lunes, 3 de julio de 2017

COLOSSAL Monstruos internos con efecto mariposa

España-USA-Canadá-Corea del Sur 2016 109 min.
Guión y dirección Nacho Vigalondo Fotografía Eric Kress Música Bear McCreary Intérpretes Anne Hathaway, Dan Stevens, Jason Sudeikis, Austin Stowell, Tim Blake Nelson, Agam Dasrhi, Hannah Cheramy, Christine Lee Estreno en el Festival de Toronto 9 septiembre 2016; en Estados Unidos 14 abril 2017; en España 30 junio 2017

Con su cuarta película Vigalondo parece querer afianzarse como el Shyamalan español, o su sucesor a secas, a juzgar por su paulatina incorporación al mercado estadounidense. Porque al igual que él pretende hacer de la ciencia ficción una metáfora de la realidad, disfrazando de invasión extraterrestre lo que es una historia de amor en tiempos de crisis (Extraterrestre), de crímenes cibernéticos cuando quiere hablarnos de esclavismo tecnológico (Open Windows) o de monstruos interiores reflejados en un ataque apocalíptico en Seúl en el caso que nos ocupa. Pero al contrario que el director de Señales, Vigalondo aún no ha tocado fondo, aunque tampoco ha alcanzado la gloria, y se mantiene intentando que lo que cuenta y lo que quiere contar mariden a la perfección; le falta un poco de ingenio y talento para conseguirlo. De partida el argumento de esta aventura americana es muy atractivo, metiendo en la misma cazuela problemas como el alcoholismo y el maltrato machista con monstruos de inspiración nipona que matan inconsciente o deliberadamente. El producto tiene atractivo, y resulta cómico y disparatado, pero le falta un mayor grado de conexión con el público, que asiste sorprendido a la propuesta pero no logra involucrarse en un entretenimiento que acaba siendo simplemente artificioso. Se agradece el atrevimiento, y el regreso de Anne Hathaway a la pantalla, pero el experimento se queda algo corto, en presupuesto y rigor. Lo de los monstruos interiores está muy claro, lo del reflejo del efecto mariposa, también, y los traumas infantiles como justificación no deja de ser recurrente, pero en conjunto falla la convicción y la complicidad con el público. Aún así resulta mucho más fresca y aconsejable que la pedantería de Un monstruo viene a verme, con la que también coincide en algún que otro postulado.

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