sábado, 2 de mayo de 2015

CARRETERO, PHILLIPS, DUMBARTON OAKS Y MOZART: TRES PLATOS FUERTES Y UN SUFLÉ

12º concierto de la XXV Temporada de Conciertos de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Xavier Phillips, violonchelo. Marcus Bosch, director. Programa: Diario de a bordo, de Carretero; Variaciones sobre un tema rococó, de Chaikovski; Concierto “Dumbarton Oaks” de Stravinski; Sinfonía nº 39 de Mozart. Teatro de la Maestranza, viernes 1 de mayo de 2015


Marcus Bosch
La Sinfónica ya ofreció hace tres años un programa parecido en torno al neoclasicismo desarrollado alrededor de una obra de Mozart. Entonces fue su Sinfonía nº 27, mientras coincidió la pieza de Chaikovski y de Stravinski se eligió Pulcinella. La única diferencia es que en esta ocasión se ha añadido un estreno absoluto por encargo de la SGAE de un joven pero con largo recorrido autor sevillano, Alberto Carretero.

El suyo fue el primer plato fuerte de una noche que depararía varios. Una pieza de enorme complejidad estructural y técnica, con una arquitectura férrea y minuciosamente elaborada, de atmósfera tan envolvente como inquietante, que mantiene la tensión interna de principio a fin a través de un caos perfectamente organizado. Para los intérpretes además una ráfaga de aire fresco, que les permite enfrentarse a sus instrumentos, e incluso sus propias voces, con nuevos retos, extrayendo de ellos distintas sonoridades y efectos tímbricos, especialmente en el caso de una rica y profusa percusión y un trabajo insólito con los metales; todo lo cual hizo patente el disfrute de los músicos, entregados a un juego de una riqueza sonora inusitada que mereció el aplauso unánime y enfervorecido del público.

Xavier Phillips
El violonchelista francés Xavier Phillips y el director alemán Marcus Bosch edificaron unas Variaciones Rococó de Chaikovski brillantes y vivaces, combinando virtuosismo técnico, elegancia y ligereza, y acertando en expresar sus numerosos estados anímicos, desde la melancolía a la alegría, con enorme convicción. Phillips alcanzó niveles de gran intensidad poética, desarrollando el amplio rango del instrumento con imaginación, talento y acrobacia. Punteando en pizzicato la Serenata de la Suite Op. 72 de Britten también alcanzó altas dosis de lirismo. Bosch ofreció una versión académica y muy equilibrada de Dumbarton Oaks, página neoclásica de Stravinski con la que una formación muy reducida de la orquesta exhibió tanta cohesión interna como habilidad técnica y expresiva. Pretender acercarse a Mozart con criterios historicistas mal aplicados malogró sus posibilidades expresivas, reduciendo intensidad y majestuosidad a favor de una ligereza desesperante, especialmente en un menuetto a velocidad de vértigo; a pesar de lo cual el suflé se mantuvo erguido.
 
Artículo publicado en El Correo de Andalucía el domingo 3 de mayo de 2015

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