miércoles, 22 de julio de 2015

GUITARINET DÚO: RECOGIMIENTO ENTRE APLAUSOS IMPERTINENTES

XVI Noches en los Jardines del Alcázar. Guitarinet Dúo: José Benítez, clarinete. Antonio Duro, guitarra. Programa: Larghetto y Allegretto, de Mercadante; Sonatas K. 545 y K. 331, de Mozart; London Trío nº 1, de Haydn. Jardines del Real Alcázar, martes 21 de julio de 2015

A estas alturas parece imposible evitar la obsesión compulsiva del público del Alcázar por aplaudir entre movimientos, en incluso en medio de ellos, como sucedió esta vez en el Tema y variaciones de la Sonata alla Turca de Mozart; claro que Duro y Benítez no debían haberla sometido a pausas por muchos problemas de pinzas que tuvieran, algo que ya ocurrió la semana pasada con Sono Reale y la Follia de Vivaldi.
Una vez más con un programa exquisito bajo el brazo, estos habituales colaboradores de Michael Thomas, el clarinetista José Benítez y el guitarrista Antonio Duro, dieron buenas muestras de versatilidad y sensibilidad, a pesar de un arranque errático, con una pieza del operista Saverio Mercadante, original para trompa y orquesta, que Benítez interpretó sin acentuar el carácter airoso del larghetto ni cabalístico del allegretto, algo tosco y con un fraseo poco flexible. Tampoco convenció mucho el allegro de la Sonata fácil de Mozart, llamada así por su sencillez técnica, aunque los intérpretes más exigentes pueden encontrarla compleja a la hora de marcar su notable expresividad. En este caso hubo desequilibrio y desencuentro entre los instrumentistas, pero a partir de ahí la cosa cambió considerablemente.
El resto de la conocida sonata transitó de forma harto satisfactoria, optándose para ello por un inusual clarinete en do, con el fin de potenciar un sonido más afín al clasicismo, como aclaró el propio Benítez; esto propició en contra algunas notas chirriantes sin importancia. Un impecable, en la forma y la expresividad, primer trío londinense de los cuatro que Haydn compuso para dos flautas y violonchelo, dio paso a una sensacional transcripción de la celebérrima Sonata K. 331 de Mozart, en la que los intérpretes pusieron de manifiesto el carácter afrancesado del primer movimiento, con elegancia y delicadeza, y la cantabilidad del minueto. El famoso rondó alla turca, de carácter más bien húngaro, sonó en esta ocasión, merced al clarinete, más próximo al folclore judío. Un tercer instrumento, el innecesario ruido de la agitación de abanicos, se unió al dúo.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 23 julio 2015

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