primer cuaderno de la Suite Iberia de Albéniz, en sus manos se convierte en una pieza épica al más puro estilo hollywoodiense, pero en su vertiente más vulgar y chabacana, a pesar de lo cual sirvió para lucir unas prestaciones impecables de las secciones convocadas, dinámicas y autoritarias. Del finlandés Aulis Sallinen el joven chelista sevillano Víctor García García, en su emocionado debut con la Sinfónica, ofreció una versión virtuosa llena de transparencia y musicalidad, con la que dejó clara su capacidad para definir texturas y distinguir la pasión asociada a Don Juan y la sátira que caracteriza al personaje cervantino, mientras el resto de la reducida cuerda acompañó adecuadamente los cambios de estilo y ritmo que conforman la pieza, desde el ragtime al tango pasando por el vals. En la propina García fraseó con mucho gusto y expresividad casi religiosa la Sarabanda de la Suite nº 4 de Bach.

La obra más popular y reconocida de la noche fue la Suite Carmen del compositor ruso Rodión Shchedrin, muy aplaudida por Shostakovich a pesar de no constituir más que una mera intervención, a veces brusca y desatinada, de la música de Bizet, pero que dio mucho juego a la resplandeciente sección de percusión. La orquesta mostró en todo momento una disciplina férrea, sin embargo la dirección del armenio, también pianista, Vahan Maridrossian, fue en general blanda y sosa; un poco más de nervio y cuerpo habría dado más relieve a estas discretas piezas.

lunes, 5 de octubre de 2015

REGRESIÓN Infructuosa búsqueda de la esencia del mal

Título original: Regression
España-Canadá 2015 106 min.
Guión y dirección Alejandro Amenábar Fotografía Daniel Aranyó Música Roque Baños Intérpretes Ethan Hawke, Emma Watson, Aaron Ashmore, Devon Bostick, David Thewlis, Dale Dickey, Aaron Abrams, Adam Butcher, David Dencik, Kristian Bruun Estreno en el Festival de San Sebastián 18 septiembre 2015; en el resto de España 2 octubre 2015

A estas alturas no podemos negarle a Amenábar sus indudables méritos como artífice de un nuevo cine patrio que persigue seducir audiencias y perder complejos frente a la poderosa maquinaria americana, del que han salido realizadores, técnicos e intérpretes que triunfan en Hollywood y robustecen la siempre precaria industria cinematográfica española. Sin embargo, tras una filmografía ejemplar, en la que la única película que ha sido vilipendiada por la crítica del país, Ágora, a nosotros sí nos merece un enorme respeto y entusiasmo, Amenábar ha patinado con este supuesto regreso al cine de suspense y terror que tanta fama le ha reportado. Éste su primer thriller netamente americano, aunque se trate de una coproducción española con Canadá, contiene indudables logros, como la recreación de la sempiterna América profunda a principios de los noventa o un flujo narrativo competente y equilibrado. Pero el director de Los otros quiere aquí hablarnos de la esencia del mal, apoyándose en el auge que parecieron tener en ese país las sectas religiosas en aquella década, y proponiendo un ejercicio de psicoanálisis que deba converger en un resultado sorprendente. Lástima que el material no se acerque siquiera a la perversión y la atmósfera malsana que anuncia y pretende. Por el contrario asistimos a un espectáculo anodino y vacuo con pretensiones de intriga y veracidad, en el que apenas brilla la esforzada interpretación de Emma Watson y la socorrida música de Roque Baños. Por su parte Ethan Hawke compone un personaje de guiñol histriónico, no sabemos si como efecto de la peligrosa sobreactuación o como exigencia de un personaje al límite. Mientras tanto se cuenta con la voluntad de la platea para dar por válidos recursos cinematográficos como la puesta en escena de supuestos recuerdos, recreaciones confusas y exceso de recursos artificiosos. Falta perversidad e intriga en este relato descafeinado sobre la maldad, la decepción y el castigo, quedándose todo en un mero artificio, si acaso entretenido, pero con poca intensidad y menos alma.

JACK Madurez prematura y no deseada

Alemania 2014 103 min.
Dirección Edward Berger Guión Edward Berger y Nele Mueller-Stöffen Fotografía Jens Harant Música Christoph M. Kaiser y Julian Maas Intérpretes Ivo Pietzcker, Georg Arms, Luise Heyer, Vincent Redetzki, Jacob Matschenz, Nele Mueller-Stöfen, Odine Johne Estreno en el Festival de Berlín 7 febrero 2014; en Alemania 9 octubre 2014; en España 2 octubre 2015

Curtido fundamentalmente en la televisión, el realizador alemán Edward Berger teje en esta película el retrato de un niño de diez años obligado a madurar prematuramente para primero cuidar de su hermano pequeño y después lidiar con los inconvenientes y desgracias de la vida en una residencia para niños abandonados o huérfanos. El suyo es un caso lamentablemente muy habitual en la sociedad moderna en la que la falta de principios y valores arrastran a muchos y muchas jóvenes a ser padres sin tener el nivel de madurez y responsabilidad suficiente para ello. Casi adolescentes fascinados por la vida licenciosa, la diversión y el placer, sin preparación alguna para ejercer satisfactoriamente como padres. Los vaivenes de este niño protagonista en compañía de su hermanito pequeño por una ciudad en la que impera el consumismo y el egoísmo, se convierte en eje principal de una película que parece crónica de unos jóvenes picaros del siglo XVI trasplantados al mundo actual, y en la que brillan las extraordinarias interpretaciones de Georg Arms y especialmente Ivo Pietzcker. El conjunto transmite una ternura muy especial, mientras una reducción de su metraje, evitando innecesarias reiteraciones y haciendo más convincente la búsqueda policial de los chavales, hubiera aligerado y redondeado el acabado de un film no obstante recomendable.

LEJOS DE LOS HOMBRES Dos caminan juntos

Título original: Loin des hommes
Francia 2014 101 min.
Guión y dirección David Oelhoffen, según el relato “L’hôte” de Albert Camus Fotografía Guillaume Deffontaines Música Nick Cave y Warren Ellis Intérpretes Viggo Mortensen, Reda Kateb, Nicolas Giraud, Jean-Jérôme Esposito, Hatim Sadiki, Ángela Molina, Yann Goven, Antoine Régent, Sonia Amori, Antoine Laurent Estreno en el Festival de Venecia 31 agosto 2014; en el de Toronto 9 septiembre 2014; en Francia 14 enero 2015; en España 2 octubre 2015

Con sólo una película a sus espaldas, Reencuentro (2007), David Oelhoffen, con la ayuda en la producción del propio Viggo Mortensen, realiza una adaptación libre de un relato de Albert Camus que se puede traducir al castellano tanto El huésped como El anfitrión, según el contexto. Ambas acepciones sirven para describir esta historia de breve encuentro y espontánea amistad entre un comandante francés reciclado en profesor de escuela y un pastor argelino acusado de matar a su primo al que el primero debe conducir a través del desierto hasta la gendarmería más cercana durante un día de reveladora caminata. El relato sirve para poner en escena una vez más la sinrazón de guerras y justicias arbitrarias, comportamientos del hombre que convierten nuestra sociedad y nuestro mundo en algo execrable y nauseabundo. La sabiduría de quien está de vuelta de todo y ha retomado las riendas de su destino para alejarse del pasado y servir a la posteridad con más fortuna y capacidad de visión, y la candidez y parcial ingenuidad de quien ha actuado de la forma más básica posible para defender lo suyo y el porvenir de los suyos frente a la adversidad impuesta por quien hace gala de una total falta de moral y escrúpulos, sirven para enfrentar y a la vez unir a estos dos hombres en un viaje iniciático a través de un paisaje tan abrupto como hermosamente fotografiado. Naturaleza en estado puro como telón de fondo de la idiotez humana, la guerra (independencia de Argelia) y la justicia tribal árabe, esos representativamente repugnantes comportamientos del hombre que hacen desear estar lejos de él. Todos estos buenos sentimientos y mejores intenciones no encuentran sin embargo reflejo en una gramática algo manida, mil veces vista y expuesta, que no llega a aportar nada nuevo y apenas merece por el excelente trabajo de Viggo Mortensen, cuyo personaje tiene ascendencia andaluza, y ahí está Ángela Molina en una breve aparición para corroborarlo. Por su parte, Reda Kateb, a quien hemos visto en Hipócrates y el debut en la realización de Ryan Gosling, Lost River, pone también su granito de arena en este duelo interpretativo contenido y resignado, que obtuvo en el Festival de Venecia de 2014 el Premio SIGNIS de la Asociación Católica Mundial de la Comunicación, además de otros dos de carácter secundario, el Arca Cinema Giovani y el Interfilm.

viernes, 2 de octubre de 2015

COLORES QUE VIERON LA LUZ EN PARÍS Y AHORA RESPLANDECEN EN SEVILLA

XXV Temporada de Conciertos de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Philippe Bender, dirección. Programa: Obertura de «La vida parisina», de Offenbach ; Suites nº 1 y 2 de «La Arlesiana»; Sinfonía en Re menor, de Franck. Teatro de la Maestranza, jueves 1 de octubre de 2015

Es frecuente que la música francesa se programe, e incluso se grabe, como un bloque en las salas de concierto. Programas impresionistas o románticos, a veces incluso vanguardistas, que se integran exclusivamente por autores galos, como en esta ocasión y tantas otras en el pasado reciente bajo la batuta de Marc Soustrot, otro de los directores de la antigua agenda que se han caído de la programación como consecuencia del cambio de dirección artística. Una pena, porque algunos esteban muy familiarizados con la plantilla y extraían de ella muy buenos resultados. Afortunadamente no hubo nada que lamentar ante el rendimiento de la orquesta frente al maestro de Besançon Philippe Bender. La suya fue una dirección clara y precisa, tan reflexiva como aparentemente espontánea, rica en matices y, como rezaba el programa, colorista.
 
Y eso que no empezó demasiado bien, pues la Obertura de la ópera de Offenbach La vida parisina pedía más frivolidad y picardía para retratar ese ambiente de belle époque de las calles y garitos de París, ciudad donde tuvieron lugar con pocos años de diferencia los estrenos de las tres piezas recreadas en este concierto. Su lectura de esta obra desenfadada y ligera nos pareció por el contrario pesada y algo farragosa; sin embargo con La Arlesiana todo fue transparencia y riqueza melódica, deparando una interpretación fresca de estas dos suites algo endebles en términos musicales. Entre el apasionamiento de los pasajes heroicos y enérgicos, la alegría de los más folclóricos y los fuertes contrastes dinámicos de los minuetos, echamos en falta algo más de drama y conmoción en el adagietto y el intermezzo, si bien aplaudimos rotundamente las fabulosas intervenciones de Juan Ronda a la flauta y Antonio Pérez al saxofón.
 
Bender y la Sinfónica brillaron especialmente en la página más sombría de la noche, la Sinfonía de Cesar Franck, un prodigio de religiosidad y grandilocuencia que resolvieron encontrando el perfecto equilibrio entre su peso sinfónico y la siempre pretendida ligereza francesa, y además de un solo impulso, sin que a la partitura se le notaran las costuras ni pareciera una pieza fragmentada. El Lento evidenció una dramática pesadumbre, mientras en el Allegretto sobresalió su carisma poético y el Finale se reveló compacto y resplandeciente. Una experiencia casi mística que contagió a un público que, salvo por algunas estrepitosas caídas de objetos, se comportó de manera impecable.