miércoles, 3 de septiembre de 2014

EL SECUESTRO DE MICHEL HOUELLEBECQ Las miserias afectivas

Título original: L'enlévement de Michel Houellebecq
Francia 2014 96 min.
Guión y dirección Guillaume Nicloux Fotografía Christophe Offenstein Intérpretes Michel Houellebecq, Matthieu Nicourt, Maxime Lefrançois, Françoise Lebrun, Luc Schwarz, Veran Mauberret, Ginette Suchotzky, André Suchotzky, Marie Bourjala Estreno en España 29 agosto 2014

El novelista, ensayista y poeta francés Michel Houellebecq es un personaje como mínimo curioso y controvertido. Censurado por su animadversión al Islam y su defensa del turismo sexual, ha trabajado ya como actor en la adaptación de dos de sus novelas más aclamadas, Las partículas elementales y Ampliación del campo de batalla, mientras actualmente espera el estreno de Near Death Experience. Además ha dirigido la versión cinematográfica de otra de sus novelas, La posibilidad de una isla, y varios cortometrajes. Enclavada de pleno dentro del cine experimental y carne de festival, como de hecho demuestra su paso por certámenes como el de Berlín, Tribeca o Karlovy Vary, El secuestro de Michel Houellebecq está dirigida por Guillaume Nicloux, de cuya sustanciosa filmografía sólo se ha estrenado un film en nuestro país, El elegido, protagonizado por Monica Bellucci y Catherine Deneuve. En Francia se ha estrenado directamente en televisión, tan sólo dos días antes de su estreno en España. Con estética de documental, en esta ocasión rodea a su protagonista, que se interpreta a sí mismo, de intérpretes no profesionales a los que bautiza con sus propios nombres, para dar vida a una pandilla de secuestradores unidos por lazos familiares y amistosos que ilustran una posible explicación a la desaparición del escritor hace unos años durante un tiempo considerable. Naturalmente dicha explicación no deja de ser una ficción en la que ni siquiera el protagonista se nos antoja real, sino personificado como un intelectual sofisticado y extravagante, de porte tímido y desgraciado y aspecto desaliñado, aspectos potenciados respecto a los originales de referencia. Aprovecha para dejar entrever algunos de los aspectos de su personalidad, fumador empedernido y admirador incondicional de H.P. Lovecraft, sin dar muchas más pistas. La cinta, enmarcada en la comedia pero sólo para espectadores voluntariosos prestos a reírse de las situaciones grotescas y surrealistas que propone, sirve para elucubrar sobre las miserias afectivas que tanto obsesionan al autor en sus exitosas novelas. De este modo el secuestrado vampiriza a sus secuestradores, que acaban convirtiéndose en una suerte de familia postiza para el desorientado genio; cabe incluso trazar un paralelismo entre la abuela que tuteló su infancia y la cabeza de familia que participa en este singular secuestro.

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