sábado, 28 de febrero de 2015

OBS: ESCAPARATE DE MÚSICA DE CÁMARA BARROCA ESPAÑOLA

Temporada 2014/2015 de la Orquesta Barroca de Sevilla. Solistas de la OBS.
Programa: La Sonata en el S. XVIII español (Triosonatas nº 2 y 3 de Joan Baptista y José Pla; Sonata VI de Francisco Manalt; Sinfonia a due violoncelli de Giacomo Facco; Sonata de flauta travesera y baxo de Manuel Cavazza).
Sala Joaquín Turina, viernes 27 febrero 2015

Ventura Rico, Mercedes Ruiz, Alejandro Casal, Alexis Aguado
y Guillermo Peñalver en el Gran Teatro de Falla de Cádiz
Una de la facetas más interesantes de la Orquesta Barroca de Sevilla y que seguramente le reportó muchas papeletas para lograr ese merecido Premio Nacional de Música, es su labor de recuperación del patrimonio musical español del período, que al margen de Boccherini y Scarlatti, italianos afincados en Madrid, apenas ha tenido relevancia ni divulgación. Con un programa casi idéntico al presentado el pasado noviembre en el Festival de Música Española de Cádiz, los solistas de la orquesta repasaron, una vez más brevemente, el trabajo de algunos destacados compositores de la época, con resultados discretos tanto en la calidad de las piezas como en su ejecución.

Los hermanos Pla fueron autores de más de treinta sonatas para trío de violín y dos flautas, de las cuales las seis publicadas en Londres son quizás las más importantes. De ellas el conjunto ofreció dos que evidenciaron su carácter amable y juguetón, si bien la nº 2 lució destemplada y parsimoniosa, por momentos desafinada, con falta de claridad y diálogo entre un violín abigarrado y un violonchelo desentonado. Inconvenientes que se esfumaron al final del concierto con el Triosonata nº 3, mejor conjugado y con mayores dosis de lirismo por parte de Alexis Aguado, que por fin encontró el tono justo y equilibrado. Un toque que le faltó en la muy interesante Sonata VI del compositor de la Corte de Fernando VI Francisco Manalt, cuyo único legado para el violín se encuentra archivado en la Biblioteca Nacional; su ánimo doliente y apesadumbrado encontró sólo un reflejo parcial más en la parte del chelo que en el violín, que aún no había encontrado la dosis de lirismo necesaria.

Del compositor italiano afincado en la Corte de Felipe V, Giacomo Facco, se ofreció una pieza para dos violonchelos reducidos a un solo de Mercedes Ruiz apoyado en el bajo de Ventura Rico, donde por fin comulgamos con el prodigioso fraseo de la intérprete. De la misma forma que Guillermo Peñalver salvó con holgura la dificilísima pieza concebida por Manuel Cavazza para examen de aspirantes a la Real Capilla, aunque puntualmente tropezara con algunos inconvenientes de fiato y cambio de registro, su aportación a las piezas de los Pla se saldó con agilidad y generosa amabilidad. Alejandro Casal al clave mantuvo en todo momento el tono justo y digno.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

ESTRENO EN SALAS COMERCIALES DE FUERZA MAYOR (TURIST) Y EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS

Fuerza Mayor (Turist)
Estreno en el Festival de Cannes 18 mayo 2014; en Suecia 15 agosto 2014; en España 27 febrero 2015

El país de las maravillas (Le meraviglie)
Estreno en el Festival de Cannes 18 mayo 2014; en Italia 22 mayo 2014; en España 27 febrero 2015

SAMBA Melodrama social "desafinado"

Francia 2014 115 min.
Guión y dirección Olivier Nakache y Eric Toledano, según la novela de Delphine Coulin Fotografía Stéphane Fontaine Música Ludovico Einaudi Intérpretes Omar Sy, Charlotte Gainsbourg, Tahar Rahim, Izia Higelin, Youngar Fall, Issaka Sawadogo, Liya Kebede, Yilin Yang, Jules Abel Logel Estreno en Francia 15 octubre 2014; en España 27 febrero 2015

Nakache y Toledano apuestan su mejor baza en el hecho de que su anterior película, Intocable, fuera un incontestable éxito de taquilla a nivel mundial. Al igual que aquélla los realizadores franceses ilustran un mensaje de buena voluntad y mejoría de la condición humana, pero por el contrario ahora se decantan por el melodrama, con puntuales ráfagas de comedia que no le hacen perder su vocación dramática. El resultado es un híbrido que no encuentra el tono justo, se muestra desafinado sea por la falta de química entre los protagonistas, cuya historia de amor no acaba de cuajar ni convencer, o por una narración que apenas avanza a trompicones, sin un objetivo fijo y atractivo. Las desventuras de Samba, un senegalés perdido durante diez años en la urbe parisina en busca de trabajo y estabilidad para realizar su sueño, y que choca continuamente con obstáculos nunca del todo definidos, entre la mala suerte, la falta de papeles, las compañías complicadas o una atosigadora pero torpe policía, no logra emocionar ni implicar al espectador, llegándose a antojar incluso aburrida en algunos de sus tramos. Omar Sy cambia su registro con respecto a su personaje carismático, decidido y simpaticón de Intocable para mostrarse ahora indeciso, blandengue y, como el resto de la producción, soso. Su intención de emular el cine de Ken Loach, con referecias incluidas a alguna de sus películas, como En un mundo libre, no llega a cristalizar. Sus giros forzados de guión y cierta falta de sinceridad en un conjunto diseñado para complacer terminan por hacer naufragar la empresa, a pesar de algún destello marginal de gracia, como por ejemplo en la fiesta del centro social animada con una buena selección de canciones que van de Bob Marley a Stevie Wonder y Syreeta, pasando por Jorge Ben y The Brothers Johnson. Clausuró el pasado Festival de San Sebastián y obtuvo una nominación al César a la mejor actriz secundaria para Izia Higelin, que interpreta a un típica y tópica joven trabajadora social, guapa y desaliñada como apuntan los cánones.

jueves, 26 de febrero de 2015

NUEVO ENSEMBLE CONTEMPORÁNEO: DISCURSOS SOBRE PINTURA, FAMILIA Y POESÍA

Ciclo de Música(s) Contemporánea(s). Nuevo Ensemble Contemporáneo. Juan Luis Pérez, director. Programa: Freundschaft, de Rafael Soto; Versos y ecos sonoros para conciencias dormidas, de Rafael Cañete; Cacho-I de Veras-Solo, Items 1 y 2 y Música para “Cave paintings of our time”, de Jesús Sancho. Teatro Central, miércoles 25 de enero de 2015

Rafael Cañete
Al margen de puntuales incursiones en sus conciertos de cámara, hacía tiempo que no escuchábamos música de hoy en los atriles de la Sinfónica, y mucho más en calidad de estreno. El concierto con el que un nutrido grupo de sus miembros inauguró al ciclo de música contemporánea de este año, rebautizado para dar cabida a propuestas más plurales, sirvió para quitar esa espinita al conjunto hispalense con el estreno absoluto de tres autores andaluces, uno de ellos estrechamente vinculado a los intérpretes, como es el caso de Jesús Sancho, violinista de la formación desde su fundación.

Confieso que acudí a la cita con prejuicios, esperando encontrarme con obras complacientes, amables y alejadas de la experimentación. Pero no fue así, y aunque tampoco podemos afirmar que rompieran moldes, lo cierto es que sus propuestas encajaron en lo que se espera de una estética canónicamente contemporánea, incluso con tímidas dosis de audacia. Freundschaft de Rafael Soto articula sus líneas en torno a un lenguaje atonal previsible y transitado, destacando en su capacidad para envolver gracias a una muy cuidada orquestación que los maestros y maestras del conjunto mimaron al detalle. Rafael Cañete por su parte presentó una obra ecléctica y convencional, vehículo para exhibir la indignación social de la actualidad a través de acordes rabiosos a fuerza de staccati, trémolos y glissandi, sobre poemas impecablemente recitados por Fernando Massía. El funky hizo también aparición hasta derivar en la joven Marta Fernández rapeando sobre un ministro de cultura que no se sabe de qué se ríe.

Jesús Sancho
Muy interesantes resultaron las obras de Sancho, que aunque frecuentemente instaladas en la tonalidad, deja espacio también para elocuentes sugerencias que parten de la pintura del artista murciano José Luis Cacho, ilustrada con un solo de flauta de Juan Ronda de estética debussyana, o de Fernando Velázquez, que comparte nombre con el autor de bandas sonoras pero se trata del hermano del propio Sancho, artista sevillano reconocido en Inglaterra, donde reside. Dirigidos por Juan Luis Pérez, el conjunto dosificó perfectamente los planos sonoros y diálogos propuestos por su compañero, mientras la combinación con efectos electrónicos diseñados por Benjamín Sancho Talbot, hijo del autor y de la violonchelista de la ROSS Gretchen Talbot, contribuyó a crear una atmósfera inquietante. Lo mejor no obstante fueron los breves tríos Items 1 y 2, construidos con elegancia y sobriedad sobre un elocuente y fluido diálogo entre el violín de Ute Kerner, el violonchelo de Juan Diego Sánchez Mingorance y el clarinete de Piotr Szymyslik, quien tuvo un pequeño despiste que no empañó la esmerada interpretación.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 27 de febrero de 2015

miércoles, 25 de febrero de 2015

EL LIBRO DE LA VIDA Tradición coloreada con pinceles modernos

Título original: The Book of Life
USA 2014 95 min.
Dirección Jorge R. Gutiérrez Guión Jorge R. Gutiérrez y Douglas Langdale Música Gustavo Santaolalla Voces (en versión original) Diego Luna, Zoe Saldana, Channing Tatum, Kate del Castillo, Ana de la Reguera, Christina Applegate, Ice Cube, Ron Perlman, Cheech Marin, Plácido Domingo, Héctor Elizondo, Danny Trejo
Estreno en Estados Unidos 17 octubre 2014; en España 20 febrero 2015

Producida por Guillermo del Toro, la película del debutante también mexicano Jorge R. Gutiérrez es una fiesta reivindicativa del folclore más genuino, típico y colorista del país de Pancho Villa, como lo fue en su día hace setenta años la producción Disney Los tres caballeros. Pero si allí el pretexto era reforzar las alianzas entre los dos hemisferios del continente americano en plena crisis mundial causada por la Segunda Guerra Mundial, ahora se trata sólo de evidenciar la riqueza cultural e iconoclasta de ese país, sacudido por la violencia y la corrupción política y económica, pero cada vez más presente en el cine mundial y en su meca, Hollywood. Tan deudora de la iconografía del grabador y caricaturista José Guadalupe Posada, la pintura naif y colorista de Frida Kahlo y la literatura de Juan Rulfo, como del estilo visual y la imaginación de Tim Burton, El libro de la vida nos abre a través de un cuento infantil tan atractivo para los niños como para los adultos, la tradición del Día de los Muertos y sus mundos de fantasía, el de los olvidados y el de los recordados, algo así como el infierno y el cielo de la tradición católica pero con connotaciones fiesteras mucho más divertidas, desenfadadas, mágicas y estimulantes. Siguiendo patrones muy reconocibles para la cultura española, como ese personaje femenino inspirado en Penélope Cruz, o el abuelo difunto por cuyas dotes canoras corre la sangre de Plácido Domingo, relata una típica historia de amor a tres bandas, con un aspirante a torero que en realidad quiere ser cantante y un presunto héroe militar luchando por el amor de una mujer de armas tomar, tanto o más resuelta que sus pretendientes, aunque en definitiva ande buscando una vez más su príncipe azul. Por el camino referencias al mito de Orfeo y la mitología particular del país a través de las figuras de La Catrina y Xibalba. Todo un festín para los sentidos, un curioso discurso antitaurino y una enérgica y vitalista narrativa que se completa con una impecable banda sonora de Gustavo Santaolalla en la que combina sabiamente sinfonismo, folclore mariachi y pop country americano. Su realizador pretende que se convierta en trilogía, tomando como eje central de cada una de sus partes uno de los tres vértices del triángulo romántico, habiendo empezado por Manolo, el antitorero cantante. Obtuvo una nominación al Globo de Oro en el apartado de mejor película de animación, que no se repitió en los Oscar aunque debiera.

martes, 24 de febrero de 2015

LA EVOCADORA SERENIDAD DE ABDULLAH IBRAHIM

Abdullah Ibrahim, piano. Teatro Lope de Vega, lunes 23 de febrero de 2015

Ibrahim entró en el escenario, se sentó delante del piano y de ahí no se retiró en casi las dos horas que duró su concierto, sin pausa salvo para recibir algunos aplausos cuando llevaba ya hora y media de música ininterrumpida. Atrás quedaban sesenta años de carrera, combinando música étnica y puro jazz, a veces con acompañamiento orquestal, otras adaptándose a las tendencias más modernas y comerciales de la mano de prestigiosos dj’s y productores. Nada de eso hubo aquí, sólo comunión con el instrumento, cara a cara, destilando nostalgia y evocación hacia toda una vida llena de experiencias, triunfos y sinsabores, y siempre con la tierra madre como horizonte, origen y destino.

Lo habitual es que el artista se ponga al servicio del público, lo entretenga y busque en él su complicidad y aquiescencia. Pero cuando se es una leyenda viva ocurre a veces lo contrario, es el público quien se pone a su servicio con carácter contemplativo, asumiendo su grandeza. La primera sensación que provoca una intervención como la de Abdullah Ibrahim, todavía por muchos conocido como Dollar Brand, es la de un pianista de salón que ameniza con ensayos e improvisaciones el vestíbulo de un hotel o la sala de un restaurante, a quien nadie parece prestarle mucha atención. Aquí naturalmente se le dispensó toda, con resultados alarmantemente monótonos, aunque a sus ochenta años no deje de sorprendernos la agilidad de sus manos, sus largos dedos deslizándose por el teclado con tanta facilidad, así como su capacidad de resistencia y su indiscutible talento para la improvisación.

Siguiendo la pauta marcada en uno de sus discos más recientes, Senzo, y en el último, The Song Is My Story, Ibrahim desgranó con total serenidad y sin solución de continuidad piezas que evocaban su pasado, la tierra y la naturaleza en consonancia con sus inevitables referencias a Ellington, Monk y Coltrane, siguiendo un esquema que le llevó del estilo rapsódico de la primera mitad al blues con contadas incursiones rítmicas de la segunda, siempre con la experimentación como caballo de batalla. Hubo naturalmente deserciones, pues el desafío resultó duro y difícil de asimilar en su integridad, pero al fin y al cabo se trataba de rendirle respeto y pleitesía sin perder el carácter contemplativo que impregnó la cita.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 25 de febrero de 2015

lunes, 23 de febrero de 2015

PRESENTACIÓN DE LA ORQUESTA FILARMONÍA DE SEVILLA EN SU CIUDAD SEDE

Rubén Fornell
Ayer domingo 22 de febrero tuvo lugar la presentación y puesta de largo de una nueva orquesta en nuestra ciudad. Fue en el magnífico auditorio, más por diseño escénico y dimensión que por condiciones acústicas, del Centro Cívico de La Ranilla, que ocupa el espacio en el que se ubicaba la antigua cárcel del mismo nombre, más tarde Centro Penitenciario Sevilla 1, y que hoy cuenta con unas instalaciones de nueva construcción, modernas y prácticas. El nuevo conjunto sinfónico viene a engrosar así la cada vez más prolija cosecha de formaciones musicales que está generando la ciudad, motivo de sobras suficiente para saludar la iniciativa con optimismo y satisfacción. Otra cosa será la calidad con la que surgen estos conjuntos, y si en otras ocasiones nos hemos rendido al nivel alcanzado por conjuntos de similares características, es decir integrados por gente joven y aún inexperta, en esta ocasión animamos a los sin duda inquietos e ilusionados intérpretes a trabajar duro, convencerse de lo que hacen y procurar dar el máximo de sí con el fin de superar los serios inconvenientes que la orquesta evidencia al menos de momento.

Su director, el también muy joven Rubén Fornell, acertó introduciendo el evento con unas palabras apasionadas y muy reflexivas, superando así la timidez y falta de protocolo con la que otros gestores suelen abordar acontecimientos como éste. Más de una vez hemos denunciado cómo se han despachado estos conciertos como si de uno más se tratara, sin darle el relieve que la novedad merece. Las muy matizadas y estudiadas palabras de Fornell se vieron reforzadas por las más espontáneas del profesor Pedro Romero, que al violín acompañó a los principiantes junto a otros profesores de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla que impulsan el proyecto en el que se ven involucrados sus propios alumnos y alumnas. También pudimos ver entre la cuerda a Leo Rossi, mientras como solistas actuaron Katarzina Wróbel y Robert Thompson, también de la plantilla de la orquesta hispalense. Se da la circunstancia de que la formación presentada, germinada apenas en enero pasado, deriva de otra más joven aún que lleva unos meses funcionando y con la que pretende coexistir.

La orquesta con Pedro Romero al frente
En el programa dos piezas de difícil ejecución, el Doble Concierto de Brahms y la Quinta de Beethoven. En el primero, el solvente violonchelista Robert Thompson funcionó a medio gas como solista, sin personalidad definida y momentos de baja forma, mientras al violín Wróbel se mostró exigente, incluso ausentándose brevemente para resolver puntuales problemas de afinación; pero en la práctica a su intervención le faltaron matices y le sobró aspereza. Al conjunto en general le faltó equilibrio, afinación y coordinación, muy a pesar del entusiasmo y la agilidad con que abordó el programa la batuta. Será cosa de ir perfilando el trabajo, seleccionando y sacrificando integrantes y alcanzando un mayor nivel de disciplina. De momento no podemos tildar de inútil un proyecto tan necesario, fundamental para dotar a nuestros estudiantes de una buena base sobre la que practicar, experimentar e ir encaminándose en su caso a un futuro dedicados y dedicadas a la interpretación musical.

Información sobre la orquesta y sus actividades en la página www.ajofs.com

domingo, 22 de febrero de 2015

EL FRANCOTIRADOR Un pastor con la tensión a ciento setenta

Título original: American Sniper
USA 2014 132 min.
Dirección Clint Eastwood Guión Jason Hall, según el libro de Chris Kyle, Scott McEwen y James DeFelice Fotografía Tom Stern Intérpretes Bradley Cooper, Sienna Miller, Jake McDorman, Luke Grimes, Navid Negahban, Keir O'Donnell, Sammy Sheik, Ayman Samman Estreno en Estados Unidos 16 enero 2015; en España 20 febrero 2015

Clint Eastwood es un clásico, una leyenda viva que en su trigésimo cuarta película de ficción como director retrata a otra leyenda, Chris Kyle, apodado así por sus compañeros marines que disfrutaron de su apoyo como protector en la Guerra de Irak, en la que llegó a matar a ciento sesenta personas para salvar las vidas en peligro de muchos más compatriotas suyos. Eastwood traza para la ocasión un discurso ambiguo que permite tantas lecturas como sensibilidades se presten a sufrir el infierno en el que la cinta literalmente les sumerge. Desde un principio deja claro el ambiente de extremo compromiso con la Iglesia en la que se desenvuelve la infancia del protagonista – un expresivo plano acercándose a una biblia sobre un aparador no deja resquicio a la duda – a la vez que una cultura basada en la violencia, matando ciervos en el bosque o enzarzándose en duras peleas de patio de colegio, sitúa perfectamente el temperamento que habrá de desarrollar el individuo retratado casi en exclusividad en este film. No ha sido educado para ser un lobo, tampoco una oveja, pero sí un pastor que proteja al rebaño de los lobos. Su destino por lo tanto estaba claro, y esta película recrea la crónica de su compromiso con una guerra que ni se explica ni se justifica, tan sólo se muestra en toda su crudeza y horror. No son tiempos de heroicidades, y las intervenciones americanas en conflagraciones extranjeras lo demuestran. Ya no hay grandes gestas ni avances logísticos como en la Segunda Guerra Mundial; como en Vietnam la de Irak es una guerra de infierno con víctimas directas y colaterales en ambos bandos, de desmoralización y pérdida de razón. Eastwood lo tiene claro y en su película no enaltece al protagonista, aunque tampoco lo condena, y para que no le falte un alter ego, crea su mayor enemigo en la persona de otro francotirador, islámico y tan preciso y convencido como él, que tiene que proteger a los suyos. Que tanta adrenalina, tensión y sufrimiento deja mella no cabe la menor duda, y Kyle no fue la excepción. Bradley Cooper, que también produce la cinta, se encarga de mostrar con registros muy calculados e interiorizados, todo ese padecimiento, humanizando a una máquina de matar con hipertensión arterial. Por cierto, sorprende que en una producción tan cuidada, con una puesta en escena tan calculada, ese detalle suscite en la doctora que lo descubre sólo un aviso y no un tratamiento de urgencia. De la misma manera que no se explica el uso de un bebé de plástico tan evidente y una barriga tan ortopédica de embarazo. Descuidos imperdonables, aunque lamentablemente sean marca de la casa en el cine de este gran y último bastión de la narrativa clásica hollywoodiense. El problema de cualquier modo no es ese, sino que no se encuentre el punto de equilibrio perfecto entre las secuencias de guerra, terribles y llenas de tensión, y las familiares, que no reflejan en toda su dimensión el drama de este personaje letal, y en las que el apoyo femenino repite el tópico de mostrarse impertinente, histérica y obstaculizadora, contando para ello con la irritante sobreactuación de Sienna Miller.

sábado, 21 de febrero de 2015

MAUS 2015: IRVING ENSEMBLE, MÚSICA CON CARIÑO Y PASIÓN

Ciclo de Música Antigua de la Universidad de Sevilla. Irving Ensemble: Cristina Bayón e Iman Kandoussi, canto. Aníbal Soriano, laúd y guitarra romántica. Juan Manuel Rubio, santur y baglama. Leonardo Luckert, violoncello. Álvaro Garrido, percusión. Programa: Las músicas de un sueño. Capilla de la Universidad, viernes 20 de febrero de 2015

Kandoussi, Rubio y Garrido
Álvaro Garrido culminó el octavo ciclo de música antigua que coordina junto al Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla con un programa de su propio conjunto Irving Ensemble. Con el gran hispanista nortemericano Washington Irving como eje de la formación y de la selección musical ofrecida, más un pretexto en sí mismo que una auténtica referencia para amalgamar estéticas y tendencias, la cita deparó un considerable placer para los sentidos, desde el cariño y el apasionamiento que músicos y cantantes supieron desplegar frente a una numerosa y agradecida concurrencia.

Una aproximación entre oriente y occidente más ficticia que real, sin pretensiones ni ánimo revisionista ni reconstructivo; se trató simplemente, haciendo gala de ese espíritu soñador que dio título a la propuesta, de imaginar la combinación y la alianza entre esos dos mundos próximos y a la vez tan separados por la Historia. Así las voces étnica de Kandoussi y de mimbres barrocos de Bayón se combinaron a veces con fortuna (Ay ques si, ay que no), otras no tanto (Las mujeres y las cuerdas de Fernando Sor), mientras la cuerda percutida del santur, uno de los muchos instrumentos étnicos que domina Juanma Rubio, de sonido parecido al de una cítara, añadió sensualidad y exotismo al espléndido oficio de Luckert al violonchelo en piezas como Che si puo fare de Barbara Strozzi.

Cristina Bayón se excedió en temperamento ya desde el inicio del concierto con Quel sguardo sdegnosetto de Monteverdi, donde sus agilidades vocales contaron con la complicidad de alguna pequeña espectadora, que supo conectar perfectamente con su espíritu bromista. Por ponerle alguna falta, Bayón debería mejorar en vocalización. Kandoussi por su parte convenció más en canciones arábigas que en un estridente castellano. Los recurrentes Canarios de Sanz y La música nocturna de Madrid de Boccherini sonaron con vocación eminentemente folk merced al tañer vitalista de Soriano; y Garrido añadió a una percusión precisa y elegante un solo de atlética exhibición en una pieza tradicional sefardí casi para concluir la experiencia.

Articulo publicado en El Correo de Andalucía el 22 de febrero de 2015

martes, 17 de febrero de 2015

CINCUENTA SOMBRAS DE GREY Una de amor, lujo y látigos de satén

Título original: Fifty Shades of Grey
USA 2015 124 min.
Dirección Sam Taylor-Johnson Guión Kelly Marcel, según la novela de E.L. James Fotografía Seamus McGarvey Música Danny Elfman Intérpretes Dakota Johnson, Jamie Dornan, Max Martini, Eloise Mumford, Luke Grimes, Marcia Gay Harden, Jennifer Ehle, Rita Ora Estreno mundial 13 febrero 2015

Vista la película de la temporada, con permiso de los Oscar, hay que decir que no es tan terrible como la crítica la pinta pero tampoco cumple con unos mínimos aceptables de temperatura para una película del género. Se trata de un fenómeno ingeniosamente urdido ya desde antes de empezar a rodarse. La expectación que se ha generado, más bien impuesto, alrededor de la que es la adaptación de una de las trilogías literarias más exitosas de los últimos años, ha devenido en un récord de taquilla sin precedentes en su primer fin de semana de exhibición a nivel mundial. Es en eso en lo que destaca sobre todo esta superficial película más de amor que de sexo. Habría que crear un premio especial para los talentos que consiguen vender un producto tan inocuo como éste antes incluso de que nadie pueda echarle un vistazo. Esta primera entrega de las fantasías sexuales de Erika Leonard James (otra inglesa que, ¡milagro!, consigue convertirse en una de las personas más ricas e influyentes gracias a su literatura barata) ofrece más carne y secuencias atrevidas de lo que uno espera encontrar en una película americana, pero aun así muy poco para lo que se pretende contar. Su realizadora dirigió hace unos años Nowhere Boy, cuando aún se llamaba Sam Taylor Wood y donde conoció a su marido, Aaron Johnson interpretando a John Lennon, quien a juzgar cómo luce en Albert Nobbs, Kick-Ass, Ana Karenina y Godzilla podría haber dado vida a Grey con más solvencia que el modelo Jamie Dornan. Por su parte, la hija de Melanie Griffith y Don Johnson apenas sugiere ingenuidad y timidez mientras se revela más generosa que su compañero de reparto a la hora de enseñar piel. Taylor Johnson cumple como si le cinta la hubiera diseñado y dirigido un programa informático. Se ha limitado a dosificar con elegancia y refinamiento sus lujosos ingredientes, que incluyen coches estupendos, apartamentos extraordinarios y vestuario elegante pero clásico, una sensual selección de canciones pop, helicópteros y vuelos sin motor pero sin música de John Barry, y por supuesto gente guapa, sólo guapa, para ofrecer un cóctel que se digiere con placer y sin esfuerzo. Eso hace que la película sea entretenida pero nunca sugerente. Su supuesto contenido erótico deja frío, y aunque sin tensión sexual ni emocional la película va deslizándose con facilidad y alcanza sus dos horas de metraje sin pesar ni aburrimiento. Por supuesto el sado masoquismo cuenta aquí con una explicación mojigata, que proviene como siempre de un trauma infantil. La mujer sumisa lo es hasta que toma las riendas, para eso lo ha escrito una y devorado millones; pero en el camino se ha prestado al juego sólo por una cara bonita y una billetera llena, sin rastro de atracción por unas experiencias que satisfacen a miles de personas sin cuestionarse si son personas taradas ni tener complejo de monstruo. Y lo peor es que ni se explica qué es eso de las cincuenta sombras, y a juzgar por lo que cuentan las lectoras, tampoco en el siguiente capítulo ni en el otro.

LA SEÑAL Inquietante crónica de desaparecidos sin rastro

Título original: The Signal
USA 2014 95 min.
Dirección William Eubank Guión William y Carlyle Eubank y David Frigerio Fotografía David Lanzenberg Música Nima Fakhara Intérpretes Brenton Thwaites, Laurence Fishburne, Olivia Cooke, Beau Knapp, Lin Shaye, Robert Longstreet, Jeffrey Grover Estreno en el Festival de Sundance 20 enero 2014; en Estados Unidos 13 junio 2014; en España 13 febrero 2015

Por fin una película de ciencia ficción inteligente y no por ello pretenciosa. En su anterior película, Love, William Eubank nos contaba la inquietante historia de un astronauta perdido en una estación espacial internacional abandonada. Tres años después el escenario parece ser el mismo, si bien ahora la inquietud no la provoca el abandono ni la soledad, sino el personal de un anacrónico hospital tipo psiquiátrico al que van a parar dos jóvenes amigos y la novia de uno de ellos, que desaparecen sin dejar rastro cuando viajan acompañando a ella a su nueva residencia de estudios. Prácticamente durante toda la película se juega a generar inquietud sobre la naturaleza de la situación pesadillesca que van a experimentar, atravesando varios estados, desde el viaje en el que se muestran los lazos sentimentales de los protagonistas y sus limitaciones, al sorprendente y revelador final en un paisaje desértico de carreteras polvorientas, pasando por un refugio fantasmagórico con sótano incluido que parece denunciar el típico lugar común de las cintas de terror para adolescentes, y la clínica de referencia. Una fotografía luminosa y una música absorbente y vanguardista colaboran a crear esa atmósfera enrarecida que Laurence Fishburne remata con su enigmática interpretación. En el viaje vamos descubriendo distintas sensaciones que nos llevan de una posible epidemia con reminiscencias del ébola (pura casualidad pues el rodaje tuvo lugar antes de que el brote se convirtiera en amenaza mundial) a posibles experiencias oníricas y contactos con seres de otro mundo. En el camino reflexionamos sobre cada una de sus propuestas, pero siempre atentos a lo que se nos cuenta, pues en el fondo no hay más pretensión que contar una historia diferente y atractiva, aprovechando para ello sus limitados pero muy distribuidos recursos, que incluyen unos muy aseados e imaginativos efectos visuales, galardonados en Sitges.

lunes, 16 de febrero de 2015

CHICOS DEL ESTE Los inmigrantes no son fiables

Título original: Eastern Boys
Francia 2013 128 min.
Guión y dirección Robin Campillo Fotografía Jeanne Lapoirie Música Arnaud Rebotini Intérpretes Olivier Rabourdin, Kiriil Emelyanov, Daniil Vorobyov, Edéa Darcque, Camila Chanirova, Beka Markozashvili, Bislan Yakhiaev Estreno en el Festival de Toronto 8 septiembre 2013; en Francia 2 abril 2014


Casi diez años ha necesitado el realizador francés de origen marroquí Robin Campillo para volver a ponerse tras la cámara desde Les revenants (La resurrección de los muertos), tiempo que ha aprovechado para ejercer como montador y autor de guiones como el de La clase, dirigida por Laurent Cantet. En Eastern Boys parece adoptar un tono reaccionario a la hora de abordar el problema de la inmigración de países del este a nuestro entorno, fijándose especialmente en un grupo de jóvenes ucranianos cuyo comportamiento recuerda en exceso a esas pandillas de albano kosovares que criminalizan constantemente nuestros noticiarios, como si la delincuencia común fuera un monopolio de estas criaturas. En este drama que mezcla pasión homosexual con thriller pandillero, un francés maduro se enamora perdidamente de un joven ucraniano, lo que le reportará enormes problemas y grandes sacrificios, erigiéndose progresivamente en una suerte de redentor del joven. Campillo sabe crear atmósferas irrespirables, ya sea en una estación de trenes, el interior de un apartamento o un hotel especializado en inmigrantes; pero a la hora de reflejar las reacciones de sus personajes se revela un poco discutible. Aparte de eso su discurso resulta doblemente reaccionario, por esa criminalización que hace del sector, lugar común donde los haya, y por el aviso que plantea respecto a las relaciones sexuales esporádicas y presuntamente irresponsables. En una Francia cada vez más girada a la extrema derecha la película ha cosechado tres nominaciones a los César, película y director incluidos, después de alzarse en Venecia 2013 con el premio a la mejor película de la sección Horizontes.

domingo, 15 de febrero de 2015

CÁMARA ROSS: MÚSICA FRANCESA EN UNA MAÑANA GRIS

XXV Ciclo de Música de Cámara de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Tatiana Postnikova, piano. Vicent Morelló, flauta. José Manuel González, oboe. Piotr Szymyslik, clarinete. Javier Aragó, fagot. Ian Parkes, trompa. Programa: Sextetos para piano y quinteto de viento de Rousel, Poulenc y Françaix. Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza, domingo 15 de febrero de 2015

El oboísta José Manuel González
introdujo el escueto concierto
Como si se hubiesen puesto de acuerdo, tanto el ciclo de cámara de la Sinfónica como el concierto de abono de la Bética ilustraron con música francesa y a la misma hora, una aquí y la otra en Alcalá, una invernal y grisácea mañana de domingo. La falta de gestión de la Sala Joaquín Turina impide de momento disfrutar un día antes del conjunto liderado por Michael Thomas, mientras su página web carece de un mantenimiento mínimo que evite confusiones a la hora de hacerles el seguimiento que merecen. Tres generaciones de compositores franceses cubrieron ambos programas, entre el clasicismo de Saint-Saëns, el modernismo de Fauré, de quien el estupendo violonchelista Israel Martínez ofreció su concierto en el Teatro Riberas del Guadaira, el impresionismo de Debussy y Roussel, el neoclasicismo de Poulenc y el expresionismo de Françaix. Los tres últimos protagonizaron en la Sala Manuel García un brevísimo concierto, apenas cuarenta minutos de música que, junto a las explicaciones de los músicos y dos minúsculas propinas, no llegaron a cubrir una hora de espectáculo.

El Divertissement Op. 6 de Albert Roussel combina magistralmente armonía y contrapunto, si bien los intérpretes no alcanzaron a reflejarlo en su plenitud, acusando en ocasiones falta de coordinación aunque por separado cada instrumento aprovechara su oportunidad de lucimiento. Sí acertaron en las acentuaciones rítmicas pero no tanto en plasmar su tendencia a la acidez. Un excelente nivel técnico y el cuerpo justo que añadió el piano de Postnikova facilitó que el Sextour de Francis Poulenc sonase alegremente irónico y a la vez refinadamente melancólico. Su brillante allegro, el poético divertimento y el muy rápido final hicieron justicia a esta singular pieza del autor de Diálogo de Carmelitas.

Poco elegante se mostró Szymyslik para ilustrar L'heure du Berger, obra que se dice compuso Jean Françaix como música de ambiente para un restaurante parisino, aunque por su estética no parece adecuada para acompañar a los comensales. El clarinetista estampó sobre el piano de Postnikova, preciosamente ataviada para la ocasión, un dibujo de un pianista, quizás el propio Françáix, con una vampiresa estilo Michelle Pfeiffer en Los fabulosos Baker Boys sobre el instrumento, algo poco sutil de cara a la pianista y el sexo femenino en general. En compensación la pieza fue servida con evidente encanto y unas muy acertadas dosis de humor, sobre todo en los diálogos entre el clarinetista y unos espléndidos Morelló a la flauta y González al oboe, con incursiones también brillantes de Aragó al fagot y la trompa atenta y precisa de Parkes.

RED ARMY El deporte como propaganda ideológica

USA-Rusia 2014 76 min.
Guión y dirección Gabe Polsky Fotografía Svetlana Cvetko y Peter Zeitlinger Música Christophe Beck y Leo Birenberg. Documental. Estreno en el Festival de Cannes 16 mayo 2014; en España 13 febrero 2015

Las credenciales del joven realizador ruso afincado en Estados Unidos Gabe Polsky son una película con Dakota Fanning titulada Motel Life, un documental sobre el productor Jerry Weintraub y haber producido el remake de Teniente corrupto que dirigió Werner Herzog hace unos años. El contacto con estos dos últimos ha propiciado esta suerte de ajuste de cuentas con el antiguo régimen soviético a través del glorioso equipo de hockey sobre hielo, el Ejército Rojo del título, que lideró las marcas mundiales a lo largo de más de una década de dominación deportiva rusa sobre el resto de países entre los años setenta y ochenta. Los apoyos prestados por Herzog y Weintraub, productores de la cinta, le ha permitido llevar a buen puerto un documental enérgico, ágil y vigoroso que, sin embargo, apenas desvela nada que no supiésemos ya. Poco sorprende a estas alturas que los deportistas soviéticos sufrieran entrenamientos crueles y despiadados para mantener el nivel que permitiera al régimen una campaña propagandística de primera magnitud. Que no pudieran salir del país sin grandes controles de seguridad ni ser fichados por equipos extranjeros; que tuvieran que participar sin remedio en el control ideológico y cultural que procuró mantener el gobierno durante aquellos años de supremacía tecnológica y económica, según para qué. Ni sorprende ni interesa demasiado, salvo por el hecho de que los dos países protagonistas de aquella llamada guerra fría se alíen ahora para llevar a cabo este ajuste de cuentas. De hecho el personaje central de esta aseada crónica, Vyacheslav Fetisov, héroe nacional y más tarde considerado enemigo público, otra constante del régimen, es hoy ministro de deporte de la administración Putin, además de un sujeto bastante arisco y antipático. El derroche de imágenes de archivo y la enérgica música en la que no pueden faltar los coros militares, completan un producto que aunque no entusiasma, entretiene y refleja la huella de una época. Logró el Premio del Público en el Festival de Chicago.

sábado, 14 de febrero de 2015

MAUS 2015: PATRIZIA BOVI Y BEGOÑA OLAVIDE, HERMOSURA NO TIENE FIN

Ciclo de Música Antigua de la Universidad de Sevilla. Patrizia Bovi, canto, arpa y percusión. Begoña Olavide, canto, salterio y percusión. Programa: Mujeres Hispánicas (Cantigas de amigo de Martin Codax, Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio, Romancero Antiguo tradicional y Canciones de boda de la tradición sefardí). Capilla de la Universidad, viernes 13 de febrero de 2015

Begoña Olavide
El cartel del ciclo de Música Antigua de la Universidad se enriquece con cada nueva aportación, dejando claro que las suyas, lejos de ser teloneras o antesalas del Femás, son propuestas de enorme categoría, valor y dignidad. Ahí estuvieron para demostrarlo dos mujeres cuya autoridad y compromiso con la música medieval y renacentista está fuera de toda cuestión. La italiana Patrizia Bovi y la española Begoña Olavide desgranaron en fecha tan señalada un hermoso recital de canciones amorosas extraídas del romancero español.

Patrizia Bovi
Un recital que comenzó con lírica galaicoportuguesa de la mano de cuatro de las Cantigas de Amigo del trovador Martin Codax, diálogos con las olas de la mujer melancólica que añora a su amado, pescador perdido en el mar. Las voces aprovecharon el repertorio para exhibir agilidades y ornamentaciones de carácter a menudo arábigo, de líneas más claras y precisas en Bovi que en Olavide. La voz documentada, académica y sin imposturas de la primera, curtida junto a maestros como Marcel Perès o el sinfín de óperas y conjuntos en los que ha tomado parte, se alternó así con la más sencilla, profana y relajada de la española, cuyo acompañamiento al salterio apenas tiene parangón en la actualidad. Su arte frente a tan complejo instrumento resume a la perfección la minuciosidad y el detalle que derrocha con piezas que dejan una holgada libertad a la ornamentación, lo que le da ventaja también para la creatividad.

De las Cantigas de Alfonso X el Sabio se optó por una de loor, seria y reflexiva, monodia entonada a dos voces y sin instrumentación. Una interesante muestra de canciones provenientes de la tradición sefardí, conservada y cultivada no sin grandes dificultades, completó el programa. Arpa y salterio se fundieron con una discreta percusión que destacó más en manos de Olavide que de Bovi, impactando especialmente el cuento de Gerineldo y la Infanta Enilda, varias canciones de boda o la preciosa y muy popular nana de la propina que mezclaron con unas folías alcanzando resultados brillantes y sorprendentes.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía el domingo 15 de febrero de 2015

viernes, 13 de febrero de 2015

8º CONCIERTO DE ABONO DE LA ROSS: ENTRE LA EXTRAÑEZA Y LA ALEGRÍA

8º concierto de la XXV Temporada de Conciertos de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. José Forte, trompeta. Andrés Salado, director. Programa: Sinfonía nº 1 “Clásica” de Prokofiev; Concierto para trompeta y Sinfonía nº 94 “La sorpresa” de Haydn; Obertura de “La gazza ladra” de Rossini. Teatro de la Maestranza, jueves 12 de febrero de 2015

Andrés Salado dirigiendo la ROSS
Tras la inmejorable impresión que Maurizio Benini ha dejado entre los aficionados con su dirección de Norma, su sustitución en este octavo concierto de temporada de la ROSS podría habernos impedido otra velada memorable. Sin embargo de la mano del joven madrileño Andrés Salado este programa de estética eminentemente clasicista ha deparado también muy agradables sorpresas, más allá de la que dispensa el golpe de timbal del segundo movimiento de la Sinfonía nº 94 de Haydn que le da título.

La Clásica de Prokofiev empezó algo titubeante, con líneas poco definidas y brumosas, para ir progresivamente desvelando una lectura diferente y personal, más cercana al lenguaje contemporáneo del autor que al alegre clasicismo que homenajea. Cierto aire melancólico, añadido a unas armonías que rozaban el expresionismo, caracterizaron este particular tratamiento que Salado dio a la página, que terminó antojándose envolvente y embriagadora. Su tendencia a mimar el detalle, ya apuntada cuando comentábamos el concierto de Año Nuevo del pasado 3 de enero, benefició a José Forte, solista de la orquesta, que trompeta en mano desgranó el más popular concierto escrito para este instrumento con solvencia no exenta de notas falsas y algún otro apuro. El brillo de su timbre contrastó con el más seco que identifica a la trompeta con llaves, efímero instrumento para el que fue compuesta la pieza. 

José Forte, jovencísimo trompetista de la ROSS
Salado defendió la Sinfonía de Haydn con tanta concentración y responsabilidad como exhibió en el resto del programa, extrayendo humor y sensibilidad, sacando provecho del gran dispositivo instrumental que demanda y logrando un final alegre y endiablado. La ópera de Rossini La gazza ladra debe su popularidad a su célebre obertura, a su vez inmortalizada como telón de fondo de las fechorías de Malcolm McDowell en La naranja mecánica. Salado la arrancó exagerando más su aire marcial que majestuoso, para derivar después en pura y chispeante seducción gracias a unos muy bien intensificados crescendi.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía el sábado 14 de febrero de 2015

miércoles, 11 de febrero de 2015

MOTIS & CHAMORRO EVOCAN MITOS A RITMO DE BIG BAND

Motis & Chamorro Big Band. Andrea Motis, voz, saxo y trompeta. Joan Chamorro, saxo, clarinete y contrabajo. Ignasi Terraza, piano. Josep Traver, guitarra. Esteve Pi, batería. David Mengual, contrabajo. Víctor de Diego y Pablo Arias, saxos y flautas. Fredrik Carlquist, saxo y clarinete. Josep Tutusaus, Toni Belenguer y Sergi Verges, trombones. David Pastor, Mathew Simon y Jaume Peña, trompetas y flugerhorns. Teatro Lope de Vega. Martes 10 de febrero de 2015

Andrea Motis & Joan Chamorro
Quien haya visto la excelente película Whiplash, nominada a cinco Oscars, flamante ganadora de tres Bafta y un Globo de Oro y dirigida por el guionista de la española Grand Piano, y asistiera el martes al concierto de esta big band en el Lope de Vega, no podría sustraerse a la tentación de marcar paralelismos entre este espectáculo y lo que nos cuenta el film de Damien Chazelle. Para empezar su director, Joan Chamorro, es también responsable de la Sant Andreu Jazz Band, la banda de este tipo más joven de Europa; igual que en el film J.K. Simmons da vida al duro y marcial profesor que dirige la banda del mejor conservatorio de la costa este de Estados Unidos y le hace la vida imposible al baterista protagonista. Quién sabe si tras la piel de cordero con la que se muestra Chamorro se esconde un lobo como el que interpreta quien cuenta con más papeletas para ganar el premio de la Academia al mejor secundario.

En los últimos tiempos son muchos los buenos conjuntos que han florecido en España tomando prestados estilos y géneros popularizados en Norteamérica; sin ir más lejos en Sevilla O Sister! rememora la música popular americana de los años treinta con tanto o más respeto y afinidad de la que puedan ofrecer conjuntos autóctonos. Motis & Chamorro Big Band aglutina un excelente conjunto de metales liderados por un apasionado catalán que domina el saxo y el contrabajo y una jovencísima vocalista, Andrea Motis, de voz aterciopelada que recuerda a Norah Jones, modula con sensualidad y toca la trompeta con probado virtuosismo, aunque un acento americano forzado, abriendo excesivamente las vocales, no le beneficien. Ignasi Terraza exhibió elegancia y veteranía como pianista, mientras Esteve Pi marcó infatigablemente el ritmo, derrochando coordinación e imaginación como apostilla el argumento de la película aludida.

En el programa grandes clásicos y standards, inaugurado con una pieza original del trombonista Sergi Verges, responsable de la mayoría de los brillantes arreglos exhibidos, que sirvió para demostrar la versatilidad del conjunto, desde el swing al bebop pasando por el cool, el funky y el pop. Chet Baker, Sarah Vaughan, John Coltrane (My Favourite Things de Richard Rodgers, de quien también se interpretó It Never Entered My Mind), Billie Holiday (Lover Come Back to Me y Don’t Explain) y Hoagy Carmichael (Skylark) fueron evocados con admiración y naturalidad. Hubo espacio también para la música brasileña (Samba em preludio y Flor de lis) en formación de quinteto homenajeando a Maria Creuza y Djavan. Todos ellos y ellas devueltos al esplendor que les corresponde gracias a unos músicos sobradamente solventes y acreditados.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía el jueves 12 de febrero de 2015

lunes, 9 de febrero de 2015

FOXCATCHER Las amistades turbias

USA 2014 129 min.
Dirección Bennett Miller Guión E. Max Frye y Dan Futterman Fotografía Greig Fraser Música Rob Simonsen Intérpretes Steve Carell, Channing Tatum, Mark Ruffalo, Sienna Miller, Vanessa Redgrave, Anthony Michael Hall, Guy Boyd, Brett Rice Estreno en el Festival de Cannes 19 mayo 2014; en Estados Unidos 16 enero 2015; en España 6 febrero 2015

Con solo tres películas en su haber, Bennett Miller se ha consagrado ya como uno de los realizadores más interesantes e inquietantes del actual panorama cinematográfico en Hollywood. Por lo pronto cuenta con el respaldo unánime de la industria y la profesión, que no ha dudado incluir en los Oscar sus tres títulos, Capote, Moneyball y ahora Foxcatcher. Las historias basadas en personajes reales son su fuerte, y si antes lo fueron el autor de A sangre fría y Desayuno con diamantes, y el gerente del equipo de béisbol Oakland Athletics Billy Beane, la coctelera ahora incluye a los medallistas olímpicos en la categoría de lucha libre Mark y David Schultz y el multimillonario John Du Pont, de cara a la preparación de los Juegos Olímpicos de Seul de 1988. La extraordinaria caracterización del trío protagonista se refuerza con una transformación física impresionante que incluye a Carell bajo prótesis varias y mucho maquillaje, Mark Ruffalo con más musculatura y volumen de lo habitual en él, y Tatum más embrutecido y menos estilizado de como aparece actualmente en El destino de Júpiter. Los tres se involucran de lleno en esta crónica turbia y gris sobre seres huérfanos de afecto y admiración que buscan en el deporte la satisfacción a las carencias que les atormentan, para lo cual no dudan en vampirizarse y aprovecharse de las ventajas que unos pueden reportar a otros. Al menos esto es en lo que al caprichoso millonario y el taciturno deportista se refiere, pues el hermano del segundo se limita a ejercer de visagra y elemento conciliador de ambos temperamentos, aunque ello le pueda deparar el peor destino en el reparto de papeles. Con un ritmo premioso y controlado, Miller nos va introduciendo en un ambiente malsano de frustraciones y juegos de rol, donde la manipulación disfrazada de buenas intenciones va haciendo progresar la trama, y el escenario de opulencia que representa la mansión que da título al film y donde antaño se practicaba la noble caza del zorro, no impide sentirse rodeado de una sordidez irrespirable. Asomándose discretamente aparece de vez en cuando el enigmático personaje de una madre anciana, estupenda también Vanessa Redgrave, que transmite tanto emotividad como preocupación frente a la figura edípica de su trastornado hijo megalómano, y que representa esa aristocracia rancia norteamericana en la que se han forjado muchos de los presidentes que han gobernado el país. La perfecta planificación de los recursos por parte del realizador para recrear el ambiente aludido y reflejar las tensiones de carácter casi shakesperiano que plantea la película, se completa con la soberbia interpretación de sus protagonistas, si bien el que menos reconocimiento ha recibido, Channing Tatum, hace un trabajo extraordinario de contención en el que con su mirada va expresando toda la complejidad interior que demanda el personaje en cada momento y con todo lujo de matices, lo que eleva la suya a la mejor interpretación de su carrera y quizás del trío protagonista. El premio al mejor director en Cannes, tres nominaciones a los Globos de Oro y cinco a los Oscar coronan este soberbio trabajo de Bennett Miller.

TIMBUKTU Serenidad paisajística ante la sinrazón y la barbarie

Título original: Le chagrin des oiseaux (Timbuktu)
Francia-Mauritania 2014 97 min.
Dirección Abderrahmane Sissako Guión Abderrahmane Sissako y Kesen Tall Fotografía Sofiane El Fani Música Amin Bouhafa Intérpretes Ibrahim Ahmed, Toulou Kiki, Abel Jafri, Fatoumata Diawara, Hichem Yacoubi, Kettly Noël Estreno en el Festival de Cannes 15 mayo 2014; en Francia 10 diciembre 2014; en España 6 febrero 2015

El fanatismo religioso musulmán ha arraigado fuertemente en las últimas décadas como consecuencia del recrudecimiento sin fin del conflicto judeo-palestino, que se remonta ya a más de medio siglo. Sólo cuando golpea directamente en nuestro acomodado mundo occidental los medios de comunicación le prestan especial atención, haciendo que las víctimas francesas, españolas, americanas o inglesas sean de primera categoría frente a las miles que diariamente sufren el terror en países desfavorecidos de Asia o, como en este caso, África, merecedores de menor cobertura y atención. La última película del director mauritano Abderrahmane Sissako (La vida en la tierra, Bamako) no pretende ser una ilustración de carácter documental sobre la suerte sufrida por una ciudad que en su momento fue paradigma del paraíso en el tercer mundo, donde la tolerancia y la convivencia hicieron de su gente icono de bienestar y prosperidad. En 2012 las fuerzas yihadistas se hicieron con el territorio, destruyendo gran parte de su patrimonio cultural y artístico por considerarlo impío, e imponiendo a sangre y fuego sus crueles y desproporcionadas reglas religiosas para oprimir y aniquilar a sus habitantes. Pero la cinta de Sissako no cuenta esa barbarie, ni siquiera juzga directamente a los bárbaros. Muestra sencillamente el día a día en una ciudad sitiada donde muchos y muchas han perdido su razón de existir pero resisten y se rebelan en silencio, mientras la contradicción se va abriendo camino entre los habitantes partidarios o no del nuevo orden. La violencia subyacente en el ambiente propicia tragedias como la que sufre el protagonista de la película, feliz y orgulloso esposo y padre de familia sobre el que se cernirá la ley del talión practicada por los invasores. Manteniendo un ritmo premioso, atento a los detalles y a las relaciones entre víctimas y verdugos, Sissako teje una crónica emotiva y dolorosa, a la vez que colorista y hermosa, gracias a la delicadeza de su fotografía y el esplendor de sus paisajes, del ambiente y la situación en esta ciudad maliense de la que no queda otra salida que huir, que le ha reportado el Premio del Jurado Ecuménico en Cannes, el de mejor director en el Festival de Chicago, ocho nominaciones a los Cesar y una nominación al Oscar a la mejor película de habla no inglesa.

THE INTERVIEW Parodia inofensiva salvo para estómagos muy delicados

USA 2014 112 min.
Dirección Evan Goldberg y Seth Rogen Guión Evan Goldberg, Seth Rogen y Dan Sterling Fotografía Brandon Trost Música Henry Jackman Intérpretes Seth Rogen, James Franco, Lizzy Caplan, Randall Park, Diana Bang, Timothy Simons, Reese Alexander, James Yi, Paul Bae Estreno en Estados Unidos 25 diciembre 2014;
en España 6 febrero 2015

Beneficiada de la publicidad extra que le ha reportado una supuesta e inflada polémica diplomática con Corea del Norte, la nueva película de los responsables de Juerga hasta el fin se han vuelto a desmadrar y despachar a gusto a fuerza de humor corrosivo, grosero y escatológico en esta parodia sobre el dictador Kim Jung-un. La empresa sin embargo resulta menos molesta que la anterior, en la que se arremetía contra el mundo vanidoso y egocéntrico de Hollywood a propósito de una catástrofe apocalíptica. Entonces Franco y Rogen se interpretaban a sí mismos, mientras ahora incorporan a un gesticulante y excesivo presentador de programas basura y su más comedido y responsable productor. Siguiendo los parámetros del cine político y de acción con un punto jamesbondiano, la pareja viajará a la dictadura, donde se prestarán a un juego de seducción y manipulación mutua que deparará momentos tan disparatados como hilarantes. Franco aprovecha una vez más para coquetear con la homosexualidad, referencias a Katy Perry y los margaritas incluidas; mientras su oponente en la entrevista del título, planteada como si de aquella mítica entre Frost y Nixon también llevada al cine se tratara, aprovecha para exhibir multitud de registros dramáticos y cómicos y salir airoso del tema. Entretenida, divertida y dinámica, abusa naturalmente del mal gusto, como viene siendo habitual en la nueva comedia americana, mimando su puesta en escena y ofreciendo un espectáculo tecnológico de primer orden. El apoyo de personalidades del espectáculo como Eminem, Rob Lowe o Joseph Gordon-Levitt confesando supuestos (o no) secretos ocultos, completa un espectáculo quizás no para todos los públicos, seguramente facilón, definitivamente poco crítico y corrosivo con aquello que ataca, pero de cualquier modo apto para dejarse empollonar, enchochonar y disfrutar a carcajada limpia.

domingo, 8 de febrero de 2015

UN ESTUPENDO DANI ROVIRA NO PUDO IMPEDIR QUE LA GALA DE LOS GOYAS FUERA UNA VEZ MÁS SOPORÍFERA

Un Goya al menos debería estar reservado a los esforzados y entusiastas cinéfilos que se tragan el soporífero espectáculo con el que la Academia nos castiga cada año. Pocos sin duda serán los que consigan llegar al final de la interminable entrega de galardones e insulsos e irrelevantes discursos de agradecimiento que ocupan la mayor parte de estas tres horas y media sin interrupciones que dura la ceremonia. Es humano que los premiados aprovechen para emocionarse y dedicar su triunfo a las personas que quieren, pero a menudo abusan de nuestra paciencia y perjudican al espectáculo. Dani Rovira hizo lo que pudo, que no es poco, y gracias a su frescura, su ingenio, indudable comicidad y saber estar, alivió la pesadez del espectáculo, sobre cuyos aciertos y desaciertos recomiendo una interesante reflexión publicada en lainformacion.com. Salvo por unos poco imaginativos y muy ridículos trailereses (como el actor y cómico llamó con desparpajo a los avances cinematográficos que se proyectan en las salas comerciales), las intervenciones de Rovira fueron recibidas como agua de mayo por la concurrencia, al menos la que lo seguía desde casa. Exhibió incluso agilidad y disciplina a la hora de enfrentarse a una complicada coreografía de claqué diseñada por Jon O'Brien y en el que también destacó el actor Adrián Lastra, curtido en el musical y nominado en 2012 al mejor actor revelación por Primos de Daniel Sánchez Arévalo. Menos logrados fueron los juegos de palabras a propósito de los títulos con más nominaciones, otro préstamo descarado y mal adaptado de los Oscar. Como es costumbre desde su fundación hace ya casi treinta años, la reivindicación y el pataleo fue la nota dominante, por eso no es de extrañar que el éxito del Dúo Dinámico Resistiré se convirtiera en leit motiv de la noche. El presidente de la Academia, Enrique González Macho, esgrimió otro cansino discurso sobre la falta de apoyo de las instituciones y celebró el éxito del cine español del pasado año, aunque al final el reconocimiento unánime e incondicional a un solo título, en esta ocasión La isla mínima, parezca contradecir la excelencia de la cosecha aplaudida. Este año el cine ha llenado las arcas públicas, se dijo; bueno, pues eso está muy bien y por ahí habrá que seguir. En su interminable y lento discurso, uno de los productores de la película del año, creo que José Antonio Félez de Atípica Films, llegó a confesar que habida cuenta del éxito del cine español de 2014 había que seguir haciendo películas que gustasen al público; o sea, que durante cien años no parece haberse acertado. Lamentable. Pero para discurso soporífero el de Antonio Banderas, además leído, lo cual lo hace más pesado, y tan pretencioso que parecía que el actor malagueño estuviese dando el pregón de Semana Santa o hubiese sido poseído por el espíritu de Unamuno. Además, la Academia le condecoró con el Goya de Honor pero dejó sin premio a su película Autómata, que en el colmo de los disparates ni siquiera competía en el apartado de efectos visuales. Almodóvar, al presentar el premio a Banderas, sentó la polémica al dar la bienvenida a toda persona amante de la cultura, entre la que no incluía al ministro Wert, presente en la gala. A algunos les pareció una grosería, a otros muy oportuno y acertado.

La isla mínima merecía un gran reconocimiento, pero en apartados como vestuario o dirección artística sobraba premio; incluso la música de Julio de la Rosa, que funciona bien dramáticamente, no tenía parangón con la preciosa partitura de Pascal Gaigne para Loreak, una joya que se fue de vacío. Nerea Barros apenas tiene un par de secuencias en la película, que defiende con corrección y poco más. Frente a ella un trabajo integral como el de la joven sevillana Ingrid García-Jonsson en Hermosa Juventud, único título del año que afronta directamente la crisis económica en nuestro país, o Natalia Tena en 10.000 kilómetros, merecían más el premio de actriz revelación. Por su parte Yolanda Ramos no pudo ocultar su decepción al no recibir el galardón en esa categoría por Carmina y amén, título por cierto perjudicado por la presbicia de los académicos, que no han sabido ver en ella la buena y reflexiva película que encierra, muy superior a su antecesora, la grosera aunque divertida Carmina o revienta. Además del triunfo máximo de La isla mínima, la presencia sevillana fue notable con unas poco afortunadas intervenciones de Alex O'Dougherty como hombre orquesta, y el Cabeza y el Culebra como estandartes del tipismo hispalense, a lo que hay que añadir más folclore de la mano del catalán Miguel Poveda.

Un año más, y van veintinueve, el premio a la mejor película europea lo recogieron sus distribuidores. A estas alturas no creemos que se trate del desprecio del cine europeo a nuestra industria, sino más bien la ineptitud del comité organizativo para procurar la asistencia de los nominados. Al Festival de Sevilla no le cuesta tanto atraer a los cineastas convocados. Resulta una desfachatez en toda regla nominar una película más argentina que española como Relatos Salvajes a nueve nominaciones para finalmente sólo otorgarle el más cantado de mejor película hispanoamericana. Que de todo su espléndido elenco sólo se destacase en las nominaciones al popular Ricardo Darín es otro despropósito. Como cruel resulta dejar a Clara Lago, cuyo trabajo quizás no destaque demasiado en Ocho apellidos vascos, como única protagonista sin premio del elenco de la película de Emilio Martinez Lázaro. También la estupenda Magical Girl se tuvo que conformar con un solo premio, el más previsible, a los que aspiraba. La verdad es que todos los galardones fueron previsibles; no hubo espacio para la sorpresa, por muy saludable que ésta sea en este tipo de acontecimientos. Nadie se acordó de Santi Amodeo, con quien Alberto Rodríguez dió sus primeros pasos, a pesar de que en el discurso de Gervasio Iglesias primó el buen rollo entre los compañeros de generación. Sí hubo emotivos recuerdos para Álex Angulo y Amparo Baró de mano de los ganadores al mejor actor y la mejor actriz de reparto. Y no menos emotivo fue el homenaje a Asunción Balaguer, presente en la sala y balbuceando en Resistiré del comienzo. Por último, aunque la música tuvo su protagonismo, en lugar de ciertas actuaciones y montajes mal encajados, una interpretación en directo de las canciones y partituras nominadas, aunque fueran abreviadas, tendría más sentido.

EL DESTINO DE JÚPITER Disparatada Jupicienta galáctica

Título original: Jupiter Ascending
USA 2015 127 min.
Guión y dirección Andy y Lana Wachowski Fotografía John Toll Música Michael Giacchino Intérpretes Mila Kunis, Channing Tatum, Eddie Redmayne, Sean Bean, Douglas Booth, Tuppence Middleton, Doona Bae, Vanessa Kirby, Jo Osmond, Christina Cole, Spencer Wilding Estreno en el Festival de Sundance 27 enero 2015; simultáneo en Estados Unidos y España 6 febrero 2015

Los hermano y hermana Wachowski (Hermanos Wachowski antes de que Larry se convirtiera en Lana) revolucionaron la ciencia ficción con la trilogía Matrix, tras escribir el guión de la inefable Asesinos y debutar en la dirección con el interesante thriller de tintes eróticos Bound (aquí Lazos ardientes). Después cosecharían un discreto éxito con el guión de V de Vendetta para posteriormente ir viendo cómo su estrella se iba desvaneciendo progresivamente con fracasos como la colorista Speed Racer y la ambiciosa El atlas de las nubes. Su propuesta más reciente es este espectacular viaje por un universo de cómic que a la vista de sus evidentes referencias, que van de las entregas más recientes de La guerra de las galaxias a Star Trek, pasando por Flash Gordon, Barbarella, Señales y Parque Jurásico, parece querer erigirse en madre de todas las películas del género. Por otro lado pretende también convertirse en un cuento de hadas de estética machista disfrazada de sensibilidad femenina, pero lo cierto es que su pobreza dramática y la acumulación de diseño y acción la convierten en un producto indigesto, ciertamente vistoso, sazonado con un atractivo reparto en el que sobresalen un apolíneo Channing Tatum del que los Wachowski aprovechan descaradamente su fornido físico, una hermosa Mila Kunis, la Júpiter protagonista cuyo perfil se antoja el de una Cenicienta atravesando galaxias con una facilidad portentosamente infantil; y Eddie Redmayne, de moda gracias a su interpretación de Stephen Hawking en La teoría del todo, y cuya difícil fisonomía le pone fácil incorporar personajes tan extremos como este Darth Vader sin máscara. Vistosa y espectacular, incluido ese Guggenheim de Bilbao camuflado para la ocasión como la Plaza de España lo fue en El ataque de los clones, pero poco o nada más que puro disparate y argumento de pacotilla.

sábado, 7 de febrero de 2015

NORMA EN EL MAESTRANZA: APOTEOSIS ORQUESTAL SIN CONFLICTOS INTERNOS

Tragedia lírica de Vincenzo Bellini con libreto de Felice Romani. Maurizio Benini, dirección musical. Alberto Fassini, dirección de escena. Vittorio Borrelli, reposición puesta en escena. William Orlandi, escenografía y vestuario. Juan Manuel Guerra, iluminación. Con Daniela Schillaci, Sonia Ganassi, Sergio Escobar, Rubén Amoretti, Mireia Pintó, Vicenç Esteve Madrid. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Miembros de la Orquesta Joven de Andalucía dirigidos por Juan Manuel Busto. Coro de la A.A. del Teatro de la Maestranza, dirigido por Íñigo Sampil. Producción del Teatro Regio de Turín.
Teatro de la Maestranza, Viernes 6 de febrero de 2015

Cuando una prima donna canta Casta Diva y a su fin no recibe los esperados aplausos es que algo no funciona. La bella soprano Daniela Schillaci defendió con valentía y profesionalidad el difícil rol protagonista de este título imprescindible del repertorio belcantista, al que aquí se enfrentaba en sustitución de la inicialmente programada Angela Meade, y después de haberlo ya interpretado en algunas plazas italianas. Sin embargo su voz no alcanza la extensión que exige el papel; sin apenas graves perceptibles, falta de cuerpo y soltura, y con un timbre excesivamente agudo que no beneficia a un personaje que demanda una gran cantidad de matices tanto psicológicos como canoros. Ni siquiera brilló en las agilidades, con una cabaleta inmediatamente posterior al célebre aria de escaso colorido. Contenida en su caracterización, le faltó sin embargo mayor actitud y autoridad, menoscabando las posibilidades de un personaje con tantos resortes y conflictos internos, que no llegó a transmitir. Carencias que fue limando en un segundo acto más satisfactorio, aún sin alcanzar resultados notables y mantener una línea destemplada. Más experimentada y curtida, la mezzo Sonia Ganassi en el papel de Adalgisa exhibió una voz gastada, a veces incluso bronca, y un temperamento exacerbado que le llevó a la sobreactuación; también se quedó corta a la hora de lucir agilidades. Juntas lograron mejores resultados en Sì, fino all'ore estreme, que no en Mira, o Norma, donde faltó una mayor dosis de sentimiento y emotividad. El volumen, la potencia y el buen gusto a la hora de modular que lució la voz del joven tenor toledano Sergio Escobar justificó su carrera ascendente, aunque aún le conviene corregir ciertas asperezas y dotar a su interpretación de un mayor contenido dramático. Rubén Amoretti mantuvo en todo momento una línea de canto contundente y autoritaria, tal como exige su personaje de Oroveso, mientras Mireia Pintó y Vicenç Esteve cumplieron con corrección en unos roles que no exigen mucho.

El triunfo indiscutible de la noche lo logró la batuta de Maurizio Benini, veterano director muy familiarizado con el género, que mimó la partitura extrayéndole todo su potencial dramático y emotivo. Suyo fue el mérito de que el espectáculo no acabara antojándose indigesto, que resultara ágil y entretenido. Vibrante desde una Obertura antológica, arropó con elegancia y respeto las voces protagonistas, de igual forma que acentuó sus miedos y anhelos, convirtiéndose así en auténtica referencia del drama interno sufrido por cada uno y una de los personajes. La orquesta se plegó magistralmente a sus exigencias, consiguiéndose esa atmósfera trágica que conjuga pasión y melancolía tan presente en la partitura de Bellini, la más conseguida en términos de orquestación de su catálogo. Como banda interna los metales de la Orquesta Joven de Andalucía alcanzaron cotas también brillantes, mientras el coro podría haber logrado resultados más espectaculares, con momentos tan propicios como Guerra, guerra!; por el contrario mantuvieron un nivel de mera y apenas satisfactoria corrección.

Mucho más clásica que la producción del propio Teatro de la Maestranza que se pudo ver en abril de 2000, de marcado carácter conceptual e incluso cósmico, la del Teatro Regio consiste fundamentalmente en varios paneles inspirados en el carácter primitivo y austero de los pueblos celtas antiguos, cuyo desplazamiento permite realizar continuos cambios en el escenario con el fin de agilizar la dramaturgia, si bien en escenas con gentío llega a ahogar el espacio. Unos fondos pintados y visiblemente deteriorados completan la propuesta, mientras un adecuado vestuario rematado con unas preciosas pelucas de Mario Audello ponen el perfecto acabado en una escenografía iluminada en esta ocasión con más funcionalidad que auténtico ingenio. En cuanto a la dirección escénica, se limita a cuadros colectivos de marcado carácter pictórico, mientras en dúos y tercetos se mantiene un correcto y efectivo desplazamiento aleatorio de los personajes por el escenario. Para amantes de las comparaciones y de la lírica en general, el próximo martes 17 de febrero se puede ver en cines en directo la producción del Teatro del Liceo en colaboración con las Óperas de San Francisco y Chicago y la Compañía Lírica Canadiense, desde el propio teatro barcelonés, con Tamara Wilson, Ekaterina Gubanova, Gregory Kunde y Simón Orfila entre otras voces.