jueves, 16 de junio de 2016

DAVID HUH, COMO UN TORRENTE EN EL FESTIVAL DE PRIMAVERA DE JUVENTUDES MUSICALES

XXVII Festival de Primavera de Juventudes Musicales de Sevilla. David Huh, piano. Programa: Sonata nº 26 Op. 81a, de Beethoven; Variaciones sobre un tema de Corelli Op. 42, de Rachmaninov; Vals de Mefisto nº 1 S514, de Liszt; Sonata nº 3 Op. 58, de Chopin. Salón de los Carteles de la Real Plaza de Toros de Sevilla, miércoles 15 de junio de 2016

Unas atentas y cariñosas palabras de agradecimiento de Julio Gª Casas introdujeron el último concierto de este Festival de Primavera, acorde por fin con las temperaturas reinantes. Una cita que a priori tenía cierto morbo, pues se trataba del debut en Sevilla del pianista que quedó segundo en el Concurso Paloma O’Shea de Santander del año pasado, justo por detrás de Juan Pérez Floristán, orgullo de nuestra capital. Cuando seguimos el certamen por televisión, este pianista coreano nos pareció algo blando y superficial; sin embargo ahora nos ha sorprendido gratamente, demostrando no sólo una sobrada competencia técnica sino también una apabullante fuerza expresiva e intensidad dramática, especialmente si tenemos en cuenta el programa tan complejo y exigente que ofreció.

La estupenda acústica del Salón de Carteles de la Maestranza ayudó considerablemente a potenciar esa fuerza mencionada, presente ya desde una Sonata Los adioses de Beethoven en la que marcó más su carácter sombrío y turbulento que el puramente lírico del primer movimiento, rubateando con precisión en el andante espressivo, y con marcadas dinámicas y contundentes arpegios en el finale. Al principio le costó un poco transmitir el espíritu de Rachmaninov en sus Variaciones sobre el tema de Corelli, basado a su vez en La Folía española, pero al poco estábamos él y nosotros sumergidos en su estilo poético y arrebatado, resultando fácil apreciar todos sus giros y matices.

Con el primero y más conocido de los cuatro Valses de Mephisto de Liszt, El baile de la taberna del pueblo, Huh acertó a plasmar su naturaleza erótica, acentuando todos sus matices tempestuosos, líricos y sensuales a través de un ritmo frenético y una técnica prodigiosa. Quizás echamos en falta en la Sonata nº 3 de Chopin un mayor carácter poético, sobre todo en su melodioso y sereno largo, sin embargo la decisión de interpretarlo aceleradamente nos pareció madura y muy meditada. El resultado estuvo a la altura del resto del concierto, teniendo en cuenta la dificultad extrema de la pieza, permitiéndonos augurar a este joven intérprete una carrera fructífera y ciertamente satisfactoria.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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