miércoles, 27 de septiembre de 2017

BYE BYE GERMANY Un material poco apropiado para la comedia

Título original: Es war einmal in Deutschland...
Alemania-Luxemburgo-Bélgica 2017 101 min.
Dirección Sam Garbaski Guión Michel Bergmann y Sam Garbaski Fotografía Virginie Saint-Martin Música Renaud Garcia-Fons Intérpretes Moritz Bleibtrau, Antje Traue, Tim Seyfi, Anatole Taubman, Mark Ivanir, Hans Löw, Pál Mácsai, Václav Jakoubek, Jeanne Werner Estreno en el Festival de Berlín 10 febrero 2017; en Alemania 6 abril 2017; en España 22 septiembre 2017

Hace unos años el realizador alemán Sam Garbaski nos sorprendía con una curiosa y muy simpática película protagonizada por Marianna Faithfull, Irina Palm, una combinación de drama y comedia resuelta con tanto ingenio como sutileza a la hora de poner en imagen una historia de tintes algo escabrosos, con tal pericia que lo supuestamente escandaloso se convertía en algo encantador. Con esta tarjeta de presentación era previsible que otro material delicado como el que ofrece este film cobrara en sus manos también un entretenimiento convincente y desenfadado. La historia de unos supervivientes del holocausto nazi que deciden estafar a sus verdugos, los alemanes, vendiendo género que no posee la calidad anunciada, con el fin de lograr el dinero con el que huir del país, prometía mucho. Sin embargo la cosa queda en algo muy soso y demasiado convencional, donde la condición del protagonista como experto contador de chistes, podría haberle salvado la vida pero no la película, que naufraga precisamente por su falta de gracia y por no haber sabido conjugar los elementos a la hora de hacernos partícipes del drama vivido por el singular grupo, ni apenas empatizar con ellos. Aún tratándose de una historia real, conviene limar sus posibles puntos débiles, como esa historia de amor cogida con alfileres, o una serie de flashbacks que no aciertan a plasmar la barbarie y la sinrazón que se apoderó del país y que hoy, setenta años después, amenaza con volver en forma de parlamentarios empeñados en negar la evidencia. Ambientada en la devastada Frankfurt, puede que no lograr divertir sea una consecuencia de la falta de idoneidad de la materia para hacerla cómica, aunque más bien parece obra de la incapacidad del equipo para lograr un propósito que hubiera provocado un film más inspirado y conmovedor.

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