viernes, 4 de octubre de 2013

EL VENERABLE MAESTRO MICHEL PLASSON CELEBRÓ SU 80 CUMPLEAÑOS EN SEVILLA, Y TAN EN BUENA FORMA

3º concierto XXIV temporada de abono de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Michel Plasson, director. Programa: Pelléas et Mélisande (Pelléas et Melisande, de Fauré; Sinfonía nº 1 de Gounod; Jeux d’enfants, de Bizet; Ma mère l’Oye, de Ravel).
Teatro de la Maestranza, jueves 3 de octubre de 2013

Pelléas et Melisande, el drama simbolista de Maurice Maeterlinck, ya fue objeto de un monográfico hace siete temporadas, cuando Marc Soustrot ofreció una sensacional lectura de las páginas que Debussy, Schönberg, Sibelius y Fauré le dedicaron a la trágica pareja de enamorados. Esta vez sirvió para engarzar un programa en el que las cuatro piezas interpretadas coincidían en atmósfera, mágica y evocadora, a la vez que habrían de inspirar celebrados ballets.

Una vez más quedó patente la habilidad y sensibilidad de Michel Plasson, un veterano de nuestro escenario con quien hace dos temporadas disfrutamos de un monográfico sobre Scherezade, para atacar partituras tan hermosas como las que nos brindó la noche posterior a su 80 cumpleaños. Casualmente fue Pauline Viardot quien impulsó e influyó en las piezas de Fauré y Gounod. De la primera el mítico director de la Orquesta del Capitole de Toulouse extrajo toda su delicadeza y misterio, logrando del conjunto una gran pureza instrumental y un sonido sereno y melodioso, si bien un poco más de dramatismo hubiera favorecido a la marcha fúnebre final. La Sinfonía de Gounod, una fantasía clasicista influida por Haydn y Mozart, no ofrece grandes oportunidades de lucimiento, pero sirvió para dejar claro el dominio de Plasson en contrapunto, ritmo y su característico control de los metales.

La segunda parte estuvo centrada en la infancia, a través de los juegos y los cuentos. Tanto Juegos de niños como Mi madre la Oca se concibieron para piano a cuatro manos, y más tarde se orquestaron. La de Bizet constituye una evocación romántica de la niñez, alcanzando su punto más lírico en manos de Plasson con el juego de los maridos y mujeres y finalizando enérgicamente con el vibrante galop. Exquisita por delicadeza y lirismo resultó la página de Ravel, poética y encantadora en una versión que mimó los detalles, las dinámicas y los matices, alcanzando el paroxismo con el emocionante beso de la Bella Durmiente en el Jardín de las Hadas. Pero nada de esto hubiera sido posible sin nuestra valiosísima orquesta y su característico sonido metálico y cristalino. Un emotivo y agradecido Cumpleaños feliz entonado por el público celebró al final de una noche mágica toda una vida felizmente encomendada a la música.

Versión extensa del artículo publicado en la edición impresa de El Correo de Andalucía el sábado 5 de octubre de 2013

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