miércoles, 14 de agosto de 2024

LA TRAMPA Cuestión de confianza

Título original: Trap
USA-Reino Unido 2024 105 min.
Guion y dirección
M. Night Shyamalan Fotografía Sayombhu Mukdeeprom Música Herdis Stefánsdóttir Intérpretes Josh Hartnett, Ariel Joy Donoghue, Saleka Shyamalan, Hayley Mills, Jonathan Langdon, Marnie McPhail, Mark Bocolcol, Marcia Bennett, Vanessa Smythe, M. Night Shyamalan Estreno en Estados Unidos 2 agosto 2024; en España 9 agosto 2024


Sus detractores se multiplican cada vez más, pero todavía tiene legiones de fans que esperan sus nuevas propuestas con ilusión, lo que no se puede decir de muchos directores. Acostumbrados a que detrás de sus intrigas se esconda siempre alguna metáfora sobre cuestiones de carácter más o menos filosófico, no podemos sustraernos al juego y concluir que en La trampa Shyamalan nos propone una cuestión de confianza. En ella se deposita el éxito de la empresa de un asesino en serie, acorralado por la policía y las fuerzas del orden en uno de esos conciertos multitudinarios que convocan a miles de fans adolescentes y que el director recrea con la máxima exactitud, valiéndose para ello de su propia hija, la cantante y compositora Saleka. En ese entorno transcurre la mayor parte de la trama de esta película que no busca tanto la claustrofobia como la inquietud del espectador frente a cada posible giro que puede dar su argumento en favor de la fuga de un protagonista en el que es fácil reconocer esos monstruos domésticos que a diario ocupan nuestras pantallas de televisión. Tipos normales, incluso atractivos y afables, que esconden una doble vida provocada por algún tipo de trauma, generalmente infantil, que les lleva a invadir de dolor su entorno, a veces el más inmediato.

El asesino busca la confianza de víctimas y adyacentes, incluso de sus propios queridos familiares. La estrella del pop busca la confianza del público, dispuesto a dejarse seducir por su espectáculo y su música. Policía y agentes de seguridad buscan la confianza de ese mismo público y de sus colaboradores para atrapar al asesino. La joven protagonista, la confianza de su padre a la hora de solucionar sus problemas de adaptación y de disfrutar de un espectáculo tan esperado. Pero sobre todo se reclama nuestra confianza para aceptar los continuos giros y vicisitudes que integran su intrincada trama, y dejarnos así arrastrar por uno de esos apasionantes viajes al lado más oscuro del ser humano, así como por una de esas angustiosas tramas que Shyamalan maneja con tanto ingenio como recursos se ponen a su alcance.

El resultado pone al servicio de Josh Hartnett su mejor oportunidad de lucimiento, mientras nos ofrece a nosotros la de reencontrarnos con Hayley Mills, niña famosa en los sesenta gracias a películas como Pollyana o Tú a Boston y yo a California, y que a finales de esa década tuvo sus coqueteos con el thriller en películas como Nervios rotos y Noche sin fin, ambas con música de Bernard Herrmann. El meritorio trabajo de Saleka Shyamalan, tanto como actriz decisiva para desenmascarar al asesino ganándose su confianza, como compositora de sus propias canciones, añade atractivo a una empresa cuya resolución llega de la mano también de la confianza ejercida por el entorno más cercano al vil protagonista. Y lo cierto es que todo da terror.

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