martes, 6 de noviembre de 2012

9º FESTIVAL DE CINE EUROPEO DE SEVILLA 4ª JORNADA

À PERDRE LA RAISON
Bélgica-Luxemburgo-Francia-Suiza 2012 110 min.
Dirección Joachim Lafosse Guión Thomas Bidegain, Joachim Lafosse y Matthieu Reynaert Fotografía Jean-François Hensgens Intérpretes Émilie Dequenne, Niels Arestrup, Tahar Rahim, Stéphane Bissot, Mounia Raoui, Redouane Behache

El cineasta belga Joachim Lafosse apenas es conocido entre nosotros; solo su película de 2007 Propiedad privada fue estrenada en España y en circuitos muy restringidos. Es de esos realizadores que pretenden suplir su falta de talento con la búsqueda de un estilo propio que a menudo resulta artificioso. En su caso coloca la cámara a menudo detrás de obstáculos que limitan la visión, de forma que la imagen no ocupa toda la pantalla; sin duda saludaríamos el recurso si funcionara a nivel dramático, pero lamentablemente no es así. Los premios a veces parece que tocan en una tómbola, solo así se justifica que esta malograda película se alzara con el de mejor actriz en la sección Un certain regard del pasado Festival de Cannes, por muy meritorio que pudiera resultar el trabajo de Émilie Dequenne; pero la cinta no merece ningún reconocimiento. El drama de una joven casada con un apuesto marroquí, adoptado por un doctor belga, y obligada a compartir morada con el preceptor, no recibe el tratamiento dramático que el deterioro psicológico de la mujer necesita. Lástima, porque un tema tan terrible y delicado como el que trata, y que por respeto a potenciales espectadores no vamos a desvelar, necesitaba un tratamiento menos torpe, más certero y convincente que el que recibe de manos de Lafosse, por mucho empeño que ponga en los encuadres incómodos.

ME TOO
Título original: Ya tozhe khochu
Rusia 2012 83 min.
Guión y dirección Aleksandr Simonov Fotografía Aleksandr Simonov Música Leonid Fyodorov Intérpretes Oleg Garkusha, Yuri Matveyev, Aleksandr Musin, Alisa Shitikova

Aleksey Balabanov triunfó en varios festivales hace quince años con un drama criminal titulado Brat (Hermano). Ahora nos llega con una inclasificable comedia concebida y realizada con mucha desvergüenza; quizás ahí resida su gracia y su posible frescura. Todos en esta película buscan la felicidad, de ahí el título Yo, también, aunque no tenga nada que ver con la cinta de Álvaro Pastor y Antonio Naharro de igual nombre. Cuatro pintorescos personajes, un matón, un viejo roquero, una prostituta y un agente en tratamiento hospitalario, a los que cabría añadir el anciano padre del último y un joven vidente, realizan un extraño viaje desde San Petersburgo en vísperas del fin del mundo anunciado para diciembre de este año. Su destino es precisamente la felicidad, a la que te transporta un campanario que expide un veneno radiactivo. Durante hora y veinte minutos (menos mal que dura poco) aguantamos sus absurdas conversaciones mientras una ruidosa banda sonora a base de rock del este ilustra ininterrumpidamente tan delirante espectáculo. En el camino encontraremos algo de ciencia ficción, detalles muy machistas y algún chiste acerca de la Academia de Cine Europeo. Quizás la mejor forma de soportar esta singular propuesta sea ahogados en drogas y alcohol, prácticamente como los protagonistas de la función. Pero, repetimos, su carácter libre y desvergonzado cuenta al menos con nuestra simpatía.

HORS LES MURS
Bélgica-Canadá-Francia 2012 98 min.
Guión y dirección David Lambert Fotografía Matthieu Poirot-Delpech Intérpretes Guillaume Gouix, Matila Malliarakis, Mélissa Désormeaux-Poulin, David Salles

El cine de temática gay se ha convertido en un género; no es drama, ni comedia, ni una del oeste, si acaso un musical, pero es siempre cine de temática gay, cargado de estereotipos y lugares comunes ya saturados. Por ejemplo rara vez una historia de amor gay la protagonizan gente con pluma, siempre son guapos y machotes, si acaso un poquito afeminado uno de ellos, como el caso que nos ocupa. El sexo es muy importante, el consumo de alcohol y estupefacientes también, y el tema del rechazo está siempre más o menos presente; en ésta además la cárcel es una estupenda excusa para esculpir unos estupendos abdominales. A nada de esto escapa esta anodina cinta en la que lo único sobresaliente es el detalle de que por amor no todo vale. Eso la redime del fracaso completo.

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