martes, 3 de diciembre de 2013

ORQUESTA BARROCA DE SEVILLA Y PROYECTO ATALAYA: NUEVA LUZ SOBRE PARTITURAS SEPULTADAS

Proyecto Atalaya. Orquesta Barroca de Sevilla. Enrico Onofri, violín y dirección. Juan Sancho, tenor. Alejandro Casal, órgano. Jorge Rentería, trompa. Programa: En torno al clasicismo (obras de Joseph Barrera, Jaime Balius y Vila, Domingo Arquimbau, Esteban Redondo y Joseph Haydn). Iglesia de la Anunciación, lunes 2 de diciembre de 2013

Enrico Onofri, frente a la Barroca de Sevilla, tiene
un diciembre muy comprometido con nosotros
Llevamos años dando buena cuenta del encomiable trabajo generado por el Proyecto Atalaya, de investigación, recuperación y edición de música compuesta en nuestra comunidad, especialmente en ámbitos eclesiásticos, que para eso hemos sido durante siglos país tan pío y beato. Y menos mal que así ha sido, porque sin la Iglesia puede que, nosotros que somos más poetas, pintores e imagineros que compositores, apenas hubiésemos aportado nada a la Música.

Un proyecto auspiciado por la totalidad de las universidades andaluzas, coordinadas por la Hispalense, y que este año ha posado su atención en las catedrales de Granada, Córdoba y Sevilla. Esta iniciativa tendría escasa repercusión y apenas pasaría a la posteridad si no fuera por la imprescindible grabación con la que cada año culmina el trabajo de recuperación de esta memoria histórica. La oferta de este curso recoge un conjunto de auténticos compositores desconocidos cuyos trabajos no están exentos de interés, naturalmente alguno más que otros. De Granada provienen Joseph Barrera y Esteban Redondo, autores de unos estimables conciertos de órgano cultivados en un estilo barroco tardío y potenciados por la extraordinaria fuerza expresiva y agilidad técnica de un Alejandro Casal que va poco a poco erigiéndose en uno de los maestros más incontestables del teclado con rigor histórico de nuestro país. Por su parte de Córdoba surge quien fuera maestro de capilla de su Catedral entre 1785 y 1822, Jaime Balius, autor de un concertino para trompa más convencional que ciertamente inspirado, con el que Jorge Rentería evidenció más las dificultades que las virtudes de la siempre complicada trompa. Quizás si hubiese interpretado de pie hubiera resaltado más su presencia como solista, si bien eso no hubiera salvado su falta de color, indefinición melódica y escaso empuje. El acompañamiento de Onofri y la orquesta tampoco estuvo tan inspirado como otras veces, ofreciendo una de sus actuaciones más blandas y melifluas.

Lo mejor vendría de la mano de Domingo Arquimbau y su oratorio Ioth. Manum suam, una lamentación compuesta en 1814 para el Jueves Santo en la Catedral de Sevilla, con la que el tenor Juan Sancho revalidó su cada vez más poderoso y entonado timbre; toda una exhibición de dramatismo y expresividad que tuvo cotas de altísimo interés en momentos como el largo O vos omnes. Y finalmente una interpretación de la versión encontrada en la misma catedral de la Sinfonía 44 Fúnebre de Haydn. Parece ser que difiere poco de la original, salvo por su carácter manuscrito y anotado, pero lo cierto es que con esta página el conjunto logró su momento más atinado de la noche, con ese sonido entusiasta y compacto al que nos tiene acostumbrados, especialmente en un adagio tan emotivo como recogido y un poderoso, pujante y enérgico presto final.

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