lunes, 28 de noviembre de 2016

ALIADOS Competente thriller romántico

Título original: Allied
USA 2016 124 min.
Dirección Robert Zemeckis Guión Steven Knight Fotografía Don Burgess Música Alan Silvestri Intérpretes Brad Pitt, Marion Cotillard, Lizzy Caplan, Matthew Goode, Jared Harris, Jason Matthewson, Angelique Joan, Sally Messham, Iain Batchelor, Miroslav Zaruba, Raphael Acloque, Angus Kennedy Estreno en Estados Unidos 23 noviembre 2016; en España 25 noviembre 2016

Hay quien quiere ver en esta película un remake de los clásicos de Hollywood que van de Casablanca a Encadenados, sin más. Zemeckis no se caracteriza sin embargo por hacer remedos de película, y ciertamente Aliados no lo es; Caboblanco o Habana sí intentaron emular el clásico de Michael Curtiz. Que coincida en algunos aspectos con las mencionadas y otras de similares características de la época dorada del cine, no la convierte en una recreación de aquel cine ni su estética. De lo que se trata es de realizar un thriller solvente y atractivo ambientado en la Segunda Guerra Mundial y en el sugerente y siempre intrigante mundo de los espías. El resultado es una película que devuelve lo mejor del cine americano, con suspense, romance, emoción y emotividad. Como suele ser habitual en el cine del director de Forrest Gump, el acabado formal es impecable, como ya demostraba con la asombrosa El desafío que le precede, con cada escena cuidada al milímetro y cada aspecto esmerado para producir un espectáculo de primera categoría. Cierto que su primera media hora, la que se desenvuelve en Casablanca, resulta más artificiosa y menos interesante que el resto, ya en Londres, donde la tensión que se genera va creciendo paulatinamente hasta desembocar en un clímax realmente conseguido. Las interpretaciones de Pitt y Cotillard contribuyen poderosamente a crear ese clima de intriga que caracteriza toda esta segunda y más larga parte, mientras Zemeckis y el preciso guión de Steven Knight (Promesas del este, Locke, El caso Fischer) aciertan a recrear un ambiente en el que cada día se debía vivir como si fuera el último, y buena prueba de ello son los excesos nunca antes vistos de la fiesta en casa de los protagonistas. Para terminar, por fin Alan Silvestri nos devuelve una partitura digna, melódicamente hermosa y capaz de potenciar la tensión allí donde se necesita.

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