sábado, 3 de diciembre de 2011

LA CONSPIRACIÓN La Historia como espejo y advertencia

Título original: The Conspirator
USA 2011 123 min.
Dirección Robert Redford Guión James D. Solomon y Gregory Bernstein Fotografía Newton Thomas Sigel Música Mark Isham Intérpretes James McAvoy, Robin Wright, Kevin Kline, Evan Rachel Wood, Danny Huston, Justin Long, Tom Wilkinson, Colm Meaney, Alexis Bledel, Toby Kebbell Estreno en España 2 diciembre 2011

Hay actualmente dos realizadores en Estados Unidos capaces de recuperar el estilo del cine clásico norteamericano, y casualmente los dos son actores; evidentemente nos estamos refiriendo a Clint Eastwood y Robert Redford, cuya última película, que ha tardado casi un año en estrenarse entre nosotros, respira ese aire genuino de perfecto engranaje narrativo y estructural. Ya su premisa es apasionante, el juicio a la única mujer presuntamente conspiradora para asesinar al presidente Lincoln, y la consiguiente incomodidad que suscita en su abogado defensor encargarse del caso, transmutada progresivamente en cruzada contra la injusticia y defensa apasionada del Estado de Derecho. Los hechos históricos son utilizados por Redford sabiamente para hablarnos de la tragedia de una mujer a la que el Mundo se le pone en contra, y la emoción del único apoyo que encuentra en un ambiente que le es absolutamente hostil. En este sentido aplaudimos el recital interpretativo de una espléndida, contenida y sensacional Robin Wright, dentro de un elenco en el que brillan absolutamente todos los intérpretes, principales y secundarios. Y ese drama a su vez es aprovechado para recrear una situación que no difiere mucho de la coyuntura que padecemos actualmente, bien se trate de las guerras emprendidas en Oriente o de la crisis económica con la que tanto miedo se nos está acribillando diariamente. El miedo como arma de control y poder, pasando por encima de las instituciones y las leyes que entre todos y todas hemos logrado establecer, y poniendo en peligro la mismísima democracia, está en el germen de esta extraordinaria película y del panorama internacional actual. La ambientación, la música, el guión (puede que resulte algo increíble que los personajes puedan expresarse con tanta lucidez, pero qué gusto da escuchar líneas de diálogo tan bien escritas y declamadas) y las interpretaciones son espléndidamente manejadas por la mano maestra del siempre comprometido Robert Redford para engendrar un espectáculo emocionante y emotivo, a la vez que melancólico y angustioso. El único reparo se lo ponemos a la fotografía, cuyo abuso de filtros y saturaciones la hace cuanto menos antipática.


Música de Mark Isham para la última película dirigida por Robert Redford

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