miércoles, 24 de noviembre de 2021

ÚLTIMA NOCHE EN EL SOHO Entre la nostalgia y la denuncia

Título original: Last Night in Soho
Reino Unido-USA 2021 118 min.
Dirección
Edgar Wright Guion Krysty Wilson-Cairns y Edgar Wright Fotografía Chung Chung-hoon Música Steven Price Intérpretes Thomasin McKenzie, Anna Taylor-Joy, Matt Smith, Terence Stamp, Diana Rigg, Rita Tushingham, Michael Ajao, Synnove Karlsen, Sam Claflin Estreno en el Festival de Venecia 4 septiembre 2021; en Reino Unido y estados Unidos 29 octubre 2021; en España 19 noviembre 2021

Diez años tuvieron que pasar entre la primera película de Edgar Wright, A Fistful of Fingers, y la segunda, Zombies Party, con la que inició una fructífera relación con los cómicos Simon Pegg y Nick Frost, que dio lugar a una divertida trilogía paródica que se completa con Arma fatal y Bienvenidos al fin del mundo. Entre ellas realizó la película de culto Scott Pilgrim contra el mundo, y más tarde se independizó con la comedia de acción Baby Driver. Con el documental 
The Sparks Brothers recién estrenado, sobre los compositores de la música de Annette de Leos Carax, presenta ahora este thriller psicológico con mucho glamour y numerosos homenajes cinéfilos y musicales.

El revolucionario Londres de los sesenta sirve de base para ambientar de forma algo distópica esta siniestra historia en la que una joven aspirante a diseñadora de moda encuentra una forma en principio onírica de retroceder en el tiempo hasta esa época, y allí encuentra una mujer fuerte y decidida que le sirve de inspiración y a la que más adelante deberá proteger. Con una primera mitad que deslumbra por su ambientación, algo afectada por supuesto pero igualmente brillante, más adelante se sumerge en una intriga que se mueve entre el seudoterror cultivado por Brian de Palma y el giallo de Dario Argento, con una pizca también de la Marnie de Hitchcock. Con todos estos ingredientes y la resplandeciente intervención de Anna Taylor-Joy (Gambito de dama), Wright y la autora del guion de 1917, Krysty Wilson-Cairns, se embarcan en una aventura inquietante cuya habilidad principal consiste en servir de vehículo para denunciar la violencia machista, en un ejercicio que recuerda mucho a la reciente Una joven prometedora de Emerald Fennell. Lástima que se trate de una oportunidad perdida, por cuanto acaba frivolizando sobre un tema tan espinoso, y en su tramo final, ciertamente disparatado, malogra definitivamente tan prometedoras intenciones.

Nos quedamos con el entretenimiento, el glamour, la música de la época en la que destacan las canciones de Burt Bacharach, con presencia incluida de Cilla Black a la que da vida una tal Beth Singh, demostrando que el compositor de I Say a Little Prayer triunfaba más en el Reino Unido que en su América natal, y la presencia de iconos del cine de la época como Terence Stamp, Rita Tushingham y la jamesbondiana Diana Rigg, que firmó con ésta su testamento cinematográfico, falleciendo poco después de rodar esta película.

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