![]() |
Leonor Bonilla y Alicia Naranjo |
Aquí
se ha presentado en una producción del
propio festival que, con los trabajos de adaptación convenientes para
saltar a un gran escenario, tiene todos
los ingredientes para triunfar en salas y auditorios acondicionados para un
espectáculo lírico. Y es que al aire libre, en el Patio de la Montería del
Alcázar, debió enfrentarse a imprevistos como el de una fiesta en una terraza
aledaña cuya música invadió agresivamente el disfrute del público que llenó el
suntuoso patio del palacio sevillano. Afortunadamente, la intervención de la organización evitó que el inconveniente se
extendiera en exceso.
Tampoco
la imprescindible amplificación
estuvo del todo atinada en la primera de las dos partes en que se divide el
largo espectáculo, casi tres horas de
duración. Aceptable fue que se decidiera no amplificar a la orquesta,
mientras las voces lo fueron de forma harto
discreta cuando cantaban y con más potencia en los diálogos, lo que unido a
la excelente dicción de todos y todas las intérpretes, hizo innecesaria la
proyección de sobretítulos cuando hablaban. Sí hubiera sido conveniente traducirlos
al inglés, y hacer lo propio con las partes cantadas, en sustitución del innecesario
original en italiano. Y es que público
internacional, como la noche anterior, sí que hubo.
Sin
embargo, esa amplificación jugó malas
pasadas en la primera parte, con acoples, fallos de sonido y exceso de
volumen en algunas partes cantadas. Todo lo cual se corrigió en una segunda parte impecable a nivel técnico,
y más disfrutable por extensión. Lo que nos hace augurar que la función de esta
noche, segunda de las tres programadas, resultará aún más feliz.
Un
reparto brillante y divertido
Volvemos
a celebrar, sin ánimo de resultar machacones, el excelente nivel musical que disfrutamos en esta ciudad desde hace
ya tiempo, y que se extiende también a lo vocal, con Leonor Bonilla como estrella rutilante, capaz de embelesarnos al
máximo con su control y dominio absoluto de todos los resortes imaginables del bel canto, algo de lo que García
demuestra haber sido un conocedor absoluto y un alumno inmejorable, capaz de poner literalmente en un brete a cualquier
voz que se atreviese a entonar sus complejas y alambicadas partituras.
![]() |
Juan de Dios Mateos |
Y
eso que el también andaluz, el almeriense Juan
de Dios Mateos, que tanto nos hizo disfrutar la pasada temporada en el
Femás con El
poeta calculista, también de García, empezó con no demasiado buen pie, flojo en las coloraturas, áspero
y un punto nasal en la voz. E igual que fue mejorando paulatinamente,
reencontrándonos con ese buen tenor que
de seguro es, volvió a deslucirse hacia el final. No le retiramos ni
muchísimo menos la confianza por eso, y destacamos su portentosa vena cómica y
su perfecta adecuación a los papeles de
galán irresistible, desnudo obligado incluido, como se viene observando recientemente
en el mundo de la lírica.
Del
resto destacamos ese valor en alza, de fulgurante y rápido ascenso, que es Alicia Naranjo, después de deleitarnos
con los Lieder eines fahrenden Gesellen
en el primer concierto de la ROSS de la temporada, y que aquí derrocha comicidad, demuestra ser una excelente
actriz y, sobre todo, dominar todos los resortes de su voz para cumplir con
creces las exigencias de su rol, exhibiendo rotundidad, fluidez y seguridad a
raudales.
Quien
más problemas tuvo con la técnica fue la también
espléndida mezzosoprano navarra Nerea Berraondo, que se enfrentará el
próximo 12 de octubre, último día del festival, a un recital en torno al mito
de Carmen. Los apuntados problemas de
megafonía enturbiaron su trabajo en esa primera parte, a pesar de lo cual
exhibió también buenas dotes para el bel
canto, y se lució con brillantez en
esos cuplés en los que ensalza su genio y figura antes de convertirse en la
madre de la protagonista. Tanto el tenor Pepe
Hannan como el barítono Eugenio
Maria Degiacomi apuntaron buenas maneras y correctas facultades, mientras
el entusiasmo de los y las miembros del Joven
Coro de Andalucía, suplió sus posibles carencias, achacables a falta de
experiencia y rigor ajustado a sus edades.
![]() |
Nerea Berraondo, Pepe Hannan y Alicia Naranjo |
No
podemos terminar esta reseña sin aplaudir el trabajo acertado, tan en estilo, de la Sinfónica bajo la dirección de
Alessandro D’Agostini, que demostró buen oficio y ser gran conocedor de las
formas clasicistas, lo que se tradujo en una interpretación ágil y concentrada,
nada avibratada, tampoco seca ni áspera, y desde luego muy respetuosa con las
voces; claro que ahí entra también la acertada
decisión apuntada sobre la amplificación. Una interpretación que dejó
entrever además que la habilidad de García para la instrumentación, tantas
veces puesta en cuestión, fue también un punto fuerte en su esmerada y atenta
educación.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía
No hay comentarios:
Publicar un comentario