domingo, 31 de octubre de 2021

METALES BRILLANTES Y MADERAS NOBLES

1er Concierto del Ciclo La Ross in Camera de la Temporada nº 31 de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Marc Soustrot, director. Programa: Quinteto nº 1 en Si bemol menor Op. 5, de Victor Ewald; Court métrages, de Vladimir Cosma; Serenata para vientos en Re menor Op. 44, de Antonin Dvorák. Espacio Turina, sábado 30 de octubre de 2021


En un curioso e insólito proceso de fisión, Soustrot encaró hace unos días un concierto de la Sinfónica solo de cuerdas, y ahora otro de cámara pero generosa participación solo con vientos. Un concierto este que además inicia otro mini ciclo de temporada, cuatro conciertos que tendrán su réplica en la matinal del domingo siguiente como parte integrante del este sí tradicional ciclo de cámara de la ROSS. Esperemos que enmarcado en este segundo ciclo, y como viene siendo habitual, las piezas sean introducidas por los músicos para su mejor comprensión y asimilación. No fue el caso de la entrega del sábado, que ni un programa en condiciones ni una de esas agradecidas presentaciones dilucidaron nada acerca de la música interpretada, dos de cuyos compositores prácticamente nunca se habían programado con anterioridad. Afortunadamente el público asistente parecía saber algo al respecto a juzgar por la ausencia de impertinentes aplausos entre movimientos.

Aunque era principalmente chelista, el compositor ruso Victor Ewald se caracterizó por sus obras para metales y su afición por la música popular rusa en la línea de los célebres Cinco. Compuso sus cuatro quintetos para metales para ser interpretados en las veladas de los viernes que organizaba el comerciante y aficionado a la música Mitrofan Petrovich Belaiev, aunque durante mucho tiempo solo se le reconoció la autoría del primero, único publicado en vida del autor; los otros tres fueron redescubiertos en la segunda mitad del siglo pasado por un trombonista del Metropolitan de Nueva York y hoy todos se interpretan siguiendo la edición crítica del Canadian Brass con instrumentos modernos. Dos trompetas, un trombón, una trompa o corno francés y una tuba, que el propio Ewald tocaba en esas veladas, dieron cuerpo a esta amable y cálida pieza en tres movimientos, de los cuales el segundo, con su elocuente forma tripartita, un brioso allegro enmarcado entre dos sentimentales adagios, mereció una excelente respuesta por parte del quinteto convocado, mientras la tuba enriqueció y dio relieve a la no siempre precisa, dada su extrema dificultad técnica, interpretación de sus compañeros.

Aunque rumano de nacimiento, el octogenario Vladmir Cosma se estableció muy joven en París y allí se introdujo en el cine de la mano de Michel Legrand y el director Yves Robert. Cientos de bandas sonoras, muchas de ellas para los directores Francis Veber y Gerard Oury, avalan su experiencia como músico cinematográfico muy apreciado por la industria y el público galo, llevándole incluso a ganar un premio en Cannes y dos césares por Diva, donde la estrella sin embargo era el aria Ebben? Ne andrò lontana de la ópera La Wally de Alfredo Catalani, y El salón de baile de Ettore Scola, que para la ocasión prescindió de su compositor habitual Armando Trovaioli para confiarse al estilo jazzístico y danzarín de Cosma. Y es eso precisamente lo que prima en la pieza de concierto elegida por Soustrot y la ROSS, Cortometrajes, donde otros cinco intérpretes distintos, a pesar de solo diferir en un instrumento, un segundo trombón en lugar de la tuba, ofrecieron buenas prestaciones, corroborando lo que apreciábamos hace un par de semanas acerca de la notable mejora de los metales de la orquesta. No obstante hubo notas falsas e imprecisiones que empañaron la agilidad técnica de una obra en la que prevalece precisamente eso, con ritmos a veces frenéticos y un espíritu frecuentemente chispeante, aunque fue su melódico y sentimental andante central el que encontró mayor equilibrio y fuerza expresiva en los maestros y maestra de la Sinfónica.

La presencia del director sobre el estrado se justificó fundamentalmente por la Serenata para vientos de Dvorák, que congrega tres trompas, siete instrumentos de madera y dos de cuerda, violonchelo y contrabajo. Aquí se logró una interpretación sensacional desde el principio, con esa introducción que con tanta solemnidad mira al barroco para después desplegar una simplicidad casi rústica, hasta el final, con la reexposición de la obertura y una tónica alegre en general. En medio una sudedska (danza checa tradicional) a dos tiempos bendecida por una perfecta combinación de la calidez de las maderas, la brillantez de las trompas y el relieve de la cuerda, y un andante en forma de serenata de profuso aroma romántico del que se hicieron perfecto eco los oboes y los fagotes. Una versión que dejó claro el ánimo desenfadado y relajado de su autor en la época en la que la compuso, cuando empezaba a disfrutar de un amplio y merecido reconocimiento.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

EL ÚLTIMO DUELO Seis siglos y poco avance

Título original: The Last Duel
USA-Reino Unido 2021 152 min.
Dirección
Ridley Scott Guion Ben Affleck, Matt Damon y Nicole Holofcener, según el libro de Eric Jager Fotografía Dariusz Wolski Música Harry Gregson-Williams Intérpretes Matt Damon, Adam Driver, Jodie Comer, Ben Affleck, Harriet Walter, Nathaniel Parker, Tallulah Haddon, Alex Lawther, Bryony Hannah Estreno en el Festival de Venecia 10 septiembre 2021; en Reino Unido y Estados Unidos 15 octubre 2021; en España 29 octubre 2021


A sus casi ochenta y cuatro años, Ridley Scott propone en su vigésimo quinto largometraje como director, y a falta de estrenar el siguiente, La casa Gucci, una tragedia épica en la línea de Gladiator, uno de sus mayores éxitos. Como en aquella se trata de manifestar una postura acorde a nuestros tiempos a través de una retórica épico histórica. Si el film protagonizado por Russell Crowe nos hablaba de la fuerza de voluntad y la persistencia de un hombre frente a la adversidad provocada por una injusticia, en El último duelo Scott se atreve a avergonzarnos dejando entrever cómo seis siglos no suponen nada y nuestro comportamiento sigue siendo prácticamente el mismo ante cuestiones tan preocupantes y espinosas como la violencia machista.

Jodie Comer, a quien hemos visto recientemente en Free Guy, interpreta a una joven noble en la Francia de la Baja Edad Media entregada al matrimonio por conveniencia que sufre abusos por parte de quien fue una vez amigo íntimo de su esposo y ahora se ha convertido en su acérrimo enemigo. Hacer valer la verdad le puede costar la vida y sin embargo no ceja en ello para intentarlo. La película, escrita por Matt Damon y Ben Affleck como hace un cuarto de siglo hicieron con la oscarizada El indomable Will Hunting, refleja el retrato de una mujer joven y fuerte, decidida y valiente, en el marco de un mundo dominado por batallas y libertinajes protagonizados por hombres, mientras a las mujeres solo les queda satisfacer a ellos como esposas o putas, y guardar silencio cuando sus palabras pueden incomodar más de lo debido. Provoca perplejidad que el panorama no haya cambiado tanto en estos seis siglos, lo que da fuerza e interés a esta cinta resuelta en el plano estético con bastante brocha gorda. No cabe buscar en El último duelo una reconstrucción histórica encomiable, sino más bien una puesta en escena práctica y convencional que no eclipse el verdadero cometido de sus guionistas y realizador. Por su parte, el operador Dariusz Wolski ambienta sus episodios con brumas y grises permanentes, quizás con ánimo de dar un mayor aspecto siniestro al conjunto, mientras Harry Gregson-Williams compone una banda sonora eficiente con tema principal pegadizo incluido, algo muy de agradecer en estos tempos en los que la música de cine se ha despersonalizado tanto, aunque la música diegética resulta harto convencional y arquetípica.

Huelga decir que batallas y ese duelo final anunciado están resueltos con gran habilidad técnica y montaje preciso, lo que proporciona un espectáculo adrenalínico de primer orden. Pero sobre todo lo que más llama la atención es su estructura en tres partes, todas contando lo mismo pero desde el punto de vista de cada uno de los vértices protagonistas. De este modo apreciamos cómo perfiles y motivaciones son muy esquemáticas y básicas en las versiones de los antagonistas, y mucho más precisa e intensa en el caso de la  joven ultrajada. Un recurso cinematográfico que fascinó cuando lo utilizaron Kurosawa o Ford y que en manos de Scott repite ese mismo poder de enganche y sofisticación retórica.

jueves, 28 de octubre de 2021

LA ROSS REGRESA AL LOPE CON MUCHA CUERDA

1er Concierto del Ciclo Noches del Lope de la Temporada nº 31 de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Marc Soustrot, director. Programa: Serenata para cuerdas en Do mayor Op. 48, de Chaikovski; Noche transfigurada Op. 4 (versión 1943), de Schoenberg. Teatro Lope de Vega, miércoles 27 de octubre de 2021


Tres serán los conciertos que la ROSS celebre esta temporada en el Teatro Lope de Vega, lugar que la vio nacer hace treinta años, poco antes de habilitarse el nuevo coliseo de la música en el solar que Maestranza de Artillería atesoraba en el Paseo de Colón. Dos de ellos están dirigidos por Marc Soustrot, que con éste celebró su debut con la orquesta en el rol de flamante nuevo director titular. Desmoraliza sin embargo ver cómo el público apenas ocupó medio aforo del teatro, algo que esperemos hoy pueda remediarse cuando batuta y conjunto repitan el mismo programa. Desmoraliza sobre todo porque mientras la gente de la cultura amenizó nuestros días en cautiverio sin apenas rechistar por su delicada situación ante la pandemia, del sector hostelero del que tanto depende nuestra escuálida economía mientras sus agentes no encuentren otras alternativas más sostenibles, solo escuchamos lamentaciones, y hoy son tan estrellas del ocio que se permiten colgar el cartel de completo a diestro y siniestro, dejando poco o ningún margen a la improvisación. Qué manera de darle la espalda nuestro público a algo tan preciado, importante y maravilloso como la gran música clásica en un extraordinario marco escénico.

Soustrot acudió a esta cita con dos trampantojos sinfónicos, dos obras que sin confesar su tendencia a este género musical, no pueden remediar seguir su estructura y estilo compositivo. La Serenata de Chaikovski sigue las pautas de los divertimentos mozartianos y las sinfonías italianas del ochocientos pero en cuatro movimientos de igual calado emocional y estructural que una sinfonía convencional, mientras Verklärte Nacht de Schoenberg, original para sexteto, acusa en su adaptación para orquesta de cuerda un estilo muy próximo a su Sinfonía de cámara Op. 9. Para abordar el primero, Soustrot siguió al pie de la letra las indicaciones del compositor, rodeándose de un gran número de efectivos, con cuerda aguda y grave enfrentadas y los contrabajos al fondo, lo que quizás, sumado a la seca y abrupta acústica del teatro, hizo que el relieve del resultado se resintiera. Fue sin embargo una lectura efectiva y mimada de la partitura, que miró acertadamente al estilo galante arcaico en el que se inspira y el más expresivo y melancólico de la época que lo concibió. Tras una solemne obertura, Soustrot imprimió inquietud en sus figuras mozartianas, acometió el vals con una gracia y delicadeza próximas a la opereta, y anticipó el espíritu de la pieza de Schoenberg con un lirismo y una tensión dramática próximas de la meditación en la elegía, hasta desembocar en un enérgico final de talante ruso animado y sincopado al que la orquesta respondió con precisión admirable.

Noche transfigurada sigue siendo a día de hoy una obra profundamente admirada, que inspira una desazón considerable y prefigura el universo espeso y frondoso del compositor vienés. Sin llegar a ser la obra programática que su inspiración en un poema narrativo de Richard Dehmel presupone, una lectura nítida y equilibrada como la que propuso Soustrot puede llegar a reflejar el drama por el que atraviesa una pareja de paseo por el bosque mientras se acerca la noche y se revelan secretos que pueden alimentar un amor puro y sincero, y allí estuvieron los expresivos diálogos entre violín y viola primeras para demostrarlo. Pero son los sentimientos los que afloran cuando se logra una interpretación digna y medianamente apasionada como la que ofrecieron Soustrot y la ROSS. Quizás echamos en falta una mayor dosis de dramatismo y un lirismo más desbordado y visceral, pero sirvió como versión aseada y elocuente, muy trabajada a nivel de dinámicas y tensiones armónicas, y muy apreciada para acercar de nuevo al público una página irrepetible.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

QUIÉN LO IMPIDE La suma a veces resta

España 2021 220 min.
Guion, dirección y fotografía
Jonás Trueba Música Rafael Berrio, Alberto González, Andrei Mazga y Pablo Gavira Intérpretes Candela Recio, Pablo Hoyos, Silvio Aguilar, Pablo Gavira, Claudia Navarro, Marta Casado, Rony-Michelle Pinzaru, Javier Sánchez Estreno en el Festival de San Sebastián 23 septiembre 2021; en salas 22 octubre 2021

La reconquista
, película dirigida por Jonás Trueba en 2016, está en la génesis de un proyecto entre el documental y la ficción que ha acaparado la atención del cineasta y su productora, Los Ilusos, durante los últimos cinco años. Allí los jóvenes Candela Recio y Pablo Hoyos daban vida a los protagonistas en edad adolescente, inspirando a la vez a su director un ambicioso proyecto que hablara de los jóvenes del nuevo milenio, sus problemas e inquietudes. Cuatro episodios a lo largo de casi cinco horas ocuparon el proyecto, un work in progress que ahora da luz a un largo de generosa duración, aunque para ello sacrifica una hora del metraje rodado y somete todo el material a un trabajo de edición, montaje y sonido, que en parte malogra a nuestro juicio el resultado final. Así, todo lo que en Solo somos, Principiantes, Si vamos 28, volvemos 28 y Tú también lo has vivido, era frescura y dejaba a sus protagonistas respirar y manejarse libremente, lo que acababa siendo muy revelador, en el global Quién lo impide adopta cierta impostura y acerca más su acabado al universo romántico y bobalicón de su autor.

Dos de aquellas cuatro películas se pudieron ver en el Festival de Sevilla del 2018, mientras la totalidad tuvo su estreno en la Cineteca de Madrid antes de la pandemia. Al material recopilado ahora se le ha añadido un prólogo y un epílogo que refleja el confinamiento y la incertidumbre que el coronavirus ha provocado en una generación a la que de momento se le ha escatimado prácticamente un año de sus vidas, en una edad en la que es fundamental aclararse, responder a sus preguntas y progresar en la vida ante la llegada de la madurez y la responsabilidad. Algo así como las trascendentales preguntas que uno de los jóvenes se hace acerca del amor y la muerte, y que desgraciadamente cobran ahora un mayor relieve de inseguridad e incertidumbre, de forma paradójica en grave contraste con unos planes de estudios que van alejándose paulatinamente de la asignatura que nos hace más libres, la filosofía. El mensaje es que aunque esto se produzca en aras de un mayor control sobre nuestras vidas, nada impida el ejercicio de un libre pensamiento y una reflexión informada sobre el sentido y el destino de nuestra existencia, que nadie impida que ese pensamiento y esa postura ante todo lo que nos rodea nos siga motivando. Llama poderosamente la atención comprobar cómo podemos sentirnos identificados con estas nuevas generaciones y sus anhelos quienes hemos entrado ya en la cincuentena, demostrando que al fin y al cabo y a pesar de la tecnología y los avances socioeconómicos, tampoco hemos cambiado tanto.

Lástima sin embargo que el estilo de su responsable, Jonás Trueba, siempre decantado hacia un romanticismo más bien ñoño, como también podíamos comprobar en su anterior película, La virgen de agosto, aunque posterior al material que da vida a esta última cinta, se apodere de un trabajo que en origen tenía otra intención e intensidad dramática. Queda la audacia de someternos a un ejercicio de metaficción en el que nunca acertamos a saber con exactitud lo que es verdad y lo que es inventado, una licencia apuntada ya desde un principio, y la frescura de un reparto juvenil que consiguió en San Sebastián el premio a la interpretación coral. También allí la película se hizo con el Fipresci de la crítica internacional y el Feroz en la sección Zinemaldia. A ellos les queda por delante la gran aventura de la vida, con sus desánimos, sus alegrías y sus miserias, demasiado camino por recorrer y muchas preguntas todavía por hacer.

martes, 26 de octubre de 2021

CUARTETO D'AREZZO, VOCES EN PROGRESO

Concierto de Juventudes Musicales de Sevilla. Cuarteto D’Arezzo: Lucía y Aida López Borrego, violines; José Ángel Esteban Velázquez, viola; Juan Antonio Carrillo Rivodigo, violonchelo. Programa: Sevilla, de Albéniz; Vistas al mar, de Toldrá; Cuarteto nº 2 Op. 13 en la menor, de Mendelssohn. Teatro Cajasol, lunes 25 de octubre de 2021


Si hay algo, por encima de cualquier otra consideración, que caracterice a una institución como Juventudes Musicales es servir de trampolín o plataforma de lanzamiento a artistas y formaciones en proceso de desarrollo, que necesiten darse a conocer y exhibir el resultado de su esfuerzo e ilusión. De ese cometido se benefician grupos como el Cuarteto D’Arezzo que se presentó ayer tarde en un Teatro Cajasol aun con restricciones de aforo. Si hay alguien que no lo sabe o no ha escudriñado esa Wikipedia que tan a menudo nos saca de dudas, Guido D’Arezzo fue un monje italiano de la Edad Media al que le debemos la moderna nomenclatura y organización de las notas musicales. De él han tomado su nombre estos cuatro jóvenes formados en el Conservatorio Manuel Castillo y en orquestas como la Conjunta, la Bética y la Joven de Andalucía. Como ya se ha apuntado en varias ocasiones en esta y otras publicaciones, el trabajo en equipo, y muy especialmente el desplegado por un cuarteto, formación estrella en música de cámara, exige mucha dedicación, un esfuerzo considerable en términos de compenetración y búsqueda de un lenguaje común. En definitiva, una puesta en práctica continua que depure sensibilidades y perfile un sonido personal y robusto. No basta reunirse de vez en cuando, sumar fuerzas individuales y trabajar sobre un programa concreto si no se ha profundizado antes en encontrar una voz única y común. Se trata de un camino que requiere mucho esfuerzo, tiempo y dedicación. Así las cosas, según nuestra opinión a los jóvenes intérpretes de esta formación les queda todavía un camino largo que recorrer.

Hicieron su presentación con un arreglo de Sevilla de Albéniz, de contornos definidos pero corto de empuje emocional, al que siguieron unas Vistas al mar del catalán Eduard Toldrá, tres viñetas inspiradas en poemas de Joan Maragall que evocan paisajes y experiencias relacionadas con la playa y el mar. La obra, que hemos tenido ocasión de escuchar en nuestra ciudad en al menos un par de ocasiones en los últimos años, tiene un carácter eminentemente atmosférico que el cuarteto no logró plasmar en su totalidad. Comunicar el desenfado clasicista en sintonía con el espíritu mendelssohniano que lo informa, no estuvo entre las prioridades de un conjunto más centrado en la técnica que en la emoción. A los violines, aunque bien sintonizados, les faltó interés y entusiasmo, y una mayor depuración tímbrica; mientras las voces graves, con el violonchelista desplegando un gran esfuerzo tras un infortunio que provocó la dedicatoria del concierto a los abuelos y abuelas, no lograron dar suficiente cuerpo al conjunto. El Nocturno, inspirado en el poema Allí en las lejanías del mar, no transmitió suficiente carácter nostálgico, y solo Velas y reflejos (La mar estaba alegre) logró ese punto expresivo ideal a su espíritu jocoso.

Más compromiso y compenetración exige el Cuarteto nº 2 de Mendelssohn, en realidad primero de los siete compuestos por el autor de Canciones sin palabras. Tratándose de la quintaesencia de su estilo extrovertido e intrincado, apenas logramos atisbar esa fuerza expresiva que informa toda la partitura, consecuencia de la gran admiración que el compositor sentía por Beethoven. Faltó contraste en el primer movimiento, y aunque se evidenció mucho trabajo en las dinámicas, tampoco se alcanzó el nivel de relieve aconsejable, si bien el violonchelo logró destacar con nervio en su segunda parte. Menos intenso quizás de lo esperable, el adagio denotó sin embargo bastante cantabilidad y nobleza, así como los pizzicati del intermezzo alcanzaron la ligereza exigible, y el finale presto asombró por la dignidad que fueron capaces de imprimirle estos jóvenes intérpretes y lo bien que resolvieron su carácter cíclico. Fue por lo tanto un concierto irregular, marcado quizás por las condiciones, pero susceptible de mejorar si sus responsables anotan estas carencias y trabajan con aplomo e ilusión para limarlas y alcanzar así resultados más estimulantes; tienen la técnica y la juventud a su favor.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

domingo, 24 de octubre de 2021

LA CRÓNICA FRANCESA (DEL LIBERTY, KANSAS EVENING SUN) Superficial barroquismo formal

Título original: The French Dispatch (of the Liberty Kansas Evening Sun)
USA-Alemania 2021 108 min.
Dirección
Wes Anderson Guion Wes Anderson, Roman Coppola y Hugo Guinness Fotografía Robert D. Yeoman Música Alexandre Desplat Intérpretes Bill Murray, Benicio del Toro, Lèa Seydoux, Tilda Swinton, Frances McDormand, Jeffrey Wright, Adrian Brody, Timothée Chalamet, Owen Wilson, Mathieu Amalric, Lyna Khoudri, Steve Park, Saoirse Ronan, Willem Dafoe, Cécile de France, Elisabeth Moss, Christoph Waltz, Rupert Friend, Jason Schwartzman, Bob Balaban, Henry Winkler, Lois Smith, Larry Pine, Liev Schreiber, Edward Norton, Denis Ménochet, Guillaume Gallienne, Griffn Dunne y la voz de Anjelica Huston Estreno en el Festival de Cannes 12 julio 2021; en España y Estados Unidos 22 octubre 2021

Unos admiran al director de Los Tenembaum, mientras a otros nos parece insufrible. Solo Isla de perros y parte de esta su última película ha logrado suscitar cierto interés en nosotros, mientras otros celebrados títulos suyos como Life Aquatic, Fantastic Mr. Fox, Moonrise Kingdom y sobre todo El Gran Hotel Budapest, solo han concitado nuestro radical rechazo a una exuberante estética vacía de contenido. La de esta crónica periodística entronca estéticamente de forma especial con el último título aludido pero también con las formas depuradas y los escenarios de viñeta del director sueco Roy Andersson (Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia), y los consabidos homenajes a los que directores con tan poco que aportar como éste se entregan sin remisión, como es el caso del tributado a Jacques Tati en esta esteticista entrega.

Un reparto increíblemente lujoso ayuda también a dar lustre y atractivo a lo que carece casi por completo de interés. Dividida en tres historias, un prólogo y un epílogo, La crónica francesa despacha la línea editorial del semanario de un hipotético periódico de Kansas en su sucursal francesa, y afrancesada al más puro gusto americano. Bill Murray lo dirige con su habitual rictus despreocupado, mientras la voz de Anjelica Huston se encarga de introducirnos en el colorista escenario de las historias que redactan Tilda Swinton (lo mejor de la película, quizás por eso el primer segmento sea el más interesante y divertido), Frances McDormand (pasaba por ahí) y Jeffrey Wright (el Felix Leiter del Bond Craig), a lo largo de tres décadas.

En los cincuenta Anderson homenajea el arte francés, con un sosías de Picasso, que como todos los americanos saben representa más al arte galo que al español, interpretado por el también hispano Benicio del Toro, y Lois Smith haciendo de una suerte de la escritora, coleccionista y mecenas americana Gertrude Stein. En los sesenta es inevitable referirse a la revolución universitaria, el sexo y el amor, con el insufrible Chamalet de por medio y la joven Lyna Khoudri (Papicha) dándole la réplica. Y en los setenta la consabida cuisine, aunque en manos de un oriental (Steve Park) parece ser la protagonista hasta que todo deviene en una historia policial de esas que tanto interpretaron Jean-Paul Belmondo y Alain Delon en aquella década, añadiendo secuencias animadas a las persecuciones policiales para saturar ya del todo la barroquísima propuesta estética de este especialista en inflar de contenido formal lo que en el fondo no es sino mera superficie.

SUPERNOVA Tedioso drama de cámara

Reino Unido 2020 93 min.
Guion y dirección
Harry Macqueen Fotografía Dick Pope Música Keaton Henson Intérpretes Colin Firth, Stanley Tucci, Pipa Haywood, Peter MacQueen, Nina Marlin, Ian Drysdale, Sarah Woodward, James Dreyfus Estreno en el Festival de San Sebastián 23 septiembre 2020; en Reino Unido 25 junio 2021; en España 22 octubre 2021


Parte esta básica y a la vez pretenciosa película de dos premisas interesantes. La primera es presentar una pareja gay madura ya sin el estigma de la aceptación personal y social, natural y plenamente integrada en su ambiente. La segunda es debatir sobre el supuesto sacrificio que acarrea una relación sentimental cuando apremian las dificultades, en este caso de salud, ya que a uno de sus vértices se le ha diagnosticado alzheimer. Surgen entonces las discrepancias entre el enfermo, decidido a toda costa a no convertirse en una carga, y su pareja, seguro de querer asumir dicha carga y ser dichoso ofreciendo todo su amor a quien más quiere cuando más lo necesita.

Pero esas premisas naufragan cuando el lote resulta tan endeble dramáticamente y fallido a nivel narrativo. Puede que sus reputados protagonistas, aunque no lo parezca, se esfuercen en dar credibilidad al drama, pero no logran transmitir esa sensación de pareja consumada y convencida, lo que se une a una fallida dirección de actores que ni siquiera consigue eso fundamental de que sus personajes cobren vida más allá del relato. Su apuesta por la sencillez y el acabado de cámara se traduce en un considerable tedio que ni siquiera el respiro que da una visita a la casa familiar de uno de ellos, pianista de fama mundial, logra remediar, cena y fiesta con gente allegada incluida. El otro por supuesto también se dedica a la creación artística, que la sensibilidad es en estos casos un ingrediente fundamental.

Pero ni su tesis está tratada con la profundidad que merece, y arranca además cuando la función ya lleva un buen recorrido, con hermosos paisajes británicos ilustrados con evocadora música, ya que también se trata de una road movie, ni sus personajes llegan a conmover y convencer lo suficiente, más cuando el enfermo está diseñado con las inevitables dosis de soberbia y autocompasión. Un tratamiento en general más próximo al teatro que al cine y la interpretación al final del refinado Salut d’amour de Elgar por el personaje interpretado por Firth, no ayudan demasiado, sumando más dosis de dulcificación a la estéril trama.

viernes, 22 de octubre de 2021

BARRAGÁN, DÍAZ Y TORRES A TODA ORQUESTA

2º Concierto del Ciclo Gran Sinfónico de la Temporada nº 31 de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Pablo Barragán, clarinete. Óliver Díaz, director. Programa: Tres pinturas velazqueñas, de Jesús Torres; Concierto para clarinete, de Magnus Lindberg; Sinfonía nº 2 en Re mayor Op.43, de Sibelius. Teatro de la Maestranza, jueves 21 de octubre de 2021


Celebramos en este segundo programa de abono de la Sinfónica la recuperación del formato clásico y su generosa duración. Hacía tiempo que no disfrutábamos de una pieza de introducción, otra concertante y una tercera de gran carácter sinfónico en un mismo concierto, alcanzando una duración standard por encima de lo que nos ha acostumbrado la orquesta en sus últimas temporadas, recuperando también de paso el agradecido intermedio para debatir, asumir y reflexionar, además de por supuesto conceder un respiro a la batuta y la plantilla. Todo eso pudimos disfrutar anoche en un concierto que además supuso el debut del sevillano Pablo Barragán con la Sinfónica, después de protagonizar junto a Pérez Floristán y Andrei Ionita un icónico concierto en este mismo escenario hace tres años, y de colaborar en alguna que otra ocasión con la Bética de Cámara.

Con más de noventa obras a sus espaldas, algunas concebidas como importantes encargos institucionales, el compositor zaragozano Jesús Torres, presente en la sala, ganó con Tres pinturas velazqueñas el Premio de Composición AEOS-Fundación BBVA hace siete años. Su estreno absoluto tuvo lugar al año siguiente en el Auditorio Nacional con la Orquesta de Cadaqués dirigida por Vassily Petrenko. Su debut ahora por la Sinfónica de Sevilla forma parte del compromiso adquirido junto a otras veintiséis orquestas nacionales tras la obtención del galardón. La ROSS cumplió anoche con una interpretación impecable y redonda de una partitura sobre todo atmosférica y muy centrada en el carácter mitológico de los cuadros de Velázquez a los que rinde homenaje. Con acordes debussynianos comienza La venus del espejo, un primer movimiento de carácter sensual y poético que la batuta de Óliver Díaz modeló hasta el paroxismo. Una marcha de intensidad dramática gradual ilustra Cristo crucificado, con una estética mística y amplias posibilidades de lucimiento expresivo de la orquesta no desaprovechadas por la atenta mirada de su director. El triunfo de Baco ofrece finalmente una ligereza armónica al servicio de una exultante celebración tímbrica. La sensación final es de una obra bien construida, de profusa orquestación y sugerentes resultados que sin embargo no llega a emocionar lo suficiente y se queda algo corta en capacidad inventiva.

Finlandia en el horizonte

Natural de Marchena y afincado en Alemania, lo que le impidió en plena pandemia asistir a su última cita programada, con la Bética hace un año, Pablo Barragán ha dejado buena constancia de su talento y disciplina en todas las ocasiones en que hemos podido disfrutar de su música. En esta ilusionante ocasión, por primera vez con la ROSS, se le encargó una difícil misión, interpretar el complejo y alambicado concierto del finlandés Magnus Lindberg, una mezcla de tradición y vanguardia muy difícil de interpretar pero fácil al oído, en la que además la percusión ocupa un importante lugar. Con solo la versión de Kari Kriikku, su destinatario, como referente, hemos de admitir que Barragán ha estudiado la partitura en profundidad y ha logrado a partir de su análisis y reflexión introducir variaciones expresivas de muy interesante calado. Así por ejemplo, no queda rastro de sus ingenuos pasajes de estilo mickey mousing, que él ha traducido en irónicos juegos de virtuosismo ornamental. Por el contrario, se apreció en algunos momentos cierta inquietud que le llevó a sentirse incómodo y perdido, como en esa cadencia doblada por algunas maderas que sigue a un tumultuoso pasaje muy bien resuelto con un adecuado exceso decibélico por la batuta. El esfuerzo de Barragán se hizo patente, sus múltiples cambios de tono y registro, esos extenuantes cambios de color que exige la partitura y los insólitos sonidos y acordes que se le exigen terminaron con el intérprete visiblemente agotado.

De Sibelius parece que solo existan las sinfonías números 2 y 5, además del consabido poema sinfónico Finlandia. Esta segunda sinfonía la interpretó la ROSS por última vez hace dos temporadas, con resultados excelentes. Pero eso no fue óbice para que Óliver Díaz lograra una versión extraordinaria y muy emocionante de la partitura. Formado en la Julliard School of Music y responsable de la dirección musical del Teatro de la Zarzuela durante varios años, lo que le trajo a Sevilla con La tabernera del puerto y Los diamantes de la corona, además del ballet Giselle de este mismo año, Díaz acarició cada nota de esta intensa página romántica de Sibelius, su última en ese estilo antes de que se abandonara a explorar nuevos caminos expresivos. La de anoche fue una interpretación generosa en fervor y lirismo romántico, en la que sobresalieron los metales, una familia que durante mucho fue la más endeble de la orquesta y que hace tiempo ha alcanzado niveles sensacionales. Díaz resolvió el allegretto con ternura pastoril combinada con misterio y cierto desconcierto espiritual, mientras el andante fue sobrecogedor, con transiciones muy sutiles y graves muy trabajados. El vivacissimo alcanzó un notable nivel de agilidad hasta llegar al paroxismo emocional con su elegantísima transición al movimiento finale, solemne y triunfal, con crescendi espectaculares y una coda triunfal de las que cortan la respiración.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

martes, 19 de octubre de 2021

ESPAÑA, LA PRIMERA GLOBALIZACIÓN Gloria eterna

España 2021 110 min.
Guion y dirección
José Luis López Linares Documental Estreno 15 octubre 2021


En sus veinticinco años de carrera, desde aquel mítico documental Asaltar los cielos que analizaba la figura de Ramón Mercader, el asesino de Trotsky, José Luis López Linares se ha dedicado en cine y televisión a glosar fundamentalmente las glorias de nuestro país, fijando su atención en figuras del arte, la política y la cultura como Lorca, Buñuel, Sorolla, Fraga o Carrillo, así como fenómenos como la selección española de fútbol o instituciones del calibre del Teatro Real o el Museo del Prado, sin olvidar las Cuevas de Altamira, El palo cortado de Jerez o el aceite de oliva de Jaén. No es de extrañar pues que en su último y muy publicitado trabajo aglutine toda esa pasión patria y dedique casi dos horas, con el apoyo de un nutrido conjunto de especialistas en la materia, a reivindicar la grandeza de España y servir así de antídoto a una supuesta corriente reciente que proviene de la izquierda supuestamente radical y autodenominada más progresista, que se dedica parece ser a denigrar la importancia de nuestro legado y ensombrecer nuestra grandeza a partir del daño causado al planeta y sus habitantes.

Cuenta para ello López Linares con historiadoras e historiadores del calibre de Carmen Iglesias, Enriqueta Vila Villar, Adelaida Sagarra, Carlos Martínez-Shaw o incluso personalidades provenientes de otras parcelas como el chef Ferran Adriá, encargado de ensalzar el enriquecimiento de la cocina universal gracias de nuestros descubrimientos transoceánicos. Lástima que no cuente para su relato con opiniones de otro sesgo y signo que ayuden a comprender mejor todas esas gestas apuntadas, logrando así un producto de mayor envergadura, más opinión crítica y por lo tanto mayor poder de convicción. No vale insistir en que otros lo hicieron peor y nadie rechista, argumento mil veces repetido en referencia a horrores como las persecuciones de brujas y herejes en otros países, genocidios de todo carácter o abusos de poder entre la población indígena colonizada. No vale porque también otros países reniegan de sus errores, baste mirar al genocidio nazi, mucho más reciente que nuestra barbarie católica en América.

Justificar la Inquisición como proceso reglamentado frente a otras ejecuciones en el extranjero, es sencillamente impresentable. Que aquello no acabase en aniquilación como sí ocurrió prácticamente en Norteamérica no debe servirnos de pasaporte para sentirnos complacidos y mejores. Hubo grandeza, hubo prodigios y hubo acercamiento entre pueblos hasta entonces desconocidos, para bien y para mucho mal, y de celebrarlo se encargó el aparato propagandístico del régimen franquista anteayer mismo, así que no es tan grave que hoy exista una disidencia social y política acerca de todo ese dolor y toda esa intromisión. Reconocerlo e intentar repararlo nos hace mejores y más nobles, y si otros pueblos no lo hacen, allá ellos.

López Linares no echa mano para su trabajo de artificios ni grandes alardes técnicos, se limita a los testimonios de los convocados, imágenes de archivo y documentación gráfica, todo ello ilustrado con la voz en off del veterano actor Antonio Valero y la música barroca y mestiza de grupos como Todos los Tonos y Ayres y la cuerda pulsada de Aníbal Soriano, así como mucho Jordi Savall. Que la labor propagandística de otros imperios sirva para denigrar el nuestro solo nos convierte en un pueblo poco espabilado.

lunes, 18 de octubre de 2021

PLEASURE Apenas un esbozo de una realidad interesante

Suecia-Países Bajos 2020 107 min.
Dirección
Ninja Thyberg Guion Ninja Thyberg y Peter Modestij Fotografía Sophie Winqvist Música Karl Frid Intérpretes Sofia Kappel, Revika Anne Reustle, Evelyn Claire, Chris Cock, Dana DeArmand, Kendra Spade, Jason Toler, Mark Spiegler, John Strong, Ryan McLane, Michael Omelko, Benjamin Schnau Estreno en el Festival de Sundance 31 enero 2021; en Suecia 8 octubre 2021; en España 15 octubre 2021

Inspirada en su propio cortometraje de debut de 2013,
Pleasure es el primer largometraje de la directora sueca Ninja Thyberg, especialmente sensible según parece a las vicisitudes de las estrellas porno. Realizada casi como si de un documental se tratara, y con la virtud de sustraerse a la tentación de que la crónica sea en sí misma una cinta pornográfica, en su película Thyberg combina gente realmente relacionada con el mundo que retrata con otras sin relación directa con el género, para contarnos la historia de una joven sueca que viaja a Hollywood para cumplir su sueño.

De igual forma que mucha juventud sueña con trabajar en el cine o la televisión, ser influencer o ganarse la vida participando en realities, habrá sin duda quien prefiera sacar rédito de su adicción al sexo, como le sucede a esta joven cuya mayor aspiración es tener sexo en abundancia, atreverse con todas las perversiones posibles y alcanzar la fama haciéndolo. El recorrido vital hasta lograrlo se reduce a una serie de estereotipos fácilmente identificables, desde la búsqueda de agente a compartir casa con otras actrices del género, acudir a fiestas donde la mujer es considerada como mero objeto, y seguir las pautas habituales a la hora de enfrentarse al rodaje, ducha vaginal incluida. Hay poco que sorprenda o de lo que poder aprender en esta cinta de la que tampoco cabe esperar el sexo explícito que se promete.

No deja de ser un producto curioso y barato pero de escasa enjundia dramática y no digamos interés social. Un mero divertimento para quien se interese por este mundillo, que a buen seguro depara muchas más sorpresas y curiosidades de las que ofrece la cinta de la joven realizadora. Apenas sobresale del conjunto el desengaño que va sufriendo paulatinamente la protagonista conforme va descubriendo que no todo es el placer del título y que enfrentarse a ciertas situaciones provoca un lógico rechazo. Angelicales voces espirituales femeninas combinadas con tecno feroz ilustran musicalmente de forma harto previsible esta intrascendente aventura. El underground setentero sacaba más provecho de un material como este.

domingo, 17 de octubre de 2021

UN SEGUNDO Las raíces en el desierto

Título original: Yi miao zhong
China-Hong Kong 2021 104 min.
Dirección
Zhang Yimou Guion Zhang Yimou, Jingzhi Zou, según la novela de Yan Galing Fotografía Zhao Xiaoding Música Lao Zai Intérpretes Yi Zhang, Liu Haocun, Fan Wei, Li Xiaochuan, Yu Alei, Yan Li, Liu Yunlong, Zhang Shaobo Estreno en China 27 noviembre 2021; en España 15 octubre 2021

Mucho ha estado en hibernación esta película del más querido y a estas alturas veterano de los cineastas chinos desde su estreno en su país hasta su debut internacional como película de inauguración del Festival de San Sebastián, algo que no comprendemos dado el
alto nivel alcanzado y sus emotivos y culturalmente significativos resultados. Yimou alterna sus películas épicas (Hero, La casa de las dagas voladoras) con otras de corte más intimista (Amor bajo el espino blanco, Regreso a casa), sin embargo esta su última película podríamos considerarla en el segundo grupo si no fuera por el papel épico y relevante que juega el desierto en el que todo se olvida y todo se perdona a lo largo de su envolvente desarrollo.

Un segundo de película es el codiciado trofeo que persigue un presidiario en tiempos de la Revolución Cultural China. Pero ese segundo se encuentra en la bobina que una joven ambiciona para resolver una delicada situación familiar. La lucha noble de uno frente a las zancadillas de diablillo que le pone la otra constituye el eje sobre el que se desarrolla la primera y angustiosa mitad de un film que exhibe todo un canto de amor al cine como catalizador de emociones y álbum de recuerdos, como recinto en el que encontrar consuelo y ánimo. Pero no es un cine cualquiera, sino el que pudieron disfrutar en su espacio natural generaciones de antaño que se caracterizaban por una humildad, una ingenuidad y un entusiasmo que hoy es difícil de encontrar en quienes esconden su cabeza frente a la diminuta pantalla de un teléfono móvil.

Es el cine de las grandes y nobles emociones, de la justicia, la heroicidad y la pasión, que Yimou utiliza con gran acierto para generar un vehículo de inconfundible sabor nostálgico y a la vez proponer una hermosa historia de amistad, encuentros y desencuentros entre quienes están llamados a sustituir a los seres queridos, esos padres e hijas perdidas en el horizonte de una historia difícil y complicada, que se pierde y se encuentra en ese mismo desierto que metafóricamente representa el camino insondable, misterioso y enigmático de nuestra vida, y que es donde únicamente resuena la música, en este caso tan propia del folclore de su país como pudiera serlo una copla de Juanita Reina en nuestra memoria y acervo popular.

EL BUEN PATRÓN La historia se repite como un bucle

España 2021 120 min.
Guion y dirección
Fernando León de Aranoa Fotografía Pau Esteve Birba Música Zeltia Montes Intérpretes Javier Bardem, Manolo Solo, Almudena Amor, Óscar de la Fuente, Sonia Almarcha, Fernando Albizu, Tarik Rmili, Rafa Castejón, Celso Bugallo, Nao Albet Estreno en el Festival de San Sebastián 21 septiembre 2021; en salas 15 octubre 2021

Tras su particular periplo en inglés tocando temas de carácter internacional con Un día perfecto y Loving Pablo, León de Aranoa regresa a los temas sociales que le interesan y más entroncan con la realidad de nuestro país. Como si de una operación de yin y yang se tratase, nos remontamos hace veinte años con Los lunes al sol para encontrar en este Buen patrón el reverso a la situación que planteaba aquella crónica del desencanto laboral español. Pero solo es una apariencia, porque en realidad el director madrileño parece querer seguir denunciando la desidia y la pereza de un amplio sector de la población masculina y trabajadora que se resigna ante las dificultades. Los tiempos sin embargo han cambiado y donde antes había crisis de astilleros ahora pagamos la bonanza europea y el estancamiento en un estado del bienestar que parece no nos hayamos ganado a pulso.

El prólogo, con unos gamberros atacando indiscriminadamente a unos jóvenes árabes a los que después se les responsabiliza de la reyerta, sienta ya las bases de esta farsa que Aranoa pretende convertir en comedia berlanguiana. Como el título aludido, que logró el beneplácito de la Academia a la hora de enviarla a Hollywood en lugar de Hable con ella, que como todos y todas sabemos fue rescatada en los Oscar con el premio al mejor guion, también el poderoso Jaume Roures le arrebata ahora la posibilidad a Almodóvar de conseguir una nueva nominación, y lo hace con el aval de una nueva creación prodigiosa de Javier Bardem, que esta vez se mete en la piel de un empresario cretino y sin escrúpulos. Es el signo de los tiempos y hoy sabemos que por un reconocimiento muchos son capaces de cualquier cosa, aunque mientras unos se empeñan en que se les reconozca sin más, y sin dudar en manchar el nombre y la reputación de quienes les rodean, alcanzando con esa torpe estrategia resultados nulos, otros echan mano de un presunto talento para embaucar, convirtiéndose como nuestro protagonista en ese buen patrón del título, que se preocupa por los suyos, su familia, sus trabajadores y sus becarias (qué manía la del director de hacer que las niñas se enamoren de los viejos, aunque en este caso sea con propósitos en conflicto con la política del me too), que al fin ya al cabo todos y todas son de su propiedad.

Todo esto, incluso en su tendencia a la ambigüedad, está muy bien si lo que se desea es pasar un rato entretenido y reírse un poco de todas las desgracias que cuenta; lo que no lo está es alargar el metraje de forma innecesaria, que no aburrida, pero cayendo a menudo en un bucle que no progresa ni aporta nada, y resolviéndolo todo de forma torpe y desequilibrada, con un final que atenta contra todas las reglas de la escritura cinematográfica y coherente, solo con la intención de epatar y acabar resultando genial lo que no es sino una mera distracción que no profundiza ni suma en relación a los temas tan graves y peligrosos que plantea.  Para colmo la otrora interesante compositora Zeltia Montes firma igualmente una banda sonora repetitiva y obsesiva en tono burlón que toma como modelo la música de John Williams para La terminal.

DISTANCIA DE RESCATE Adivina, adivinanza

Perú-Chile-España-USA 2021 93 min.
Dirección
Claudia Llosa Guion Claudia Llosa y Samantha Schweblin Fotografía Óscar Faura Música Natalie Holt Intérpretes María Valverde, Dolores Fonzi, Guillermo Pfening, Germán Palacios, Emilio Vodanovich, Guillermina Sorribes Liotta, Marcelo Michonaux, Macarena Barros Montero Estreno en el Festival de San Sebastián 20 septiembre 2021; en España 8 octubre 2021; en Internet 13 octubre 2021


La directora de La teta asustada vuelve a fijar su atención en las relaciones entre madres e hijos e hijas, tras su primera producción española con No llores, vuela, rodada en inglés con reparto internacional. Su fuente de inspiración en esta ocasión es la novela corta de la argentina Samantha Schweblin, saludada hace siete años con todos los honores y definida como un maridaje perfecto entre estilo narrativo o forma y estado mental. No en vano parece ser que la historia cuenta los delirios de una madre en la cama de hospital donde supuestamente se está despidiendo de la vida. Su título original, Distancia de rescate, hace referencia al recorrido que puede llegar a hacer una madre para salvar a su hija o hijo en peligro, mientras el título anglófono, Fever Dream, resulta más explícito en cuanto al estado mental de su protagonista.

Ella es María Valverde, que desde que se convirtió en la esposa del exitoso director de orquesta Gustavo Dudamel se prodiga cada vez menos en el cine. Su belleza inmarchitable, que le hace seguir pareciendo una adolescente, no casa bien con una defectuosa dicción que, junto al acento chileno y argentino del resto del elenco, dificulta el entendimiento de una trama ya de por sí bastante complicada de seguir tal como la han planteado Llosa y la misma Schweblin en el guion. Todo parece indicar que se trata de las complejas relaciones entre madres e hijos, los miedos de la maternidad y el enfrentamiento a la misma en soledad. Para ello Valverde y Dolores Fonzi (La Patota) se entregan a una ambigua relación quizás sentimental que pone las cosas aún más difíciles, siempre dentro de parajes verdes y frondosos, en lujosas mansiones de campo con piscina incluida y generosas exhibiciones de cuerpos esbeltos en bikini.

Leemos en otras crónicas que lo mejor es abandonarse a la belleza estética de la propuesta y no preocuparse por la intensa psicología que plantea su enrevesada y desordenada trama. Bueno, es una manera de reconocer que no se ha entendido nada sin arriesgarse a condenar un tipo de producto que lamentablemente suele ser carne de defensa esnobista. Quizás es que no estuvimos atentos a los detalles, como advierte frecuentemente el niño que dialoga con la protagonista en off, una indicación que nos recuerda inevitablemente al personaje que interpretaba Ángel Garó en televisión, Juan de la Cosa, cuando planteaba una adivinanza.

LA GUITARRA IMPRESCINDIBLE

XII Festival de la Guitarra de Sevilla. Marlène Demers-Lemay “Das perfums, la nuit”: obras de Claude Debussy, Alexandre Tansman, Georges Migot y Pierre Breville; Aniello Desiderio ”Suite española”: obras de Gaspar Sanz, Manuel M. Ponce, Manuel Castelnuovo Tedesco y Leo Brower. Espacio Turina, sábado 16 de octubre de 2021

Francisco Bernier y Marlène Demers-Lemay en el vestíbulo del Espacio Turina

Doce años lleva Francisco Bernier luchando por mantener vivo este
Festival de la Guitarra, instrumento imprescindible de nuestra cultura y tan ligado a la ciudad. Así lo han debido entender justamente nuestras instituciones a la hora de apoyar la ingente labor del artista y empresario sevillano y hacer realidad estos años en los que conciertos y concursos se han dado la mano mientras el certamen continúa en parte funcionando como plataforma de lanzamiento de los registros que el propio Bernier va atesorando gracias a su sello discográfico Contrastes Records. Apoyo por lo tanto doble, al festival en sí y a una empresa que lejos de constituir un vellocino de oro se alza como vehículo imprescindible para la proyección y preservación de nuestro instrumento rey en todo el Mundo.

La presente edición, que sus responsables han dedicado al recientemente fallecido Antón García Abril, pero no cabe duda que también dedicarán en sus corazones a Luis de Pablo, fallecido cuando el festival ya estaba en marcha, e invitado de honor en una de sus primeras ediciones, comenzó oficialmente el pasado fin de semana, y entró este en su ecuador, con dos importantes artistas internacionales protagonizando la cita del sábado. Un día muy ajetreado en la ciudad, por la recuperación de algo tan querido entre nuestros conciudadanos como es ver procesionar al Gran Poder, lo que quizás propició un escaso aforo en el Espacio Turina, especialmente en el concierto de la canadiense Marlène Demers-Lemay, que acabó siendo un encuentro intimista entre ella y la veintena de personas que nos acercamos a escucharla. Algo más de suerte tuvo el italiano Aniello Desiderio, quizás porque su hora de arranque era ya más amable para nuestra costumbre. De cualquier forma sigue sorprendiéndonos que en una ciudad con dos conservatorios al menos importantes y la ya larga proliferación de artistas y grupos locales que se ha producido en las últimas décadas, todavía haya citas tan difíciles de superar.

Fragancias a media luz

La propuesta de Marlène Demers-Lemay, formada en Ottawa y con escala importante también en nuestra Pablo de Olavide, giró en torno a la figura de Andrés Segovia y su presencia en París allá por 1924, que tanto entusiasmo suscitó entre compositores en su mayoría profesores de la Schola Cantorum, y que tantas obras le dedicaron. El mismo recorrido que protagoniza su disco bajo Contrates Records, grabado hace casi tres años y titulado significativamente Des perfums, la nuit, algo así como Los perfumes de la noche. Y fragancias fue ciertamente lo que ofreció esta entregada guitarrista, que ilustró además en perfecto castellano las piezas interpretadas y su relación con el maestro de Linares. Así, a una Elegía original para piano y adaptada por la propia Demers-Lemay, de acordes muy breves y espaciados, siguió una Cavatina en cuatro movimientos del compositor polaco afincado en Francia Alexander Tansman, quien compuso varias obras para Segovia, entre ellas esta y también unas interesantes Variaciones sobre un tema de Scriabin. La Cavatina la acometió con mucha delicadeza y una pulsación precisa y limpia, igual que en la pieza del polifacético Georges Migot Pour un hommage à Claude Debussy, de líneas claras y concisas y esa estética relajante que caracterizó la aportación de la canadiense. Una Fantasía de Pierre de Breville, con más color y cambios de registro, coronó su breve intervención, condicionada por exigencias de horario.

Algo distinta fue la actuación del muy reconocido y galardonado artista napolitano Aniello Desiderio, que bajo el epígrafe de Suite española desgranó piezas de reconocible sabor latino, que arrancó precisamente con la pieza de igual título del imprescindible Gaspar Sanz, padre de la guitarra moderna y autor de ineludibles tratados sobre la materia. Desiderio deslizó sus dedos con agilidad e ímpetu hasta alcanzar unos Canarios de tempi muy rápidos en los que llegó a acusar alguna que otra imprecisión y enmarañamiento. No obstante acertó en estilo y espíritu, lo que se acusó también en la larga e imaginativa Diferencias y fuga sobre la Folía de España, una pieza del mexicano Manuel M. Ponce, autor en tránsito entre el XX y el XX que fue considerado en su época padre del nacionalismo musical mexicano. Cabe considerar la interpretación de Desiderio en esta pieza como un dechado de agilidad y de creatividad, sin embargo se le notó algo incómodo, lo que afectó a un resultado que no sobrepasó los límites de la mera corrección, algo que también atisbamos en Escarraman, obra de otro imprescindible, Manuel Castelnuovo Tedesco, de quien solo interpretó el cuarto y fugaz movimiento. Más libre y desenfadado se desenvolvió con El arpa y la sombra, una pieza que el cubano tan querido en Córdoba Leo Brower compuso como signo de admiración a Toru Takemitsu y que rezuma ese aire entre épico y misterioso de la música del genio japonés. Con él llamaron la atención especialmente esos acordes a dos manos sobre el mástil de la guitarra. En próximas convocatorias el aficionado podrá disfrutar de los portugueses Hugo Gamboias y Diogo Passos en el Pabellón de Portugal, y un fin de semana dedicado a la guitarra flamenca, con Daniel Casares y Juan Requena acompañando a la voz de José Valencia.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

sábado, 16 de octubre de 2021

EL PLACER DE ESCUCHAR A LA BARROCA

Concierto de apertura del Curso 2021/2022 de la Universidad de Sevilla. Temporada de conciertos 2021/2022 de la Orquesta Barroca de Sevilla. Rafel Ruibérriz de Torres, flauta. Miguel Romero y Rafael Muñoz-Torrero, violines. Programa: Concierto para flauta en Re Mayor TWV 51:D2, de Telemann; Sonata Op. 5 nº 4 en Sol Mayor HWV 399, de Haendel; Suite nº 2 en Si menor BWV 1067 y Concierto para dos violines en Re menor BWV 1043, de Bach. Iglesia de la Anunciación, viernes 15 de octubre de 2021


Hace bien la Universidad de Sevilla en empezar el curso cada año de forma solemne a través de la música, y contar para ello con las formaciones orquestales que dan más relieve a la ciudad, la Sinfónica y en este caso la Barroca, a pesar de tener una orquesta propia, bien consolidada y espléndida en su género, como es la Conjunta. La orquesta fundada por Ventura Rico, que tuvo el acierto de pronunciar unas palabras de introducción y bienvenida antes del concierto, asoció en esta ocasión su arranque de temporada a esta ineludible cita académico musical auspiciada por el CICUS (Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla), y lo hizo justificando en el célebre cuadro de Watteau Peregrinación a la isla de Citerea una fiesta del placer y la sensualidad, la que en este caso proporciona la obra del contemporáneo Johann Sebastian Bach en su feliz período al servicio del Príncipe Leopoldo de Anhalt-Köthen en Leipzig. Pero como de obras maestras se trata, no solo alimentan nuestra faceta más apolínea sino que también despiertan nuestro apetito dionisiaco y promueven toda clase de emociones en nuestro espíritu, especialmente cuando se sirven de la forma en que lo hacen los integrantes de la Barroca de Sevilla.

Telemann y Haendel sirvieron de prólogo
a las dos piezas elegidas del maestro de Eisenach. Del primero eligieron un concierto para flauta que concitó el reencuentro en escena de Rafael Ruibérriz de Torres con el conjunto. Las características de la flauta travesera y las particulares condiciones acústicas de la Iglesia de la Anunciación, que ya hemos comentado en tantas otras ocasiones, provocaron que su instrumento apenas sobresaliera entre el resto del conjunto, a pesar de lo cual fuimos capaces de apreciar su dominio técnico y expresivo, su elegante discurso e indiscutible capacidad para generar brillantes ornamentaciones basadas siempre en el buen gusto, control de la respiración y fluido fraseo. Sus espléndidos diálogos con Leo Rossi al violín y las impecables prestaciones a las que hemos hecho referencia lograron un primer movimiento de aires galantes, un allegro enérgico y un largo de espíritu casi religioso, así como un desenfadado vivace final. Ya con Bach como solista no acreditado, algo muy habitual en el catálogo del maestro, Ruibérriz se hizo notar más. La orquesta se redujo, atendiendo a las indicaciones de la partitura con el rigor que les caracteriza, a dos violines, viola y continuo, un sensacional trío protagonizado por Rico al contrabajo, Mercedes Ruiz al violonchelo y Alejandro Casal al clave, que dieron relieve y cuerpo al conjunto con el ímpetu y la fuerza arrolladora que les caracteriza. Tras la solemnidad de la obertura y la vivacidad del rondeau, la sarabanda fue defendida con precisión y elegancia, mientras el doble con un majestuoso violonchelo y una flexible flauta potenció ese placer para nuestros oídos prometido, y en el badinerie Ruibérriz aportó unas preciosas y elegantísimas ornamentaciones que dieron un flamante y original aspecto a la famosa pieza. Luego en la propina la repitieron pero a orquesta completa, cosas que solo a los muy detallistas se les ocurre.

Tras una Sonata de Haendel defendida igualmente con espíritu desenfadado, con escalas en una animada cigue y un encantador passacaille, destacando ese aire majestuoso y solemne que habita generalmente en la obra del compositor, dos violinistas de la orquesta, Miguel Romero y Rafael Muñoz-Torres, se encargaron de la parte solista del celebérrimo Concierto para dos violines o Doble Concierto de Bach, demostrando por qué llevamos años considerando que ésta es una orquesta de solistas. Tan bien defendieron su parte que resultó un gozo disfrutar de su incesante diálogo, más apasionante en el expansivo largo, una fluida cantilena de la que los intérpretes supieron extraer todo su lirismo y emoción. Su alternancia con el tutti y su espíritu sofisticado lograron una impecable página en la que la conversación de los dos músicos encontró un perfecto fondo rítmico y armónico en el resto de sus compañeros y compañeras.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

viernes, 15 de octubre de 2021

RAPTOS DE PASIÓN

1er Concierto del Ciclo Gran Sinfónico de la Temporada nº 31 de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Michel Plasson, director. Programa: Sinfonía Fantástica Op. 14, de Berlioz; Bolero, de Ravel. Jueves 14 de octubre de 2021
 

No pudieron ser mejores las vibraciones que transmitió nuestra Sinfónica en su concierto de inauguración de temporada, y eso que ni el popularísimo programa consiguió aforo completo, puede que por las reticencias todavía de un sector de la población a compartir espacios cerrados. Quizás hoy viernes, a las puertas del fin de semana, se consiga el lleno. Las partituras elegidas, aunque muy transitadas, suponen siempre una grata experiencia para los sentidos. Se trata de dos de las piezas más representativas de la música francesa, que supusieron cada una en su momento un punto de inflexión en la concepción de la música en general. Siempre habrá nuevos oyentes entre el público que agradecerán poder enfrentarse por primera vez a obras tan emblemáticas como el Bolero de Ravel, cuya escucha en directo aporta además el placer de ver a los y las integrantes de la orquesta sumarse paulatinamente a esta inmarchitable experiencia musical. Hubo también rostros nuevos en la plantilla de la orquesta, incluida la nueva y flamante concertino (titular) Alexa Farré Brandkamp. Más savia joven y alguna que otra plaza cubierta, lo que sin duda es también motivo para el regocijo.

Con Michel Plasson de nuevo ante la orquesta con un programa netamente francés y demostrando que la veteranía es una ventaja, se confirmaron esos aires de buenos augurios. Esta nueva temporada con múltiples escenarios, el Maestranza para el repertorio sinfónico, el Lope para programas más íntimos y el Turina para el tradicional ciclo de cámara, tiene a Plasson como director honorario. Él se encargó de su inauguración y cerrará también la temporada cuando en la Noche de San Juan dirija en versión de concierto la ópera de Poulenc Diálogo de Carmelitas.

Música que abre horizontes

La Sinfonía Fantástica constituye junto al drama musical Lélio ese Episodio en la vida de un artista que Berlioz concibió a partir del legado beethoveniano pero con novedades estructurales y expresivas que rompieron el molde y abrieron nuevos derroteros a la composición musical. Experto en la materia, Plasson desgranó cada uno de los episodios en los que se divide este descenso a los infiernos de un amante criminal, punto álgido al que podía aspirar el amor romántico, con una fuerte carga dramática, casi operística. El retrato a la vez delicado y atormentado del personaje central fue entendido por Plasson con sentido del equilibrio y la medida, con las dosis necesarias de ensoñación y el tono melancólico que demanda. El vals que le sigue se resolvió con elegancia y suntuosidad, a pesar de algún inconveniente ritardando y de que no se apreció en su totalidad la impresión de irrealidad que le caracteriza. Con un atractivo efectismo, el corno inglés fuera de escenario mientras dialoga con el oboe, acentuando la carga dramática de la propuesta, arrancó una escena en el campo de atmósfera bucólica y carácter expansivo, que encontró en los solistas de la ROSS una magnífica respuesta a nivel técnico y expresivo. Algo menos implacable de lo deseable resultó la marcha, con prestaciones eso sí impecables de percusión y metales. Sí fue desenfrenado y diabólico, apasionado, grotesco y delirante, el aquelarre final, con reminiscencias casi apocalípticas y un estruendoso triunfo global.

Estos raptos de pasión que protagonizaron la Fantástica se abrieron paso también en un Bolero ejemplar, dirigido con pulso preciso y exigente por un Plasson en plena forma, y marcado por el trabajo irresistible del tamborilero y unas prestaciones sensacionales de cada solista. Con unas dinámicas muy trabajadas y un magistral ejercicio de juegos tímbricos, Plasson y la Sinfónica marcaron ese ritmo obsesivo a lo largo del característico crescendo orquestal hasta la exuberante explosión final de este experimento musical que en ocasiones como esta deriva en experiencia catártica. La larga ovación del público provocó una propina, ese envolvente y conmovedor final de Mi madre la oca que el maestro ya ha interpretado otras veces al frente de la ROSS y que en esta ocasión alzó a los cielos.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

miércoles, 13 de octubre de 2021

TITANE Delirio tecno bizarro

Francia 2021 108 min.
Guion y dirección
Julia Ducournau Fotografía Ruben Impens Música Jim Williams Intérpretes Agathe Rousselle, Vincent Lindon, Garance Marillier, Laïs Salameh, Myriem Akheddou, Marin Judas, Mara Cissé, Bertrand Bonello, Céline Carrère, Adèle Guigue Estreno en el Festival de Cannes 13 julio 2021;en Francia 14 julio 2021; España 8 octubre 2021

Después de ganar una presuntamente rompedora Palma de Oro en Cannes, la nueva película de Julia Decournau parece confirmar esa particular querencia de la realizadora de Crudo por las historias sórdidas y bizarras que representen en cierto modo una metáfora sobre el poder regenerador de la mujer y su posición como castradora en una sociedad machista y violenta. 
Muchas son las referencias susceptibles de venir a la cabeza mientras se devora esta película-experiencia. Se ha hablado del universo de David Cronenberg, de La semilla del Diablo de Polanski y de Christine de Stephen King y John Carpenter, pero también podría inspirarnos el cine de Nicolas Winding Refn (Drive, Solo Dios perdona, The Neon Demon)

Algunos sin embargo hemos visto más similitudes con una película llamada a escandalizar a principios de este siglo, Fóllame, en la que Virgine Despentes adaptaba su novela sobre unas Thelma y Louise vengadoras y sangrientas, tan prestas a aniquilar hombres de las formas más espeluznantes como a mantener sexo explícito en la más pura línea del porno duro. Ni Benedetta ni este engendro tecno gore pueden hoy escandalizar a un público que apenas logró hacerlo con aquella propuesta hoy decididamente olvidada.

Este cuento moderno sobre una niña con implante de titanio que desarrolla de mayor una personalidad convulsa y violenta, y cuyo destino converge con el de un bombero adicto a los estimulantes musculares, con quien vivirá una destructiva relación paternofilial, exige una empatía con el espectador que le haga pasar por alto cuantas convenciones y disparates propone su trama y delirante desarrollo. Venganzas antimachistas, copulaciones esperpénticas con embarazos surrealistas y raves con bomberos desatados, son algunas de las lindezas de un film que no obstante se deja ver como algo diferente, entretenido y de múltiples ocurrencias, que algunos y algunas no dudarán en calificar de obra maestra, y quizás el tiempo hasta les dé la razón.

LAS LEYES DE LA FRONTERA Simpatía romántica por el rebaño

España 2021 129 min.
Dirección
Daniel Monzón Guion Daniel Monzón y Jorge Guerricaechevarría, según la novela de Javier Cercas Fotografía Carles Gusi Música Derby Motoreta’s Burrito Kachimba Intérpretes Marcos Ruiz, Begoña Vargas, Chechu Salgado, Carlos Oviedo, Xavier Martín, Daniel Ibáñez, Jorge Aparicio, Pep Tosar, Xavi Sáez, Carlos Serrano, Elisabet Casanovas, Santiago Molero, Ainhoa Santamaría, Estefanía de los Santos, Catalina Sopelana, Pep Cruz, Javier Beltrán Estreno en el Festival de San Sebastián 25 septiembre 2021; en salas 8 octubre 2021

Daniel Monzón rememora con cada película aquellos géneros cinematográficos con los que sin duda tanto disfrutó en sus años de crítico. Aventuras fantásticas y medievales en El corazón del guerrero, asaltos espectaculares en El robo más grande jamás contado, intriga y espionaje en La caja Kovak, drama carcelario en La celda 211, narcotráfico de altos vuelos en El niño, comedia coral en un crucero de lujo en la malograda Yucatán, y ahora aquel cine de delincuentes juveniles que caracterizó el cine de la transición, con José Antonio de la Loma (Perros callejeros, Yo, el Vaquilla) y Eloy de la Iglesia (El pico, Navajeros) a la cabeza. Un cine que también transitó, aunque fuera tangencialmente, Saura en Deprisa, deprisa, y que ya intentó recuperar Miguel Albadalejo en Volando voy. Todos estos títulos tienen su referencia directa o indirecta en esta ambiciosa y lograda película del director mallorquín, y quizás por eso se ambienta en esos mismos últimos años de los setenta con la democracia recién inaugurada.

Un joven, tímido y retraído estudiante, carne de acoso continuo, encuentra su lugar en el rebaño cuando conoce a una pareja de jóvenes delincuentes que le llevan naturalmente por el mal camino, pero logran paradójicamente que encuentre esa madurez y confianza en sí mismo que tanto se le negaba en su particular entorno supuestamente ordenado y feliz. Es curioso cómo a través del homenaje a un género y la reconstrucción de una época, Monzón retrata una alegoría del país en el que vivimos, de la villanía oficialmente aceptada frente a la delincuencia de supervivencia de quienes apenas encuentran eco ni lugar en una sociedad que no entienden, a la que no pertenecen y no les acepta. El principal logro de Monzón y su guionista habitual, Jorge Guerricaechevarría, también incondicional de Álex de la Iglesia, es lograr que empaticemos con estos delincuentes que tantas pesadillas protagonizaron entre la ciudadanía de bien en aquellos característicos años también protagonizados por discotecas, travoltas, hippies nórdicos y rumba catalana en una Gerona cuyo Barrio Chino apenas se diferenciaba de otros similares de entonces como la Alameda sevillana.

Una impecable puesta en escena y la frescura de sus jóvenes talentos, especialmente el trío protagonista, hacen del film un espectáculo tan disfrutable como bien hilvanado, gracias indudablemente al buen trabajo del original de Javier Cercas (Soldados de Salamina, El autor) en el que se basa, donde todo razonamiento encuentra una connotación política para hacer del argumento una experiencia coherente y convincente. El resultado es un poema generacional de raigambre romántico sobre unos jóvenes sin apenas futuro y con ansias de vivir el presente, a los que una sociedad a imagen de los poderosos negó su existencia. Solo los que encajan en el puzzle pueden salvarse.