miércoles, 20 de enero de 2016

UNA SENNA FESTEGGIANTE DE BRILLANTE SENSIBILIDAD MEDITERRÁNEA

Temporada 2015/2016 de la Orquesta Barroca de Sevilla. Roberta Mameli, soprano. Benedetta Mazzucato, contralto. Sergio Foresti, barítono. Enrico Onofri, director. Programa: La Senna Festeggiante RV 693, de Vivaldi. Teatro Lope de Vega, martes 19 de enero de 2016

Roberta Mameli. La Edad de Oro
La Senna Festeggiante o El Sena en fiestas es una de esas serenatas que Vivaldi cultivó de vez en cuando y que se confunde con una ópera de pequeñas dimensiones. Forma parte de una serie de trabajos realizados por el compositor italiano para rendir homenaje a Luis XV Rey de Francia, país con el que por aquella época Venecia mantenía una fértil relación musical, si bien parece que su dedicatario fuera realmente el Cardenal Ottoboni, que a su regreso de Francia portaba credenciales como Protector de los intereses de ese país en la ciudad italiana. De argumento alegórico, en ella la Virtud y la Edad de Oro se encuentran con el río Sena para lamentarse de la infructuosa búsqueda de la felicidad a la vez que loar al monarca galo y su corte. La obra se recuperó en 1949 y desde entonces se considera la más relevante del catálogo vivaldiano en su género. Nuestra Barroca, de la mano del ya definitivamente adoptado director italiano Enrico Onofri, ofreció una versión más que aseada, de perfecto acabado formal y una estimulante capacidad para atraer toda nuestra atención y envolvernos con su manto de sensaciones y sensibilidades. Tres países de la cornisa mediterránea, Italia, Francia y España, vinculados así para ofrecer nuestra mejor versión artística.

Benedetta Mazzucato. La Virtud
Fruto de préstamos más propios que ajenos, como es habitual en la música de Vivaldi, con pasajes de un concierto para cuerdas y óperas como Giustino y Arsilda Regina di Ponto, aunque también otras piezas fueron a parar a óperas posteriores como Dorilla in Tempe, la dirección de Onofri fue meticulosa y atenta tanto al matiz vibrante, nervioso y hasta saltarín del autor como a la estética francesa, de estilo elegante y refinado, que caracteriza la pieza. Ofreció una brillante Sinfonía especialmente delicada y medida en el andante central, y aprovechó las posibilidades dramáticas de unos recitativos que a diferencia de la ópera del momento, suelen ir más acompañados instrumentalmente que secos. Ataques precisos y una habilidad especial para envolver y abrazar las intervenciones vocales de los tres solistas, fueron también notas distintivas de una dirección a la que la orquesta respondió como suele ser habitual en ella, con disciplina y entusiasmo.

Sergio Foresti. El Sena
El texto y su correspondiente traducción embellecieron el fondo de escenario sobre un azul gradualmente intenso, si bien se trata de una ubicación que en un teatro como el Lope de Vega, de concepción antigua, no permite llegar a todos los rincones por igual. De cualquier forma los textos de Domenico Lalli no son lo más relevante de la pieza, que se deslizó ágil entre las depuradas voces, todas italianas, que en un principio denotaron cierta falta de expresividad y emoción, como se evidenció en arias como Al mio seno il pargoletto, paliado en una segunda parte más caldeada y en la que pudimos disfrutar especialmente de un segmento final en la que se encadenan las arias Così sol nell’aurora y Non fu mai piú vista in soglio con el coro final Il destino, la sorte e il fato, con generosa intensidad emocional y arrebatadora belleza. Roberta Mameli mantuvo una línea de canto homogénea y una voz bien proyectada aunque en momentos puntuales exhibiera dificultad en las agilidades y ornamentaciones. La contralto Benedetta Mazzucato como la Virtud ofreció algunos de los mejores pasajes, incluido el precioso y conmovedor Stelle, con vostra pace o el delicado dúo Io qui provo; mientras Sergio Foresti afrontó el difícil rol del Sena, que exige un rango excepcional y enorme agilidad, algo que la contundente voz del barítono no logró defender en todo momento, llegando a alterar el tono para alcanzar notas elevadas, como ocurrió en L’alta lor gloria, si bien en conjunto el esfuerzo resultó brillante y convincente.

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