domingo, 19 de octubre de 2014

BELLEZA EN EL ARRANQUE DEL XXV CICLO DE MÚSICA DE CÁMARA DE LA ROSS

XXV Ciclo de Música de Cámara de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Anna Emilova y Uta Kerner, violines. York Yu Kwong, viola. Gretchen Talbot, violonchelo. Roberto Carlos Barroso, contrabajo. Miguel Domínguez, clarinete. Álvaro Prieto, fagot. Juan Antonio Jiménez, trompa. Programa: Octeto en Fa mayor D803 de Schubert.
Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza, 19 octubre 2014

Álvaro Prieto y Miguel Domínguez
Con el generoso patrocinio de English Language Institute por tercer año consecutivo, arrancó el imprescindible ciclo de cámara de la Sinfónica, con una página de tan comprometida ejecución como es el Octeto de Schubert. Publicada en su momento sin los movimientos 4º y 5º para darle aspecto de sonata, se trata de una composición inspirada por el Septimino de Beethoven, muy apreciado entonces en Viena, escrita por encargo y en un momento en el que la economía y la salud del autor se tambaleaban, a pesar de lo cual destila un considerable encanto y amabilidad. Una introducción en la que Álvaro Prieto nos dió la bienvenida, Miguel Domínguez nos habló de la génesis de la obra, y Gretchen Talbot de su estructura, hizo aumentar la expectación por escucharla.

El cuarteto de cuerda mantuvo en todo momento el vigor y la homogeneidad exigidas, con cuerpo y volumen potenciados por el refuerzo al contrabajo de Roberto Carlos Barroso. En la sección de viento destacó el protagonismo del clarinete, que no decayó en ningún momento, manteniendo el lirismo y el gozo inherentes a la pieza. También el fagot acertó en su labor de apoyo, mientras la siempre difícil trompa se debatió entre momentos inspirados y otros desentonados y desafinados, especialmente en el adagio, donde también atisbamos algún desliz en el primer violín, restándole lirismo y melancolía al conjunto, a pesar del conmovedor acento aportado por el clarinete. El carácter dancístico se hizo patente en el scherzo (Allegro vivace) y el campechano minuetto, abordados con astucia y picardía.

Con mucha gracia y desparpajo se resolvió el Tema y variaciones del cuarto movimiento, basado en el dúo Gelagert unterm hellen Dach de la ópera o Singspiel del propio Schubert Los amigos de Salamanca. Convenientemente dramático en su introducción, el Andante molto final se benefició de una interpretación ágil y alegre. En conjunto se evidenció disfrute colectivo, mucha cohesión y transparencia, así como un muy adecuado equilibrio entre los pasajes melancólicos y los mayoritariamente amables por los que apuesta su tonalidad en Fa mayor.
 
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

No hay comentarios:

Publicar un comentario