viernes, 28 de diciembre de 2018

ANA DE DÍA Buen arranque, desarrollo irregular

España 2018 105 min.
Guión y dirección Andrea Jaurrieta Fotografía Juli Carné Martorell Música Aurelio Edler-Copes Intérpretes Ingrid García Jonsson, Mona Martínez, Fernando Albizu, Álvaro Ogalla, Irene Ruiz, María José Alfonso, Iñaki Ardanaz, Abel Serbouti, Antonio Ponce, Iván Luis, Francisco Vidal Estreno en el Festival de Málaga 14 abril 2018; en salas comerciales (limitado) 9 noviembre 2018

Las recientes nominaciones al Goya a la mejor dirección novel y a los premios Asecan en las categorías de mejor película sin producción andaluza y mejores actrices protagonista y de reparto, nos han hecho recuperar esta cinta que tuvo en su momento una distribución muy limitada tras su paso por la sección oficial del Festival de Málaga y su pobre difusión en salas comerciales. Se trata del debut en el largometraje de la realizadora Andrea Jaurrieta, un arriesgado salto mortal en torno al desdoblamiento de personalidad y la búsqueda de la propia identidad. Con un arranque ciertamente prometedor, Ingrid García Jonsson se mete en la piel de un personaje difícil y controvertido por sus múltiples aristas y un intenso mundo interior que le hace reinventarse y vivir una nueva identidad a partir de ciertos acontecimientos de matiz fantástico. Deambula sin embargo por derroteros confusos y algo perdidos, de forma que su guionista y directora no sabe muy bien cómo desarrollar tan buen material de partida, servido además por unas eficientes interpretaciones y unos competentes recursos técnicos que incluyen una interesante banda sonora que juega con efectos y sonidos obsesivos para potenciar su atmósfera marciana. En el camino se desaprovechan números de cabaret que podrían haber añadido un mayor empaque al conjunto, mientras los personajes se interrelacionan de forma más plomiza que convincente, desaprovechándose las excelentes interpretaciones de la joven sevillana de origen sueco Ingrid García Jonsson, anclada en una inmerecida carrera irregular desde que Jaime Rosales la descubriera en Hermosa juventud, y de Mona Martínez, que da a su personaje un tono ambiguo e irónico que a la postre deriva en lo más divertido y sorprendente de la cinta.

jueves, 27 de diciembre de 2018

SPIDER-MAN: UN NUEVO UNIVERSO Estirafranquicia con revolucionaria animación

Título original: Spider-Man: Into the Spider-Verse
USA 2018 117 min.
Dirección Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman Guión Phil Lord y Rodney Rothman, según los personajes creados por Stan Lee, Brian Bendris, Sara Pichelli, Steve Dikto, Dan Slott y Meghan Malloy Música Daniel Pemberton Voces (en versión original) Shameik Moore, Jake Johnson, Hailee Steinfeld, Mahershala Ali, Brian Tyree Henry, Lily Tomlin, Luna Lauren Velez, Zoë Kravitz, John Mulaney, Kimiko Glenn, Nicolas Cage, Kathryn Hahn, Liev Schreiber, Chris Pine Estreno en Estados Unidos 14 diciembre 2018; en España 21 diciembre 2018

Spider-Man vuela ahora alto con este sorprendente salto a la animación más rompedora y original que hayamos visto en mucho tiempo, prácticamente una adaptación del estilo del cómic moderno más sofisticado a la pantalla. Esta extravagancia de Phil Lord y Rodney Rothman juega con las diversas realidades que siempre han flotado sobre el universo Marvel, haciendo coincidir en una misma trama varios Spider-Men provenientes de mundos distintos y paralelos, algo así como un multiverso en el que confluyen Spider-Men masculinos y femeninos, blancos, negros y orientales, humanos y artificiales. La idea ha estado siempre ahí, y muestra de ello son los diferentes Peter Parker a los que han dado vida Tobey Maguire, Andrew Garfield y Tom Holland desde principios de este siglo. Ahora el protagonismo lo asume un chico de raza negra mezclada con sangre latina, un efecto del mundo plurirracial políticamente correcto en el que afortunadamente nos sentimos sumergidos, que se mueve por escenarios de rico diseño y vanguardista resolución formal, pero que en el aspecto puramente dramático no hace sino repetir el cansino esquema al que nos tienen acostumbrados las películas de superhéroes: La génesis del personaje, su encuentro con el mal y la batalla final para reducirlo, esta vez asistido no por una banda de superhéroes, como Los Vengadores o los Cuatro Fantásticos, sino por una banda de alter ego de distinto tamaño y condición. Nos encontramos por lo tanto ante un espectáculo visualmente impactante y muy bien resuelto, al servicio de la misma trama de siempre, cansina, poco original y extremadamente violenta, lo que la hace poco recomendable para públicos infantiles. Y todo ello a pesar de ese Supercolisionador que sirve para mezclar estas realidades distintas y que sus personajes se encuentren y colaboren en la sempiterna destrucción del mal, que una vez más tiene su origen en un trauma infantil.

EL REGRESO DE MARY POPPINS Una secuela con forma de espejo

Título original: Mary Poppins Returns
USA 2018 130 min.
Dirección Rob Marshall Guión David Magee, según los libros de P. L. Travers Fotografía Dion Beebe Música Marc Shaiman y Scott Wittman Intérpretes Emily Blunt, Lin-Manuel Miranda, Ben Whishaw, Emily Mortimer, Nathanael Saleh, Pixie Davies, Joel Dawson, Julie Walters, Colin Firth, Meryl Streep, David Warner, Dick Van Dyke, Angela Lansbury Estreno en Estados Unidos 19 diciembre 2018; en España 21 diciembre 2018

No podemos criticarle al regreso de la famosa institutriz mágica que se trate de una mera operación comercial. Es legítimo que así sea, y así parece comprenderlo Disney, que desde hace más de una década lleva resucitando sus clásicos con el pretexto de convertir las películas animadas en cintas con personajes de carne y hueso. Con ligeras variaciones hemos visto desfilar por nuestras pantallas nuevas versiones de Blancanieves a La bella y la bestia, y pronto lo hará Dumbo, algunas con ligeras variaciones respecto al original, otras con cambios más sustanciales. En el caso de Mary Poppins no se trataba de convertir animación en imagen real, así que partiendo de varios de los libros de Pamela Lyndon Travers, que ahora que está fallecida ya no supone ningún obstáculo para la adaptación de su obra como ilustraba Al encuentro de Mr. Banks con respecto al clásico de 1964, se ha confeccionado una especie de secuela que en realidad parece más bien un remake. Han pasado más de veinte años y los niños de los Banks son ahora mayores y tienen hijos, a los que Mary Poppins asistirá con el pretexto de ayudar a su padre, que ha perdido la visión inocente de las cosas desde la muerte de su esposa y padece además los efectos de la Gran Depresión. A partir de ahí el esquema es idéntico al de su predecesora, la colocación de números musicales igualmente y el estilo narrativo y visual muy parecido, aunque tras más de cincuenta años el acabado técnico y artístico resulte lógicamente más depurado, trascendiendo unos efectos visuales que en su día causaron verdadero impacto. El espectáculo entretiene y está hecho con buen gusto, el desarrollo argumental parece más sólido y trabajado, pero el resultado final no es más que un remedo de sí mismo, simpático y atractivo pero sin la magia del original, a pesar de lo cual merecen destacarse secuencias como la llegada de la protagonista, el paseo por la sopera ilustrada y el excelente número musical que lo corona, y el final feliz con globos. Emily Blunt funciona perfectamente en el papel que inmortalizara Julie Andrews, y se revela como excelente cantante y bailarina. Lin-Manuel Miranda salta del musical, donde ha triunfado con títulos como Hamilton, donde también era autor de la música, como lo fue de las canciones de Moana, para dar vida a un competente farolero que canta y baila como lo hacía Dick Van Dyke, aquí presente en un cameo como banquero, uno de los papeles que interpretó en la predecesora. El resto del reparto funciona eficazmente, incluidas Meryl Streep y Angela Lansbury en sus breves intervenciones. Y todo es amable y entretenido. Marc Shaiman, el compositor habitual de Rob Reiner, compone su primer musical directamente para la pantalla, tras triunfar en Broadway con las adaptaciones de Hairspray, Atrápame si puedes y Charlie y la fábrica de chocolate, siempre junto al letrista Scott Wittman, y logra emular el espíritu de las canciones originales de los hermanos Sherman, cuyo superviviente, Richard, ejerce aquí de asesor musical. Y Rob Marshall dirige como es habitual en él, sin personalidad pero con la eficiencia de un buen funcionario, logrando resultados en la línea de Chicago, Nine e Into the Woods, es decir, espectáculos vistosos y bien manufacturados, ingeniosos pero sin mucha sustancia.

domingo, 23 de diciembre de 2018

LA FELIZ EXPERIENCIA DEL MESÍAS PARTICIPATIVO

Berit Solset, soprano. Catherine Hopper, mezzosoprano. Joshua Ellicott, tenor. Nicholas Mogg, barítono. Coro de la Ciudad Orquesta de Granada. Coros participantes: Camerata Vocal Concertante, Coral Ángel de Urcelay, Coral Polifónica Ecijana, Coral San Felipe Neri de Sevilla, Coro Aratiena de Aracena, Coro Ars Vivendi de Sevilla, Coro de Cámara An Die Musik, Coro de la Universidad de Huelva, Coro del Ateneo de Sevilla, Coro Filarmonía de Sevilla, Coro Manuel de Falla del Conservatorio Superior de Música de Sevilla, Coro Polifónico Orippo de Dos Hermanas, Sociedad Musical de Sevilla. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Daniel Reuss, director musical. Programa: El Mesías de Haendel. Teatro de la Maestranza, sábado 22 de diciembre de 2018 

Daniel Reuss
Más de una década viene celebrándose puntualmente en nuestra ciudad este Mesías participativo patrocinado por la Caixa. En otras urbes, como por ejemplo Barcelona, este año no se ha convocado, pero aquí seguimos fiel y felizmente enganchados a esta puerta de la Navidad que aúna todo lo bueno que nos pueden traer estas fechas tan consumistas, y que deberíamos practicar el resto del año. En concreto sigue emocionándonos la capacidad de tanta y tanta gente para trabajar en comunidad, con respeto e ilusión, con entusiasmo, dando lo mejor de sí mismos y mismas, aunando fuerza y talento o logrando una armonía que bien desearíamos se trasladase a otros ámbitos de nuestra sociedad y política. El entendimiento es la base fundamental de estos acontecimientos extramusicales, que tanto emociona a quienes se acercan por primera vez a esta experiencia y tan felices les hace, y créanme que siempre hay público nuevo dispuesto a dejarse seducir por las cientos de voces que emulan los tiempos dorados en los que interpretar éste y otros oratorios con tantos recursos era moneda de cambio.

Berit Solset
No es la primera vez que el holandés Daniel Reuss, especialista en coros, se encarga del evento. Ya lo hizo hace dos años, entonces con su coro habitual, el Cappella Amsterdam, menos numeroso y si se quiere más en estilo, aunque lo cierto es que los resultados del Coro de la Ciudad Orquesta de Granada no pudieron ser más satisfactorios, sin estridencias ni salidas de tono, velando por la delicadeza de la propuesta, acertando en equilibrio y suntuosidad y fusionándose a la perfección con el resto de voces participantes en los números seleccionados. La dirección de Reuss fue así mismo equilibrada frente a una formación orquestal que obra el continuo milagro de plegarse a estéticas tan diferentes en cuestión de horas. Esta vez pasaron en un día del romanticismo ruso al barroco anglo alemán sin problema y en perfecto estilo. Es verdad que El Mesías lo tienen muy dominado, pero no deja de ser meritorio. Quizás se ganaría más si se plantease reforzar la orquesta en aquellos números cantados por todos los coros, con el fin de no ser eclipsados ante la exuberancia vocal.

Joshua Ellicott
Como especialista coral que es, Reuss logró como nunca antes un equilibrio absoluto de las voces en la primera parte, con resultados realmente espléndidos y hermosos. En la segunda hubo sin embargo más desajustes, en números como Behold lamb of God con el que arranca.
Pero en general la exhibición fue altamente satisfactoria y emotiva. De las voces solistas destacamos la muy bien articulada, de sedoso timbre y elegante modulación de la soprano noruega Berit Solet, haciendo nuestras delicias en I know that my redeemer liveth o If God be for us. La mezzo, anunciada como contralto, Catherine Hopper ya acompañó a Reuss en 2016; esta vez exhibió una voz más endeble, con dificultades en los cambios de tono y registro, y poco drama en números como He was despised. El tenor inglés Joshua Ellicott mantuvo una buena línea de canto, quizás no muy emotiva pero sí eficiente, con un agradable timbre y buen gusto en general. A la hermosa voz de barítono del también inglés Nicholas Mogg le faltó algo de mordiente, más agresividad por ejemplo en Why do the nations. Y como siempre celebrar el buen trabajo desplegado por el solista instrumental en The trumpet shall sound, minutos antes de asistir al muy emocionante momento en el que todos juntos, directores y directoras de coro, solistas, coros convocados y hasta gente del público, entonaron el Aleluya para despedir y desear lo mejor en éstas y todas las fechas.

sábado, 22 de diciembre de 2018

UN ASUNTO DE FAMILIA Ensayo sobre el vínculo afectivo

Título original: Mambiki kazoku
Japón 2018 121 min.
Guión y dirección Hirokazu Koreeda Fotografía Ryûto Kondô Música Haruomi Hosono Intérpretes Lily Franky, Sakura Andô, Mayu Matsuoka, Jyo Kairi, Miyu Sasaki, Kirin Kiki Estreno en Festival de Cannes 13 mayo 2018; en Japón 8 junio 2018; en España 21 diciembre 2018

Hay cierta tendencia a idealizar la amistad, a pensar que la elegimos y que la buscamos a nuestra conveniencia y según nuestras necesidades. Si así fuera sólo proporcionaría felicidad y satisfacción, y sin embargo sabemos que no es exactamente así. Aceptado unánimemente es el dicho según el cual la familia es la que nos toca, los amigos los elegimos. Koreeda, que como muchos de sus colegas de profesión en Japón andan siempre tan interesados y preocupados por las relaciones familiares y las crisis y alegrías que suscitan, propone una familia muy peculiar en esta película a la que todos desde su estreno en Cannes, Palma de Oro incluida, parecen rendirse incondicionalmente. Viven en condiciones casi de subsistencia, a pesar de que son varios los sueldos que entran en el hogar, y mantienen una envidiable armonía que no parece casar con lo que es habitual en muchas familias del entorno. Hay una protección mutua que choca con la creencia habitual de que quien sufre no está dispuesto a proteger al prójimo, y una tendencia en todos su miembros a cultivar vicios ocultos, de la ludopatía al latrocinio pasando por el exhibicionismo, siempre con la necesidad del grupo y la compañía como telón de fondo. Sin embargo late en su interior una utopía, algo impracticable y lejos de la realidad, que ni la simple libre elección puede resolver. La experiencia nos dice que al final es tan difícil conciliar el respeto y el equilibrio emocional que resulta imposible que ni siquiera una comuna libremente seleccionada pueda funcionar. Hubiera estado bien que Koreeda, que ya ofreció una desolada visión de la filiación en Nadie sabe y convenció con sus obras Still Walking y De tal padre, tal hijo, hubiese optado por analizar esta premisa en lugar de intentar convencernos de la necesidad de librarnos de los convencionalismos sociales y políticos que nos han enseñado a vivir de manera impostada y poco natural. Al final lo que encontramos en este film es una serie de peripecias que en su conjunto pretenden convencernos de este extremo, pero que en su parsimonia y aparente inutilidad podría provocar no más que el hastío y el desinterés en el tantas veces sufrido y maltratado espectador o espectadora.

viernes, 21 de diciembre de 2018

4º ABONO ROSS: CELEBRACIÓN RUSA CON PUSHKIN Y POSTNIKOVA

XXIX Temporada de Conciertos de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Tatiana Postnikova, piano. Vicent Morelló Broseta, flauta. John Axelrod, director. Programa: Polonesa Op. 49, de Liádov; Rapsodia sobre un tema de Paganini, de Rachmáninov; Aria de Lensky y Polonesa de Eugene Oneguin, de Chaikóvski; Vals Pushkin no. 1, de Prokófiev; Introducción y Polonesa de Boris Godunov, de Mussorgsky; Obertura de Ruslán y Ludmila, de Glinka; Suite de El Cascanueces, de Chaikóvski. Teatro de la Maestranza, jueves 20 de diciembre de 2018

Alguien con criterio pidió a gritos no hace mucho ¡Más Postnikova! Su proclama ha sido escuchada y en este último concierto de abono de la Sinfónica del año la pianista ha tenido la oportunidad de someterse al reto más complejo y comprometido de su carrera junto a la orquesta: la célebre Rapsodia sobre un tema de Paganini, una obra reservada a los grandes y tan popular que quien más y quien menos la tiene tan interiorizada que resulta más difícil agradar, sobre todo a los más puristas. Ya en febrero de 2014 Postnikova nos deleitó con un Concierto de Martucci en el que se atisbaban generosas influencias de Rachmáninov y nos hacía presagiar una pianista dotada para el lirismo y el romanticismo del compositor ruso. Y efectivamente ahora paladeó cada nota de esta obra concertante, que partiendo del último y diabólico capricho de Paganini, propone una gran variedad de matices y colores en su incesante lucha del hombre con el destino, representado en el recurrente Dies Irae medieval.

Axelrod acompañó siguiendo una estética muy próxima al mickeymousing, sin por ello descuidar sus pasajes más líricos y arrebatados. Pero fue Postnikova quien logró sobre el teclado una lectura impecable, quizás algo falta de mayor empuje y decisión, pero magnífica en cuanto a digitación, fraseo aseado y virtuosismo eficiente. Sensacional el progresivo ascenso hacia el clímax que supone la variación 18, henchido de misterio y por momentos terror; y la propia variación aludida, una inversión del tema original que la pianista resolvió con un emotivo y conmovedor aliento romántico, deteniéndose en cada nota y cada expresión con una dulzura encomiable. Logrado también el final grotesco con la inestimable ayuda de una orquesta poderosa. En la propina la impagable pianista de la orquesta acarició el teclado en un delicadísimo Diciembre de Las Estaciones de Chaikóvski.

Con Aleksandr Pushkin como referente, dos de cuyos poemas leyó con dulcísima voz y expresividad Anastasia Yakushina, uno dedicado al Guadalquivir, Axelrod y la ROSS propusieron un programa amable y distendido, en la línea de esos que tanto gustan a las orquestas ligeras norteamericanas, y que tan apropiado parece en víspera de las fiestas navideñas. Las tres óperas basadas en sus obras más célebres tuvieron su espacio, con Vicent Morelló ofreciendo en arreglo para flauta un Aria de Lensky de Eugene Oneguin refinadísimo y sensual, lleno de sentimiento, que corroboró con el exotismo del Srynx de Debussy que ofreció como propina. La Introducción y Polonesa del Acto III de Boris Godunov de Mussorgsky, en versión para concierto de Rimsky-Korsakov, recibió de Axelrod y la orquesta un tratamiento más elegante que la Op. 49 que Liádov compuso para celebrar el centenario de Pushkin, muy marcado y grueso. Muy delicado por el contrario el tributo en forma de Vals que Prokófiev compuso en el ciento cincuenta aniversario del escritor, y muy versátil y enérgica la Obertura de Ruslán y Ludmila de Glinka. Detallista la siempre agradecida Suite de El Cascanueces, de nuevo con una estupenda Postnikova, esta vez a la celesta, y magníficas prestaciones del resto de compañeros y compañeras, incluida una sección de metales en forma aunque quizás algo prepotente. Un programa ligero y agradable resuelto con energía y profesionalidad.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

miércoles, 19 de diciembre de 2018

DEBUT DE LAS NINFAS DEL MAESTRANZA

Ciclo Coros de Cámara. Coro Femenino de Cámara de la A.A. del Teatro de la Maestranza. Íñigo Sampil, director. Daniela Iolkicheva, arpa. Manuel Enamorado y Rafael Conde Astasio, trompas. Programa: Vier Gesänge Op. 17, de Brahms; Himnos corales del Rig-Veda (tercer grupo) Op. 26, de Holst; A Ceremony of Carols, de Britten. Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza, martes 18 de diciembre de 2018

Tenemos que empezar dando un tirón de orejas, porque no es de recibo que se gaste tanto papel para imprimir los textos que acompañan las músicas programadas para luego oscurecer la sala y no dejar atisbar apenas una letra. Incluso sería mejor proyectar los textos en una pantalla y evitar así tanto gasto y atentado medioambiental. Algunas de las voces femeninas más destacadas del Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza se dieron cita en la primera entrega de un nuevo ciclo dedicado a coros de cámara. Una experiencia piloto auspiciada por el esfuerzo y el trabajo de Íñigo Sampil al frente del conjunto desde hace ocho años, y por la ilusión de estas voces que realizan así su debut en formación de cámara con un programa integrado por piezas pertenecientes a un género y un estilo muy poco frecuentado en nuestra ciudad, ni aquí ni en ningún otro espacio cultural, donde estamos más acostumbrados al barroco a la hora de disfrutar de conjuntos camerísticos vocales.

Después de tantos años centrados prácticamente en óperas y obras sinfónico-corales, era natural que el estilo intimista y recogido de estas propuestas se les resistiera al conjunto, pero quedaron elementos suficientes de juicio para esperar en el futuro, tras el pulimento y las correcciones pertinentes, resultados mucho más estimulantes. Así, las canciones que Brahms compuso para su propio coro en Hamburgo, de aires exquisitos y profundamente románticos, tan evocadoras como afectivas, acusaron cierta rigidez en la forma y épica en la expresión que no casaba bien con el tono inconsolable de Es tönt ein voller Harfenklang (Suena el arpa), ni mórbido de Komm herbei, komm herbei, Tod (Largo de aquí, muerte) con texto de Shakespeare, o bucólico de Der Gärtner (El jardinero), todas de aires melancólicos y desesperados que las voces no acertaron a transmitir. Tampoco las trompas estuvieron refinadas, más bien destempladas e inseguras. Quien sí triunfó, aquí y en el resto de la velada, fue Daniela Iolkicheva, con un dominio técnico y expresivo absoluto de la difícil y compleja arpa.

De aires británicos, como las canciones de Brahms, podemos tildar los Himnos corales del Rig-Veda, de origen sánscrito, que Gustav Holst extrajo de la tradición hindú y que encontró en el coro una estética igualmente tosca y fuera de estilo, dicho siempre desde el respeto y la admiración que merecen sus integrantes, y sin discutir que en timbre y tono lograron un equilibrio generalmente difícil de conseguir. El más largo de los ciclos propuestos, la Ceremonia de Villancicos macarrónicos recopilados de la tradición medieval inglesa por Benjamin Britten, fue también el que mejores resultados brindó, a pesar de prescindirse de las voces masculinas. Con una acertada puesta en escena para la procesión y la recesión que los enmarca, el resto de las piezas brillaron más en expresividad y tono, destacando el brío empleado en cantos como el Wolcum Yole! y el muy singular y diabólico con efecto eco de This Little Babe, así como los solos desplegados en That Yongë Child y Balulalow, tan cándidos y emotivos como el dúo Spring Carol. Nos hubiera gustado poder identificar a las artífices de estos encantadores momentos, pero a quien sí podemos felicitar es a Iolkicheva, que además de acompañar con abundante refinamiento, ofreció un interludio suave y angelical, de matrícula de honor.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

martes, 18 de diciembre de 2018

GRANDE Y ADMIRADO PROFESOR ACHÚCARRO

Ciclo de piano. Joaquín Achúcarro, piano. Programa: Preludios Op. 28, de Chopin; La plus que lente (vals), La puerta del vino y La soirée dans Grenade, de Debussy; Homenaje a Debussy, de Falla; Gaspard de la nuit, de Ravel. Teatro de la Maestranza, lunes 17 de diciembre de 2018

Imaginen que alguien se dedicara a rasgar cuadros en una exposición, pues así se comporta parte del público que acude al Maestranza, da igual que sea a un concierto sinfónico, una ópera o, como en este caso, un recital de piano. Toses nerviosas, móviles, caídas de objetos, envoltorios de caramelos, y ataques inevitables de tos que debieran evitarse abandonando la sala, reventaron impunemente lo que fue sin duda uno de los acontecimientos más sobrecogedores de la presente temporada, el regreso del gran e insigne pianista Joaquín Achúcarro a nuestra ciudad. La última vez que tuvimos ocasión de disfrutarlo fue hace cuatro años en un concierto de abono de la ROSS. Igual de ágil y de expresivo que antaño, Achúcarro se ha convertido en un milagro, un prodigio de la naturaleza que, como algunos y alguna otra pianista de su generación, estamos pensando en Leonskaja, mantiene intacta su capacidad para extraer del teclado todo un torrente de emociones sin acuse alguno de la edad y la veteranía. Una capacidad que se extiende en su caso además al arte de la oratoria, fiel a su costumbre de introducir cada pieza que interpreta y dar así rienda suelta a su faceta docente y didáctica, todo un placer para el oyente. Menos mal que a pesar de los atentados referidos el público contestó con tanto entusiasmo y veneración que arrancó del artista un sincero y humilde gesto de agradecimiento.

Acaba de editar un disco con los Preludios de Chopin, que ya interpretó en Sevilla hace años en la Sala Turina, y con ellos nos embelesó en la primera parte del concierto. Dejando claro que el ciclo se debe entender como un todo compacto y único y no como breves joyas separadas, Achúcarro recorrió el sinfín de emociones que contienen las veinticuatro piezas con honda reflexión, una fantástica articulación y grandes dosis de elegancia y sutileza. Desde un desolador nº 2, pasando por un exuberante nº 5, un tumultuoso nº 8 o un melancólico nº 15, exploró en todo momento la emoción y la expresividad, indagando en su espíritu y ánimo, sin descuidar la técnica, que sigue dominando a la perfección, e imprimiendo en algunas piezas una mirada tan íntima y personal que a veces parecía teñida de ese impresionismo en el que es un indiscutible maestro y con el que parece quiso dejar clara una posible anticipación del compositor polaco, al menos en algunas de sus obras.

Ese mismo impresionismo protagonizó una segunda parte que arrancó con el vals La plus que lente de Debussy, en el que al igual que los preludios de Chopin no buscó la belleza ni el mero encanto, sino que se precipitó al fondo de su alma, su misterio y reflexión. Y por esos derroteros continuó con la triple habanera propuesta en La puerta del vino, La velada en Granada y el Homenaje en forma de tombeau que Falla dedicó al maestro impresionista, logrando efectos tan hipnóticos como seductores. Una exhibición que culminó con una página magistral, el Gaspard de la nuit de Ravel en el que Achúcarro es todo un experto, y así volvió a demostrarlo, combinando delicadeza y misterio en Ondine, desolación e inquietud en la muy marcada y obsesiva Horca, y atmósfera macabra y vertiginosa, de tintes pesadillescos en Scarbo, salvando toda su complejidad técnica con asombrosa facilidad. El entusiasmo desatado propició tres propinas, un delicadísimo pero nunca narcisista Claro de luna de Debussy, una elegante Habanera de Ernesto Halffter y un milagroso y preciosista Preludio para mano izquierda de Scriabin. Prodigio de expresividad, entusiasmo y dominio del arte en todas sus vertientes.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

lunes, 17 de diciembre de 2018

ROMA El color de la nostalgia en formato doméstico

México-USA 2018 135 min.
Guión y dirección Alfonso Cuarón Fotografía Alfonso Cuarón y Galo Olivares Intérpretes Yalitza Aparicio, Marina de Tavira, Marco Graf, Diego Cortina Autrey, Carlos Peralta, Daniela Demesa, Nancy García García, Verónica García, Andy Cortés, Fernando Grediaga, Jorge Antonio Guerrero, José Manuel Guerrero Mendoza, Latin Lover, Zarela Lizbeth Chinolla Arellano, José Luis López Gómez Estreno en el Festival de Venecia 30 agosto 2018; en Estados Unidos 21 noviembre 2018; en España 5 diciembre 2018; en Internet 14 diciembre 2018

Además de sus incontestables valores artísticos, Roma destaca por suponer una alarma para quienes amamos el cine en el cine. La película del año, como premios y críticos se atreven a aventurar, se ha estrenado en televisión y otras plataformas digitales a través de su productora Netflix. Cuarón ofreció la oportunidad de estrenarla una semana antes en los cines que lo solicitaran, pero la oferta ha tenido escasa repercusión frente al temor de los exhibidores de que su emisión en pantallas domésticas aminore considerablemente sus beneficios en taquilla. Un razonamiento que para nosotros es ridículo, puesto que el público al que va dirigido este tipo de cine es más propenso a ver películas en pantalla grande, acompañado de más gente y manteniendo vivo el ritual, que verlo en pantallas de televisión, por grandes que éstas sean, y mucho menos en móviles o tablets; eso sin contar que no todas las familias acceden a esa plataforma digital. Nos encontramos por lo tanto ante un secuestro en toda regla. En España sólo cinco salas en tres ciudades, incluida Málaga, la exhiben como debe ser, mientras el resto nos hemos tenido que conformar con disfrutar de su suntuosa puesta en escena, su luminosidad y su grandeza visual y auditiva en casa, con menos concentración y sin apreciar su formato panorámico en todo su esplendor. Sería la primera vez que la posible película de los Oscar, flamante ganadora del León de Oro en Venecia, donde se bautizó en septiembre pasado, no se exhibiera en cines por la vía tradicional, generando así un peligroso precedente que irá acabando poco a poco con la magia del cine. Y es precisamente de esto de lo que trata la cinta, de magia, de la magia de la vida, de la que practica el profesor Zovek, a quien incorpora Latin Lover, el más célebre luchador profesional de México, a quien muchos en su país consideran el nuevo Houdini, y que en la película simboliza esa magia vital, inocente e infantil a la que hacíamos referencia y que enmarca este sobrio y poético canto a las mujeres que personifican nuestra educación. Para quienes hemos tenido una infancia cómoda y burguesa en esos mismos años setenta, es fácil identificarse con el universo en blanco y negro que propone el director de Hijos de los hombres y Gravity. Su madre y su tata, Marina de Tavira y una espléndida y luminosa Yalitza Aparicio, definen esa infancia y esa educación. Dos mujeres condenadas a la soledad, marginadas por los hombres y sometidas cruelmente a su antojo en un entorno hostil, el de la esclavitud del pasado reciente para la asistenta, y el de las convulsas movilizaciones estudiantiles que siguieron a la matanza de estudiantes por ejército y paramilitares en Tatlelolco para las dos. Pero lo que emerge entre decepciones y tragedias es la ilusión de la vida por delante, los recuerdos de la infancia, de las mujeres que la protagonizaron, y de todo aquello que no encajaba en su universo, como el pretencioso auto norteamericano que invade aunque apenas encaje en el garaje. Cuarón rueda con mimo y esmero tanto la rutina diaria de la indígena, sus domingos ilusionada con el amor en la oscuridad de un cine antiguo, y su voluntad de proteger a la familia a la que sirve. De la misma forma se detiene en esos episodios políticos y sociales que le rodearon en esa época, y nos invita a sumergirnos en el México de aquel momento con todo lujo de detalle y una dirección artística encomiable. Rodada en castellano y mixteco, con alguna incursión en inglés que introduce la influencia del país vecino en la sociedad alto burguesa de la ciudad, y de la que el barrio de Roma es todo un exponente, llama la atención la fuerza visual de la película, su luminosidad y su vistosidad, que dan al conjunto esa ilusión por el pasado, la felicidad de la infancia y la nostalgia de que nada de eso vaya a volver y de que sus personajes, afortunados y desdichados, sólo habiten la memoria, como fantasmas en un escenario, repetimos, mágico. Cuarón, que se ha curtido desde el inicio de su carrera tanto en cine como en televisión, mezcla ambos formatos estrenando en una plataforma que no es precisamente la ideal para degustar con mayor placer su propuesta. Quizás por eso, y a pesar de todos sus logros e impresiones apuntadas, no alcanzo a emocionarme más con los recuerdos del director, y se lo achaco al inconveniente de verla en una pantalla colgada en mi salón, en plan doméstico.

domingo, 16 de diciembre de 2018

LOS PREMIOS DEL CINE EUROPEO POR FIN EN SEVILLA

Pawel Pawlikowski fue el gran triunfador de la noche
Llevaban años prometiéndolo, que los Premios del Cine Europeo celebrarían su gala de entrega en Sevilla; al fin y al cabo era lógico tratándose de la ciudad en la que se dan a conocer desde hace más de una década las nominaciones y donde se celebra desde hace quince años un festival especializado en el cine de nuestro continente. El actual consistorio lo ha conseguido y hay que celebrarlo, en un año además en el que nuestra querida y hermosa ciudad ha servido de escenario para los Premios Max de teatro y lo será en apenas dos meses para los Goya. Los Félix (no sé si alguien continúa llamándolos así), o Premios EFA (European Film Awards) tuvieron su noche mágica, la de su trigésimo primera edición, en el Teatro de la Maestranza, con una gala de tres horas seguidas de duración que supuso un reto para la organización y para los responsables municipales y del teatro, y que se salvó con éxito y se pudo ver en La 2 de Televisión Española. Por una vez abandonaron su sede habitual, Berlín, para asomarse al Guadalquivir y darnos el privilegio a muchos de nosotros y nosotras de asistir a su fiesta, coronada en un Casino de la Exposición ataviado al efecto. Es una lástima sin embargo que este evento no haya tenido la divulgación mediática que merecía. Es cierto que los premios del cine europeo nunca han transcendido mucho, pero celebrándose en nuestro país, y suponiendo tanto esfuerzo de producción y organización, debiera haber asomado más en los medios nacionales, tanto prensa escrita como radio y televisión. Habría que preguntarse una vez más si los equipos de prensa encargados de su divulgación, generalmente municipales o acólitos de éstos, hacen bien su trabajo o simplemente siguen una rutina alimenticia sin más imaginación ni criterio.

Una emocionada Carmen Maura flanqueada
por Amira Casar y Wim Wenders
La desubicación sacrificó quizás la presencia de más rostros conocidos. No faltaron los homenajeados (Costa-Gavras, Ralph Fiennes y una impagable Carmen Maura que nos hizo reír a mandíbula abierta con su particular spanglish - "My English is not in my body right now" - además de emocionarnos con un sincero llanto por recibir honor tan merecido) ni las nominadas (aunque en este apartado no fueran nombres consagrados los que se apuntaran, sorprendiendo que Bárbara Lennie estuviera en la sala, dado que aunque en Sevilla a esa hora debía estar junto a Irene Escolar en el Teatro Central interpretando Hermanas), y tampoco los responsables de la Academia, con Wim Wenders y Agniezska Holland (que lamentó la deriva ultraderechista que está sufriendo Europa) a la cabeza. El escenario emulaba brillantemente un moderno y sofisticado café en el que la banda de Andrés Martín, que se ganó a pulso su sueldo a fuerza de zapateados y variadas coreografías, amenizó musicalmente la velada, aunque la ilustración flamenca llegara a ser algo tópica y anticlimática, como se constató con la fiestera actuación de Rocío Márquez después del necesario y emocionado discurso del veterano director de Z y Desaparecido. Sobre las tablas desfilaron Rossy de Palma, que hizo unas acertadas proclamas feministas en contra del abuso, los actores y actrices Ashraf Barhom (Ágora), Amira Casar (Call Me by Your Name), Anamaria Marinca (4 meses, 3 semanas y dos días), Ivan Shvedoff (Enemigo a las puertas), Tom Wlaschiha (Juego de tronos), Carlos Areces (que nos divirtió generosamente cantando clásicos del pop o pinchando música y haciendo playbacks en la fiesta posterior), y rostros tan populares como los de Emma Suárez, Victoria Abril o Emmanuelle Seigner. El palmarés lo lideró Cold War, que hizo subir al estrado en varias ocasiones a su director, Pawel Pawlikowski, con justos reconocimientos también para Dogman de Matteo Garrone, Girl de Lukas Dhont, Border de Ali Abbasi, La muerte de Stalin de Armando Iannuci (que como Fiennes aprovechó su discurso para lamentar el Brexit), Bergman: A Year in a Life de Jane Magnusson y el documental Un día más con vida de Raúl de la Fuente y Damian Nenow. Películas todas, junto a las nominadas, que hemos podido ver en nuestras salas comerciales o en nuestro festival. Tan sólo lamentamos la ausencia en el palmarés de la preciosa Lazzaro Felice de Alice Rohrwacher y la sobrecogedora El silencio de otros de Almudena Carracedo y Roberto Bahar. El espectáculo fue en general aceptable, seguramente tedioso para quienes lo siguieran por internet o televisión, pero considerablemente ágil sobre el escenario y elegante en términos generales. No faltaron recuerdos para el recientemente desaparecido Bernardo Bertolucci y el director ucraniano Oleg Sentsov, recluido en una prisión rusa desde hace cuatro años y medio.

Emma Suárez brilló en la alfombra roja
y en la fiesta del Casino, donde no paró de bailar
Las actividades relacionadas con el evento se cerraron hoy domingo por la mañana con un desafortunado concierto de la Banda Sinfónica Municipal en el Teatro Alameda, con el pretexto de poner sobre los atriles bandas sonoras de películas europeas. Un escaso repaso por la música de cine europea, sin rigor ni entusiasmo, que sólo fijó su mirada en el Concierto nº 2 para piano de Rachmaninov, por aquello de que David Lean lo convirtió en banda sonora de Breve encuentro, y en las muy populares Cinema Paradiso, La misión y 1492, Morricone y Vangelis tan sólo en el programa, olvidando Rota, Jarre, Barry, Delerue y tantos otros que podrían haber conformado un paseo más completo y estimulante sobre la materia. Pero lo peor es que la banda municipal, que habitualmente nos tiene acostumbrados a un nivel bastante satisfactorio, sonó desangelada, a veces incluso desentonada, sin fuerza ni estilo, abandonada al escaso empuje que le imprimió Francisco Javier Gutiérrez Juan. Tommaso Cogato cumplió con corrección en el complejo reto de poner en pie el popular concierto de Rachmaninov, ofreciendo una pulsación endiablada y enérgica, por momentos algo desequilibrada pero satisfactoria en términos generales, más a nivel técnico que expresivo, aunque no pudo evitar que el arreglo para banda desproveyera a la pieza de todo su lirismo y emoción. La soprano Ana Cadaval, la Coral Polifónica de Gines y el Coro de Voces Blancas "Villa de Guillena" se apoyaron en una amplifiación que dio protagonismo sólo a los registros agudos, los que tenía frente a los micrófonos, eclipsando las voces graves y dando al conjunto la misma impresión amateur, poco trabajada y menos motivada que propició el conjunto de la propuesta. A pesar de todo nos congratulamos una vez más de que haya tanta gente en nuestro entorno, capital y provincia, aficionada a la música, que le dedique tanto tiempo y generalmente entusiasmo, algo que merece todo nuestro aplauso y reconocimiento.

YULI El arte como camino para la revolución

España-Reino Unido-Cuba-Alemania-Francia 2018 109 min.
Dirección Icíar Bollaín Guión Paul Laverty Fotografía Álex Catalán Música Alberto Iglesias Intérpretes Carlos Acosta, Santiago Alfonso, Keyvin Martínez, Edison Manuel Olvera, Laura de la Uz, Yeilín Pérez, Mario Elías, Andrea Doimeadiós, Carlos Enrique Almirante, César Domínguez Estreno en el Festival de San Sebastián 23 septiembre 2018; en salas comerciales 14 diciembre 2018

A estas alturas gustarán más unas películas que otras de Icíar Bolláin, pero lo que no se le puede negar es que sabe hacer cine y que generalmente sus películas son buenas. Esta no es una excepción. Desde el primer momento se observa que está muy bien rodada, que la directora sabe muy bien lo que hace, conoce todos los secretos de un buen rodaje y maneja la cámara con total soltura y seguridad. Esos son ya elementos que hacen disfrutar sobremanera su propuesta, a lo que añadir un guión firme y decidido de su pareja, Paul Laverty, y una intención concreta a la hora de contar su historia, no hace sino aumentar el interés de una cinta en la que la realizadora se nota que ha puesto un enorme cariño y sabe transmitirlo. A través de la historia personal de Carlos Acosta, el primer hombre de color que ha sido primer bailarín durante quince años del Royal Ballet de Londres, Laverty y Bollaín tejen un manifiesto antirracista, una crónica de la lucha del hombre por revolucionar la historia y lograr justicia en un mundo al que este concepto se le queda grande y tarda siempre demasiado en emerger. Nuestro protagonista se desdobla en cuatro intérpretes, el Yuli maduro al que da vida el propio homenajeado, sus versiones niño y joven y otro bailarín que lo personifica en el espectáculo sobre su vida que sirve de pretexto para el regreso a su Cuba natal y para los números de danza que salpican el drama de su azarosa vida. Podría pensarse que la actriz y directora ha aprovechado esta historia para tener su particular aventura cubana, como han hecho muchos de sus colegas, si no fuera por el fuerte compromiso que suele tener con causas de toda índole social y personal, y que en este caso le va como anillo al dedo. Estamos ante un ser singular que no desea dedicarse al baile, cuyo padre lo obliga a veces de manera incluso cruel convencido de ver en él un talento desbordado, y nos sorprendemos del sacrificio que ambos y su familia hacen para que alcance la cima. Porque para él este reto no supone más que alejarse de su entorno, del lugar y el ambiente en el que es feliz y se siente libre, mientras para el padre y el resto de la familia el éxito de Yuli en la lejanía no les reporta ni beneficio económico ni afectivo alguno, sino todo lo contrario, dada la situación de la isla. Sólo queda la revancha, la oportunidad del padre para cerrar siglos de esclavitud ante el colono que los trajo de África para someterlos a una vida infame y de martirio. Y es ahí donde el discurso de Laverty con la mano firme de Bollaín aciertan y logran el éxito de su empresa, que complementada con una puesta en escena clara y elegante, unas interpretaciones extraordinarias y una estupenda dosificación de los episodios y los inevitables complementos sociales y políticos, consiguen una película entretenida y militante, pero sin excesos ni lugares comunes. Sólo en un determinado momento parece estar metiendo el dedo en la llaga del desencanto revolucionario, simbolizado en las ruinas que una vez fueron prodigio arquitectónico para albergar el más ambicioso proyecto educativo y cultural; pero la impresión dura poco y se nos invita a seguir compartiendo las emotivas vivencias de este niño convertido en hombre que no quería bailar, pero con cuyo talento para hacerlo logró salir de esa mediocridad a la que el hombre blanco parecía haber condenado a su antiguo esclavo. Alberto Iglesias, que tiene experiencia en componer piezas para ballet, debe haber disfrutado mucho ilustrando las postales coreográficas que salpican esta hermosa película, combinando vanguardia, percusión y lirismo pero sin ahondar en fáciles elementos folclóricos, completando así una rica banda sonora en la que no faltan los clásicos del repertorio de Chaikovski, Prokofiev, Adam o Minkus.

miércoles, 12 de diciembre de 2018

EL REGRESO DE BEN "Blanca" Navidad

Título original: Ben Is Back
USA 2018 98 min.
Guión y dirección Peter Hedges Fotografía Stuart Dryburgh Música Dickon Hinchliffe Intérpretes Julia Roberts, Lucas Hedges, Courtney B. Vance, Kathryn Newton, Rachel Bay Jones, David Zaldívar, Alexandra Park, Michael Esper, Tim Guinee Estreno en el festival de Toronto 8 septiembre 2018; en España 5 diciembre 2018; en Estados Unidos 7 diciembre 2018

La familia, directa o indirectamente, es una constante en el cine de Peter Hedges, ya sea como guionista (¿A quién ama Gilbert Grape?, basada en su propia novela, Un niño grande, Mi mapa del mundo) o como director (Como la vida misma o la edulcorada e infantil La extraña vida de Timothy Green). Por eso no extraña que fuera él quien confiara en su hijo Lucas cuando debutó en esa deliciosa comedia protagonizada por Steve Carell y Juliette Binoche, a partir de la cual su carrera ha ido creciendo como la espuma en cintas como Manchester frente al mar, Ladybird y la consagración definitiva con Identidad borrada y esta película. Julia Roberts es una convincente y luminosa madre coraje que se enfrenta a la drogodependencia de su hijo cuando éste aparece en vísperas de Navidad tras un tiempo en un centro de rehabilitación. Lo que en principio se muestra como un eficaz duelo interpretativo y un emotivo drama intimista, con el siempre eficiente marco de las fiestas navideñas como recurso dramático, se convierte en su segunda mitad en un disparatado thriller en el que la casualidad y la impostura toman las riendas de un trabajo que de esta manera se erige en todo un tratado de lo que no se debe hacer en el cine para no tomar el pelo al espectador. A partir de entonces sólo el trabajo interpretativo de sus dos protagonistas, y especialmente una Julia Roberts que haga lo que haga siempre justifica el precio de la entrada, merece destacarse, mientras el resto deviene en una vorágine de disparates merced a un guión que, como su protagonista, va dando tumbos sin ton ni son, desbocado sin control ni medida, con un manejo nefasto de los tiempos y los escenarios. Si su guionista y director se hubiera esforzado un poco para proponer otro giro más convincente que hiciera navegar con más naturalidad lo esencial del film, que es retratar el amor incondicional de una madre cuando todo parece perdido, quizás no estaríamos hablando de un film decididamente malogrado.

BLACK PANTHER El rey pantera

USA 2018 134 min.
Dirección Ryan Coogler Guión Joe Robert Cole y Ryan Coogler, según el cómic de Jack Kirby y Stan Lee Fotografía Rachel Morrison Música Ludwig Göransson Intérpretes Chadwick Boseman, Michael B. Jordan, Lupita Nyong’o, Danai Gurita, Martin Freeman, Angela Bassett, Forest Whitaker, Andy Serkis, Winston Duke, Daniel Kaluuya Estreno en España y Estados Unidos 16 febrero 2018

Los crecientes reconocimientos que está obteniendo esta cinta de Marvel estrenada en febrero pasado, ha propiciado que la recuperemos para constatar cuáles puedan ser sus celebradas virtudes. Nos encontramos ante una película por supuesto espectacular, cuidada en todos sus detalles y que denota pericia e ingenio en su puesta en escena y dirección, a cargo de quien resucitó a Rocky en clave Black Power en Creed. Denotamos también que se trata de uno de los títulos más ambiciosos en relación a mensaje y contenido moral o ético de cuantas se han estrenado de la famosa productora, engullida por Disney y derivada de los míticos cómics. En Pantera Negra nos encontramos con un superhéroe de raza negra cuyos orígenes no están en otra galaxia sino en este mismo planeta, una suerte de El Dorado en plena selva centroafricana, que reivindica la fuerza y la autenticidad de su raza, y que se debate entre preservar el secreto de su próspera y ultra tecnificada nación o compartirlo con el resto del Mundo con el fin de acabar con el racismo y la opresión de los suyos en países como Estados Unidos, al que sus protagonistas desprecian continuamente en uno de esos guiños inútiles a los que nos tienen acostumbrados los americanos. Sin embargo, por encima de sus loables intenciones sobrevuela un hedor rancio y manipulador que convierte la monarquía en derecho legítimo y apuesta por dinastías para regir el Mundo. Ya tenemos aquí al Rey León otra vez, doctrina Disney para adocenar a impávidos espectadores, confundidos entre dogmas y leyes que perpetúan el antiguo régimen y convierten la sociedad en súbditos o sometidos y regentes o dominadores. La hipocresía está por lo tanto servida, incluso en el protagonismo de mujeres guerreras y decididas, pero siempre a la sombra del hombre, esta vez negro pero repitiendo esquemas de blanco. Por supuesto que muy bien en el apartado técnico y artístico, también a nivel narrativo la cosa funciona, combinando Príncipe de Zamunda con James Bond y todo el imaginario de súperhéroes al que estamos tan acostumbrados, aunque esta vez entretenga más que la media.

martes, 11 de diciembre de 2018

KURSK Rutinaria pero necesaria revisión de una tragedia impresentable

Bélgica-Luxemburgo 2018 117 min.
Dirección Thomas Vinterberg Guión Robert Rodat Fotografía Anthony Dod Mantle Música Alexandre Desplat Intérpretes Matthias Schoenaerts, Léa Seydoux, Colin Firth, Max Von Sydow, Michael Nyqvist, Peter Simonischek, Martin Brambach, Guido De Craene, Geoffrey Newland, August Diehl Estreno en el Festival de Toronto 6 septiembre 2018; en Bélgica 7 noviembre 2018; en España 5 diciembre 2018

Si hiciéramos un ciclo completo de películas ambientadas en un submarino no saldrían muchas, y la mayoría estarían relacionadas con amenazas nucleares. El diablo de aguas turbias, Operación Pacífico, Alerta roja: Neptuno hundido, El submarino, La caza del Octubre Rojo, K19 y Marea Roja, a falta de otros títulos que se nos escapen, conformarían este breve ciclo, al que ahora se suma Kursk, una muy bien intencionada producción europea que recrea el desafortunado naufragio del submarino nuclear ruso del mismo nombre y la criminal gestión de salvamento que acabó en tragedia. Ocurrió en el año 2000 y pasaron hasta diez días sin que el gobierno ruso fuera capaz de asistir a los supervivientes de una explosión consecuencia del mal estado de los torpedos almacenados en su interior y la alta temperatura a bordo; y lo que es peor, sin que aceptaran ayuda internacional por arrogancia y prepotencia, a pesar de que varios dispositivos británicos y suecos estaban alerta. Un penoso episodio de la historia reciente de un país que se resiste a abandonar la dudosa gloria del pasado, perpetuando de forma encubierta una especie de guerra fría que la mantenga en la cúspide del poder mundial. Hace bien el cine en recordarnos casos como éste, denunciarlos e intentar impedir a través de la memoria que se repitan. Con Luc Besson en la producción el film cuenta con la profesionalidad de Thomas Vinterberg, uno de los principales valedores del fenecido Dogma escandinavo, con la excelente Celebración a la cabeza, y realizador de films a veces tan efectistas como La caza. No es efectismo precisamente lo que caracteriza esta honesta y necesaria película, sin embargo se echa en falta algo más de temperamento en una cinta que se antoja algo fría, aunque no tanto como las aguas del Mar de Barents, en el Oceáno Ártico, en el que se hundió el submarino y con él toda su tripulación. Con un esquema que parece repetir el de El cazador de Michael Cimino, mostrándonos en un principio la amistad de los hombres que partirán hacia el destino fatal, en la boda de uno de ellos, a través de lo cual conocemos a sus familias, protagonistas más tarde del drama en su vertiente seca. Un reparto internacional permite que el inglés en que está rodado acuse los acentos pertinentes para lograr cierta naturalidad, un elemento más de antigua escuela que hace del film un producto académico y clásico en todas sus vertientes, que se ve con interés didáctico aunque echando de menos más emoción y calidez.

SUSPIRIA Tema con desarrollo y variaciones

Italia-USA 2018 152 min.
Dirección Luca Guadagnino Guión David Kajganich, según la película de Dario Argento Fotografía Sayombhu Mukdeeprom Música Thom Yorke Intérpretes Dakota Johnson, Tilda Swinton, Chloë Grace Moretz, Mia Goth, Lutz Ebersdorf, Jessica Harper, Sylvie Testud, Angela Winkler, Malgorzata Bela, Renée Soutendijk, Ingrid Caven, Elena Fokina, Alek Wek, Fabrizia Sacchi Estreno en el Festival de Venecia 1 septiembre 2018; en Estados Unidos 2 noviembre 2018; en España 5 diciembre 2018; en Italia 1 enero 2019

Suspiria es la película más recordada y mítica de Dario Argento, realizador italiano que popularizó lo que en los años setenta se conoció como giallo, un cine de terror al que la industria española tampoco fue ajena. Con una línea argumental básica y una puesta en escena tan sugerente en su día como naif hoy, Argento articulaba una intriga en forma de pesadilla en la que destacaba una dirección artística colorista, una dirección de actrices que ahondaba en la abstracción y una sangre roja intensa que marcaría seña de identidad propia. El director de Yo soy el amor y Call Me by Your Name aborda basándose en este clásico de 1977 su segundo remake, después del que realizara en Cegados por el sol a partir de La piscina de Jacques Deray. Guadagnino parece interesado en esa línea básica y simple para desarrollarla a su manera, despreciando el misterio para centrarse en unas explicaciones que relacionan el aquelarre en el que se centra la trama con la convulsa Europa de la década de los setenta, previa a la caída del muro, posterior al genocidio y contemporánea a la lucha entre palestinos e israelíes por la tierra prometida. El nazismo y el terrorismo de Baader-Meinhof son introducidos por Guadagnino en su particular revisión del film de Argento, procurándole al producto un carácter ambicioso e incluso pretencioso que su simple referente no tenía. Lo bueno es que sus dos horas y media no pesan, mientras prescinde prácticamente de intérpretes masculinos (en el original un jovencísimo Miguel Bosé tenía un papel significativo), lo que explica la sospechosa apariencia del psicoanalista que investiga los sucesos que tienen lugar en la academia de baile de Madame Blanc, a la que da vida una Tilda Swinton que se confirma como musa del realizador y que da vida a varios personajes de forma más que curiosa. Dakota Johnson y el resto de las jóvenes protagonistas cumplen satisfactoriamente, mientras Jessica Harper, la protagonista de la versión original, tiene un corto pero significativo papel. La música, como siempre en este director, tiene también un papel destacado, contando para la ocasión con Thom Yorke, vocalista y guitarrista de Radiohead, que incluso homenajea a la mítica banda sonora de Goblin del original con una pieza, Volk, que las alumnas de Blanc bailan en una importante escena. Pero esta es otra película, basada muy libremente en su referente, casi como unas variaciones sobre la misma, puede que desmedida (la escena final es ciertamente truculenta) y hasta pretenciosa, pero valiosa hasta el punto de que podría también convertirse en película de culto en el futuro.

lunes, 10 de diciembre de 2018

RALPH ROMPE INTERNET Imaginativo juguete sobre la amistad

Título original: Ralph Breaks the Internet
USA 2018 112 min.
Dirección Rich Moore y Phil Johnston Guión Phil Johnston y Pamela Ribon Música Henry Jackman Voces (en versión original) John C. Reilly, Sarah Silverman, Gal Gadot, Taraji P. Henson, Jack McBrayer, Jane Lynch, Alan Tudyk, Alfred Molina Animación Estreno en Estados Unidos 21 noviembre 2018

Tras su éxito con Rompe Ralph y Zootrópolis, Rich Moore repite como director de esta secuela de la primera, a la que se une también como realizador Phil Johnston, que en la anterior participaba como guionista. El resultado es un film disfrutable y entretenido que en lo sustancial no aporta nada nuevo pero en lo formal se erige como una estimulante diversión no exenta de exuberancia imaginativa. La amistad es de nuevo el eje central de las aventuras de este personaje de videojuego, reflejada en su relación con la niña Vanellope, cuya solidez se pondrá en juego cuando se trate de desear antes lo mejor para el semejante que para uno mismo. La trama se desarrolla esta vez en un internet que sirve como escenario distópico en el que el derroche de imaginación de sus creadores nos lleva a presenciar un universo reconocible donde se materializan nuestras horas frente al ordenador de forma didáctica y divertida. En el proceso asistimos al mayor despliegue de publicidad jamás visto en una gran pantalla, a buen seguro patrocinadores de una empresa que así vista debe haber salido muy barata a sus artífices. Pero más allá de ese magnífico despliegue estético y formal no hay mucha novedad que constatar, salvo destacar la incorporación de un carismático personaje femenino, prodigio de diseño artístico y consistente definición psicológica, Shank, a quien pone voz Gal Gadot, Wonder Woman. Destacamos también la divertida secuencia de las princesas Disney, para quienes se ha contado en la medida de lo posible con las voces originales que las inmortalizaron en sus películas, liberadas aquí de su papel de mujeres sometidas incluso a un vestido incómodo.

APUNTES PARA UNA PELÍCULA DE ATRACOS Lecciones marcianas de un vallecano

España 2018 85 min.
Guión y dirección León Siminiani Fotografía Juan Barrero y Giuseppe Truppi Intérpretes León Siminiani, Carlos Iglesias, Ainhoa Ramírez Documental Estreno en el Festival de San Sebastián 21 septiembre 2018; en salas comerciales 5 diciembre 2018

Saludada con éxito en los festivales de San Sebastián y Sevilla, la nueva película del director de Mapa (2012) es una combinación de ficción y documental en la que el propio realizador se mete en la piel de otro director, alter ego, empeñado en hacer una película de atracos con la complicidad de su esposa Ainhoa Ramírez, que firmaba con él su trabajo más aplaudido. Para ello fija su atención en el caso del butronero de las alcantarillas de Madrid, el Flako, también conocido como el Robin Hood de Vallecas. Seminiani propone así lo que debiera ser un viaje fascinante por el cine de atracos, salpicando su obra de secuencias de películas de robos a bancos generalmente españolas, y por el alcantarillado de Madrid, con alguna secuencia realmente claustrofóbica. La empresa se revela sin embargo bastante marciana, simpática a ratos, insufrible otros. Su montaje destila algún momento brillante aislado, pero en general el artificio se resuelve de manera reiterativa e incluso rutinaria. A la postre parece que lo que más interese a su realizador es plasmar el proceso de gestación y alumbramiento de su hija, algo así como un homenaje a su paternidad, que luego celebrará junto a la del propio atracador, retratado como un hombre muy particular, dedicado a una de las labores más antiguas e imperecederas que se conocen. Sobra reconocer en este trabajo una reivindicación del ladrón de toda la vida frente a ese que mete sus manos dulces en el bolsillo de los contribuyentes, que ven cómo sus impuestos son dilapidados en cuentas B y paraísos fiscales. Retrato de un ladrón “honrado”, celebración de paternidad, paseo por Madrid, desde el más elegante del Barrio Salamanca al más popular de Vallecas, y su alcantarillado, denuncia de los pérfidos ladrones de la modernidad... Todo eso en un producto curioso que sin embargo no logra despegar en todo su ingenio y plenitud como desearíamos.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

VIUDAS Atraco de boutique

Título original: Widows
Reino Unido-USA 2018 128 min.
Dirección Steve McQueen Guión Gillian Flynn y Steve McQueen, según los personajes creados por Lynda LaPlante Fotografía Sean Hobbitt Música Hans Zimmer Intérpretes Viola Davis, Michelle Rodríguez, Elizabeth Debicki, Cynthina Erivo, Colin Farrell, Brian Tyree Henry, Daniel Kaluuya, Liam Neeson, Robert Duvall, Garret Dillahunt, Lukas Haas, Jackie Weaver, Carrie Coon, Jon Bernthal, Manuel García-Rulfo, Molly Kunz Estreno en el Festival de Toronto 8 septiembre 2018; en Reino Unido 6 noviembre 2018; en Estados Unidos 16 noviembre 2018; en España 30 noviembre 2018

Tras el éxito cosechado con Shame y Doce años de esclavitud, Steve McQueen se embarca en una particular adaptación de la serie de televisión inglesa de los ochenta Viudas, en la que tres mujeres perdían a sus parejas al abortar el robo que se disponían a perpetrar, y decidían completar la operación para aliviar la penosa situación económica en la que les habían dejado. Con un punto de partida parecido, que no igual, pero con derivas muy diferentes, McQueen ambienta ahora su producción en un Chicago del siglo XXI que parece sacado de las películas de gángsters de los treinta del siglo pasado, donde campa el crimen y la corrupción política, cuando no se dan directamente la mano. El director británico se muestra elegante y sofisticado, como es habitual en él, pero se le va mano en ambición, metiendo en la misma batidora cuestiones tan candentes como la corrupción política, la anestesia que sufre el pueblo afroamericano que sigue confiando en el blanco conservador para solucionar sus problemas antes que en el hermano negro, el racismo policial, el crimen organizado a gran escala... Y la única forma que se le ocurre al director para encumbrar a la mujer y colocarla en una situación de control y dominio es implicándola en situaciones delictivas con las que vengar el abuso del que han sido objeto por parte del hombre, una operación que podríamos definir como feminismo de boutique. Lo peor es que la trama no engancha casi en ningún momento, se muestra artificiosa y forzada y su lujoso embalaje no consigue disimular sus deficiencias, incluso en el apartado sentimental, tan discutible como disparatado. Entre tanta ambición casi nos quedamos con el desenfado de Ocean’s 8, por intrascendente que fuera, pero al menos se tomaba a broma lo que aquí se toma demasiado en serio.

ENTRE DOS AGUAS La vida tatuada

España 2018 136 min.
Dirección Isaki Lacuesta Guión Isa Campo, Isaki Lacuesta y Fran Araujo Fotografía Diego Dussuel Música Raül Refree y Kiko Veneno Intérpretes Israel Gómez Romero, Francisco José Gómez Romero, Óscar Rodríguez, Rocío Rondón, Yolanda Carmona, Lorrein Galea, Manuel González del Tanago Estreno en el Festival de San Sebastián 27 septiembre 2018; en salas comerciales 30 noviembre 2018

El director catalán Isaki Lacuesta recupera con esta cinta el universo que retrató hace doce años en La leyenda del tiempo. Si en aquélla tomaba el título de uno de los temas más reconocibles del mítico cantaor Camarón de la Isla, y convertía a éste en eje al rededor del cual giraban las dos historias que conformaban aquel documental, ahora fija su atención en el legendario título de Paco de Lucía, aunque ni siquiera suena en la banda sonora, para retomar la historia de los dos hermanos gitanos que protagonizaban la primera de las dos historias del film de 2006 (la segunda trataba sobre una joven japonesa que viajaba a San Fernando para aprender a cantar flamenco). Isra y Cheíto son ahora padres de familia, a pesar de su juventud, que han madurado y se llevan mejor ahora, tras haber salido uno de la cárcel (una premonición que ya hacían sus protagonistas en la anterior entrega) y haber cumplido el otro una misión en alta mar como miembro de la armada española (en parte un sueño que ya acariciaba en La leyenda del tiempo). Siguen marcados por una tragedia de infancia relacionada con la pérdida del padre y por extensión de un referente en la vida. De nuevo con hechuras de documental pero esta vez con un hilo argumental más preciso y factible que el que animaba aquella aventura, Lacuesta firma más bien una ficción, como hiciera en sus dos anteriores películas, La próxima piel y Murieron por encima de sus posibilidades, pero la tiñe de tanta verdad que cuesta saber dónde empieza y termina la realidad . Su metraje generoso le permite detenerse en estos personajes que convierte en entrañables, aunque también se convierte en el principal escollo para disfrutar plenamente de la propuesta. La experiencia de ver las dos películas de seguido, aunque en ésta hay continuas citas literales a aquélla, hace que la película gane emocionalmente de manera considerable. Entre sus vivencias destaca especialmente la lucha de Isra por recuperar a su familia después de varios años preso, y toda su experiencia vital tatuada en la piel. La filosofía con la que se toman la vida, cómo la aprovechan a pesar de las dificultades y limitaciones, convierten este viaje en un proceso de aprendizaje, para ellos y para nosotros, haciendo que su visionado se convierta en algo casi mágico y trascendente. A veces no se necesita mucho para ser feliz, parece querer estar diciéndonos el director cuando fija también tanto su atención en uno de los amigos de Isra, que se gana la vida como chatarrero pero logra imitar la buena vida del burgués a fuerza de pequeñas pero valiosas cosas. El paisaje gaditano es tratado con el mismo cariño y cuidado con el que Lacuesta trata a sus personajes, convirtiéndolo en uno más y logrando que sus fotogramas irradien la misma luz y el mismo positivismo que estas tierras que tanto nos emocionan. Todos estos significativos logros le hicieron merecer la Concha de Oro en San Sebastián, siete años después de conseguirla también con la más difícil Los pasos dobles.

martes, 4 de diciembre de 2018

LEO DE MARÍA, UN PIANISTA EXCELENTE Y SIN COMPLEJOS

Ciclo Jóvenes Intérpretes. Leo de María, piano. Programa: Humoreske Op. 20, de Schumann; Vals de Fausto, de Liszt-Gounod; El amor y la muerte (Goyescas), de Granados; La Valse, de Ravel. Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza, lunes 3 de diciembre de 2018

Suele ocurrir que los artistas invitados por el Maestranza en este ciclo de Jóvenes Intérpretes, que por fin esta temporada vuelve a programar tres conciertos en lugar de dos como venía siendo habitual en los últimos años, preparen su presentación a conciencia, con mucha dedicación y seguro que un buen número de ensayos, hasta el punto de que se traen las partituras aprendidas de memoria. Así ha sucedido con Leo de María, madrileño de origen cubano, que a juzgar por la página web del teatro y el programa de mano ha cambiado su nombre artístico en apenas unos días, de Leonel Morales Herrera a Leo de María, seguramente para prescindir del segundo apellido sin tener que confundirse con su padre, también maestro pianista, o el futbolista boliviano. Sucede además que hay menos público interesado en estos intérpretes aún desconocidos; una lástima porque pierden el enorme placer del descubrimiento y la frescura.

Si además coincide con un período de mucha actividad en el Maestranza, el resultado es un aforo tan desangelado como el de esta ocasión. Eso no pareció afectar al rendimiento del pianista, que con un amplio currículo a sus espaldas se mostró como un fuera de serie, entregándose en cuerpo y alma a un exigente y complicado programa diseñado para demostrar sus virtudes en lo técnico y en lo expresivo, que no fueron pocas. Decidió desgranar el programa en sentido estrictamente cronológico, empezando con la suite Humoreske de Schumann, toda una sucesión de emociones, a veces contrapuestas, en la que el compositor exhibe su frustración ante la negativa de Friedrich Wieck de concederle la mano de su hija Clara, y con la que de María se mostró tan afectuoso, por ejemplo en la hermosa melodía de arranque, como vertiginoso en sus continuas escalas y figuraciones, alternando vivacidad e impetuosidad con lirismo y sensibilidad, y un uso controlado de pedales y suspensiones. El habitual torrente de notas que suelen caracterizar las piezas pianísticas de Liszt se saldó con una versión muy competente, apasionada y dramática del Vals del Fausto de Gounod que Liszt adaptó a partir del final del primer acto y la escena de amor del segundo de la ópera homónima.

Tras una emotiva y atmosférica interpretación del dilatado cuadro goyesco El amor y la muerte de Granados, destilando expresividad y mostrándose muy ensimismado, llegó al final con un sensacional La Valse de Ravel que salvó con una apoteósica grandeza y una digitación precisa y transparente, y en la que supo combinar suntuosidad y grandeza con misterio y decadencia, mostrándose tanto torrencial como sensual y seductor y superando así el fatigoso reto que esta página y todo lo anterior supone. En las propinas incluyó una colorista y muy en estilo Malagueña de Lecuona.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

DURANTE LA TORMENTA Entretenida intriga urdida con ingenio e imaginación

España 2018 128 min.
Dirección Oriol Paulo Guión Oriol Paulo y Laura Sendim Fotografía Xavi Giménez Música Fernando Velázquez Intérpretes Adriana Ugarte, Chino Darín, Álvaro Morte, Javier Gutiérrez, Miquel Fernández, Nora Navas, Julio Bohigas-Couto, Mima Riera, Francesc Orella, Albert Pérez, Clara Segura, Silvia Alonso, Aina Clotet, Ana Wagener, Belén Rueda Estreno 30 noviembre 2018

Con El cuerpo y Contratiempo Oriol Paulo se consolidó como especialista en cine de intriga y ciencia ficción. Pero si aquellas mostraban fuertes limitaciones de guión y puesta en escena, que lastraban considerablemente sus posibilidades, ahora con Durante la tormenta logra un trabajo sólido y envolvente que utiliza con pericia e imaginación el siempre efectivo elemento de la melancolía, la que proporciona recordar la mítica serie de televisión La quinta dimensión, rebautizada como En los límites de la realidad, de la que esta película se erige en competente heredera sin complejos. Lo de menos aquí es la lógica y el rigor de su propuesta argumental, que toma como punto de partida una fecha tan emblemática como el 9 de noviembre de 1989, cuando cayó el muro de Berlín, y que resulta ciertamente cogida con alfileres y con más de un disparate al descubierto para ponerla en escena. Pero Paulo demuestra desde el minuto cero una enorme capacidad para generar intriga y suspense, y a partir de ahí llevarnos por los siempre fascinantes recovecos de la mente humana, dentro de un laberinto que mezcla elementos perceptibles de películas como Poltergeist, Regreso al futuro, La ventana indiscreta y la menos recordada Dos vidas en un instante que protagonizaba Gwyneth Paltrow en 1998. Adriana Ugarte vive con convicción una terrible pesadilla de la que ella con su interpretación y Paulo con su eficiente dirección nos hacen perfectamente partícipes, mientras el resto del reparto cumple con corrección y la participación estelar de Belén Rueda, la musa del género, y Ana Wagner complementa con un toque de distinción. La irrespirable atmósfera que se recrea, los escollos de argumento que consigue salvar, y la vocación de perfecto entretenimiento, logran elevar la cinta por encima de la media, y sirve para corroborar que si el cine americano ya no engendra producciones de este tipo, antes tan frecuentes, bien está que lo intentemos nosotros con resultados tan coyunturales pero a la vez estimulantes como éste. Mención aparte merece su perfecto acabado técnico, que incluye una edición de sonido excelente y una banda sonora que aunque omnipresente ofrece momentos inquietantes.