Este
empeño ha fructificado este año en un ciclo
de conciertos denominado Feeling ROSS,
en el que tendrán cabida el que el guitarrista Pablo Sainz-Villegas ofrecerá en
el Alcázar, y que ya adelantó a principios del verano en Valencina, el habitual
concierto en colaboración con Juventudes Musicales, dos de contenido
cinematográfico ligados al Festival de Cine, otro acompañando las imágenes de Parque Jurásico al son de la música de
John Williams, los tradicionales conciertos de Navidad, Año Nuevo y Cuaresma,
el participativo y un homenaje a Camilo Sesto protagonizado por Daniel Diges.
El
de ayer, un arranque prematuro de
temporada, fue el primero de estos conciertos. Considerando que Mahler tendrá cierto protagonismo en la
misma, interpretándose tres de sus grandes sinfonías, la directora algecireña Irene Delgado Jiménez se encargó de
presentar un monográfico dedicado al autor austríaco. Una elección sin duda
acertada, considerando el respeto que ha cosechado la joven directora tanto en
Alemania como en Austria, donde trabaja habitualmente, adaptándose con éxito a
la sensibilidad reinante en aquellos países, cuyo exclusivismo demuestra el talento derrochado por la directora
andaluza.
Además,
desplegó un encanto natural y distendido
a la hora de explicar las piezas con el fin de que la audiencia comprendiera
mejor su significado y disfrutara más con la propuesta. Una oferta que incluyó
dos piezas originales y otras tres que sirvieron como adelanto a la
programación del ciclo Sinfónico. Blumine
es un descarte de la Sinfonía nº 1,
redescubierto en 1966 por el biógrafo de Mahler, Donald Mitchell, y cuya hermosa contención poética encontró eco
en la dirección mimosa y recogida de Delgado. A destacar la intervención de José Forte a la trompeta.
Una
voz con personalidad
Haber
ganado el premio ROSS en la última
edición del Certamen Nuevas Voces de Sevilla, organizado por la Asociación
de Amigos y Amigas de la Ópera, permitió a la mezzo malagueña Alicia Naranjo intervenir en este
concierto de apertura interpretando el ciclo Canciones de un compañero de viaje, haciendo gala de una voz bien colocada, generosa proyección y
considerable potencia, además de un agradable timbre y un estilo personal
bastante acentuado.
Del
repertorio sinfónico de Mahler, Delgado escogió algunas de sus páginas más hermosas y estremecedoras, como ese Urlicht o Luz original que, asilado del movimiento precedente de la Sinfonía nº 2, pierde parte de su fuerza
y capacidad de contraste. No obstante, Naranjo
lo acometió con mucha sensibilidad, especialmente en el arranque en pianissimo, exhibiendo las constantes ya
apuntadas.
Toda la sección final de la popular Sinfonía nº 5, el imprescindible Adagietto y el Rondo, protagonizaron la última etapa del concierto, con la directora logrando una interpretación estremecedora pero nada amanerada del famoso movimiento lento, mientras en el último desplegó fuerza y majestuosidad a raudales, llegando a causar un fuerte impacto en el público. Merece destacarse la atinada intervención de la concertino invitada, Heidi Hatch, actual.
Fotos: Marina CasanovaArtículo publicado en El Correo de Andalucía
No hay comentarios:
Publicar un comentario