martes, 11 de junio de 2024

LA ÚLTIMA SESIÓN DE FREUD En casa del herrero....

Título original: Freud’s Last Session
Reino Unido-Irlanda-USA 2023 122 min.
Dirección
Matt Brown Guion Mark St. Germain y Matt Brown, según la obra del primero Fotografía Ben Smithard Música Coby Brown Intérpretes Anthony Hopkins, Matthew Goode, Liv Lisa Fries, Jodi Balfour, Jeremy Northam, Orla Brady, George Andrew-Clarke, Rhys Mannion Estreno en España 7 junio 2024; en Irlanda y Reino Unido 14 junio 2024


Cuando la promoción de una película se centra sólo y exclusivamente en la interpretación de sus protagonistas, es porque algo o todo lo demás falla. Lo cierto es que esta tercera película del director estadounidense Matt Brown está bien ambientada y parte de un material teatral y unos interesantes apuntes seudo filosóficos, La cuestión de Dios de Armand M. Nicholi jr. en el que se inspira el dramaturgo Mark St. Germain, colaborador también en el guion. Nos encontramso pues ante un nuevo James ivory, realizador norteamericano capaz de insuflar a sus trabajos toda la flema británica que demandan, y sin embargo el resultado es lo que vulgarmente denominamos un ladrillo.

Brown parece inclinado a contar historias de personajes reales, el matemático indio Srivinasa Ramanujan en El hombre que conocía el infinito y el grupo The Clash en London Town, que no tuvo distribución en nuestro país. Ahora es una hipotética reunión entre Sigmund Freud y el escritor C.S. Lewis, autor de Las crónicas de Narnia, la que centra el supuesto interés de una película en la que priman las conversaciones dominadas por un histriónico Freud sobre sexualidad y especialmente religión, en los albores de la Segunda Guerra Mundial y en un Londres donde el exiliado vienés no encuentra la seguridad que él y su hija lesbiana demandaban. Juega en su favor la exposición de posibles contradicciones entre quien se considera padre de la liberación sexual, y sin embargo no parece capaz de asumir la condición sexual de su hija, a la que tiene postrada a sus pies, y tampoco parece profesar el ateísmo al que se aferra, con una conciencia dominada por la religión y un amplio dispositivo religioso adornando su casa.

Los continuos vaivenes entre el encuentro y los episodios biográficos que parecen haber marcado a los duelistas, no ayudan a digerir la trama, generando una sensación global de desinterés y muermo que puede desembocar directamente en el sueño más profundo o el aburrimiento más atroz. Así las cosas, hay poco o nada que suscite interés o resulte atractivo, ni siquiera su esforzada y lírica banda sonora, proclive a subidas de tono puntuales que denotan que ni siquiera su compositor sabía lo que ilustraba.

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