sábado, 2 de abril de 2016

KIKI, EL AMOR SE HACE Confirmación de un talento

España 2016 102 min.
Dirección Paco León Guión Paco León y Fernando Pérez Fotografía Kiko de la Rica Intérpretes Álex García, Natalia de Molina, Yaël Belicha, Alberto Velasco, Paco León, Ana Katz, Belén Cuesta, Candela Peña, Luis Calleja, Luis Bermejo, Mari Paz Sayago, Alexandra Jiménez, David Mora Estreno 1 abril 2016

Las películas de Carmina permitían descubrir en el cómico y actor Paco León a un más que competente cineasta; sin embargo el hecho de estar tan condicionadas por el fuerte temperamento y la rotunda personalidad de su madre, obligaban a esperar una nueva película para bendecir o no definitivamente a su realizador. La ocasión ha llegado con ésta su primera película de encargo, y ahora podemos confirmar el talento de este singular artista sevillano que empezó a hacer sus pinitos en una ya lejana gala de Asecan, saltó a la fama imitando a Raquel Revuelta en la televisión y se consagró en Aida. Porque Kiki es una película que habla de sexo sin tapujos pero con la suficiente delicadeza como para no ofender a nadie, al menos eso nos parece a los que presumimos de tener una mente abierta y suficiente experiencia como para no escandalizarnos fácilmente, salvo cuando se trata de violencia y mal gusto. En Kiki sus personajes sufren sus filias sexuales como en aquel famoso anuncio televisivo de los ochenta sobre un fármaco para combatir las hemorroides, en silencio. Y lo sufren porque viven en una sociedad que no está preparada para admitir lo diferente y que deje de serlo, para erradicar el temor hacia lo singular y genuino y apartar definitivamente de nuestro vocabulario la palabra normal, porque Madrid es España, España es Europa y Europa es el Mundo, y resulta que Madrid se cree moderna pero no lo es. En ese espacio deambulan los enamorados protagonistas de esta película que sufren, o más bien disfrutan, de dacrifilia (excitación con el llanto ajeno), elifilia (con determinados tejidos), somnofilia (con el sueño ajeno), harpaxofilia (mientras sufre un asalto) o el amor a tres o más personas, por citar algunos ejemplos. Un vía crucis reflejado con la sana mirada de quien apuesta por vivir esta vida como mejor la disfrutemos, sin hacer daño a nadie pero sin ocultar nuestros gustos y pasiones. Se habla sin tapujos, se enseña lo justo y se abre el horizonte de las mentes más estrechas a través de la risa (abundante), la complicidad en forma de sonrisa permanente, y la cara de tontura cuando asoma la ternura y el cariño (también abundante). Todo con una naturalidad extrema, enormes dosis de frescura y un elenco en estado de gracia que ni resulta estridente ni maleducado como en tantas comedias españolas, especialmente las que se producen para la televisión. No obstante la película no es un glosario cómico de supuestas perversiones sexuales en la línea de Todo lo que usted quería saber sobre el sexo de Woody Allen, sino más bien una comedia romántica en toda regla. No es sólo una película de guión (estupendo) y buenas interpretaciones, sino que Paco León cuida también el aspecto visual, ciertamente influido por el inevitable Pedro Almodóvar pero con toques indiscutiblemente personales, una férrea estructura y una ejemplar narrativa, sin olvidar una meditada y sensacional selección musical, de todo lo cual resulta una película que engancha de principio a fin y uno no descarta volver a ver una y otra vez para contagiarse de su amabilidad y buen rollo. Sólo podemos hacerle un reproche: le sobra el ajolá que el personaje de Paco León pronuncia en una de sus secuencias y que sólo sirve para fomentar una imagen nuestra que sinceramente ni nos gusta ni nos identifica como sevillanos de mundo.

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