domingo, 29 de diciembre de 2013

EL MÉDICO Cine épico y tradicional ideal para las fiestas

Título original: The Physician
Alemania 2013 150 min.
Dirección Philip Stölzl Guión Jan Berger, según la novela de Noah Gordon Fotografía Hagen Bogdanski Música Ingo Ludwig Frenzel Intérpretes Tom Payne, Ben Kingsley, Emma Rigby, Stellan Skarsgard, Olivier Martínez, Michael Gibson, Elyas M’Barek, Stanley Townsend Estreno en España 25 diciembre 2013

Una producción alemana con vocación internacional según los cánones del cine épico e histórico tradicional que ya han probado otras cintas europeas como El perfume y Ágora. La celebérrima y exitosísima novela de Noah Gordon sufre en manos del guionista y el realizador una metamorfosis considerable, manteniendo la línea básica argumental pero cambiando prácticamente todo lo demás, incluido el origen de la joven de quien se enamora el protagonista o gran parte de los avatares que sufre éste en su viaje físico y emocional hacia el conocimiento, la ciencia y el saber. Si Gordon se preocupaba más por confrontar religión y ciencia, la película se centra más en la convivencia imposible entre judíos, musulmanes y cristianos ya en tiempos de la Edad Media, potenciando sus diferencias, odios y rencores sin reflexionar sobre el hecho de que durante mucho tiempo las tres culturas supieron coexistir en paz y armonía. Es evidente que la intención es establecer un parangón entre aquella época y el actual y eterno conflicto entre judíos y palestinos. De hecho los primeros aparecen como personas cultas y sabias, ávidos de conocimiento y adalides del progreso científico, mientras los árabes deambulan entre el refinamiento y la intolerancia pero siempre con el estigma de Alá como obstáculo y cortapisa. Si bien los que peor parados salen son los cristianos, atrasados, desorientados y generalmente sumidos en la miseria. Al margen de este universo que plasma la película, en detrimento de temas y aspectos más afines al original literario, la cinta cumple su cometido de entretener al estilo de las grandes superproducciones del pasado, regalándonos de paso la satisfacción de volver a disfrutar de estas propuestas típicamente navideñas (o de Semana Santa) en pantallas grandes y con sofisticados recursos técnicos y estéticos.

ISMAEL Manual casero de traumas e incapacidades

España 2013 117 min.
Dirección Marcelo Piñeyro Guión Marcelo Piñeyro, Verónica Fernández y Marcelo Figueras Fotografía Xavi Giménez Música Xavier Limón Intérpretes Mario Casas, Belén Rueda, Larsson do Amaral, Sergi López, Ella Kweku, Juan Diego Botto, Mikel Iglesias Estreno 25 diciembre 2013

El director argentino Marcelo Piñeyro (Plata quemada, Kamchatka), que ya trabajó antes para el cine español (El método), nos presenta ahora un drama de cámara que nos cuenta la improbable historia de un niño de ocho años que se convierte en catalizador de los traumas y heridas de un grupo de adultos tras tomar la atrevida decisión de viajar de Madrid a Barcelona para conocer a su verdadero padre. Ambientada en la Costa Brava y en el transcurso de un sólo día, su atractivo reparto, muy especialmente la excepcional Belén Rueda, por primera vez interpretando a una convincente abuela moderna, enérgica y luchadora, se convierte en su principal reclamo, mientras el aspecto angelical (según la canción de Machín) del niño consigue no chirriar en absoluto. Aunque los diálogos son fluidos y el ritmo adecuado, sus propuestas naufragan desde el momento en que pretende convertirse en manual de ayuda psicológica frente a un grupo de personas a cual más tarada. Mario Casas no consigue repetir la fortuna que acarició con su anterior trabajo dramático en La mula, pero en conjunto la apuesta, decididamente sentimental y amable, logra al menos entretener, gracias también a una luminosa fotografía y una puesta en escena tranquila y relajada.

viernes, 27 de diciembre de 2013

NYMPHOMANIAC VOL.1 El triunfo de los puritanos

Dinamarca 2013 120 min.
Guión y dirección Lars von Trier Fotografía Manuel Alberto Claro Intérpretes Charlotte Gainsbourg, Stellan Skarsgard, Stacy Martin, Shia LeBeouf, Connie Nielsen, Uma Thurman, Christian Slater, Jesper Christensen, Hugo Speer, Sophie Kennedy Clark Estreno en España 25 diciembre 2013

Capaz de grandes y sorprendentes películas, como Europa, Bailar en la oscuridad, Dogville, Manderlay y Melancolía, a pesar de pestiños como Los idiotas o El jefe de todo esto y espectáculos discutibles como Anticristo, Lars von Trier se puede permitir autoconsiderarse un genio, aunque a veces nos turbe con engendros como éste. Trier ya trató el tema de la promiscuidad sexual en la sublime Rompiendo las olas hace casi veinte años, y como ahora con la religión como telón de fondo y objeto de análisis. Pero allí Emily Watson se entregaba desesperadamente al sexo con hombres de toda condición por amor a su esposo y como ofrenda de sacrificio a Dios. Las creencias de este danés universal, tan proclive al temor a la divinidad como entregado a su grandeza y misterio, como tantos otros cineastas y artistas del norte de Europa, se reflejaban con inusitada capacidad de fascinación en esa rotunda y estremecedora crónica de una mártir en toda regla. Escocia era el paisaje y lo es también en esta nueva aproximación al sexo compulsivo, pero esta vez tratado desde el prisma frívolo del mero placer de la carne, aunque siempre con la religión como estigma. Y es que Trier condena a su protagonista, la culpabiliza y la hace sentirse pecaminosa por el mero hecho de follar a doquier. Al sustraerla del amor la condena a la insensibilidad y poco a poco va moralizando sobre un tema que tanto ha costado superar en los distintos estratos de la sociedad moderna. Encima se entrega a un ejercicio tan gratuito y pretencioso como comparar el sexo con artes como la pesca con mosca o la polifonía musical. Si además quería ser trasgresor se ha quedado a medio camino a la vista de otros films contemporáneos como El desconocido del lago, La vida de Adèle, Shortbus, Fóllame o I Want Your Love; de hecho la suya es una propuesta puritana, más en el fondo que en la forma, aunque ésta se muestra igualmente moderada y reprimida. Pero lo peor es que su planteamiento apenas logra interesar, algunas de sus situaciones son grotescas, como la protagonizada por Uma Thurman, y quienes procuramos hacer los deberes cueste lo que cueste nos vemos abocados a sufrir su segunda parte. Quizás entonces comprendamos su discurso o confirmemos su fraude.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

LA VIDA SECRETA DE WALTER MITTY Y anodina, con y sin barba

Título original: The Secret Life of Walter Mitty
USA 2013 114 min.
Dirección Ben Stiller Guión Steve Conrad, según el relato de James Thurber Fotografía Stuart Dryburgh Música Theodore Shapiro y José González Intérpretes Ben Stiller, Kristen Wiig, Shirley McLaine, Adam Scott, Sean Penn, Patton Oswalt, Kathryn Hahn, John Daly, Terence Bernie Hines, Paul Fitzgerald, Alex Anfanger, Adrián Martínez, Ólafur Darri Ólafsson Estreno en España 25 diciembre 2013

Basada en un relato corto que ya fue objeto de adaptación cinematográfica por Norman Z. McLeod en 1947 con Danny Kaye y su eterna compañera de reparto Virginia Mayo, Ben Stiller perpetra su debut en la dirección con esta historia sobre un soñador insatisfecho con su anodina vida que imagina otras existencias más apasionantes y aventureras producto de unas premisas de adolescente que no llegaron a materializarse por la traumática muerte de su padre (en la versión antigua era una madre sobreprotectora la causa de sus frustraciones). Sobre el papel las posibilidades eran ciertamente atractivas, lo que unido a unos avances tecnológicos perfectos para escenificar sus sueños heroicos y las dosis necesarias de poesía daban juego de sobra. Sin embargo obtenemos la misma cara inexpresiva de Stiller, como de desnortado absoluto, que para su nuevo rol de realizador simplemente se ha limitado a poner el piloto automático, mientras los responsables artísticos se han encargado del resto (notable la banda sonora y el diseño gráfico, además de una bella fotografía sobre unos aún más hermosos paisajes), mientras el no muy avezado Steve Conrad, cuya filmografía denota cierta ambición pretenciosa (En busca de la felicidad, El hombre del tiempo) que nunca llega a cuajar, se limita a tomarnos el pelo con una trama completamente inverosímil que juega al imposible sin rigor respecto a lo que es real y lo que no lo es. Pero lo de menos es que su trama tenga una magia o fantasía poco definida, sino que no llega a interesar y mucho menos inspira a vivir y sentir la vida como una aventura, que parece ser el eslogan de la revista Life en la que trabaja el protagonista y que como Google o Fnac se ha apuntado al mecenazgo encubierto con el que la necesaria agudeza intelectual pretende paliar los efectos de la crisis económica sobre la creatividad cultural. Al final lo único entrañable en esta película navideña prefabricada con reminiscencias de Forrest Gump es que está producida por Samuel Goldwyn, la misma compañía que ya llevó esta historia al cine con gran éxito en los cuarenta.

martes, 24 de diciembre de 2013

SOBRAN LAS PALABRAS Tríos y susurros

Título original: Enough Said
USA 2013 93 min.
Guión y dirección Nicole Holofcener Fotografía Xavier Pérez Grobet Música Marcelo Zarvos Intérpretes Julia Louis-Dreyfus, James Gandolfini, Catherine Keener, Toni Collette, Ben Falcone, Tevi Gevinson, Ivy Strohmaier, Eve Hewson
Estreno en España 20 diciembre 2013

Nicole Holofcener se prodiga poco en el cine, pero cuando lo hace no deja indiferente: Walking and Talking (Nadie es perfecto) o Amigos con dinero fueron en su día carne de cinéfilo moderno, el mismo que de haberse estrenado en circuitos que le son más afines convertiría en éxito esta nueva película de quien también se ha curtido en la televisión (Sexo en Nueva York, A dos metros bajo tierra). Esa televisión que no duda en criticar cuando en boca de su protagonista, un James Gandolfini (Los Soprano) que filmaría con ésta su penúltima película y que aquí interpreta a un historiador de televisión, asegura que la época dorada de la pequeña pantalla se extendió desde los 50 a los 70. Con un guión modélico bajo el brazo, Holofcener analiza el papel de las personas que alcanzado el medio siglo afrontan la soledad del nido vacío y el fracaso de una relación sentimental. Haciendo uso de un juego genial de símbolos y referencias, contrapone sus protagonistas a sus hijas, en plena efervescencia hormonal o con esa aura trágica de quien hace trascendental cualquier nimiedad de la vida. Diseña sus personajes con inteligencia, humor y mucho cariño, de forma que no resulten estereotipos ni sus experiencias viñetas. Y se lanza a un extraordinario enredo en el que una vez más se demuestra que tres son multitud y que en esta sociedad de bienestar muchos andamos muy desorientados. La asistenta que guarda objetos donde no corresponde y la masajista que no sabe poner las cosas en su sitio; la amiga desencantada con la inmadurez de su marido, que cual niño de seis años aún clama por lo que es justo; las proposiciones de tríos a los jóvenes y la práctica de tríos emocionales de los maduros; la incapacidad de susurrar y la incontinencia verbal… son elementos con los que el hábil e inteligente guión de Holofcener juega maquiavélicamente para regalarnos una de las comedias más brillantes y satisfactorias de los últimos años, en la que nada se deja al azar y todos los personajes encajan con sus particulares aportaciones. Julia Louis-Dreyfus, ganadora del Globo de Oro en 1994 por la serie de televisión Seinfeld y doblemente nominada este año al mismo galardón por esta película y por la televisiva Veep, aporta todo su encanto y personalidad a un personaje que deambula entre la seguridad y el ridículo, errando y pidiendo disculpas, sobreviviendo y disfrutando, y afrontando una relación en lo que lo relevante ya no es enamorarse sino ilusionarse, revelándose en última instancia como una nueva reina de la gran comedia americana, como hizo Helen Hunt hace casi veinte años cuando se estrenó Mejor imposible. Gandolfini teje su personaje con tanto acierto que logra hacerlo atractivo a pesar de sus limitaciones físicas, para según avanza el guión ir perdiendo encanto a nuestros ojos en sintonía con los de la protagonista. Catherine Kenner está estupenda como siempre y el resto del elenco demuestra ser imprescindible para que esta maquinaria de relojería funcione a la perfección.

lunes, 23 de diciembre de 2013

UNA VIDA SENCILLA y recompensada con amor y respeto

Título original: Tao jie
China 2011 118 min.
Dirección Ann Hui Guión Susan Chan y Lee Yan-iam Fotografía Nelson Yu Lik-wai Música Law Wing-fai Intérpretes Andy Lau, Deannie Ip, Qin Hailu, Wang Fuli, Paul Chun Estreno en España 20 diciembre 2013

La vida del protagonista de esta película estrenada en China hace casi dos años no es precisamente sencilla. Como productor de cine está sometido a continuas reuniones, una presión constante, compromisos y problemas de toda índole. No por ello se muestra como una persona estresada e histérica, como habría ocurrido si la película hubiera sido americana o, peor aún, española (me parece estar viendo a Quim Gutiérrez atacado de los nervios en esa tesitura); se trata de cine oriental con intérpretes sometidos a otra cultura y otra educación inspirada en la espiritualidad y la meditación, lo que se aprecia en unos comportamientos siempre sutiles y pausados. Sí podríamos considerar sencilla la vida y la personalidad de su tata, la mujer que le ha cuidado a él y a su familia desde siempre, desde la cuna, y que ahora se ha estado ocupando de él en su madurez, pues parece que ni de formar una familia propia ha tenido tiempo el protagonista. Pero la vida de ella la consideramos sencilla porque sus objetivos también lo han sido, sin más ambiciones ni proyectos que acompañar y servir a su muchacho, su familia y su todo. Sin embargo esa aparente sencillez conlleva mucho trabajo, esfuerzo y dedicación, como también lo exige poner en pie una película tan íntima y poética como ésta, que también es aparentemente sencilla en sus postulados técnicos y estructurales y en su apuesta por el sentimiento, recogido e interiorizado. La relación entre este hijo y esta madre que no lo son se convierte en eje central de una cinta que aboga por las cosas importantes de la vida, las que la hacen sencilla, especialmente las relacionadas con los sentimientos, la generosidad y el cariño, todo ello traducido en dedicación, esmero, mimos y cuidados. Al fin y al cabo eso es lo que nos vamos a llevar cuando nos vayamos de esta enigmática vida a ese más allá indescifrable. Y será gratificante también para quien esté dispuesto a entregarse y dar lo mejor de sí a favor de quien nos necesita, en respuesta de agradecimiento por todo su amor y comprensión, y sobre todo como muestra de cariño incondicional y absoluto. Con elipsis continuas que nos ahorran situaciones que se sobreentienden, la veterana realizadora Ann Hui teje con mucho cariño este mantel de emociones y sentimientos sobre el que despliega una lección inteligente de amor y vida.

domingo, 22 de diciembre de 2013

BRILLANTE Y EMOTIVO CONCIERTO DE NAVIDAD

Concierto de Navidad. Orquesta de Cámara de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Vladimir Dmitrienco, concertino y director. Coro Brahms del Colegio Internacional Europa Sevilla. John Richard Durant, director. Programa: Villancicos populares. Teatro de la Maestranza, domingo 22 de diciembre de 2013

El Coro Brahms del Colegio Europa y el Millennium Arts Ensemble
en el concierto de fin de curso de este año en Cajasol
Decíamos de El Mesías del pasado jueves que era posiblemente el mejor que habíamos disfrutado en el Maestranza; otro tanto se puede decir de este ya tradicional encuentro con la música navideña que Vladimir Dmitrienco y los músicos de la Sinfónica nos regalan a niños y mayores cada domingo antes de Nochebuena. Un programa diseñado y articulado por el violinista con tanto gusto como imaginación, toda la necesaria para que a pesar de repetir muchos standards cada edición parezca nueva y diferente.

Comenzando con el precioso Largo del Concierto nº 12 Op.3 de Francesco Manfredini sin ataduras historicistas, al estilo añejo pero encantador de I Musici, el programa consistió una vez más en un repaso por villancicos populares españoles y canciones americanas que el conjunto desgranó con enorme fortuna y estilo ligero, ayudados por el Coro Brahms del Colegio Internacional Europa, unos cincuenta jóvenes de voces cándidas y sentido del swing cuando se demandaba. Un más que nunca dicharachero Dmitrienco fue ilustrando el concierto con tanta finura y sensibilidad que incluso hizo natural la incursión en temas tan candentes como la crisis o el independentismo catalán, profesando a la vez un enorme cariño por la tierra que le ha adoptado, Andalucía, y bromeando con la lotería.

Así fueron sonando temas imprescindibles en su repertorio, como el Sleigh Ride de Leroy Anderson, Campana sobre campana, la ganadora del Oscar White Christmas de Irving Berlin, Noche de paz o el inevitable Jingle Bells. Un habitual de estas citas, el niño Iván Díaz, entonó con melancólica dulzura un Ave María del compositor renacentista Giulio Caccini, pero en clave balada, mientras la incombustible trompetista Nuria Leyva nos sorprendió con una nueva muestra de su versatilidad aproximándose con sordina y sin ella al jazz en Have Yourself a Merry Little Christmas de la película Cita en San Luis. Las ilustraciones del programa de mano a cargo de niños del Colegio San Francisco de Paula y la habitual y divertida clase de dirección musical a niños del público (una pequeñísima para comérsela) puso la guinda a este espectáculo nostálgico, emotivo y brillante.

Versión extensa del artículo publicado en El Correo de Andalucía el lunes 23 de diciembre de 2013

viernes, 20 de diciembre de 2013

PHILIP PICKETT ARMÓ EL MESÍAS PARTICIPATIVO EN EL MAESTRANZA

Concierto participativo de la Obra Social La Caixa. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Philip Pickett, director. Joanne Lunn, soprano; Clare Wilkinson, contralto; Robert Sellier, tenor; Roderick Williams, bajo. New London Consort y coros participantes. Programa: El Mesías de Händel. Teatro de la Maestranza, jueves 19 de diciembre de 2013

Simpatiquísimo Philip Pickett
La de ayer fue una noche de vértigo en la ciudad. A diversos estrenos teatrales y circenses hubo que añadir el habitual concierto navideño de Artefactum en Cajasol, uno muy atractivo de Raquel Andueza en la Caridad y a pocos metros el ya tradicional Mesías participativo de Händel, que a estas alturas es como el turrón, que vuelve siempre a casa por Navidad. Y bienvenido sea, porque así servido puede que hayamos disfrutado del mejor al menos de los últimos años, y eso que Helmuth Rillling y Robert King pusieron el listón bien alto.

Sensacional Joanne Lunn, con un
aire a la actriz Laura Linney
Philip Pickett trajo a Sevilla un Mesías tan bien articulado y organizado que bien podríamos decir, parafraseando el film de Paco Martínez Soria, que lo armó. La Sinfónica, que sólo una semana antes se enfrentaba a Enrico Onofri, otro adalid de la interpretación con rigor histórico, supo adaptarse a las directrices de una batuta que demandó tempi rápidos y acordes breves, secos y cortantes. Su entusiasmo sobre el podio contagió a músicos, solistas y coros, prácticamente los mismos del año pasado: Asociación Coral Sociedad Musical de Sevilla, Coro de Cámara An Die Musik, Coro del Ateneo de Sevilla, Coro de la Universidad de Huelva, Coro Manuel de Falla del Conservatorio Superior de Música de Sevilla, Orfeón Portuense de El Puerto de Santa María y Orfeón Virgen de la Escalera de Rota, a los que se unió la Camerata Vocal “Concertante” de Huelva. Pickett se acompañó además del estupendo New London Consort que él mismo fundó a mediados de los 80. Mayoritariamente masculino, exhibió elegancia, color y un especial refinamiento y contención. Aunque a veces sonaran descompasados, los coros participantes hicieron un trabajo ejemplar, potenciando el carácter místico y espectacular de la obra, con un acabado perfecto para reconvertir espiritualmente a cualquiera; de hecho más de uno y una no pudimos contener las lágrimas ante tanta explosión de emoción y belleza.

A diferencia del año pasado, nos encantaron las voces solistas. La voz serena, cálida y amable del tenor Robert Sellier desde el Comfort ye inicial, la rotundidad y la seguridad de Roderick Williams en Why Do the Nations con soberbio acompañamiento agitato de la orquesta, la voz pequeña pero suave y encantadora de Clare Wilkinson, y sobre todo la expresividad y el entusiasmo de Joanne Lunn y su hermosísima y generosa voz. Alejandro Casal se afianzó una edición más como imprescindible organista, una semana después de que sus compañeros de la Barroca ofrecieran otro Mesías participativo en el Auditorio Nacional, y de nuevo nos encandiló Nuria Leyva a la trompeta.

Crítica publicada en El Correo de Andalucía el viernes 20 de diciembre de 2013

lunes, 16 de diciembre de 2013

CONCIERTO DE LA ACADEMIA DE ESTUDIOS ORQUESTALES: EL FUTURO ASEGURADO

Concierto de la Academia de Estudios Orquestales. Solistas del IV Máster en Interpretación Orquestal. Manuel Hernández-Silva, director. Programa: Sinfonía nº 104 en Re Mayor « Londres » de Haydn; Sinfonía nº 4 Op. 90 en La Mayor « Italiana » de Mendelssohn. Teatro Central, domingo 15 de diciembre de 2013

Una decena de estudiantes del cuarto máster convocado por la Academia de Estudios Musicales de la Fundación Barenboim-Saïd, arropados por otros cuarenta compañeros y compañeras de los conservatorios sevillanos, dieron en la noche del domingo un estimulante concierto benéfico convocado por Ayuda en Acción para combatir el hambre infantil en el Mundo. La cada vez más especializada y perfeccionista labor de estos jóvenes intérpretes tiene siempre un componente desinteresado, por lo que dar un concierto con fines benéficos no reviste en su caso ninguna novedad más que la satisfacción personal de ayudar en una causa tan noble. Ese añadido desinteresado sí tiene valor en el caso del reputado director venezolano Manuel Hernández-Silva, que estuvo siete años al frente de la Orquesta de Córdoba, y cuyos trabajos con la Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela le ha proporcionado también una vasta experiencia en el trabajo con jóvenes músicos. Hemos destacado muchas veces la importancia de facilitar a nuestros estudiantes la posibilidad de enfrentarse a una partitura en conjunto y hacerlo frente a un público. Afortunadamente los nuestros tienen variadas oportunidades de hacerlo gracias a los numerosos conjuntos que han aflorado en este sentido en los últimos años, con la Orquesta Joven de Andalucía y la Sinfónica Conjunta al frente.


Como el propio Hernández-Silva atestiguó al final del concierto, ellos son el futuro de la música, y en ese sentido podemos quedarnos tranquilos de que ese futuro en nuestro país está asegurado. Sin embargo tampoco podemos ponernos muy exigentes con quienes aún tienen por delante un amplio camino por recorrer y muchas oportunidades más de lucirse para ir marcando el rodaje necesario hasta alcanzar la excelencia. Un camino que están pisando con seguridad y paso firme y que posibilitó una última sinfonía de Haydn - estrenada también en una gala benéfica y llamada Londres porque en su último movimiento aparecen melodías populares de las calles de la ciudad - robusta y matizada, de fuertes contrastes y una equilibrada combinación de timbres y recursos, a la que tan sólo se echó en falta un poco más de atmósfera y delicadeza, aunque no podemos negar que estuvo sobrada de entusiasmo, chispa y vigor.

Y de Londres a Italia y sus melodías tradicionales de la mano de Mendelssohn y su Sinfonía nº 4, cuya exuberancia (allegro inicial y saltarello final) y su candidez (el canto peregrino del andante y el majestuoso minuetto) quedaron bien salvaguardados merced de nuevo al entusiasmo de los intérpretes y la elegancia de la batuta, si bien percibimos una cuerda aguda a menudo desequilibrada e imprecisa en conjunto. Por el contrario la grave exhibió presteza y compenetración, al igual que los sensacionales metales y maderas, todos en grupos de dos, y el magnífico y obstinado trabajo de timbales.

DIANA Royal Love Story

Reino Unido-Francia-USA-Suecia 2013 113 min.
Dirección Oliver Hirschbiegel Guión Stephen Jeffreys, según el libro de Kate Snell Fotografía Rainer Klausmann Música David Holmes y Keefus Ciancia Intérpretes Naomi Watts, Naveen Andrews, Cas Anvar, Geraldine James, Douglas Hodge, Juliet Stevenson, Charles Edwards, Jason Fraser, Jonathan Kerrigan Estreno en España 13 diciembre 2013

Oliver Hirschbiegel, curtido en Alemania (El hundimiento) y Estados Unidos (Invasión, la última versión hasta el momento de La invasión de los ultracuerpos), nos propone un drama romántico en toda regla, una love story cuyo principal reclamo es su protagonista, la princesa Diana de Gales. Un film que ahonda en el carácter melancólico de quien fue la mujer más famosa del Mundo, su desgraciada vida amorosa y su eterna necesidad de amar y ser amada. Naomi Watts le presta la imagen, lo que se revela como la carta peor jugada de la función, pues su parecido con Diana es prácticamente nulo. Sin embargo gracias a este desafortunado error de casting podemos constatar que la de la protagonista de Lo imposible es una interpretación ejemplar, pues no se ve forzada ni sobreactuada y sin embargo es capaz de hacernos recordar a la princesa con gestos y ademanes sutiles y muy interiorizados. El difícil y atormentado romance de Lady Di con un cirujano paquistaní durante los dos años previos al trágico accidente que acabó con la vida de ella y del millonario egipcio Dodi Al-Fayed, con quien se le relacionaba al parecer erróneamente, sirve como línea argumental a través de la cual tejer la compleja personalidad de la que fuera esposa del príncipe Carlos de Inglaterra. La admiración del pueblo, la implacable persecución a la que era sometida por parte de la prensa, sus sobresalientes trabajos humanitarios y su condición de madre despojada de sus hijos, son analizadas, si bien superficialmente, en un conjunto cuya mayor virtud consiste en narrar una historia de amor diferente y controvertida, en la que se echa en falta un mayor énfasis en los factores que la convirtieron en una persona incómoda para la Casa Real y posible víctima de un complot para asesinarla. Con todo se trata de una película estimable y disfrutable dentro de sus limitaciones y humildades.

EL HOBBIT: LA DESOLACIÓN DE SMAUG Los nuevos evangelios

Título original: The Hobbit: The Desolation of Smaug
USA-Nueva Zelanda 2013 161 min.
Dirección Peter Jackson Guión Peter Jackson, Guillermo del Toro, Philippa Boyens y Fran Walsh, según el libro de J.R.R. Tolkien Fotografía Andrew Lesnie Música Howard Shore Intérpretes Martin Freeman, Ian McKellen, Richard Armitage, Luke Evans, Lee Pace, Evangeline Lilly, Orlando Bloom, Stephen Fry, Mikael Persbrandt, Ken Stott, Aidan Turner Estreno en España 13 diciembre 2013

Tras cantar las excelencias de la primera entrega de esta nueva saga tolkiana, por lograr reflejar en ella el alma y el candor que El señor de los anillos no tenía, tenemos que confesar que esta segunda parte nos ha decepcionado enormemente. Cierto que no podemos negarle a Peter Jackson el mérito de haberse convertido en pionero del cine aún cuando han pasado más de cien años desde su invención. Su continua investigación sobre la materia le ha hecho utilizar recursos técnicos y dramáticos que han marcado sin duda un antes y un después en el cine fantástico, que en cierto modo es el género cinematográfico por excelencia, por cuanto nos permite evadirnos de la realidad y participar en historias tan difíciles de contar en otros formatos. La tecnología tridimensional se combina en esta ocasión con una nueva alta definición digital que consigue unas texturas sumamente nítidas, si bien en detrimento de las tradicionales texturas cinematográficas, y por el contrario más cercanas a las del teatro filmado o el documental realizado para la televisión. Consideraciones técnicas aparte, El Hobbit: La desolación de Smaug apuesta por el fuego de artificio permanente, estirando su metraje a fuerza de combates y luchas sin fin, y enlazando unas tonterías con otras, porque sólo así podemos definir las soluciones con las que los enanos y el imprescindible, y por extensión irritante, hobbit Bilbo Bolson, salen una y otra vez de situaciones extremadamente peligrosas. Todo esto sin contar que el dragón, el Smaug del título, sigue cánones tan archivistos como poco estimulantes. El espectáculo de esta forma se erige latoso y cansino, extenuante y aburrido, lo que no es óbice para que las legiones de fans sigan aflorando alrededor de él. Jackson ha llevado el universo de Tolkien más lejos que él mismo, incluso más que las leyendas de los nibelungos y los arturianos, haciendo que la devoción que le profesan sus feligreses sea tan generosa como la que durante siglos se la ha brindado a las santas escrituras, especialmente a los evangelios. Si al menos estuviera Gollum, pero en esta ocasión Andy Serkis sólo aparece tras las cámaras, como director de la segunda unidad.

12 AÑOS DE ESCLAVITUD American Horror History

Título original: 12 Years a Slave
USA-Reino Unido 2013 135 min.
Dirección Steve McQueen Guión John Ridley, según la autobiografía de Solomon Northup Fotografía Sean Bobbitt Música Hans Zimmer Intérpretes Chiwetel Ejiofor, Michael Fassbender, Benedict Cumberbacht, Paul Dano, Paul Giamatti, Lupita Nyong’o, Sarah Paulson, Brad Pitt, Alfre Woodard, Garret Dillahunt, Scoot McNairy, Adepero Oduye Estreno en España 13 diciembre 2013

La infame historia de la esclavitud en los Estados Unidos sirve una vez más para apelar nuestras conciencias y recordarnos qué es lo que nunca más debe volver a ocurrir. Ese es el fin de la denuncia constante de este tipo de ultrajes a la condición humana, lo mismo que ocurre cada vez que asistimos a la proyección de una película sobre el genocidio nazi o sobre los crímenes de nuestra guerra civil. Son ejercicios periódicos de memoria tan necesarios como dolorosos, y que cada vez que nos acercamos a ellos nos hacen estremecer de tal manera que parece que nos lo estuvieran contando por primera vez, o que ésta fuera la definitiva y la más conseguida. Es lo que le ocurre a esta cinta dirigida por Steve McQueen, con la que se confirma tras Shame como un estilista de los miedos humanos, un realizador capaz de teñir de elegancia y diseño algunas de nuestras pesadillas más íntimas e inconfesables. Atrás quedaron series míticas de la televisión como Raíces, o películas como Mandingo o Amistad, terribles ejemplos de la barbarie perpetrada en suelo supuestamente civilizado – no olvidemos que el Sur de los Estados Unidos era paradigma en aquel joven país de las mejores costumbres importadas de Europa – sobre la desprotegida y perpleja población africana secuestrada para servir y ser tratados peor que animales de duro trabajo. La novedad en esta ocasión es que el protagonista empieza siendo un hombre libre que vive en Nueva York, donde la esclavitud estaba abolida aún antes de la Guerra Civil Americana. Engañado y secuestrado es obligado a trabajar como esclavo en diversas plantaciones, alternando amos sensibles con otros de la peor calaña. El sadismo y la deshumanización se hacen visibles de nuevo en esta despiadada y a ratos insoportable crónica de la crueldad humana, si bien en última instancia hay un personaje que acaba por interesar más que el propio protagonista; se trata de la joven esclava Patsey, una auténtica mártir desorientada entre lo que cree debe hacer para prosperar y salir de la amargura en la que vive, aconsejada por una esclava libre de mayor edad de una plantación vecina, y los continuos castigos que recibe por no saber controlar la situación. Es en ella donde se vislumbra esa tendencia del hombre al mal más absoluto, motivado por los instintos más ruines y des proporcionados. Por lo demás el film se revela como una interesante variación sobre el tema, bien escrito, muy bien dirigido, magníficamente interpretado y mejor narrado. Producido entre otros por Brad Pitt, que se reserva un agradecido personaje secundario en la función.

viernes, 13 de diciembre de 2013

CLASICISMO SIN IMPOSTURAS EN EL CONCIERTO DE ENRICO ONOFRI Y LA SINFÓNICA DE SEVILLA

5º concierto XXIV temporada de abono de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Enrico Onofri, violín y director. Programa: Concierto para violín y orquesta nº 4 de Haydn; Sinfonía nº 6 « La casa del diavolo » de Boccherini; Obertura de « Los esclavos felices » de Arriaga; Sinfonía nº 96 « El milagro » de Haydn. Teatro de la Maestranza, jueves 12 de diciembre de 2013

El último concierto de abono de la Sinfónica fue cuanto menos insólito. Lo fue por el programa elegido, en torno al clasicismo, etapa que la formación no aborda en exceso; y lo fue porque lo dirigió todo un experto en música barroca como es Enrico Onofri, familiarizado más bien con la Orquesta Barroca de Sevilla, a la que ha dirigido en varias ocasiones, algunas en los últimos quince días, y con la que ha grabado un par de discos. La polémica ausencia de este conjunto en la presente programación del Maestranza hizo que la primera colaboración de uno de sus máximos valedores con nuestro conjunto sinfónico resultase paradójica. Lo que no se entiende es que en la biografía del director y violinista italiano facilitada en el programa de mano no se mencione la admirada formación historicista.

Onofri optó por una orquesta naturalmente reducida, pero no en exceso. Se dejaron notar algunas indicaciones y orientaciones en la forma de enfrentarse a las partituras, sobre todo en lo que se refiere a vibrato y ornamentación, pero sin intentar en ningún momento desvirtuar el sonido característico de la orquesta, decantándose por una solución que conjugara satisfactoriamente soluciones estéticas historicistas con instrumentos modernos y un concepto más moderno del estilo, sin sacrificar lirismo ni expresividad, pero siempre dentro de unos parámetros admisibles. El resultado fue espectacular, dejándonos una de las páginas más satisfactorias por el momento de esta temporada de conciertos. Lástima que Onofri tocara el Concierto para violín de Haydn en primer lugar, porque de haberlo hecho al final de la primera parte habría favorecido la interpretación de una propina, alargando así la emoción que provocó en nosotros su virtuosismo y buen gusto en la ornamentación. La orquestación especialmente transparente de la Sinfonía nº 96 del mismo autor quedó patente en una interpretación extraordinaria, vigorosa y a la vez matizada; quizás algo más de dramatismo le hubiera venido bien al Andante, pero sin duda Onofri supo imprimirle mucha energía, magia y audacia, sobre todo en el vertiginoso final.

Drama fue también lo que faltó al rotundo y siniestro comienzo de La casa del diavolo de Boccherini. El primer movimiento no fue tan sombrío como debiera, pero mantuvo perfectamente el interés gracias a sus continuos contrastes dinámicos, tan bien resueltos por la batuta como por la orquesta. Lo que no faltó fue violencia y nervio en esa caída de Don Juan a los infiernos que parece contarnos el tercer y último movimiento, al que se añadió una considerable dosis de sensualidad, y con el que la cuerda se mostró tan ardiente como luminosa. Con la Obertura de Los esclavos felices, única pieza que se conserva de la ópera de Juan Crisóstomo Arriaga, se potenció ese vibrante crescendo en el que consiste esta partitura tan evocadora de Rossini. De su jovialidad y su riqueza temática dieron buena cuenta los maestros de la Sinfónica, sobresaliendo las flautas en ese excelente juego de texturas que plantea la música del jovencísimo compositor vasco.

LA JAULA DE ORO Una película que enamora

México-España 2013 110 min.
Dirección Diego Quemada-Díez Guión Diego Quemada-Díez, Gibrán Portela y Lucía Carreras Fotografía María Secco Música Jacobo Lieberman y Leonardo Heiblum Intérpretes Brandon López, Rodolfo Domínguez, Karen Martínez, Carlos Chajón, Héctor Tahuite, Ricardo Esquerra Estreno en España 5 diciembre 2013

Después de participar en películas como Operación Swordfish, 21 gramos o El jardinero fiel en actividades casi siempre relacionadas con la cámara, el burgalés Diego Quemada-Díez debuta en la dirección con una película arrebatadoramente hermosa, una de esas cintas que literalmente enamoran. Ha elegido un tema muy similar al de Sin nombre, la cinta que dirigió Cary Fukunaga en 2009, y que narraba la odisea de una joven hondureña emigrando hacia los Estados Unidos a través del cada vez más peligroso México. Esta vez los protagonistas son cuatro jóvenes guatemaltecos, pero la mirada del realizador se centra más en hacer que nos enamoremos de ellos a través de una cámara atenta y detallista. El viaje merecerá la pena independientemente de cuál sea el desenlace, feliz o trágico; porque a través de él tendrán acceso a un sinfín de valiosas lecciones de vida, despertarán a los sentimientos y las emociones y sentirán una libertad inusitada que difícilmente habrán experimentado antes ni mucho menos después, cuando acaricien (o no) ese sueño americano tan inalcanzable como posible. Hoy los nuevos habitantes norteamericanos están metamorfoseando de italianos e irlandeses a hispanos, baste para ello ver en cualesquiera títulos de crédito finales de cualquier película americana la cantidad de nombres españoles que se van imponiendo en todos los apartados artísticos y técnicos. Quemada-Díez se revela como director sensible y dotado, capaz de hacer que sus personajes irradien tanta dignidad que prácticamente logremos verlos limpios de toda suciedad, polvo y miseria como van acumulando a lo largo de esta épica aventura física y espiritual. Ocultar el sexo para una chica se convierte en algo tan vital para su propia supervivencia en un mundo dominado por alimañas como abrirse a nuevos polizontes, indígenas, desconocedores de la propia lengua y rivales en el amor, así como descubrir oportunidades únicas para demostrar un sentimiento verdadero de amistad y responsabilidad. Mientras el terror y la injusticia se van apoderando del itinerario vital y emocional de los protagonistas, nosotros casi únicamente asistimos al entrañable despertar a una vida plena de sentido y llena de experiencias que merecen la pena vivirse, una vida extraordinaria incluso en la adversidad. Sin duda cabe esperar grandes cosas de este director español debutante; de momento consiguió el Premio Un Certain Talent en el Festival de Cannes, así como numerosas distinciones en festivales como el de Mar del Plata, Tesalónica, Sao Paulo o Zurich.

jueves, 12 de diciembre de 2013

FROZEN: EL REINO DEL HIELO Nuevas incorporaciones a Disney Princesas

Título original: Frozen
USA 2013 103 min.
Dirección Chris Buck y Jennifer Lee Guión Jennifer Lee, según el cuento de Hans Christian Andersen “La reina de las nieves” Música Christophe Beck, Robert López y Kristen Anderson-López Voces (en versión original) Kristen Bell, Idina Menzel, Jonathan Groff, Santino Fontana, Josh Gad, Alan Tudyk, Chris Williams Estreno en España 29 noviembre 2013

La película Disney de estas navidades retoma una tradición que nunca ha abandonado del todo, adaptar cuentos clásicos a su particular mundo de música, color y diversión. En un año en el que sus producciones apenas han destacado (Monstruos University, Aviones), el director de Tarzán y la guionista de ¡Rompe Ralph! han aunado fuerzas para contarnos esta historia de princesas nórdicas en mundos de ensueño, magia y peligro, siguiendo la estela en tres dimensiones estrenada hace unos años con Enredados, la particular versión de la casa de Rapunzel. Huelga hablar del prodigioso acabado técnico, con paisajes nevados y helados de una nitidez y definición estética portentosa, y personajes entre la belleza de muñecas de las hermanas protagonistas, la fuerza física de rotunda gestualidad de los galanes masculinos y la gracia de los personajes secundarios, especialmente el muñeco de nieve Olaf, que hará las delicias de los más pequeños y pasará a engrosar la larga lista del imaginario característico de la factoría. Un buen puñado de canciones en la línea todavía no superada de Alan Menken, aunque no especialmente inspiradas, y el habitual glosario de buenas y políticamente correctas costumbres, con una protagonista fuerte y decidida, valiente y resuelta, aunque con el mismo objetivo final de siempre, casarse. Si bien tenemos que agradecer que por una vez el beso de amor no sea tan convencional y gire hacia afectos insólitos en este tipo de aventuras. Un espectáculo por lo tanto digno, entretenido y bien hecho, que se acompaña de un prodigioso aunque excesivamente violento cortometraje, Get a Horse!, que celebra el 85 cumpleaños del ratón Mickey con un clásico en blanco y negro y voz (en versión original) del propio Disney, que traspasa la pantalla para extenderse en versión color y tridimensional con resultados espectaculares.

martes, 10 de diciembre de 2013

LE WEEK-END Sombras de un matrimonio a la luz de París

Reino Unido 2013 93 min.
Dirección Roger Michell Guión Hanif Kureishi Fotografía Natalie Durand Música Jeremy Sams Intérpretes Jim Broadbent, Lindsay Duncan, Jeff Goldblum, Olly Alexander Estreno en España 5 diciembre 2013

El grueso de los trabajos del guionista Hanif Kuneishi para el cine, al margen de Mi hermosa lavandería y Sammie y Rosie se lo montan, ambas del primer Stephen Frears, se concentra en Roger Michell, con quien viene colaborando desde la serie de televisión The Buddah of Suburbia. The Mother y Venus son otros de los trabajos del tándem, que se caracterizan por analizar el papel de la persona anciana con el amor y la pasión. Algo parecido a lo que se pretende contar ahora, pero esta vez sin que el objeto de tales sentimientos sea una persona más joven, sino el cónyuge con el que se viene conviviendo desde hace treinta años. Celine (Julie Delpy) y Jesse (Ethan Hawke) llevan ya esa cantidad de tiempo juntos, pero siguen igual de enfurecidos; se atraen y se repudian, ella es especialmente desagradable; como son intelectuales no paran de hablar y de filosofar… Richard Linklater debe estar algo rabioso viendo cómo Kureishi y Michell se han apropiado de sus personajes y su argumento (Antes del amanecer, atardecer y anochecer) para que, veinte años después, sigan mortificándose y amándose de esa manera. Porque ni son Celine ni Jesse ni Julie ni Ethan, sino Nick, Meg, Jim Broadbent (que ganó con este trabajo el premio al mejor actor en el Festival de San Sebastián) y Lindsay Duncan; les han usurpado los personajes y las situaciones. Las sempiternas crisis de pareja, los años que no perdonan y un accidentado paseo por la ciudad del amor, París, que recuerda en cierto modo al de Jack Lemmon y Sandy Dennis en The Out-of-Towners (Los encantos de la gran ciudad), no porque pierdan maletas y dinero, sino porque están igual de perdidos, sobre todo en el aspecto sentimental. Sin embargo, Roger Michell, que se mueve con habilidad entre este tipo de cine independiente y otro mucho más comercial (Notting Hill, Morning Glory o su anterior película, Hyde Park on Hudson, en la que también analiza una relación amorosa en el transcurso de un fin de semana, en este caso la que mantuvieron Franklin D. Roosevelt y su prima lejana Daisy Suckley durante la visita que hizo el rey de Inglaterra a Nueva York en 1939), no logra imprimir a su película de garra y credibilidad suficientes, ahogándose en elucubraciones más o menos cursis y pedantes, situaciones irritantes, como los simpas a los que parece aficionada la señora, y bailecitos juveniles de los sesenta extraídos de Godard y su Band-à-part.

UNA FAMILIA DE TOKIO La fuerza del cariño

Título original: Tôkyô kazoku
Japón 2013 146 min.
Dirección Yôji Yamada Guión Yôji Yamada y Emiko Hiramatsu, según el guión de “Cuentos de Tokio” de Kôgo Noda y Yasujiro Ozu Fotografía Masashi Chikamori Música Joe Hisaishi Intérpretes Isao Hashizume, Kazuko Yoshiyuki, Satoshi Tsumabuki, Yû Aoi, Yui Natsukawa, Masahiko Nishimura, Tomoko Nakajima, Shozo Hayashiya Estreno en España 22 noviembre 2013

Respetuosa revisión y actualización del clásico de Yasujiro Ozu Cuentos de Tokio. La trama es idéntica, una pareja de ancianos (ella no tanto) se desplazan desde la isla en la que habitan a la capital del país para visitar a sus hijos, a los que no ven hace mucho tiempo y a los que encuentran tan ocupados con sus vidas que apenas tienen tiempo y espacio para ellos. El argumento lo cogió también prestado Giuseppe Tornatore hace veintitrés años para Estamos todos bien, aunque reduciendo el número de progenitores a sólo el padre (Marcello Mastroianni), y el remake americano protagonizado por Robert de Niro hace unos años. La actualización merece la pena para constatar que en más de un siglo la sociedad sigue siendo parecida y los problemas y relaciones sentimentales y afectivos similares. Cambia el paisaje, algunas costumbres, pero lo importante sigue intacto. El Japón que se recupera de los desastres de la guerra ha sido sustituido por el que lo hace de la devastación del reciente terremoto y tsunami. En el argumento apreciamos algunas diferencias, aunque diálogos y situaciones son a veces mimetizados. La nuera, esposa del hijo fallecido, es sustituida por el hijo díscolo y presuntamente irresponsable, que junto a su novia seguirán incorporando los personajes que más se preocupan por sus antecesores y más se involucran en su rol de cuidadores y valedores. En este sentido Yamada aprovecha para llamar la atención sobre el mismo aspecto que lo hacía Ozu en 1953, comparar las relaciones puramente familiares con las meramente afectivas, a veces más válidas y emotivas que las anteriores, como se comprueba también en otra película japonesa actualmente en cartel, De tal padre, tal hijo. Pero Yamada no somete a nadie a juicio, los comportamientos de sus personajes están justificados y son comprensibles. Todo el tramo final se revela más sentimental y conmovedor que el original de referencia, un poco al entrañable estilo de La fuerza del cariño de James L. Brooks. La observación de los comportamientos de este puñado de humanos y sus relaciones entre sí, con sus virtudes y miserias, se erige en última instancia en lo más lúcido y emocionante de la película, lo que sorprende aún más si tenemos en cuenta que su realizador sobrepasa ya los ochenta años. Espiga de Oro en Valladolid y premiada por el público como mejor película en el Festival de Cine Inédito de Mérida.

lunes, 9 de diciembre de 2013

BIENVENIDOS AL FIN DEL MUNDO Bares, ¡qué lugares!

Título original: The World’s End
Reino Unido 2013 109 min.
Dirección Edgar Wright Guión Simon Pegg y Edgar Wright Fotografía Bill Pope Música Steven Price Intérpretes Simon Pegg, Nick Frost, Martin Freeman, Paddy Considine, Eddie Marsan, Rosamund Pike, Pierce Brosnan, David Bradley, Michael Smiley, Steve Oram Estreno en España 29 noviembre 2013

Junto a Zombies Party y Arma fatal, con las que forma una trilogía que sus artífices llaman “del Cornetto” en alusión a la marca de helados, Bienvenidos al Fin del Mundo es pura fiesta, cerveza, tabernas y amigos. Como si se tratara de Alfonso Sánchez y Alberto López parodiando en estilo chistoso andaluz tipologías sevillanas, Simon Pegg, Nick Frost y Edgar Wright parodian géneros cinematográficos con humor negro típicamente inglés. Siempre con el nexo común del encanto de los bares y el canto incondicional a la buena amistad, la pareja de talentosos cómicos se pasea por paisajes cubiertos de muertos vivientes (pedos dicen ellos que están), ancianos poco fiables (cargados hasta la médula por el bien común) y extraterrestres ultracuerpos (simples o blanks los llaman), comandados por el joven Edgar Wright, que al margen de esta trilogía también destaca por Scott Pilgrim contra el mundo. Puede que la segunda de la trilogía, Arma fatal, siga siendo la mejor de las tres, pero ésta le viene a la zaga, con un espectacular diseño de producción, buenos efectos visuales y un sentido del ritmo y la narración puramente cinematográficos que harán rendirse a cualquier cinéfilo recalcitrante. Y como se han granjeado las simpatías de medio universo cinematográfico, no dudan en aparecer en sus películas reputados actores y actrices como Bill Nighy, Jim Broadbent, Timothy Dalton o Pierce Brosnan y Rosamund Pike en esta crónica sobre la nostalgia del pasado, los amigos de siempre y la diversión sin límites, porque como reza la canción Don’t Stop Me Now de Queen que aparecía en Shaun of the Dead (Zombies Party), hay que pasarlo bien a toda costa (Having a good time). De eso es de lo que se trata, de trivializarlo todo y disfrutar al máximo. Por eso los zombies, los extraterrestres y los habitantes de Sandford son siempre personas enajenadas de toda voluntad, sometidos al mismo lavado de cerebro con el que hoy desgraciadamente vivimos la mayoría de los habitantes de países en los que se supone existe democracia y, está comprobado, en realidad nos toman el pelo y utilizan nuestra voluntad para campar a sus anchas; mientras los protagonistas se resisten y se empeñan en promulgar su individualidad e independencia, al margen del sistema. Claro que no hace falta tomarse muy en serio la verdadera intención de esta trilogía para disfrutar de su humor exacerbado, su pletórica alegría salpicada de estupendas canciones y estimables partituras musicales, colorido y buenos personajes, para disfrutar de sus propuestas, en las que nada se deja al azar, todo está calculado, realizado con atención al detalle y buen gusto, y fabricado para entretener, divertirse y olvidar problemas como hacen sus carismáticos protagonistas en esos maravillosos bares.

domingo, 8 de diciembre de 2013

CARRIE Sin novedad en el frente

USA 2013 100 min.
Dirección Kimberly Peirce Guión Lawrence D. Cohen y Roberto Aguirre-Sacasa, según la novela de Stephen King Fotografía Steve Yedlin Música Marco Beltrami Intérpretes Chloë Grace-Moretz, Julianne Moore, Gabriella Wilde, Ansel Elgort, Portia Doubleday, Judy Creer, Alex Russell Estreno en España 5 diciembre 2013

Es evidente que los productores de esta nueva adaptación del clásico de Stephen King tenían más en mente la película que Brian de Palma dirigió en 1976 que la propia novela en la que se basa. No hace falta más que echar un vistazo a la dirección artística, prácticamente idéntica. De hecho poco difiere de aquélla la cinta que ahora nos presenta la realizadora Kimberly Peirce, de cuya mano Hilary Swank ganó su primer Oscar con la película Boys Don’t Cry. De ella se esperaba que tuviera una visión novedosa de este drama sobre dos mujeres desgraciadas en grado sumo, una madre y una hija marcadas por el fanatismo religioso y los poderes telequinésicos de la segunda, lo que las obliga a vivir bajo una situación de aislamiento y marginación permanente. Al menos podía contener una mirada más femenina y comprometida con la situación; sin embargo no logramos atisbar más diferencia con la original que el bullying que hoy se practica a través de las nuevas tecnologías casi de manera sistemática en institutos y colegios de prácticamente todo el Mundo. Por lo demás parece como si se hubiera detenido el tiempo y se hubieran relajado las costumbres, porque nada ha evolucionado aparentemente en la sociedad americana, bailes de instituto incluidos y graduaciones, desde aquellos tiempos en los que despuntaban Sissy Spacek, John Travolta y la música disco, a hoy. Por el contrario reincidimos en la práctica habitual hoy en día en Hollywood de rescatar antiguas películas no para reestrenarlas como se hacía antes (para eso está hoy el DVD y el BlueRay), sino para rehacerlas y ofrecerlas como algo nuevo en todos los centros comerciales y multisalas del planeta. Pura estrategia mercantil a la que se adhiere esta cinta con la que Julianne Moore nos ofrece una versión más ridícula y esperpéntica que la de Piper Laurie, Chloë Grace-Moretz una Carrie menos convincentemente ingenua y desgraciada, y el habitual derroche de efectos visuales, porque lo que la pobre niña tiene ahora no son poderes de telequinesia sino enormes poderes paranormales capaces de lograr un cataclismo. ¡Cuánto echamos de menos la espectacular pantalla partida de De Palma!

viernes, 6 de diciembre de 2013

UNA MANON LESCAUT SIN APENAS EMOCIÓN Y MENOS DESESPERACIÓN AMOROSA EN EL MAESTRANZA

Ópera de Giacomo Puccini. Pedro Halffter, director musical. Didier Flamand, director de escena. Jeoffrey Bourdenet, reposición de la puesta en escena. Iñigo Sampil, director del coro. Thierry Flamand, escenografía. Christian Gasc, vestuario. Juan Manuel Guerra, reposición de luces. Intérpretes: Ainhoa Arteta, Walter Fraccaro, Vittorio Vitelli, Stefano Palatchi, Andrés Veramendi, Alberto Arrabal, Manuel de Diego, Alexandra Rivas, Jorge de la Rosa. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y Coro de la A.A. del Teatro de la Maestranza. Producción del Teatro Regio de Turín.
Teatro de la Maestranza, jueves 5 de diciembre de 2013

Sea por la excelsa música de Puccini, por la reaparición de Arteta en el coliseo sevillano o por cómo nos habían vendido las supuestas excelencias estéticas de esta función creada por Didier Flamand y el actor Jean Reno (que ni siquiera es nombrado en el programa de mano ni en el libreto), lo cierto es que esperábamos con cierta ilusión la nueva subida a escena de este título emblemático de la lírica, por lo que la decepción ante lo percibido fue considerable. El vestuario es ciertamente suntuoso, los decorados pretenden serlo y el paladeo de la batuta de Halffter con los pentagramas del maestro de Lucca, con el que tan bien se ha entendido el director en otros títulos suyos programados en los últimos diez años, estuvo a la altura en términos de expresividad, lirismo y dramatismo. Pero desatendió los consejos que se le han dado en otras ocasiones y volvió, esta vez percibimos que incluso más, a camuflar considerablemente las voces. Claro que tampoco había mucha excelencia en el elenco, sin embargo será mejor que vayamos por partes.

Nada nuevo ni original en unos decorados que desde que se levanta el telón en el primer acto evidencian que se trata de teatro rancio y nada atrevido. Algo parecido a lo que se hizo hace siete años con el Manon de Massenet, aunque aquello tenía más gracia y viveza. Una preciosista plaza arqueada, con muchos detalles pero sin encanto, para que por ella se pasee la primera versión de Manon, en plan princesita Disney. En el segundo una deconstrucción al estilo de la Tosca de Luca Ronconi, pero mucho menos sugerente y espectacular, en un decorado tímidamente rococó con muchos dorados y negros por el que deambula la versión avariciosa, fría y aburrida de la protagonista. Y finalmente Rapunzel asomada a la ventana de la torre junto a un puerto oscuro y convencional; y lo mejor, un cuarto acto más minimalista con tan sólo un plano inclinado emulando un desierto norteamericano de vivos colores dorados que van degradándose merced a la iluminación como si se tratara de la marchitable riqueza que ha condenado a la mujer a su trágico destino final; y ahí tenemos a una Arteta famélica y harapienta. Lástima que la diva sea tan limitada en sus matices interpretativos, que más allá del vestuario y el decorado no se atisben otros progresos dramáticos en su personaje, si bien su inmarchitable belleza luce espléndida de principio a fin.

Al margen de esa consideración, brilló también su voz que, lejos de estar quemada a pesar de los muchos años que lleva en escena, exhibió homogeneidad en la línea de canto, elegancia y buen gusto, exquisito fraseo y contundentes sobreagudos; un esfuerzo perturbado en contadas ocasiones por una molesta tendencia al vibrato. Y si durante casi todo el montaje no fue capaz de transmitir suficiente emoción y apenas esbozó el progreso dramático de su personaje, en esos últimos veinticinco minutos y especialmente a partir del trágico Sola, perduta, abbandonata, elevó la dosis de intensidad dramática, a lo que también se plegaron la batuta de Halffter y el trabajo de Walter Fraccaro, con quien no experimentó demasiada química y que en general desplegó un Des Grieux con tendencia al vozarrón pero de escasa entidad dramática, que quiso compensar con exceso de temperamento y abusando de trucos para salvar las complejidades vocales de su personaje, portamenti y cambios de color incluidos. Al menos mejoró respecto a los primeros minutos de su actuación, que hicieron presagiar un rendimiento aún peor, como también le ocurrió al Edmondo de Andrés Veramendi, que también logró calentar la voz a tiempo de hacer un trabajo correcto y digno. Peores estuvieron Stefano Palatchi como Geronte, plano, tremolante y sin intensidad, y Vittorio Vitellli, con notables dificultades en el registro grave para hacerse oír y con un trabajo dramático tendente a la sobreactuación. La mezzo austriaca Alexandra Rivas entonó con gracia y soltura el madrigal del segundo acto junto a cuatro solventes voces de un coro que como siempre no defraudó en ningún aspecto, como tampoco lo hizo la orquesta, impecable técnicamente y abrumadora en lo expresivo, como demostró el hecho de que el mejor momento de la función, junto al final antes referido, fuera el Intermezzo. Aunque a este respecto hay que destacar que Halffter tendió a utilizar unos tempi muy rápidos, lo que a nuestro juicio perjudicó por ejemplo al lirismo del famoso couplet de Des Grieux del primer acto, Donna non vidi mai.

Para finalizar que no falten un par de apuntes cinematográficos: Woody Allen aprovechó magistralmente el dramatismo de Sola, perduta, abbandonata en Hannah y sus hermanas con una intensísima versión de Renata Scotto. Y la música que Puccini reutilizó para el último acto, Crisantemi, compuesta un par de años antes del estreno de la ópera, ilustró los títulos finales de El honor de los Prizzi de John Huston, que tenía una magnífica banda sonora original inédita de Alex North.

jueves, 5 de diciembre de 2013

SENSACIONAL CONCIERTAZO DE LA ORQUESTA SINFÓNICA CONJUNTA

Orquesta Sinfónica Conjunta. Juan Pedro Luna, saxofón. Juan García Rodríguez, directorPrograma: Arbos, de Arvo Pärt; Berceuse élégiaque Op.42, de Busoni; Rapsodia para saxofón y orquesta, de Debussy; Sinfonía nº 4 Op.36 de Chaikovski. Auditorio E.T.S. de Ingeniería, miércoles 4 de diciembre de 2013

A pesar de los tiempos que corren y la cada vez más alarmante falta de apoyos, tendríamos que sufrir un cataclismo para que la ciudad se quedara sin orquestas. A las excelencias de la Sinfónica y la Barroca se une este milagro que es la Orquesta de la Universidad y el Conservatorio, que recupera ahora el nombre con el que se presentó hace exactamente dos años, Sinfónica Conjunta. Su jovencísima plantilla nos hizo recordar a algunos la ingente labor de divulgación de la música clásica desempeñada por Fernando Argenta entre los jóvenes, justo el día en que lloramos su triste desaparición.

La voluminosa plantilla de la orquesta, que haría inasumible una remuneración en su justa medida, hace más difícil cohesionar sus miembros y conseguir, como hace García Rodríguez, un sonido tan compacto y generalmente homogéneo, a pesar de sus lógicas y naturales imprecisiones. Su vertiginosa batuta y su talante torbellino lograron una Cuarta de Chaikovski de considerable temperamento dramático y trágica expresividad, musculosa, autoritaria y con una introducción de ese destino invencible al que alude el autor magníficamente abordada por una sección de metales que ya hizo gala de su prestancia en las místicas fanfarrias de Arvo Pärt. La cuerda aguda sonó sin embargo más dubitativa e imprecisa. Este temperamento del director jugó en su contra a la hora de imprimir las piezas de Busoni y Debussy, o el Andantino de la Sinfonía de Chaikovski, de mayor lirismo y delicadeza. La Berceuse élégique de Busoni, que formó parte del programa con el que Mahler se despidió de la dirección en 1912, mantuvo su carácter melancólico y su luz opaca, haciendo honor a la intención del autor de homenajear a su madre, fallecida sólo unos meses antes. La interpretación habría sido más redonda con un ataque más seguro y preciso de la cuerda, en este caso la grave; por otro lado la disposición de la orquesta no ayudó a mantener el justo equilibrio.

El muy atareado Juan Pedro Luna, que sólo un día antes actuaba en el ciclo de Juventudes Musicales y la semana antes estuvo implicado en el ciclo de música contemporánea del Espacio Santa Clara, ejerció de solista en la Rapsodia para saxofón de Debussy, cuya otra rapsodia, la de clarinete, escuchamos hace poco en el ciclo de cámara de la Sinfónica. Luna atacó la pieza con una agilidad y una elegancia encomiables, sobre todo en alguien de su edad, con una obra que ofrece complejos pasajes en agilidades y arabescos, así como una potente carga de sensualidad, agradeciéndose la sutileza con la que fue abordada la percusión. El saxofonista y otros dos estudiantes recibieron en el acto un merecido diploma por sus excelentes expedientes académicos.


Versión extensa del artículo publicado en El Correo de Andalucía el viernes 6 de diciembre de 2013

martes, 3 de diciembre de 2013

ORQUESTA BARROCA DE SEVILLA Y PROYECTO ATALAYA: NUEVA LUZ SOBRE PARTITURAS SEPULTADAS

Proyecto Atalaya. Orquesta Barroca de Sevilla. Enrico Onofri, violín y dirección. Juan Sancho, tenor. Alejandro Casal, órgano. Jorge Rentería, trompa. Programa: En torno al clasicismo (obras de Joseph Barrera, Jaime Balius y Vila, Domingo Arquimbau, Esteban Redondo y Joseph Haydn). Iglesia de la Anunciación, lunes 2 de diciembre de 2013

Enrico Onofri, frente a la Barroca de Sevilla, tiene
un diciembre muy comprometido con nosotros
Llevamos años dando buena cuenta del encomiable trabajo generado por el Proyecto Atalaya, de investigación, recuperación y edición de música compuesta en nuestra comunidad, especialmente en ámbitos eclesiásticos, que para eso hemos sido durante siglos país tan pío y beato. Y menos mal que así ha sido, porque sin la Iglesia puede que, nosotros que somos más poetas, pintores e imagineros que compositores, apenas hubiésemos aportado nada a la Música.

Un proyecto auspiciado por la totalidad de las universidades andaluzas, coordinadas por la Hispalense, y que este año ha posado su atención en las catedrales de Granada, Córdoba y Sevilla. Esta iniciativa tendría escasa repercusión y apenas pasaría a la posteridad si no fuera por la imprescindible grabación con la que cada año culmina el trabajo de recuperación de esta memoria histórica. La oferta de este curso recoge un conjunto de auténticos compositores desconocidos cuyos trabajos no están exentos de interés, naturalmente alguno más que otros. De Granada provienen Joseph Barrera y Esteban Redondo, autores de unos estimables conciertos de órgano cultivados en un estilo barroco tardío y potenciados por la extraordinaria fuerza expresiva y agilidad técnica de un Alejandro Casal que va poco a poco erigiéndose en uno de los maestros más incontestables del teclado con rigor histórico de nuestro país. Por su parte de Córdoba surge quien fuera maestro de capilla de su Catedral entre 1785 y 1822, Jaime Balius, autor de un concertino para trompa más convencional que ciertamente inspirado, con el que Jorge Rentería evidenció más las dificultades que las virtudes de la siempre complicada trompa. Quizás si hubiese interpretado de pie hubiera resaltado más su presencia como solista, si bien eso no hubiera salvado su falta de color, indefinición melódica y escaso empuje. El acompañamiento de Onofri y la orquesta tampoco estuvo tan inspirado como otras veces, ofreciendo una de sus actuaciones más blandas y melifluas.

Lo mejor vendría de la mano de Domingo Arquimbau y su oratorio Ioth. Manum suam, una lamentación compuesta en 1814 para el Jueves Santo en la Catedral de Sevilla, con la que el tenor Juan Sancho revalidó su cada vez más poderoso y entonado timbre; toda una exhibición de dramatismo y expresividad que tuvo cotas de altísimo interés en momentos como el largo O vos omnes. Y finalmente una interpretación de la versión encontrada en la misma catedral de la Sinfonía 44 Fúnebre de Haydn. Parece ser que difiere poco de la original, salvo por su carácter manuscrito y anotado, pero lo cierto es que con esta página el conjunto logró su momento más atinado de la noche, con ese sonido entusiasta y compacto al que nos tiene acostumbrados, especialmente en un adagio tan emotivo como recogido y un poderoso, pujante y enérgico presto final.

DE TAL PADRE, TAL HIJO Responsabilidad paternal

Título original: Soshite chichi ni naru
Japón 2013 120 min.
Guión y dirección Hirokazu Koreeda Fotografía Mikiya Takimoto Intérpretes Masaharu Fukuyama, Machiko Ono, Yôko Maki, Rirî Furankî, Jun Fubuki, Shôgen Hwang, Kirin Kiki, Jun Kunimura, Megumi Morisaki, Isao Natsuyagi Estreno en España 29 noviembre 2013

Prácticamente toda la filmografía de Hirokazu Koreeda gira en torno a la familia, con un especial énfasis en los niños y sus vivencias dentro de un entorno social y cultural muy en consonancia con las familias en las que les ha tocado vivir. Nadie sabe y Kisei (Milagro) trataban específicamente de este tema, y ésta lo hace de nuevo pero planteando un dilema tan trágico como esclarecedor. Se trata de la responsabilidad de la paternidad en sentido estricto. El dilema llega en forma de dos niños confundidos al nacer y entregados a familias equivocadas, un accidente que se descubre cuando los pequeños han cumplido cinco años y se han acomodado a sus entornos. Surge naturalmente para los padres un auténtico calvario moral y afectivo, por cuanto no saben a qué dar mayor prioridad, si a la sangre o al afecto. Al realizador de Still Walking el nudo sirve para poner en tela de juicio varios aspectos. Por un lado tenemos al protagonista de la escena, un joven arquitecto absorbido por su trabajo, que ha infringido a su hijo un sentido de la responsabilidad inusual para su edad, pero que le dedica poco tiempo para conocerlo, jugar con él y no dejar pasar de largo esa maravillosa edad infantil. Esta trágica equivocación y su confrontación con una familia mucho más humilde pero más volcada en la felicidad de sus hijos, le provocará toda una lección de vida y le permitirá ver las cosas quizás de otra manera. La esposa sin embargo se revela mucho más preparada y decidida para afrontar no sin dolor este enrevesado problema, lo que trasluce una estructura de género tan anquilosada como la que estamos acostumbrados a ver en nuestra cultura como germen de ese machismo tan enraizado, pues el hombre se preocupa más por el éxito profesional, extensible también a la prole, mientras ella lidia mejor con los problemas domésticos y los afectos familiares. Y todo eso Koreeda nos lo cuenta con elegancia formal y contención dramática y sentimental; lástima que sin embargo invierta demasiado tiempo, provocando cierto hastío con una historia sin embargo tan emotiva como atractiva. Algo más de concisión le hubiera venido bien. Dicen que a Spielberg le ha conmovido tanto que ya piensa en dirigir el remake americano, seguro que mucho más lacrimógeno, pero también más entretenido. Premio del Jurado en Cannes y mejor película en Londres.