jueves, 16 de abril de 2015

ZAHIR ENSEMBLE ESTRENA "IN VAIN" EN ESPAÑA: UNA EXPERIENCIA NARCÓTICA EN LA OSCURIDAD

Ciclo de Música(s) Contemporánea(s). Zahir Ensemble. Juan García Rodríguez, director. Programa: In Vain, de Georg Friedrich Haas. Teatro Central, miércoles 15 de abril de 2015

Georg Friedrich Haas
A veces no somos conscientes de asistir a un acontecimiento, y el concierto de ayer miércoles en el Teatro Central lo fue. Era la primera vez que se interpretaba en España la que quizás sea la primera gran obra musical de este milenio, la que el austríaco Georg Friedrich Haas compuso en 2000 bajo el título In vain. Y quizás resulte inútil, como reza el propio título de la pieza, describir lo que sea o suponga esta arquitectura musical de algo más de una hora de duración, porque se trata sencillamente de una sucesión de sensaciones, emociones y experiencias, sentidas desde la butaca ante el ejercicio de motivación y empatía que realizan veinticuatro músicos a partir de una partitura que a veces ni siquiera aciertan a ver, pues parte de ella se ejecuta completamente a oscuras.

Imagen promocional de Zahir Ensemble, una de las joyas
de la corona de la música en nuestra ciudad
Juan García Rodríguez se ha empeñado en hacer el más difícil todavía, y desde el más puro esfuerzo y empeño va consiguiendo, también desde la humildad, que nuestra ciudad se vaya consolidando también como eje en el seno de la música contemporánea. Hitos como éste lo corroboran, y para ello logró agrupar bajo la base estructural del grupo que él mismo fundó hace exactamente diez años, representantes de algunos de los conjuntos orquestales más relevantes de la ciudad, desde la Sinfónica a la OJA pasando por la Conjunta, ese prodigio que va creciendo en sus manos y del cual pudimos disfrutar en esta cita de algunos de sus más jóvenes rostros. También el pianista Óscar Martín entre los convocados. Gente joven interpretando música del siglo XXI, quizás no rindiendo al máximo de sus posibilidades, ofreciendo a veces una lectura un poco solapada, puede que incluso débil, aventurándonos a decir sin referente que hubo errores, entradas falsas y apuros de entonación. Pero de cualquier modo los resultados fueron estimulantes, atrevidos y sin duda novedosos. Y desde luego necesarios para seguir avanzando y no quedarnos en el repertorio de siempre. Mientras haya quien programe ópera de nuestro siglo y ciclos de música contemporánea, la música en Sevilla seguirá viva y mantendrá un buen estado de salud.

Detalle de la partitura
Haas compuso la pieza en protesta por el avance de la extrema derecha en su país a finales del siglo pasado, y quizás de ahí el título y su estructura, con una música que se enrosca y planea sobre nuestro subconsciente, advirtiéndonos de que siempre hay peligro de volver a caer en los mismos errores, de reencontrarnos con el mismo horror que creíamos erradicado y superado. Volver al mismo lugar está en su esencia, a nivel estructural y espiritual, articulando emociones y estados anímicos e invitándonos a compartirlos. Música que juega con microtonos marca de la casa, y que recuerda a Ligeti en el uso de la micropolifonìa y los microintervalos, coquetea incluso con el espectralismo y encuentra su momento más sorprendente y conmovedor cuando presiona sobre nuestro sentido auditivo, potenciándolo, al privarnos de toda visibilidad durante cerca de un cuarto de hora. La luz entonces vuelve y desaparece intermitentemente, creando una sensación de desasosiego mezclado con efectos narcóticos de muy sugerente calado emocional, todo dentro siempre de una atmósfera inquietante, sombría y perturbadora. Se trata de una música para ser disfrutada lógicamente en vivo, si bien una grabación comercial podría incluir pautas sobre cuándo y cómo apagar la luz para lograr sensaciones parecidas a las experimentadas en salas privilegiadas como la del teatro de la Cartuja. Haas estrenó la pieza en Colonia el mismo año de su composición, de la mano de Sylvain Cambreling, su dedicatario.

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