jueves, 31 de octubre de 2013

ENRICO GATTI Y LOS VALORES SEGUROS DE LA BARROCA DE SEVILLA

Homenaje a Arcangelo Corelli. Enrico Gatti, violín. Solistas de la Orquesta Barroca de Sevilla: Mercedes Ruiz, violonchelo; Alejandro Casal, clave. Programa: El joven Corelli y sus amigos entre Bolonia y Roma (obras de Corelli, Cazzati, Pasquini, Deli Antonii, Gabrielli y Bononcini). Antiqvarium, miércoles 30 octubre 2013

Para su reencuentro con solistas españoles, tras su fecundo paso por La Cámara Real, Enrico Gatti apostó por valores tan seguros como los de Mercedes Ruiz y Alejandro Casal, cuyas virtudes cuentan desde hace mucho con nuestra más sincera y absoluta admiración; la Barroca por su parte aumentó así su lista de ilustres invitados.
En un escenario tan novedoso como es el Antiqvarium, que de noche potencia su halo mágico y moderno acompañándose de unos elegantes juegos de luz y color, Gatti dejó claro su magisterio en la música italiana del siglo XVII anterior a Vivaldi, un repertorio que ha estudiado a fondo y ha recogido en una impresionante discografía. En el programa un significativo recorrido por la juventud de Corelli, su paso por la Academia Filarmónica Boloñesa, la Academia Arcadia romana y los compositores con los que coincidió allí y en los templos en los que trabajó.
El violín a menudo seco y áspero de Gatti, para quien la música barroca italiana representa un caleidoscopio de colores y emociones, se mantuvo siempre atento a la melodía, el contraste y la improvisación. Ruiz acentuó el sentimiento en las obras presentadas, sobrecogiéndonos en unos Ricercare y Sonata de Domenico Gabrielli, mientras Casal se reveló como elocuente orador y exhibió su presteza, precisión y buen gusto en unas Partite diverse di Follia de Pasquini. Pero las mejores piezas fueron las de Corelli, que aunque tempranas y poco divulgadas (no eran ninguna de sus op. 5), denotan ya su importancia como gran precursor de la sonata preclásica. Y los pasajes más bellos los numerosos graves y adagios con los que deleitaron a un público siempre atento y devoto.

Crítica publicada en El Correo de Andalucía el 3 de noviembre de 2013

martes, 29 de octubre de 2013

ÉRASE UNA VEZ EN ANATOLIA Poema de vida y muerte

Título original: Bir zamanlar Anadolu’da
Turquía-Bosnia Herzegovina 2011 150 min.
Dirección Nuri Bilge Ceylan Guión Nuri Bilge Ceylan, Ebru Ceylan y Ercan Kesal Fotografía Gökhan Tiryaki Intérpretes Muhammet Uzuner, Taner Birsel, Yilmaz Erdogan, Ahmet Muntaz Taylan, Firat Tanis, Ercan Kesal, Burhan Yildiz Estreno en España 22 marzo 2013 (en Sevilla 25 octubre)

Las tomas largas, la cámara inmóvil o el uso de alta tecnología son constantes que caracterizan el cine de Nuri Bilge Ceylan, el más internacional y reconocido de los realizadores turcos actuales. Como Lejano, Los climas o Tres monos, nos encontramos de nuevo ante un drama existencial deliberadamente lento, en el que la imagen y la palabra se dan la mano para crear poesía. La cinta se basa en la experiencia personal de un médico durante una investigación criminal, que participa en el guión junto al realizador y su esposa, y además incorpora en el film al alcalde de una pequeña localidad. Como en Lejano, confronta el mundo rural y el urbano, pero esta vez anclándose en el primero, las frías estepas de la región turca de Anatolia o Asia Menor, en la intersección entre las partes europea y asiática del país. Allí un grupo de hombres buscan el cadáver de un asesinado según las indicaciones de su verdugo, tan desubicado como desorientado. De entre ellos sobresale el comisario, su simpleza y brutalidad, para más adelante centrarse toda la atención en otros dos personajes, más refinados y existenciales, el forense y el fiscal. En ellos despliega Bilge Ceylan todo su discurso sobre la vida y la muerte, el pasado que ya no volverá, el incierto futuro, la pérdida del rumbo, la lucha con el destino… todo ello enmarcado en un ambiente eminentemente machista, en el que la sola presencia de una joven de notable y angelical belleza provocará una emoción contenida en el contexto sórdido de una investigación criminal extenuante y oscura, erigiéndose en bisagra de un film meticulosamente estructurado y diseñado. Pero para provocar estas sensaciones y dejarse llevar por su discurrir, inspirado e influido por Chéjov, se requiere la complicidad del espectador, dispuesto a dejarse llevar no solo por su escueta pero significativa trama, sino también por su alta carga simbólica, sus momentos de pura contemplación, y su maremágnum de sonidos, luces y sombras en el que estos dos hombres, urbanitas obligados a convivir durante unos instantes en un mundo anclado en la tradición y ajeno a las condiciones de esa Europa en la que el país parece querer integrarse, se cuestionan su propia existencia. Un paseo por la muerte y la vida, la noche y el día, los muertos y los niños que juegan, que le valió al carismático realizador el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes de 2011.

lunes, 28 de octubre de 2013

TODAS LAS MUJERES El veterinario y las mujeres

España 2013 90 min.
Dirección Mariano Barroso Guión Mariano Barroso y Alejandro Hernández Fotografía Raquel Fernández Música Ray Marhuenda Intérpretes Eduard Fernández, Michelle Jenner, Lucía Quintana, María Morales, Petra Martínez, Marta Larralde, Nathalie Poza Estreno 18 octubre 2013 (en Sevilla 25 octubre)

De Lo mejor de Eva a esta película es cierto que Mariano Barroso (Mi hermano del alma, Los lobos de Washington, Hormigas en la boca) ha dado un salto cualitativo considerable; claro que se trataba de una película notablemente infame. En esta ocasión no deja de lado completamente su tema favorito, el de la intriga criminal, aunque lo utiliza sólo de forma anecdótica, como recurso de guión para plasmar lo que realmente le interesa, que es enfrentar un hombre en edad madura a las mujeres que son o han sido parte importante en su vida. Una serie de entrevistas en las que el protagonista solicita ayuda, irán reflejando las distintas personalidades en juego, reflejando en última instancia eso tan recurrente en el cine como es la lucha de sexos, representado esta vez en la forma diferente que tenemos hombres y mujeres de encarar los mismos problemas. Pero en esta ocasión el ejercicio reviste una originalidad y frescura que hacen del film un producto singular. Otra cosa es que llegue a enganchar suficientemente al espectador, y en este sentido ni la intriga ni las distintas conversaciones consiguen un nivel de interés suficiente, a pesar de un guión esforzado. El conjunto provoca cierto hastío en el espectador, potenciado además por un Eduard Fernández con cara de pasaba por ahí, frente a un elenco de actrices más solvente y comprometido.

TODOS QUEREMOS LO MEJOR PARA ELLA Borrón y cuenta nueva

Título original: Tots volem el millor per a ella
España 2013 105 min.
Dirección Mar Coll Guión Mar Coll y Valentina Viso Fotografía Neus Ollé Música Maik Maier Intérpretes Nora Navas, Valeria Bertuccelli, Pau Durà, Àgata Roca, Jordi Costa, Clara Segura Estreno 25 octubre 2013

Con un prometedor debut a sus espaldas, Tres días con la familia, que le valió el Goya a la mejor dirección novel en 2009, la joven Mar Coll insiste en esta su segunda película en diseccionar el ambiente familiar burgués catalán, porque está claro que al cineasta español  le sigue importando poco retratar  la realidad social actual, y sigue insistiendo en acercarse a ambientes elegantes e intelectuales como si de un Woody Allen de finales de los 80 se tratara, collage musical incluido, pero sin acertar en los chistes. En ese plano coloca a su protagonista, una Nora Navas que se esfuerza en definir su personaje de mujer insatisfecha con la (estupenda) vida que le ha tocado vivir y la (atenta y cariñosa) familia que le rodea. Por el contrario prefiere a una amiga (argentina) de la infancia, desbocada y desorientada, pero aventurera al fin y al cabo, que es lo que los burguesitos de marras echan en falta en sus vidas grises y vacías. Lo malo no es ya su tesis, sino que la expone divagando, sin un rumbo determinado, con altibajos en la narración y en el interés, que se va diluyendo conforme vamos comprendiendo que guión y realización tienen poco que decir. En todo ese conjunto al menos sobresalen las interpretaciones de sus dos protagonistas antagónicas, lo que en el caso de Navas se tradujo en el premio a la mejor actriz en la Seminci. Por cierto, no es la primera vez que un cine especializado en versión original proyecta una película catalana en versión doblada al castellano, lo que nos impide ampliar el retrato de la burguesía catalana, que siempre habla en catalán, menos cuando se dirigen a personal doméstico y otros personajes latinoamericanos, que lo hacen en castellano. Así es la falta de rigor y seriedad de nuestros exhibidores.

LA MIRADA DEL AMOR Ridícula revisión de una obra maestra en clave exclusivamente romántica

Título original: The Face of Love
USA 2013 92 min.
Dirección Arie Posin Guión Matthew McDuffe y Arie Posin Fotografía Antonio Riestra Música Marcelo Zarvos Intérpretes Annette Bening, Ed Harris, Robin Williams, Amy Brenneman, Jess Weixler Estreno 25 octubre 2013

El realizador canadiense de origen ruso Arie Posin estrenó en nuestro país su anterior y única película hasta la fecha, Historia de un secuestro, pero ¿quién la vió?, y en su caso ¿quién la recuerda? Muy desvergonzado hay que ser para revisar sin pudor un intocable del cine como Vértigo de Hitchcock y convertirlo en un melodrama inverosímil de sobremesa, de ambientes elegantes y sofisticados (sólo los ricos lloran), de esos en los que la trama se sostiene cuanto más intrigantes y embusteros son sus personajes. Pero para enredoso su propio guión, que encima se dedica se soltar pistas para que creamos que el argumento va a dar por fin un giro esperado, para luego exhibir sin pudor todas las armas para dejar esas pistas en la nada. Annette Bening da vida a una viuda incapaz de olvidar a su marido que encuentra por casualidad en un museo a un hombre idéntico a su difunto esposo, para luego perseguirlo en coche por las calles de Los Ángeles (California), seducirlo manteniendo en todo momento un inaceptable juego de secretos y mentiras, llegar a vestirlo como su esposo y buscar el exorcismo de su embrujo en un hotel hispano (en México) que luce incluso una torre similar a la de la misión española en la que James Stewart intentaba corregir el pasado junto a Kim Novak en ese clásico indiscutible del cine. El precio que tenemos que pagar los incondicionales de esa obra maestra es digerir este engendro que no conduce a ninguna parte, un romance pasteloso con mimbres psicoanalíticos de manual barato que sólo podría justificarse por la presencia siempre estimulante de unos actores-estrellas que nos recuerdan que todos sin exclusión estamos envejeciendo. Y encima se estrena en el Festival de San Sebastián, el mismo certamen en el que lo hizo De entre los muertos hace más de cincuenta años. Por cierto, España es de momento el único país en el que se ha estrenado este bodrio - aún no tiene ni cartel americano-, y todavía no hay previsiones de hacerlo en ningún otro sitio, ¡con la de films interesantes europeos y asiáticos que no llegan hasta nosotros o lo hacen muy tarde!

domingo, 27 de octubre de 2013

LA VIDA DE ADÈLE, CAPÍTULOS 1 Y 2 Amor amargo con ingredientes de manual

Título original: La vie d’Adèle, Chapitres 1 & 2
Francia-Bélgica-España 2013 179 min.
Dirección Abdellatif Kechiche Guión Abdellatif Kechiche y Ghalia Lacroix Fotografía Sofian El Fani Intérpretes Adèle Exarchopoulos, Léa Seydoux, Jeremie Laheurte, Mona Walravens, Aurélien Recoing, Catherine Salée, Salim Kechiouche, Benjamin Siksou, Alma Jodorowski Estreno en España 25 octubre

Entre la anterior película estrenada en España del realizador tunecino Abdellatif Kechiche, Cuscús - la última, Vénus noire, ni siquiera lo ha hecho -, y ésta han pasado seis años y un abismo estilístico. De la comedia colorista y exótica que representaba aquélla hemos pasado a un ejercicio dramático de verité a lo hermanos Dardenne. Y ciertamente se puede decir que estética y anímicamente la película consigue trasladar al espectador esa sensación de realidad y veracidad que pretende, otra cosa es que en su trama se den cita los más variados arquetipos y lugares comunes de la realidad que plantea. Galardonados su director y sus dos protagonistas con la Palma de Oro en Cannes (es la primera vez que se otorga también a los intérpretes, lo que da idea de la relevancia que el sensacional trabajo de las dos actrices tiene en el acabado del film), la cinta de Kechiche tiene lógicamente sus valores incontestables, pero no es oro todo lo que reluce. La habilidad del realizador para que sus tres horas de duración no provoquen hastío ni fatiga, los primeros planos continuos que soportan estoicamente sus intérpretes, la disección que hace del dolor y la manipulación así como de la destrucción de la inocencia, son virtudes que la película exhibe con orgullo y complacencia. Sin embargo nos encontramos una vez más ante una estructura que abusa de clichés y estereotipos. Pareja gay hermosa y poco afectada (en el caso de la joven protagonista nada), bares de lesbianas mucho más desinhibidas que los heteros en sus antros, ambientes homosexuales cultos y refinados, prejuicios escolares, problemas para asumir una condición sexual… Signos recurrentes que no ayudan a estas alturas a normalizar la situación y que redundan en lo fácil y archivisto. Pero el colmo es el regocijo en los cuerpos, celestiales eso sí, de las dos amantes, cuyas escenas de sexo pueden hacer ruborizar al más progresista. Cien películas gays y una de lesbianas para que, una vez más, sea la mujer la que sirva de objeto para la exhibición física sin pudor. Puro machismo disfrazado de todo lo contrario en un ejercicio que se revela una vez más tan maniqueo como hipócrita. No cabe duda de que las actrices hacen un trabajo excepcional. Léa Seydoux, a quien hemos visto en producciones americanas como Malditos bastardos o Misión Imposible: Protocolo Fantasma, dibuja su personaje con escasas líneas maestras que lo definen extraordinariamente, personificando la típica mujer fría y calculadora, manipuladora y egoísta que suele ser también un recurrente en la definición de personajes homosexuales. La menos experimentada Adèle Exarchopoulos se erige en una nueva Brigitte Bardot llena de dulzura, seducción e ingenuidad; una presencia electrizante con una enorme facilidad para transmitir sentimientos y emociones en la pantalla. Con todo no se puede negar que la cinta sea generosa en ternura, matices y detalles y un retrato logrado, a pesar de los subterfugios utilizados para hacerlo, del amor y el sufrimiento que le es inherente.

EL CAMINO DE VUELTA Adolescentes desubicados

Título original: The Way, Way Back
USA 2013 103 min.
Guión y dirección Nat Faxon y Jim Rasch Fotografía John Bailey Música Rob Simonsen Intérpretes Liam James, Sam Rockwell, Steve Carell, Toni Collette, Allison Janney, AnnaSophia Robb, Maya Rudolph, Rob Coddry, Amanda Peet, River Alexander, Zoe Levin, Nat Faxon, Jim Rasch Estreno en España 25 octubre 2013

Ganadores de un Oscar por el guión de Los descendientes, los habitualmente actores Nat Faxon y Jim Rasch debutan ahora en la dirección con un film que viste las mismas hechuras de cine arquetípico del Festival Sundance que vestía la película de Alexander Payne. Se trata ahora de diseccionar el personaje de un adolescente desorientado y desnortado, y zambullirlo en la vorágine de uno de esos veranos azules que todo lo curan. La empresa cuenta con atractivos suficientes, como el joven Liam James, estereotipo del personaje retratado y que ya hemos visto en otras cintas de semejante corte, y un reparto solvente en el que sobresalen el entregado trabajo de Sam Rockwell y el de Steve Carell, aceptando interpretar un personaje antipático y capullo en lugar del enrollado y bonachón al que nos tiene acostumbrados. Jóvenes inmaduros perdidos en universos poblados por mayores aún más inmaduros y preguntándose si es ese el futuro que les espera. Interesante en cuanto formula la posibilidad de encontrar familias alternativas, sin responsabilidades ni ataduras, sin promesas que incumplir ni expectativas que decepcionar. Familias desestructuradas frente a adultos con síndrome de Peter Pan; al fin y al cabo el camino puede parecer largo pero al final se revela corto y hay que aprovecharlo divirtiéndose, en la medida de lo posible, al máximo. La pareja de directores, que también se reservan sus personajes en la función, demuestran mejores aptitudes para escribir y diseñar personajes que para dirigirlos, decayendo frecuentemente en interés y ritmo; pero en conjunto el entretenimiento queda asegurado y su propuesta, bienvenida.

Estreno de EL MOLINO Y LA CRUZ en Sevilla, un año después de hacerlo en el resto de España

Crítica publicada en noviembre de 2011 a propósito del Festival de Cine Europeo de Sevilla, donde obtuvo el Premio Especial del Jurado y una mención especial del Jurado de ASECAN

sábado, 26 de octubre de 2013

¡GLORIA A PAPELAIDA!

Ópera de Giuseppe Verdi. Pedro Halffter, director musical. José Antonio Gutiérrez, director de escena; Iñigo Sampil, director del coro. Franca Squarciapino, vestuario. Albert Faura, iluminación. Ramón Oller, coreografía. Intérpretes: Tamara Wilson, Alfred Kim, Mª Luisa Corbacho, Mark S. Doss, Dmitry Ulyanov, Carlo Malinvero, Manuel de Diego, Inmaculada Águila. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y Coro de la A.A. del Teatro de la Maestranza. Producción del Gran Teatro del Liceo de Barcelona y el Festival Internacional de Música de Santander. Teatro de la Maestranza, viernes 25 de octubre de 2013

Inmejorable la elección del Teatro de la Maestranza para abrir su temporada y cerrar el año del bicentenario del nacimiento de Verdi y Wagner. No en vano la antepenúltima ópera del compositor italiano se enmarca en su última etapa, muy influida por un lenguaje wagneriano que culminaría con Falstaff. Inmejorable también porque esta misma producción sirvió en 2001 para celebrar en Barcelona el centenario de la muerte del autor, por lo que esta reposición en Sevilla cierra todo un ciclo de efemérides que también se ha podido disfrutar en Santander y Oviedo a lo largo de estos doce años. Aida es además el título con el que nuestro teatro recuperó la gran ópera que le había caracterizado durante los fastos del 92. Después, y siempre en el 94, sólo se subieron a su escenario The Philip Glass Ensemble para representar La bella y la bestia, y The New York Harlem Theatre con Porgy and Bess, antes de que en octubre de ese año lo hiciera Hugo de Ana y una producción de Aída del propio Maestranza y el Teatro Comunale de Bolonia. Un título que además inauguró un fallido festival de Ópera al Aire Libre en el Auditorio de La Cartuja un año antes.

Lo más llamativo de esta producción del Liceo y el Festival de Santander lo conocíamos ya en fotografías y grabaciones: su suntuoso, único y espectacular decorado. Una obra maestra de Josep Mestres y Cabanes, escenógrafo del Liceo desde 1941 a 1956, cuyos trabajos excepto éste quedaron reducidos a cenizas en el incendio del teatro precisamente en 1994. Magistralmente restaurada por Jordi Castells para esa recuperación de 2001, esta Aída íntegramente de papel - de ahí el título de esta crónica, una a mi juicio genial ocurrencia de mi querido compañero Sera Campos - sigue los parámetros del trampantojo barroco, los cuales ya pudimos disfrutarlos hace unos años en una Parténope de Leonardo Vinci; pero va más allá, haciendo muy difícil distinguir entre lo que realmente está colocado en perspectiva y lo que únicamente crea la ilusión, como esos relieves falsos que decoran los edificios de la Liguria italiana. Se trata además de unas pinturas excepcionales que recrean con gusto e imaginación ese Egipto idealizado por los arqueólogos románticos de la misma época en la que vivió Verdi, preconizando de paso lo que sería un estilo habitual en el cine épico del Hollywood de los 50 a través de títulos como Sinuhé el egipcio o Los diez mandamientos, de la misma forma que la música de Verdi, con esos toques wagnerianos a los que hacíamos referencia, debió influir en las partituras de Newman, Herrmann, Bernstein o Tiomkin que ilustraron esas inolvidables películas. De esa manera, los decorados de Mestres y Cabanes se convierten en un elemento más que admirar en un espectáculo integral en el que se dan la mano, con mayor o menor fortuna, una serie de recursos para generar en el espectador esa sana ilusión que provoca la mezcla de música y artes escénicas en un mismo escenario. El vestuario de Squarciapino contribuye también a ese aspecto general en colores ocres y dorados que remiten a las arenas del desierto, mereciendo también destacarse la coreografía nada sencilla ni convencional de Ramón Oller, que alcanza su punto álgido en el segundo acto, con exhibiciones acrobáticas de primera categoría. Y el buen tino con el que José Antonio Gutiérrez ha sabido mover a sus personajes y figurantes en un escenario que en determinados momentos aparece saturado de gente.

La dirección musical de Halffter puede resultar discutible para los verdianos extremistas, por esa falta de temperamento y sentido del drama que le caracteriza. La suya no es la batuta de Muti, pero ni falta que le hace. En eso consiste precisamente la interpretación; las notas están ahí, el maestro es quien debe interpretarlas y darles la lectura que estime conveniente, que no siempre será del gusto de todos y todas. En nuestro caso, su sentido de la trasparencia, el equilibrio y el lirismo siempre nos ha gustado, y no fue esta una excepción. Ni siquiera llegó a asfixiar las voces, como en algunos circuitos se aseguró. Fue, todo lo contrario, meticuloso con los volúmenes y las dinámicas, y el resultado una Aída sentimental y majestuosa a partes iguales. Para ello contó con el trabajo siempre excepcional de la Sinfónica de Sevilla y las sensacionales prestaciones del Coro del Maestranza, que en cada nuevo reto se supera a sí mismo. Otra cosa fue el solo de Inmaculada Águila - a quien escuchamos hace unos días cantar la Cuarta de Mahler en versión de cámara en el concierto de inauguración del curso universitario - al frente del coro de sacerdotisas, áspera y con un toque fandango nada adecuado.

Precisamente respecto a las voces, la de Mª Luisa Corbacho tomó realmente la alternativa en el Maestranza, tras una Valquiria hace un par de años en la que su participación fue reducida, y un Trovatore que no llegó a cantar en Fibes el año pasado, y que originó una lamentable confusión en estas páginas y por extensión las de El Correo de Andalucía. Con un papel tan emblemático como el de Amneris, Corbacho exhibió unas habilidades más cerca del registro agudo que del grave que caracteriza a una mezzosoprano, con generosa proyección y considerable facilidad para la modulación, sólo mermada por alguna dificultad en el fiato y falta de relajación en la expresividad de la voz, algo que no se echó en falta en su trabajo como actriz, si bien hubiésemos preferido que el director de escena la hubiera decantado por la vertiente generosa y sufriente de la hija del faraón, en lugar de presentarla como una mujer malvada y amargada. Alfred Kim puede presumir de torrente de voz, pero su discurso es monocromático y muy escaso de sensibilidad y lirismo, si bien hay que reconocer que encaró Celeste Aida con solvencia, a pesar de su dificultad y de aparecer a poco de empezar la función. El bajo encargado de incorporar al malvado Ramfis bromea diciendo que sus amigos le llaman Ulyanov de Sevilla, lo que es una suerte para nosotros que podemos así disfrutar de su presencia escénica y su extraordinaria voz tan a menudo. También Mark S. Doss, a quien pudimos ver y escuchar la pasada temporada en Sarka y Cavalleria Rusticana, dio buenas muestras de sus dotes canoras e interpretativas. Tamara Wilson, hoy que conseguir buenas Aídas resulta una empresa complicada, consigue imprimir a su personaje de nobleza y sensibilidad, con ciertos toques de melancolía, a pesar de que su voz se antoja pequeña y su expresividad escénica muy limitada. Pero sus pianissimi en momentos como el final de Ritorna vincitor! fueron realmente conmovedores. En pareja Wilson y Kim no lograron química alguna hasta el final, en el que se atisbó algo más de complicidad entre ellos. En definitiva podemos decir que esta Aída resultó sumamente entretenida, gratificante y convincente, muy a la altura de las expectativas y de un teatro que capea la crisis como puede y lo consigue con sobresaliente.

GRAND PIANO Concierto imposible

España-USA 2013 90 min.
Dirección Eugenio Mira Guión Damien Chazelle Fotografía Unax Mendia Música Víctor Reyes Intérpretes Elijah Wood, John Cusack, Kerry Bishé, Tamsin Egerton, Allen Leech, Don McManus, Alex Winter, Dee Wallace Estreno 25 octubre 2013

No es la primera vez que el ambiente cosmopolita y elegante de la música clásica sirve de escenario para una intriga criminal. En los años 40 un par de películas explotaron su potencial con un más que evidente acierto y encanto. En ambos casos requirieron el trabajo serio y concienzudo de sus compositores; Bernard Herrmann compuso un concierto para piano para Hangover Square (Concierto macabro, 1944) de John Brahm, pieza que curiosamente fue la primera grabación de estudio que realizó el gran pianista vasco Joaquín Achúcarro; por su parte Erich W. Korngold creó su Concierto para violonchelo para que fuera interpretado en la película de Irving Rapper de 1946 Engaño (Deception). Ambas contaban intrigas de crimen y misterio, como la que ahora nos ofrece el realizador catalán Eugenio Mira bajo producción de Rodrigo Cortés. Planteada como un reto, una maquinaria de relojería en la que todo encaje a la perfección, la cinta se erige así en prima hermana de la que Cortés realizara hace algunos años con Ryan Reynolds, Enterrado. No es gratuita la comparación que en Sitges y Austin, en cuyos festivales de cine fantástico la película ha encontrado muy buena acogida, se ha hecho del film con Hitchcock. No en vano incluso nos atreveríamos a decir que la inspiración le provenga del cortometraje que Scorsese filmó hace unos años para publicitar Freixenet en Navidad La clave reserva, que fantaseaba con la posibilidad de haber encontrado material inédito del maestro del suspense al estilo El hombre que sabía demasiado y Con la muerte en los talones. El mismo ambiente e idéntica mezcla de suspense y comedia se dan cita en esta rocambolesca trama, aunque también encontramos referencias a Brian De Palma, como la pantalla partida o El fantasma del paraíso. Su argumento echa mano de multitud de recursos dramáticos para engrasar su compleja maquinaria: un concierto imposible, tan generoso en partes instrumentales sin solistas como para permitir al protagonista campar a sus anchas por todos los rincones del teatro durante su ejecución; discursos en los momentos más inapropiados de un concierto, giros ridículos para desviar la atención del malo de la película, etc. Detalles que para el público europeo acostumbrado a asistir a conciertos de música clásica resultarán mucho más ridículos que para el americano, donde muestras espontáneas de entusiasmo y show business son más frecuentes. Pero lo cierto es que si la intención de Mira es mantener al espectador inquieto, lo consigue con creces, en un juego de tensión y juego del gato y el ratón tan efectivo como el que ofreció John Badham en 1995 en A la hora señalada o Joel Schumacher en 2002 en Última llamada. En todo este artilugio la música es fundamental, y en ese sentido hay que decir que Víctor Reyes ha hecho un trabajo ejemplar, recurriendo a elementos muy reconocibles de la iconografía clásica, fundamentalmente Rachmaninoviana, e integrándolos a la perfección en la intriga propuesta, así como generando piezas como la Cinquette de Patrick Godureaux, músico inventado al que incorpora, sólo en carteles, Jack Taylor, americano afincado en el cine y la televisión española, especialmente de género fantástico, y un actor fetiche de Mira. Curiosamente el nombre de Godureaux aparece acreditado en otro ejercicio de cinefilia que nos remite al Van den Budenmayer de las películas de Kieslowski con música de Zbigniew Preisner. No extraña pues que el director haya confiado al compositor de En la ciudad sin límites la banda sonora, y no se haya encargado él mismo de ella, como hizo en The Birthday, su debut tras las cámaras, o en Los cronocrímenes de Nacho Vigalondo.

miércoles, 23 de octubre de 2013

EXHIBICIÓN DE FUERZA EN EL RECITAL DE PIANO DE ALDO DOTTO EN JUVENTUDES MUSICALES

Ciclo de Jóvenes Intérpretes de Juventudes Musicales. Aldo Dotto, piano.
Programa: Sonata Op.110 de Beethoven; Scherzo No.1 Op. 20 de Chopin; Étude pour les arpèges composés de Debussy; Scheherazade de “Máscaras” de Szymanowski; El Albaicín de “Iberia” de Albéniz. Pabellón de Juventudes Musicales en el Parque Mª Luisa,
martes 22 de octubre de 2013

Sede de Juventudes Musicales, antiguo Pabellón Domecq
de la Exposición Iberoamericana de 1929
El primer concierto de esta temporada de Juventudes Musicales de Sevilla tuvo como protagonista al joven Aldo Dotto, un laureado pianista de Lucca (Italia) de disciplina tan férrea como dúctil virtuosismo, en un entorno nostálgico (el coqueto pabellón que la asociación tiene en la Avenida de Don Pelayo del Parque de Mª Luisa se ha quedado anclado en el tiempo y necesita un buen lavado de cara) y con un público en su mayoría fiel y entusiasta.

Con apenas veinticinco años, Dotto arrancó el programa con la penúltima de las sonatas compuestas por Beethoven; una pieza compleja y elocuente que exige rigor académico y espíritu en constante renovación. El joven italiano no estuvo a la altura, especialmente en el último movimiento, centro de gravedad de la pieza, en el que la única improvisación consistió en la continua corrección de la digitación, malogrando también las geniales transiciones entre recitativo y fuga. La insatisfacción del pianista se hizo patente en su expresión y sudoración. Afortunadamente el resto del programa fue otra cosa, en realidad una contundente exhibición de fuerza y demostración de estar buscando un estilo propio, con notas secas, fuertes contrastes y una expresividad todavía en ciernes pero bien intencionada. Con esas credenciales ofreció un vertiginoso y dramático, aunque en ocasiones apresurado, Scherzo de Chopin, lírico en su melódico tema central y virtuoso en la coda.

Igualmente in forte atacó, del habitualmente sutil Debussy, el undécimo de los doce estudios que el autor dedicó precisamente a Chopin. Con texturas también impresionistas, la Scheherazade de Szymanowski, primera de las tres composiciones que integran su Masques Op. 34 (las otras dos están dedicadas a Tristán y Don Juan), contiene un gran número de giros repentinos, a los que Dotto hizo frente con naturalidad y evidente sentido de la musicalidad. Del Albaicín de Albéniz logró extraer todo su encanto evocador y dominar un complejo lenguaje que obliga a realizar un trabajo gimnástico con las manos. Italia dominó las propinas, con una sonata de Scarlatti y el Intermezzo de Manon Lescaut de su paisano Puccini ejecutadas de forma sensible e impecable.
 
Versíón extensa de la crítica publicada en El Correo de Andalucía el 24 de octubre de 2013

domingo, 20 de octubre de 2013

ARRANQUE DE LA PRIMERA TEMPORADA OFICIAL DE LA HISTÓRICA ORQUESTA BÉTICA DE CÁMARA Una ilusión merecedora de mayor atención

1er Concierto de abono de la Orquesta Bética de Cámara. Michael Thomas, director. Programa: « La gruta de Fingal » de Mendelssohn; Entreacto y Ballet de « Rosamunda » de Schubert; Sinfonía nº 7 de Beethoven. Sala Joaquín Turina de la Fundación Cajasol, domingo 20 de octubre de 2013.

Thomas frente a la Bética de Cámara en otro
concierto celebrado en la Sala Joaquín Turina
Ya lo hemos denunciado otras veces: Culturalmente Sevilla es una ciudad de espacios; el cine de autor apenas triunfa al margen del Avenida, de la misma forma que a la música seria le cuesta proyectarse más allá del Maestranza. Sea por su carácter de heredera de la formación que Falla fundó en los años 20, por el esfuerzo y la ilusión que desde hace tres años han demostrado sus maestros y gestores en su recuperación, o la oportunidad de dotar a la ciudad de conciertos sinfónicos matinales para los domingos, la Bética de Cámara merecía una mayor atención por parte del público que la dispensada en el arranque de su tan anhelada temporada de abono. Casi habían más personas sobre el escenario que en el patio de butacas. 

La formación se presentó hace más de un año de la mano de su director, un Michael Thomas de más que probado compromiso y sentido de la responsabilidad, por más que sus limitaciones para la dirección mermen las posibilidades de un conjunto cuyos maestros dan buena muestra de preparación y entusiasmo. Las Hébridas (o La gruta de Figal) es una de las obras en las que Mendelssohn manifiesta su fascinación por la belleza de Escocia; una anticipación evocadora y atmosférica del lenguaje impresionista, que en manos de Thomas resultó impecable formalmente pero rústica en sus transiciones y algo carente de atmósfera y tensión. El tercer entreacto y el segundo ballet son las piezas más populares de la música que Schubert compuso para el drama de Helmina von Chezy Rosamunde, y de la que el conjunto supo extraer su clasicismo dominante, con claro lucimiento de las maderas, a pesar de que in piano la ejecución resultó en cierto modo famélica y desangelada.

A pesar de cierto desequilibrio entre metales y cuerda, la Séptima de Beethoven exhibió ímpetu y mucha energía, acumulando tensión sin menoscabo de su exultante positivismo, sobre todo cuando se atacaba in forte. Al famoso allegretto le faltó lirismo, algo que Thomas derrochó como violín solista en su particular arreglo de la Chanson de matin de Elgar, ofrecida como propina. Como curiosidad, decir que esta pieza la descubrí hace treinta años en la banda sonora de Greystoke: La leyenda de Tarzán, rey de los monos. Más atención y un mayor apoyo permitirán que esta orquesta de connotaciones históricas y nostálgicas crezca como merece, porque eso abundará en el patrimonio musical de una verdadera Ciudad de la Música.

CAPITÁN PHILLIPS Mundos apartes

Título original: Captain Phillips
USA 2013 134 min.
Dirección Paul Greengrass Guión Bill Ray, según el libro “El deber de un capitán: Piratas somalíes, SEALS de la marina y días peligrosos en el mar” de Richard Phillips y Stephan Talty Fotografía Barry Ayckroyd Música Henry Jackman Intérpretes Tom Hanks, Barkhard Abdi, Barkhard Abdirahman, Faysal Ahmed, Mahat M. Ali, Michael Chernus, Catherine Keener, Max Martini, Chris Mulkey, Yul Vázquez, David Warshofsky, Corey Johnson Estreno en España 18 octubre 2013

No es la primera vez que el realizador de El mito de Bourne y El ultimátum de Bourne lleva un hecho real dramático y políticamente comprometido al cine. Lo hizo con Domingo sangriento, United 93 y Green Zone: Distrito protegido. Con la segunda coincide en plantear un secuestro notorio con desenlace frenético y desasosegante en el que ciudadanos anónimos se convierten muy a su pesar en improvisados héroes, pero no al estilo Bruce Willis sino impulsados por un exacerbado afán de supervivencia y una notable dosis de terror e histeria que, lejos de paralizar, obliga a entrar en acción irreflexivamente. Un potencial que quizás la mayoría de los mortales llevamos dentro pero que afortunadamente sólo algunos han tenido que exhibirlo ante unas circunstancias dramáticas y extremas como las que sufre el capitán de este carguero americano víctima de un secuestro por parte de piratas somalíes. En su preámbulo el Capitán Phillips en conversación con su esposa se lamenta de la difícil situación que se ha creado para el futuro de nuestros hijos, por muy preparados que estén. Preocupaciones lógicas de un mundo desarrollado en el que el bienestar social se ha convertido en algo tan común y cotidiano que el peligro de su merma se convierte en preocupación global y de ámbito general. La recreación de un episodio como el que nos cuenta el guionista de Plan de vuelo: Desaparecida, La sombra del poder y Los juegos del hambre, a partir de un libro escrito por el propio protagonista de la odisea, se sirve del estilo verista de Greengrass, tan lejos de los clichés y los tópicos del cine de acción y héroes al que nos tiene acostumbrados Hollywood. Vuelve a brillar su pericia y capacidad para crear una situación llena de tragedia y tensión, como ya demostrara en la excelente United 93, de la que por cierto toma prestado el magnífico tema musical final de John Powell para ilustrar igualmente el desenlace de esta aventura. Pero sobre todo resalta la definición de sus personajes. Los malvados no lo son tanto; son seres famélicos, acuciados por la pobreza y las mafias, y portadores de armas con las que, una vez más, se denuncia el hipócrita sentido de los negocios de occidente. Lo que se llamaría en jerga vulgar, unos pobres diablos. Y el capitán, cuya mayor virtud es llevar hasta las últimas consecuencias sus obligaciones profesionales, lo sabe y lo aprecia. No hay síndrome de Estocolmo ni mucho menos, pero sí una alta conciencia sobre el mundo en el que vivimos y lo apartado que se encuentran unas zonas de otras; privilegios y maldiciones. Antiguamente en las películas de piratas éstos eran héroes románticos que luchaban contra la opresión y la injusticia, generalmente provocadas por los imperios británico y español (ese espectacular y exagerado despliegue de recursos de la marina norteamericana). Con otra caligrafía, Greengrass nos plantea una película de piratas en la que las motivaciones son otras, por mucho que el carguero lleve alimentos de caridad (otra hipocresía del mundo occidental) al Cuerno de África, pero que en el fondo sigue siendo una lucha entre mundos apartes, desiguales, en los que impera la injusticia. Tom Hanks añade otro personaje memorable a una filmografía excepcional, mientras la película, a pesar de su buen pulso y sentido narrativo, se resiente de un metraje excesivo que lastra considerablemente su interés e intención.

sábado, 19 de octubre de 2013

EL QUINTO PODER Equilibrado retrato de un personaje excepcional

Título original: The Fifth Estate
USA-Bélgica 2013 128 min.
Dirección Bill Condon Guión Josh Singer, según los libros “Inside WikiLeaks” de Daniel Domschit-Berg y “The Guardian: WikiLeaks” de David Leigh y Luke Harding Fotografía Tobias A. Schliesser Música Carter Burwell Intérpretes Benedict Cumberbatch, Daniel Brühl, Anthony Mackie, David Thewlis, Alice Vikander, Peter Capaldi, Carice Van Houten, Stanley Tucci, Laura Linney, Dan Stevens, Moritz Bleibtreu
Estreno en España 18 octubre 2013

Al margen de su aportación a la Saga Crepúsculo con Amanecer, la filmografía de Bill Condon, con Dioses y monstruos y Dreamgirls a la cabeza, no ha sufrido ninguna mancha con esta arriesgada crónica sobre el aún reciente y de actualidad asunto de WikiLeaks. Con una original y sorprendente declaración de intenciones al final de la cinta en boca del propio personaje de Julian Assange, interpretado por el británico en alza Benedict Cumberbatch (El topo, Caballo de batalla, Star Trek en la oscuridad y la próxima a estrenarse Doce años de esclavitud), la película de Condon supone un equilibrio entre el retrato del controvertido creador de la red de revelación de secretos de política internacional como un psicópata peligroso y un visionario capaz de cambiar el Mundo, hacer justicia y procurar que nuestra civilización progrese por el camino justo, pero que como todos los genios que a lo largo de la Historia han intentado alguna revolución, ha tenido que pagar su precio. En su caso todavía es pronto para conocer el alcance de ese precio, pero de momento permanece recluido en la embajada de Ecuador en Londres para evitar ser juzgado por unas oportunistas denuncias de abusos sexuales. Acusado de provocar el sacrificio de colaboradores y denunciados, lo cierto es que hasta ahora las únicas víctimas colaterales han sido el soldado/a norteamericano Bradley/Chelsea Manning y el informador de The Guardian y The Washington Post Edward Snowden. Por lo demás Assange aparece como un personaje manipulador y arrogante, pero es el menor de los pecados con los que se puede definir a alguien capaz de darle un nuevo sentido, mucho más amplio y trascendental a la palabra “información”. Su misión es abrirnos los ojos e invitarnos a ser dueños de nuestras vidas y nuestros destinos, impidiendo abusos y manipulaciones por parte de la clase política y económica, la misma que está empobreciendo el Mundo y sustrayéndole paulatinamente derechos y libertades. En la era de la informática y la información, ésta en manos de un periodismo cada vez menos combativo y rebelde, las herramientas están claras y usarlas sólo depende de nuestra voluntad. Condon sugiere esto y otras cosas a partir del libro del presunto traidor y ex colaborador de Assange, el alemán Daniel Domschit-Berg, incorporado por Daniel Brühl en un año en el que pisa fuerte en Hollywood tras su extraordinario duelo en Rush de Ron Howard. Realizada con brío y glamour, variadas ambientaciones y una puesta en escena centrada muy especialmente en una Europa cibernética, que combina tradición y modernidad, el pulso narrativo de Condon se resiente algo en su tramo final, que se antoja más cansino y menos comprometido, a pesar de lo cual deja una saludable sensación de plantear cuestiones y hacernos debatirlas, sin decantarse por posturas extremas. Ni es un mesías ni un monstruo, pero de vez en cuando el Mundo necesita gente así. Los demás, incluido el informático Domschit-Berg, una parlamentaria finlandesa o destacados responsables del periódico inglés The Guardian, aparecen como colaboradores necesarios de la empresa, apóstoles de la causa, unos por motivos oportunistas, otros por convicción, pero sin en ningún momento hacerle sombra al verdadero artífice de la cruzada. Si además la película ofrece la posibilidad de volver a disfrutar de la presencia siempre estimulante de Laura Linney y de una trepidante banda sonora de Carter Burwell, la experiencia merece aún más la pena.

jueves, 17 de octubre de 2013

MÚSICA Y ESPIRITUALIDAD EN EL VI CICLO DE ÓRGANOS HISTÓRICOS DE SEVILLA

VI Edición Órganos Históricos de Sevilla. Johannes Skudlik, órgano. Programa: Obras de Sweelinck, Erbach, Kobrich, Kerll, C.P.E. Bach y J.S. Bach.
Iglesia de San Isidoro, miércoles 16 de octubre de 2013

La celebración del sexto ciclo de Órganos Históricos de Sevilla en esta época de crisis sitúa a la ciudad, según su director Miguel Ángel García, como superviviente y piedra angular en este tipo de celebraciones en nuestra geografía. Tras un original concierto de inauguración el pasado viernes en torno a la leyenda de Maese Pedro de Bécquer a cargo del propio García, y otro el domingo en San Clemente, el miércoles la cita prosiguió con el maestro organista y director de orquesta alemán Johannes Skudlik.

El evento es un lujo para el público, para el artista que tiene la oportunidad de tocar en instrumentos de extrema calidad, y para éstos, en manos de maestros del calibre del que nos ocupa. En este caso se trata de una pieza construida por el organero portugués José Antonio Morón en 1785 para la Iglesia de San Isidoro. Su rehabilitación en 2002 permitió hallar una serie de cartas personales del artífice que han ayudado a conocer las condiciones de trabajo de estos artistas y sus relaciones entre ellos, tal como atestigua el también organista Pedro Luengo Gutiérrez.

Johannes Skudlik
El virtuosismo técnico y la exquisita pulsación del intérprete alemán nos permitió disfrutar de la austera y refinada espiritualidad del holandés Jan Pieterzoon Sweelinck, uno de los primeros grandes compositores europeos para el teclado; la inocencia implícita en la Canzon a 4 de Christian Erbach, autor imprescindible en el desarrollo del instrumento en el S. XVII; la ceremoniosa versatilidad hoy indiscutible de Johann Anton Kobrich; y la emoción in crescendo de la Passacaglia de Johann Kaspar Kerll; para culminar con el clasicismo incipiente de Carl Philipp Emanuel Bach y la inconfundible solemnidad, grandiosa, compleja y vigorosa, de su padre.  El ciclo se extiende hasta el sábado 26 de este mes, en espacios tan singulares como la Iglesia de San Lorenzo, el Convento de Sta. María del Socorro y la Basílica del Gran Poder, según programa que se puede consultar en la web del Instituto de la Cultura y Artes de Sevilla.

Versión extendida de la crítica publicada en El Correo de Andalucía el 20 de octubre de 2013

miércoles, 16 de octubre de 2013

EL MÉDICO ALEMÁN La maldad oculta

Título original: Wakolda
Argentina-Francia-España-Noruega 93 min.
Guión y dirección Lucía Puenzo Fotografía Nicolás Puenzo Música Daniel Tarrab, André Goldstein y Laura Zisman Intérpretes Álex Brendemühl, Alan Daicz, Natalia Oreiro, Florencia Bado, Diego Peretti, Guillermo Pfening, Elena Roger
Estreno en España 11 octubre 2013

Un año antes de morir en 1979, el doctor Joseph Mengele, uno de los más terribles y despiadados criminales del nazismo, en cuyas manos fueron carne de tortura, muerte y experimentación miles de judíos en Auschwitz, fue protagonista de una ficción cinematográfica en Los niños del Brasil, dirigida por Franklin J. Schaffner, con Gregory Peck como el terrible doctor nazi y Laurence Olivier como un sosías de Simon Wiesenthal, famoso cazador de nazis que jamás logró alcanzarlo. El film contenía además una excelente banda sonora de Jerry Goldsmith nominada al Oscar. Treinta y cinco años después la polifacética novelista, guionista y realizadora argentina Lucía Puenzo, hija de Luis Puenzo, director de la oscarizada La historia oficial (1985), retoma el personaje real para introducirlo en una ficción más posible que la propuesta por Schaffner, pero definitivamente con menos garra y poder de seducción. El actor catalán Álex Brendemühl ofrece uno de sus registros mejor resueltos, junto a su caracterización de asesino en serie en Las horas del día de Jaime Rosales. La suya es una interpretación llena de matices y miradas tan amenazadoras como perturbadoras, sin excesos ni sobreactuaciones. Pero no es suficiente para generar el desasosiego y la angustia que una presencia como la suya debe suscitar en un entorno familiar tan simple como generoso. Puenzo parece más interesada en plasmar una realidad histórica, la de su país cuando acogió cientos de criminales evadidos de la justicia posterior a la Segunda Guerra Mundial, y que reprodujo en algunos paisajes de Argentina, como por ejemplo éste del lago Nauel Huapi, los incomparables marcos alemanes y austriacos; si bien algunos detalles de ambientación resultan manifiestamente erróneos (los vehículos están más próximos a los 70 que a los pretendidos principios de los 60). O puede que la realizadora carezca de temperamento y garra para ofrecer un espectáculo de intriga y emoción como el que requiere la interesante premisa de la que parte la trama, en la que una niña con problemas de crecimiento se convierte en muñeca (la Wakolda del título original) sobre la que Mengele ve la oportunidad de seguir disfrutando de sus prácticas experimentales. Ni una estética que en cierto modo recuerda al universo Hitchcockiano consigue un film medianamente inquietante, mientras la banda sonora se antoja absolutamente inconveniente e inadecuada.

THÉRÈSE D. Revisión fría y académica de un clásico del cine y la literatura

Título original: Thrérèse Desqueyroux
Francia 2012 110 min.
Dirección Claude Miller Guión Claude Miller y Natalie Carter, según la novela de François Mauriac Fotografía Gérard de Battista Música Matthieu Alvado Intérpretes Audrey Tautou, Gilles Lellouche, Anaïs Demoustier, Catherine Arditi, Isabelle Sadoyan, Francis Perrin, Jean-Claude Calon, Stanley Weber
Estreno en España 20 septiembre 2013

Entre finales de los 50 y principios de los 60 el director francés Georges Franju realizó una serie memorable de películas de corte dramático y criminal en las que diseccionaba la perversión humana en un entorno aburguesado y generalmente provinciano. De ellas sobresalen las cuatro a las que puso música Maurice Jarre antes de dar el salto a Hollywood con Lawrence de Arabia. Nos referimos a La cabeza contra la pared, Los ojos sin rostro, Judex y Relato íntimo, que es como se tituló en España su adaptación del clásico del premio Nobel François Mauriac Thérèse Desqueyroux, a la que dio vida una espléndida Emmanuelle Riva, que ha conocido su punto más álgido de popularidad precisamente ahora con Amor, y le dio réplica un no menos extraordinario Philippe Noiret. Nadie hasta Claude Chabrol supo diseccionar como Franju la miseria humana en un entorno provinciano y decadente, y Claude Miller no es la excepción. Con una carrera desigual a sus espaldas, cuyo título más significativo es su adaptación de un guión de Truffaut en La pequeña ladrona (1988), Miller falleció antes de ver estrenada ésta su obra póstuma. Su caligrafía académica y detallista no sirve para ofrecer lo que la novela y la película de 1962 sí ofrecían, un estudio inquietante sobre la ambigüedad y la desintegración moral de una mujer atrapada en un mundo que le es hostil y del que pretende escapar, especialmente cuando por azar de la vida conoce el espíritu libre y rebelde del joven enamorado de su mejor amiga. Miller se limita a retratar espacios y rostros, dotando al conjunto de una línea narrativa convencional y anodina que no ayuda a generar inquietud en el espectador (Franju optó por un largo flashback que ponía al público sobreaviso de que algo terrible habría de ocurrir). No ayuda la interpretación esforzada pero inadecuada de Audrey Tautou, cuya edad se revela además aún más inapropiada, sobre todo si la comparamos con la juventud de Anaïs Demoustier, que interpreta a su amiga de toda la vida y de similar edad.

lunes, 14 de octubre de 2013

EL MAYORDOMO Setenta años no son nada

Título original: The Butler
USA 2013 132 min.
Dirección Lee Daniels Guión Danny Strong, según un artículo de Will Haygood Fotografía Andrew Dunn Música Rodrigo Leâo Intérpretes Forest Whitaker, Oprah Winfrey, David Oyelowo, Elijah Kelley, Cuba Gooding jr., Yaya Alafia, Terrence Howard, Lenny Kravitz, Mariah Carey, Alex Pettyfer, Vanesa Redgrave, Robin Williams, James Marsden, Minka Kelly, Liev Schreiber, John Cusack, Alan Rickman, Jane Fonda
Estreno en España 11 octubre 2013

Este año (frase publicitaria muy de moda en los últimos tiempos, aunque inadecuada en nuestro idioma para sus propósitos) Hollywood se ha empeñado en destrozar la Casa Blanca (Objetivo: La Casa Blanca, protagonizada curiosamente por Geraldo el Mayordomo, y Asalto al poder), y a la vez han honrado a sus presidentes; Spielberg a Lincoln y Daniels a Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, aunque éste como era obvio no sale muy bien parado, y Reagan, que está retratado con mucha complacencia; curiosamente Truman, que precedió a Ike, la abandonó para rehabilitarla ante el aspecto tan deplorable y peligroso que presentaba, aunque no hubiera sido invadida por extraterrestres ni terroristas. Ford y Carter sólo aparecen en imágenes de archivo, mientras tras una elipsis que abarca a Clinton y los Bush (al hijo lo destrozó Oliver Stone en W., inédita entre nosotros), Obama, cuya imagen sólo aparece en carteles de campaña, sirve para enmarcar la historia y convertirse en reflejo palpable del éxito de la lucha por los derechos civiles en Norteamérica, porque éste es el tema principal de la película. Algunos esperábamos una comedia velada sobre los entresijos de la política estadounidense en los últimos setenta años, a través de la mirada extrañada e inocente de un mayordomo de color. Esperábamos inmiscuirnos en tan ilustre edificio, como hacíamos también este año en el Palacio del Eliseo de la mano de Catherine Frot en La cocinera del presidente. Nos topamos sin embargo con una aseada y academicista biografía de un señor y su familia que observa el avance del afroamericano en su país desde la opresión más absoluta en los años veinte sureños hasta la llegada a la Casa Blanca del primer presidente de color, pasando por las gravísimas y cruentas revueltas callejeras de finales de los años sesenta, para alcanzar así la moraleja de que en América todo es posible, y de que en sólo esos setenta años el respeto por los derechos humanos ha evolucionado a salto de dragón. Nunca está de más recordar la barbarie, la infamia y el deshonor, aunque creamos que ya lo sabemos todo porque nos lo han contado muchas veces. Muchas nunca es suficiente, la memoria histórica es imprescindible para la educación de nuestros menores, para no olvidar nunca a dónde no debemos volver jamás. El problema es que creíamos que, independientemente de los logros dramáticos de sus películas, Lee Daniels era un director más moderno y sofisticado (así lo exhibían Precious y El chico del periódico), cuando de repente nos encontramos con esta película tan clásica y ordenadita, donde la mano de su escritor, proveniente de la televisión (como escritor y actor) se nota en un aspecto más televisivo (de lujo, eso sí) que cinematográfico. Decepciona también la caricaturización a la que han sido reducidos los presidentes aludidos, y el hecho de que finalmente para la trama de la película resulte poco relevante si el protagonista trabaja en la casa presidencial o sirviendo en cualquier otro sitio. Nos quedamos con el resplandeciente ramillete de estrellas del cine y la canción, incluida Oprah Winfrey, recuperada para el cine tras descubrirla en El color púrpura; nos quedamos también con su dominio del entretenimiento y, al margen del recordatorio necesario al que hacíamos mención, con mensajitos tan didácticos y estimulantes como ese que reza que la palabra negro no debe usarse por todo el vertido de rabia y odio que se ha vertido sobre ella, de la misma manera que tampoco debemos usar otras como maricón.

domingo, 13 de octubre de 2013

THE BLING RING Pijas y chorizas

USA 2013 90 min.
Guión y dirección Sofia Coppola, según un artículo de Nancy Jo Sales Fotografía Harry Savides y Christopher Blauvelt Música Brian Reitzell y Daniel Lopatin Intérpretes Katie Chang, Israel Broussard, Emma Watson, Taissa Farmiga, Leslie Mann, Claire Julien, Georgia Rock, Gavin Russdale, Carlos Miranda Estreno en España 11 octubre 2013

Para su quinto largometraje como realizadora (Las vírgenes suicidas, Lost in Translation, María Antonieta y Somewhere lo preceden), Sofia Coppola vuelve a fijar la mirada en la superficialidad de Hollywood, como ya hiciera en su anterior película a partir del análisis de una estrella del cine, a quien daba vida Stephen Dorff, y su incapacidad para asumir responsabilidades. Esta vez nos ofrece una crónica de las andanzas de un grupo de niñatas pijas y carentes de valores, acompañadas de su amigo gay, que hace algunos años se dedicaron a desvalijar casas de famosos. Llama la atención cómo eligen a sus víctimas no en función de sus méritos artísticos, algo que seguramente desconocen, sino a partir de su ránking de celebridad por aparecer en la prensa sensacionalista; por eso van de Paris Hilton a Lindsay Lohan pasando por Megan Fox, Orlando Bloom, Demi Moore y Ashton Kuchner. En un principio la empresa rezuma gracia, dejando entrever la sociedad materialista y consumista en la que se mueven, y que es a otro nivel la que nos han obligado a adoptar en el resto del mundo occidental. Las nuevas catedrales son los centros comerciales, y estas pijas chorizas van de compras a los templos modernos del glamour y la vanidad, buscando por supuesto la marca, independientemente del buen o mal gusto. El problema es que las andanzas de la pandilla, rodada muy al estilo de la autora, entre lánguido y susurrante, son divertidas y originales hasta que se tornan repetitivas, al margen de lo sorprendentemente convencional que resulta que estas celebrities vivan a puertas abiertas (o fáciles de burlar) y sin medidas de seguridad. El nivel de prensa amarillista que denuncia la cinta se evidencia incluso en el artículo que le sirve de base, escrito para Vanity Fair. Se echa en falta conocer más de la vida rutinaria de las chicas, pero lo cierto es que la función tiene su gracia, y Coppola la rueda con soltura y estilo, glamour y mucho sentido del humor, cameos incluidos de amigas como Kirsten Dunst. Dedicada al director de fotografía Harris Savides, fallecido mientras rodaba esta película y colaborador en varias cintas de Woody Allen, Ridley Scott, Gus Van Sant, Martin Scorsese y la propia Sofia Coppola. Respecto al título de la película, se podría traducir como El anillo ostentoso, aunque en algunos países de Hispanoamérica se conoce como Los ladrones de la fama. A colación de fama, hace sólo treinta años una serie de televisión advertía que para conseguirla había que esforzarse mucho y trabajar duro… Y ahora fíjense cómo se enseña a adquirirla, y si no que se lo pregunten al Gran Hermano y similares.

PRISIONEROS La ira de Dios

Título original: Prisoners
USA 2013 153 min.
Dirección Denis Villenueve Guión Aaron Guzikowski Fotografía Roger Deakins Música Jóhann Jóhannsson Intérpretes Hugh Jackman, Jake Gyllenhaal, Paul Dano, Melissa Leo, Viola Davis, Maria Bello, Terrence Howard, Dylan Miente, Erin Gerasimovich, Kyla Drew Simmons, Zoe Borde, Wayne Duvall, Len Cariou, David Dastmalchian Estreno en España 11 octubre 2013

El salto a Hollywood del realizador canadiense francófono Denis Villenueve, tras el éxito y la nominación al Oscar cosechados por Incéndies, se revela como última gran película sobre psicópatas en serie, recuperando el estilo que propició Seven de David Fincher hace dos décadas. Las desapariciones de niños facilitan una mayor perversidad y un ambiente más enrarecido en películas de este género, si bien para lograrlo tienen que estar bien planteadas y mejor desarrolladas. Villenueve lo consigue con un thriller sólido y asfixiante, definiendo desde el primer instante, a través de la figura central del padre al que da vida sensacionalmente Hugh Jackman, la bestia que llevamos dentro y que más aflora conforme más extremistas somos dentro de una comunidad, y la religión, de cualquier signo, potencia estas actitudes cuando se comulga con excesos. Una oración, un rifle y una víctima nos ponen en alerta y sirven de preámbulo para la trama que se va a desencadenar a continuación, y en la que los verdugos no sólo son los psicópatas que alteran la paz familiar, sino también las víctimas que ejercen la justicia arbitraria y caprichosamente. Villenueve se centra en denunciar el peligro de soltar la bestia en nuestro interior, a la vez que genera una metáfora sobre la violencia que se ejerce en nombre de Dios y la religión. Y en medio de todo eso encontramos el árbitro necesario para dar equilibrio y estabilidad al orden que hemos creado para posibilitar una convivencia segura y placentera, y que en esta ocasión interpreta también de forma extraordinaria Jake Gyllenhaal. Dos horas y media de entretenimiento intenso, de preguntas muchas de ellas sin respuesta, de examen a nuestras conciencias y de buen cine dirigido con buen pulso y con un guión metódico y modélico, obra de Aaron Guzikonski (Contrabando), que por una vez en la historia del thriller moderno no echa mano de entramados laberínticos, aunque el laberinto en sí sea parte del argumento del film.

CANÍBAL El corazón del demonio

España 2013 117 min.
Dirección Manuel Martín Cuenca Guión Manuel Martín Cuenca y Alejandro Hernández, libremente inspirado en la novela de Humberto Arenal Fotografía Pau Esteve Birba Intérpretes Antonio de la Torre, Olimpia Melinte, Alfonsa Rosso, Manolo Solo
Estreno 11 octubre 2013

El director almeriense Manuel Martín Cuenca explora relaciones románticas en entornos singulares. En La flaqueza del bolchevique era una investigación criminal, en La mitad de Óscar un reencuentro entre hermanos. Ahora va más allá, ambientando el romanticismo en una truculenta historia protagonizada por un asesino que se come a sus víctimas, hermosas mujeres por las que siente una fuerte atracción. Su profesión, sastre, le obliga a vestir elegantemente; su residencia, Granada, condiciona una fuerte relación con la Iglesia, a través de sus servicios para cofradías y parroquias, algo que se potencia ya desde el cartel publicitario a modo de Piedad. Así se va tejiendo su definición y vamos conociendo su controvertido y contradictorio perfil. Lo tiene todo controlado para dar rienda suelta a su insaciable apetito, hasta que surge algo que no puede dominar y que perturba su particular orden de las cosas. No son pocos los directores que sucumben a la fascinación que provoca el clásico de Hitchcock Vértigo, y aquí Cuenca parece adherirse a esa corriente incluyendo en la trama dos hermanas rumanas, una rubia y la otra morena (en alguna ocasión incluso viste una rebeca de color lila); pero el caníbal no ejerce de pigmalión de la segunda, sino que nos encontramos ante una versión en negativo de la fascinación que sentía James Stewart por Madeleine. Aquí es al revés, siente más bien animadversión por la atrevida y extrovertida rubia, mientras su hermana, morena y mucho más discreta, lo desorienta, mostrándolo como un ser con sentimientos, capaz de amar y de sentir, lo que en su calculada existencia es un inconveniente. Con ritmo pausado y una estética cuidada hasta el último detalle, con esa Granada que funciona como la inevitable ciudad de provincias en la que esos instintos criminales y malsanos parecen aflorar con más facilidad y de forma más siniestra; y una fotografía preciosista que saca el máximo provecho de los paisajes helados que simbolizan el alma fría del protagonista, a la que su víctima propiciatoria intentará dar algo de calor. Pero el apetito no tiene límites, y las situaciones para saciarlo revelan a un realizador dotado para poner en escena situaciones llenas de tensión y extrema crueldad.

jueves, 10 de octubre de 2013

EL CIELO INOCENTE DE LA 4ª DE MAHLER EN VERSIÓN DE CÁMARA DE HALFFTER Y LA ROSS

Concierto de apertura del Curso Académico de la Universidad de Sevilla
Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Pedro Halffter, direcciónPrograma: Sinfonía nº 4 de Mahler en versión para orquesta de cámara de E. Stein. Miércoles 9 de octubre de 2013, Auditorio ETS Ingeniería

Inmaculada Águila
Mahler compuso su cuarta sinfonía unos años después de la tercera, y sin embargo la estrenó antes; resulta paradójica la mala acogida que tuvo en su momento, frente a la popularidad alcanzada más recientemente. Pero más curioso resulta aún el hecho de que fuera despreciada y devaluada por algunos críticos como música más apropiada para salones tipo Moulin Rouge que para salas de concierto, teniendo en cuenta que la versión ofrecida por Halffter y la Sinfónica en este ya tradicional concierto de inauguración del curso universitario fue precisamente la de cámara, para sólo catorce músicos, lo que le acerca más a esos salones de fiesta a los que hicieron referencia sus detractores. Un aperitivo frente a la versión original que interpretará dentro de exactamente un mes en la temporada de abono de la orquesta, este año especialmente centrada en el compositor bohemio.
 
La cuarta es en sí misma una reducción del estilo sinfonista que cultivaba su autor. Un punto de inflexión respecto a las otras tres sinfonías anteriores, más largas y densas. A su carácter pastoral hay que añadirle un sentido más agudo de las proporciones y en general un acabado más concentrado, con temas y estructuras más simplificadas, pero conservando esa ambigüedad e inestabilidad sentimental que caracteriza la obra de Mahler, entre sereno e irónico. Aspectos que quedan más acentuados en la versión para conjunto de cámara que realizó Erwin Stein dos décadas después de su composición por encargo de la Verein für Musikalische Privatauffuhrüngen (Sociedad para Interpretaciones Privadas de Música), por su detallismo y por entroncar con el universo de Schöenberg, de quien Stein fue pupilo. El lied Das himmlische Leben (La vida celestial), extraído de la colección Das Knaben Wunderhorn, que sirve de material temático al cuarto movimiento de esta sinfonía, da la pauta de las intenciones de esta obra, retratar la visión inocente que tiene un niño del cielo, el paraíso al que van destinadas las almas puras tras la muerte, obsesión permanente en el artificio musical del autor.
 
Halftter, al frente de un selecto puñado de maestros de la Sinfónica, entre los que no podían faltar Dirk Vanhuyse (cello), Vladimir Dmitrenco y Éric Crambes (violines), Sarah Roper y Sarah Bishop (oboes), Juan Ronda (flauta) y Tatiana Postnikova (piano y celesta) entre otros, acertó en recrear ese espíritu infantil e inocente que informa la página, lo que en cierto modo la convierten en una de sus composiciones más joviales. Su interpretación acentuó más aún ese carácter neoclásico que absorbió la pieza en manos de Stein, llegando incluso a presentar como una pantomima su segundo movimiento, si bien el solo de violín presuntamente estridente no consiguió conducirnos figuradamente a la muerte, faltándole el carácter irónico que precisa. El tercer movimiento sí exhibió su carácter ensoñador, con un fraseo natural y unas texturas cristalinas, el acento justo de pasión y un marcado lirismo ya habitual en el maestro madrileño, que para la ocasión se hizo acompañar de un segundo piano que apenas aprovechó. La soprano granadina Inmaculada Águila, a quien vimos interpretando a Kate Pinkerton en Madame Butterfly en el Maestranza, resolvió el hermoso cuarto movimiento con una voz pequeña pero bien entonada y de muy agradable timbre, marcando el carácter celestial, sobrenatural, que alcanza la obra en esa mágica culminación. La repetición del movimiento como propina sirvió para resolver algunas imperfecciones que tuvo la joven en el ecuador de la pieza en su primera interpretación, especialmente en los graves y los pianissimi.

miércoles, 9 de octubre de 2013

GLORIA Marcha para el esqueleto

Chile-España 2013 110 min.
Dirección Sebastián Lelio Guión Sebastián Lelio y Gonzalo Maza Fotografía Benjamín Echazarreta Intérpretes Paulina García, Sergio Hernández, Diego Fontecilla, Fabiola Zamora, Coca Guazzini, Hugo Moraga, Alejandro Goic, Liliana García
Estreno en España 4 octubre 2013

Hasta ahora no se le había prestado atención en nuestro país al cine personal y desgarrado de Sebastián Lelio. El Oso de Plata a la mejor actriz en el Festival de Berlín y el paso de la película por la sección Perlas del Festival de San Sebastián han levantado el interés por ese cine particular e incisivo que cultiva el realizador chileno. Como tantas otras mujeres, y hombres, en edad madura y con un fracaso sentimental, o sencillamente una pérdida, tras la espalda, Gloria se lanza a la persecución de la única vía posible para encontrar la felicidad emocional en esta vida de reglas y directrices que nos hemos impuesto. Ya sea a través de Internet, o de agencias de búsqueda de pareja, o simplemente dejándose caer por la sala de baile para carrozas de turno, muchos y muchas se lanzan irreflexivamente a la búsqueda de alguien con quien pasear de la mano, desfogarse sexualmente y comenzar una nueva vida. Con momentos cotidianos de la vida de esta mujer rozando los sesenta años, la vamos conociendo, acercándonos a ella y empatizando con sus comportamientos y anhelos. A través de una serie de símbolos que el guión va colocando en su camino iremos descubriendo junto a ella que otros caminos son posibles, que el orden no siempre es lo más adecuado, y que para divertirse y darle marcha al esqueleto podemos echar mano de otras alternativas, distintas de las que nos han impuesto para adocenarnos, domesticarnos y aborregarnos. Gloria lo irá descubriendo poco a poco, entre canción y canción, encuentros familiares y paciencia con los desconocidos; y nosotros lo iremos descubriremos también con ella… bueno, algunos lo hicimos hace tiempo. Y para todo eso cuenta con una sensacional interpretación de la actriz Paulina García, una notable dosificación de la información y los recursos, y una serie de puntos de inflexión que irán despertando simpatías y fobias en el espectador. Por cierto, ¿por qué tanta gente busca en el cine que hablen de ellos? Gloria es tan estimulante y reveladora para cualquier tipo de gente como lo es para parejas maduritas que pasean cogiditos de la mano, y sin embargo son éstas las que abundaban en la sala.