viernes, 12 de agosto de 2022

ENCUENTRO GOZOSO ENTRE BAYÓN, ÁGUEDA Y ESCAMILLA

XXIII Noches en los Jardines del Real Alcázar. Cristina Bayón, soprano. Sara Águeda, arpa de dos órdenes. Programa: Manuela Escamilla, graciosa y visionaria del Siglo de Oro (tonos humanos y divinos de Juan Hidalgo y José Marín; piezas instrumentales de Lucas Ruiz de Ruibayaz, Diego Hernández Huete y Antonio Martín i Coll). Jueves 11 de agosto de 2022


Fieles a su costumbre de estructurar cada año la programación en torno a ciclos y bloques, las Noches del Alcázar desarrolla esta edición uno en torno a la mujer como creadora musical. Nombres de mujer repasa el papel generalmente oculto que ha jugado el género y que trasciende al propio ámbito musical o creativo para situarse en una encrucijada de lucha y reivindicación por una igualdad a la que ya se asomaron mujeres sobresalientes de hace cuatrocientos años. La polifacética artista del Siglo de Oro Manuela Escamilla, descendiente de una estirpe de cómicos, llamados graciosos en su época, y precursora en algunas de las artes escénicas más significativas de nuestro país, se unió al homenaje que la sevillana Ana Caro Mallén, también dramaturga y compositora por aquellos mismos años, recibió de manos de La Dezima Musa hace un par de semanas y repetirá mañana sábado en los Jardines del Alcázar.

Nacida en Monforte de Lemos, en Lugo, a mitad del siglo diecisiete, Manuela Escamilla gozó de una vida profesional como comediante de primer orden, pudiendo desarrollar con generosidad sus múltiples facetas creativas y llegando incluso a ser una respetada empresaria teatral, dirigiendo la compañía familiar en sitios como Valencia, Granada o Cádiz, además de sobrellevar una turbulenta y variada vida amorosa. De todo ello se hizo eco la rica propuesta de Bayón y Águeda, a quienes seguir en sus respectivas carreras ha sido siempre un gozo y una satisfacción. La feliz asociación entre ambas no ha hecho sino enriquecerlas todavía más. Hace ya un buen puñado de años que seguirle la pista a Cristina Bayón se ha convertido en todo un placer. Su voz se ha ido afianzando, mientras su talento escénico se ha visto también reforzado. La claridad en su dicción es otro de los elementos fuertes de su talento interpretativo. De todo ello dio buenas muestras en este tan bien articulado como primorosamente puesto en escena homenaje. La soprano ejerció de maestra de ceremonias, echando mano de su capacidad comunicativa, exigida y exigente en su faceta docente, para ilustrar cada bloque en el que estructuraron el recital, con detalles de la vida y el talento de la homenajeada. Así, sus primeros años cantando autos sacramentales siendo apenas una niña, se tradujeron en un par de autos divinos de Juan Hidalgo, destacando Aves que al sol despertáis con voz muy bien colocada y en perfecto estilo, contenida en expresividad pero haciendo siempre gala de un volumen generoso y unos agudos refulgentes. De su faceta empresarial, una vez fallecido su padre, el también cómico Antonio de Escamilla, sobresalió el anónimo ¿A quién me quejaré?, entonado con vehemencia y una profunda y emotiva carga dramática.


El amor, especialmente el profesado a su primer marido, Miguel de Pavía o Dieste, encontró en No sé yo cómo es de Juan Marín su lado más sentimental, y en Ay, que me río de Amor el lado más cómico, con una pletórica Bayón teatralizando a la perfección su cometido, algo que en la propina se reforzó con la aportación al canto de Sara Águeda en línea con la comicidad apuntada. Ojos, pues me desdeñáis, un clásico de Marín que casi nunca falta a estas representaciones, gozó también de la elegancia y la exquisitez de Bayón, sensacionalmente acompañada en todo momento por Águeda en el arpa de dos órdenes, difícil instrumento netamente español por cuyas entrelazadas cuerdas sus manos se desplazaron con tanta seguridad y delicadeza como para suscitar nuestro entusiasmo en piezas como una Pavana de Lucas Ruiz de Ribayaz, todo un especialista en la materia, o los muy agradecidos y llenos de ritmo Canarios de Martín i Coll. Dos estupendas artistas al encuentro de otra que les antecedió cuatro siglos, abriendo caminos como solo las personas más singulares saben hacerlo.

Fotografías: Actidea
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

No hay comentarios:

Publicar un comentario