sábado, 10 de agosto de 2013

WEST-EASTERN DIVAN 2013: MUCHO TALENTO BAJO LA BATUTA DE UN GENIO

Orquesta West-Eastern Divan. Daniel Barenboim, director. Programa: Oberturas de Las vísperas sicilianas y La fuerza del destino, y Preludios a los actos I y III de La traviata, de Verdi; Sinfonía Fantástica de Berlioz. Teatro de la Maestranza, viernes 9 de agosto de 2013

Andalucía cumple doce años como sede del hermoso proyecto de la Fundación Barenboim-Said, orientado a acercar pueblos beligerantes a través de la cultura, premisas que han servido de inspiración también para otras iniciativas como la que lidera la viuda de Rostropovich. Antes de trasladarse a enero a partir del año próximo, cumplió su tradicional cita veraniega en Sevilla, donde sólo faltó en 2008 por obras en el templo lírico de la ciudad.

Efemérides mediante, Barenboim y sus jóvenes talentos ofrecieron en el Maestranza una selección de Verdi, de la misma forma que en Granada dedicarían su concierto a Wagner. Con el compositor de Busseto el maestro demostró por qué se le considera un genio indiscutible de la interpretación musical. Como si nunca antes hubiésemos escuchado las celebérrimas páginas del italiano, redescubrió al público maestrante la Obertura de Les vépres siciliannes, una de sus óperas más opulentas y ambiciosas, destinada a la Grande Boutique, como se refería Verdi despectivamente a la Ópera de París. Su gramática rossiniana no estuvo exenta de la intensidad dramática y la sincera emoción que tan bien supo plasmar el conjunto, sacrificando el tradicional temperamento que se suele asociar a Verdi en favor de una riqueza atmosférica y una elegancia sobrecogedoras. Igual ocurrió con los Preludios a los Actos I y III de su ópera inmediatamente anterior, La traviata, y la Obertura de su título sevillano, La forza del destino, donde la sutileza se hizo patente en las transiciones de los pasajes líricos a los más enérgicos y vitalistas. Un Verdi notablemente refinado, distinto y extraordinario. 

Berlioz, que consideraba Las vísperas sicilianas el trabajo mejor acabado de Verdi, fue el protagonista de la segunda parte con su inmarchitable Sinfonía Fantástica, en los atriles de la WEDO desde 2009, cuando la interpretaron en los Proms de Londres. Hubo menos sorpresa en esta página, resuelta no obstante con un nivel técnico impecable y una potencia expresiva arrolladora. Pieza romántica por antonomasia, en la que el autor vierte sus emociones – junto al monólogo Lelio constituye su Episodio en la vida de un artista – ilustra a la manera de los futuros poemas sinfónicos de Liszt y Strauss el hechizo de un hombre sometido a la decadencia moral que le provoca su mujer ideal. Su carácter irreal, motivado por la ingesta de opiáceos en el protagonista, fue potenciado por la particular manera en que Barenboim distribuyó la cuerda, alternando graves y agudos a lo largo del escenario. Todos los caracteres de la obra, melancólico, épico, apasionado y sosegado en contraste, tuvieron su espacio en una memorable interpretación en la que brillaron entre otros los redobles de timbales o el diálogo entre corno inglés y oboe del tercer movimiento, en un conjunto ya de referencia que evidenció su cada vez más asentada plantilla. Cuatro piezas de la popular Carmen culminaron la experiencia catártica de un público entregado y propenso al aplauso incluso cuando no procedía.

Crítica publicada en El Correo de Andalucía el 11 de agosto de 2013

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