martes, 7 de mayo de 2013

EL GATO MONTÉS SEGÚN JOSÉ CARLOS PLAZA: SUSPIROS DE UNA ESPAÑA OSCURA, APASIONADA Y VIOLENTA

El Gato Montés, ópera de Manuel Penella
Cristóbal Soler, director musical. José Carlos Plaza, dirección escénica. Cristina Hoyos, coreografía. Intérpretes: Saoia Hernández, Andeka Gorrotxategi, Ángel Ódena, Milagros Martín, Rubén Amoretti, Luis Cansino, Marifé Nogales. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Coro de la A.A. del Teatro de la Maestranza. Niños de la Escolanía de Los Palacios. Producción del Teatro de la Zarzuela.
Teatro de la Maestranza, lunes 6 de mayo de 2013

Rescatada por empeño de Plácido Domingo y Miguel Roa para la Exposición del 92, El gato montés fue una pieza de gramática zarzuelera y estructura de ópera que gozó de tanta popularidad en su época que incluso propició una película veinte años después de su estreno. El propio Penella la dialogó, perdiendo su carácter musical casi por completo; y la pionera Rosario Pi, cuya carrera se truncó con la Guerra Civil, la dirigió. Una película primitiva pero con mucho encanto que se puede disfrutar en una copia perfectamente remasterizada, con condiciones óptimas de imagen y sonido.

Esta nueva versión del reputado y experimentado José Carlos Plaza le otorga auténtica entidad operística, gracias a un minucioso y dramático trabajo de concepto que la alivia del excesivo folclore y pintorequismo que contienen libreto y adaptaciones anteriores. Su puesta en escena, parca y sencilla, se apoya en diversos elementos simbolistas que sitúan la trama en una España mísera y austera, permanentemente oscura aún ambientándose en la soleada Andalucía, en la que las emociones del trío protagonista chocan con un ambiente poco adecuado para encontrar la felicidad. La pobreza, la falta de desarrollo y la violencia machista retratan un país entregado a un ritual salvaje de sangre y arena. Un enorme espejo con forma de ninot relaciona en el segundo acto la Sevilla barroca en la que se ambienta con la Valencia de donde era oriundo el maestro Penella. Y un oscurísimo coso taurino, más próximo a Las Ventas que a la Maestranza, como fondo de teatro negro combinado con un grotesco uso de la figuración, resuelve de manera escalofriante la faena y posterior cogida de El Macareno. Son quizás los elementos escénicos más impactantes de un esmerado espectáculo, muy bien dirigido por Plaza, con mucho ritmo y sentido del espacio, y brillantemente coreografiado por Cristina Hoyos, ambos presentes en la sala. La oscuridad funcionó por lo tanto más como consigna que como capricho escénico.

Gorrotxategi y Ódena, dos Españas enfrentadas
por el control de una misma mujer
La soprano Saoia Hernández, que ya interpretó a Soleá en el segundo reparto del Teatro de la Zarzuela, es generosa en proyección, con una voz gruesa y holgada y poderosos agudos, si bien le conviene pulirse como actriz. Gorrotxategi tiene presencia y una voz de bello timbre que modula con gusto y sentimiento; le falta mayor volumen y proyección. El instrumento algo tremolante pero muy bien proyectado y colocado de Ódena cumple con creces en un cometido tremendamente dramático. De todos los demás quien más convenció fue el bajo Rubén Amoretti como padre Antón, con una voz potente, de dicción asombrosa y mucha gracia, especialmente en su intervención del primer acto mientras canta las glorias del torero en Madrid, uno de los números más destacados de la pieza en el aspecto estrictamente musical. Hay que destacar también el Garrotín en la voz aguda y fluida de Marifé Nogales, otro de los momentos musicales más celebrados de una partitura en la que sobresale el famoso pasodoble Torero quiero ser.

Cristóbal Soler, que ya disfrutó de las bondades de nuestra orquesta el año pasado con Luisa Fernanda, supo extraer del conjunto unas excelentes prestaciones, recreando así toda la distinción y la magnífica orquestación de la música de Penella. El coro, especialmente algunas de sus voces solistas, y los niños de la Escolanía de Los Palacios redondearon un espectáculo ciertamente recomendable.

Versión extensa de la crítica publicada en El Correo de Andalucía el 7 de mayo de 2013

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