lunes, 4 de julio de 2016

INDEPENDENCE DAY: CONTRAATAQUE De Mille del Apocalipsis

Título original: Independence Day: Resurgence
USA 2016 119 min.
Dirección Roland Emmerich Guión Carter Blanchard Fotografía Markus Förderer Música Harald Kloser y Thomas Wander Intérpretes Liam Hemsworth, Jeff Goldblum, Bill Pullman, Maika Monroe, Jessie T. Usher, Travis Tope, Judd Hirsch, Charlotte Gainsbourg, William Fichtner, Brent Spiner, Angelababy, Nicolas Wright, Deobia Oparei, Sela Ward, Vivica A. Fox, Chin Han, Robert Loggia Estreno en Estados Unidos 24 junio 2016; en España 1 julio 2016

Recuerdo que a pesar de sus excelentes y novedosos efectos visuales, para mí lo más espectacular de ver Independence Day en el verano de 1996 fue la sala de cine, el gigantesco Odeon de Leicester Square en Londres, ciudad que le toma el relevo a Nueva York para ser devastada en esta segunda entrega. No parece por lo tanto que la película me marcara mucho, y eso que soy un incondicional del cine de catástrofes, con el que crecí en los años setenta con películas como El coloso en llamas, La aventura del Poseidón, Terremoto o la saga Aeropuerto. Toda su carga marcial y descaradamente reaccionaria fue en parte motivo de que la cinta no convenciera ni a mí ni a gran parte de la crítica, por mucho que se convirtiera en el mayor éxito de taquilla de la temporada. Su artífice, Roland Emmerich, que se estrenó en esto de los blockbusters un par de años antes con Stargate, siguió explotando la vena catastrofista en los años siguientes con cintas como Godzilla, El día de mañana, mucho más interesante e inquietante que la de los extraterrestres, 2012 y Asalto al poder, mientras las alternaba con otras de calado más ambicioso como la fallida 10.000 a.c., El patriota o las más insólitas en su filmografía Anonymous y la inédita entre nosotros Stonewall, sobre los orígenes del orgullo gay en el San Francisco de principios de los setenta. De cualquier forma el cine espectáculo ha sido siempre su detonante. Tiene gracia que algún crítico norteamericano le haya definido como el Cecil B. De Mille del cine de catástrofes, tratándose precisamente de un director que entre los veinte y los cincuenta fijó su atención en varias ocasiones en la Biblia, aunque nunca en el libro del Apocalipsis. Este Contraataque lo sufrimos más los espectadores que los sufridos humanos de la Tierra, pues en estos veinte años nos hemos acostumbrado tanto a este esquema narrativo en el que nos pasamos los primeros veinte minutos esperando la gran escena catastrofista (esta vez lo que parece Kuala Lumpur volando por los aires para caer en picado sobre Londres, y acaba con un inmenso ovni posado sobre la costa este de Estados Unidos como si fuera un gran herpes sobre la Tierra) que ya sorprende poco y aburre más. La historia se ambienta en un presente distópico (palabreja de moda), lógicamente como consecuencia del punto de inflexión que supuso la anterior invasión extraterrestre, y que sirvió a la humanidad para desarrollar nuevas tecnologías capaces de vencer al enemigo en un hipotético contraataque, como así ocurre. Después viene el nudo argumental, la preparación para la batalla, que ocupa más del último tercio de la función, de la que ya se anuncia una tercera parte interplanetaria. Entre tanto se presentan los personajes de la anterior entrega, todos menos Will Smith, y los nuevos, y se les hace protagonistas de unas tramas personales insustanciales y estériles. Todo plano y superficial para cargar las tintas sobre unos efectos visuales y un montaje frenético que ya ni sorprenden ni estimulan. Todo es puro disparate, con humor metido con calzador y contando con la complicidad de un espectador que ve cómo una vez más los aguerridos héroes y heroínas de Estados Unidos nos libran de la aniquilación por parte de una civilización mucho más adelantada que la nuestra, pero al parecer convenientemente vulnerable a nuestro encanto y obcecación. En fin, se acaba mirando más el reloj que la pantalla.

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