domingo, 20 de octubre de 2013

CAPITÁN PHILLIPS Mundos apartes

Título original: Captain Phillips
USA 2013 134 min.
Dirección Paul Greengrass Guión Bill Ray, según el libro “El deber de un capitán: Piratas somalíes, SEALS de la marina y días peligrosos en el mar” de Richard Phillips y Stephan Talty Fotografía Barry Ayckroyd Música Henry Jackman Intérpretes Tom Hanks, Barkhard Abdi, Barkhard Abdirahman, Faysal Ahmed, Mahat M. Ali, Michael Chernus, Catherine Keener, Max Martini, Chris Mulkey, Yul Vázquez, David Warshofsky, Corey Johnson Estreno en España 18 octubre 2013

No es la primera vez que el realizador de El mito de Bourne y El ultimátum de Bourne lleva un hecho real dramático y políticamente comprometido al cine. Lo hizo con Domingo sangriento, United 93 y Green Zone: Distrito protegido. Con la segunda coincide en plantear un secuestro notorio con desenlace frenético y desasosegante en el que ciudadanos anónimos se convierten muy a su pesar en improvisados héroes, pero no al estilo Bruce Willis sino impulsados por un exacerbado afán de supervivencia y una notable dosis de terror e histeria que, lejos de paralizar, obliga a entrar en acción irreflexivamente. Un potencial que quizás la mayoría de los mortales llevamos dentro pero que afortunadamente sólo algunos han tenido que exhibirlo ante unas circunstancias dramáticas y extremas como las que sufre el capitán de este carguero americano víctima de un secuestro por parte de piratas somalíes. En su preámbulo el Capitán Phillips en conversación con su esposa se lamenta de la difícil situación que se ha creado para el futuro de nuestros hijos, por muy preparados que estén. Preocupaciones lógicas de un mundo desarrollado en el que el bienestar social se ha convertido en algo tan común y cotidiano que el peligro de su merma se convierte en preocupación global y de ámbito general. La recreación de un episodio como el que nos cuenta el guionista de Plan de vuelo: Desaparecida, La sombra del poder y Los juegos del hambre, a partir de un libro escrito por el propio protagonista de la odisea, se sirve del estilo verista de Greengrass, tan lejos de los clichés y los tópicos del cine de acción y héroes al que nos tiene acostumbrados Hollywood. Vuelve a brillar su pericia y capacidad para crear una situación llena de tragedia y tensión, como ya demostrara en la excelente United 93, de la que por cierto toma prestado el magnífico tema musical final de John Powell para ilustrar igualmente el desenlace de esta aventura. Pero sobre todo resalta la definición de sus personajes. Los malvados no lo son tanto; son seres famélicos, acuciados por la pobreza y las mafias, y portadores de armas con las que, una vez más, se denuncia el hipócrita sentido de los negocios de occidente. Lo que se llamaría en jerga vulgar, unos pobres diablos. Y el capitán, cuya mayor virtud es llevar hasta las últimas consecuencias sus obligaciones profesionales, lo sabe y lo aprecia. No hay síndrome de Estocolmo ni mucho menos, pero sí una alta conciencia sobre el mundo en el que vivimos y lo apartado que se encuentran unas zonas de otras; privilegios y maldiciones. Antiguamente en las películas de piratas éstos eran héroes románticos que luchaban contra la opresión y la injusticia, generalmente provocadas por los imperios británico y español (ese espectacular y exagerado despliegue de recursos de la marina norteamericana). Con otra caligrafía, Greengrass nos plantea una película de piratas en la que las motivaciones son otras, por mucho que el carguero lleve alimentos de caridad (otra hipocresía del mundo occidental) al Cuerno de África, pero que en el fondo sigue siendo una lucha entre mundos apartes, desiguales, en los que impera la injusticia. Tom Hanks añade otro personaje memorable a una filmografía excepcional, mientras la película, a pesar de su buen pulso y sentido narrativo, se resiente de un metraje excesivo que lastra considerablemente su interés e intención.

No hay comentarios:

Publicar un comentario