lunes, 26 de marzo de 2018

MARÍA MAGDALENA El aburrido evangelio según ella

Título original: Mary Magdalene
Reino Unido-USA-Australia 2018 120 min.
Dirección Garth Davis Guión Helen Edmundson y Philippa Goslett Fotografía Greig Fraser Música Hildur Guönadöttir y Jóhann Jóhannsson Intérpretes Rooney Mara, Joaquin Phoenix, Chiwetel Ejiofor, Tahar Rahim, Denis Ménochet, Shira Haas, Hadas Yaron, Tawfeek Barhom, Tchéky Karyo, Ariane Labed Estreno en Reino Unido y España 16 marzo 2018

Después del justo o no reconocimiento recibido con Lion el año pasado, el realizador australiano Garth Davis pone en escena un guión sobre los evangelios escrito por dos mujeres. Una visión feminista de los acontecimientos, el de la única mujer que según las escrituras estuvo junto a Jesús en sus últimos días desde el viaje a Jerusalén hasta su crucifixión y posterior resurrección. La cinta aporta esa visión de la mujer dejando clara su eterna condición de censurada y eliminada de la historia, esta vez la Sagrada, y justificando en un final que es lo único reseñable y disfrutable de la función, que otra cosa hubiera sido la Iglesia de haberse dejado su gestión en manos femeninas, sin la tergiversación que sufrió de un Pedro esta vez negro, sin que esa condición merme su fuerza y poder. Igual que hizo con el niño Sunny Pawar en Lion, Davis pone a Mara a correr continuamente por los áridos parajes donde se ha rodado, huyendo o avisando, da igual, pero parece quiera convertirlo en una seña de estilo. Mientras tanto Joaquin Phoenix se revela como uno de los más graves errores de cásting que hemos sufrido en mucho tiempo, no sólo por su falta de atractivo como Jesús o su edad, que podríamos justificar por una época en la que los estragos del envejecimiento aparecían antes. Es que no aporta el carisma y la fascinación que en todos estos productos debe transmitir el personaje para justificar su poder de convocatoria. Ambientada de forma naturalista según patrones iniciados hace ya medio siglo con El evangelio según San Mateo de Pasolini, tan alejada de los péplums que hasta entonces se encargaban de la Historia Sagrada, y seguidos de forma algo velada por Huston en La Biblia y Zeffirelli en Jesús de Nazaret, la película de Davis va aún más allá, haciendo de la austeridad sólo interrumpida por la infografía que recrea Jerusalén, su sello de identidad, y contribuyendo a la sensación general de aburrimiento y desinterés que provoca una cinta sin emoción alguna, soporífera e inútil. Lo mejor es la entregada interpretación de Tahar Rahim (Un profeta) como confundido Judas, y la creativa música del tristemente desaparecido Jóhann Jóhannsson. La pasión desde una visión eminentemente femenina se merecía otra cosa.

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