Dirección Polo Menárguez Guion Fernando León de Aranoa y Polo Menárguez, según la novela “La señorita Else” de Arthur Schnitzer Fotografía José Martín Rosete Música Carla F. Benedicto Intérpretes Ester Expósito, Pedro Casablanc, Mirela Balic, Juan Pablo Fuentes, Rocío Muñoz Cobo, Sonia Almarcha, Marta Aledo, Clara Sans, Carlos Suárez, Itziar Manero, Diego Niski Estreno 5 septiembre 2025
El escritor vienés Arthur Schnitzer empeñó a fondo su propio talento para atacar y diseccionar la decadente clase alta de la sociedad que le tocó vivir, allá por finales del siglo XIX y principios del XX. Sus reflexiones recibieron acertadas adaptaciones por parte de directores tan reputados como Stanley Kubrick (Eyes Wide Shut) o Max Ophuls (La ronda). En otras ocasiones, sus novelas sufrieron adaptaciones tan pobres y superficiales como las que realizaron directores como, por ejemplo, Roger Vadim. La que Fernando León de Aranoa y el director de El plan han llevado a cabo se queda en medio, aunque aprovechando más para criticar cuestiones de actualidad como la resistencia de la mujer a considerarse como un objeto sexual, que la decadencia de las clases altas, en cuyo seno también se ambienta esta especie de parábola (no en vano se cita la del sacrificio de Isaac a manos de su padre Abraham).
Realizada con cierto toque de elegancia, cuenta con la ayuda de unas buenas interpretaciones, en especial del siempre eficiente Pedro Casablanc y la joven Ester Expósito como talentosa y prometedora virtuosa del violonchelo, liberada ya de la etiqueta Élite, tras protagonizar Venus y El llanto, aunque aquí le acompañe otra de las protagonistas de aquella serie, Mirela Balic, en modo Cameron Diaz. Lástima que el suculento material de arranque vaya desdibujándose conforme avanza el film, con personajes tan estereotipados como los niñatos de la fiesta que sirve de escenario a casi toda la función, y otros directamente indefinidos y a la postre desaprovechados, como el de la omnipresente camarera de piso.
Sin embargo, la cinta cobra fuerza hacia el final, aunque con cierto sabor a guion forzado que lastra su discreto poder de atracción. Entre las torpezas del libreto destaca la visita del personaje de Casablanc a la piscina, totalmente inoportuna y fuera de lugar. En el camino se queda, por lo tanto, su presunto análisis de la degeneración y desgaste de esa clase que nada con toda su fuerza para hacerse valer y volver a disfrutar de los privilegios de antaño. Supone, a pesar de todo, un salto cualitativo del director frente a su anterior trabajo de ficción, ese Plan que se nos antojaba flojito y de poquito interés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario