miércoles, 12 de octubre de 2016

MIGUEL RINCÓN EN EL FESTIVAL DE LA GUITARRA DE SEVILLA: LOS ESTERTORES DEL LAÚD

7º Edición Festival de la Guitarra de Sevilla y Temporada 2016/2017 de la OBS. Miguel Rincón, laúd barroco. Solistas de la Orquesta Barroca de Sevilla: Andoni Mercero y Leo Rossi, violines; María de Gracia Ramírez, viola; Mercedes Ruiz, cello; Ventura Rico, contrabajo; Alejandro Casal, clave. Programa: Concerto per Liuto en Re menor FWV L:d1, de Fasch; Concerto per Liuto en Re mayor RV 93, de Vivaldi; Suite para laúd en Re menor, de Weiss; Concerto per Liuto Concertato, Due Violini & Violoncello en Fa mayor, de Kohaut. Espacio Turina, martes 11 de octubre de 2016

Últimamente insistimos mucho en cómo se sustituye en esta ciudad la carencia de intérpretes de reconocido prestigio internacional con el afortunadamente muy cultivado talento local. Paradójicamente hemos asistido estos días, de la mano de Francisco Bernier y el Festival de la Guitarra, al alarmante desprecio del público sevillano por unos intérpretes de renombre internacional, mientras la siempre efervescente Barroca de Sevilla sigue siendo capaz de llenar recintos. Una situación que nos recuerda cómo el excelente ciclo de música de cámara de Cajasol languideció por falta de público, mientras con un aforo muy superior el Maestranza llenaba con cualquier propuesta que ofreciera. Es cierto que la Barroca cuenta con el considerable apoyo de una asociación que hace un trabajo ejemplar para lograr el éxito que merece; pero eso no justifica que esta ciudad pase una y otra vez por alto otras oportunidades tan suculentas.

El primer concierto de temporada de la Barroca se enmarcó en este festival de la mano del guitarrista y laudista sevillano Miguel Rincón, una presencia habitual en la ciudad, con la Barroca u otras formaciones, que no duda en desplazarse hasta aquí cada vez que la situación lo exige, a pesar de residir en Basilea, donde continúa una carrera envidiable como maestro de la cuerda pulsada tras haber recibido lecciones de las más prestigiosas autoridades en la materia. Con seis de los más reputados integrantes de la formación hispalense arropándole, Rincón se estrenó si mal no recordamos como solista absoluto de la formación, con un programa exquisito en el que se convocaron cuatro de las voces más adecuadas para ofrecer un panorama del laúd justo en los estertores de su fama, cuando la dulzura y languidez de su sonido empezaba a ser un obstáculo para las grandes formaciones orquestales que empezaban a proliferar. Quizás por eso la de Rincón fue una intervención discreta, a menudo apagada por el brío de unos solistas que se encontraron más a gusto en interpretaciones dinámicas como la de la propina, un movimiento del Don Quijote de Telemann.

Rico, Ruiz y Casal
Con Johann Friedrich Fasch Rincón quedó muy arrinconado, muy por debajo del dominio de Andoni Mercero, quizás por aquello de que Fasch era un consumado y virtuoso violinista. Pero con Vivaldi Rincón logró una página exquisita, imprimiendo un enorme sentimiento en el Largo del Concierto RV 93, como un lamento lleno de dulzura y elegancia. Su trabajo en solitario en la Suite del imprescindible Silvius Leopold Weiss proporcionó momentos de enorme belleza (fantasía, minueto) junto a incómodos atascos y tropiezos (courante), si bien en general se saldó positivamente con una tendencia al sentimentalismo realmente notable. Karl Kohaut le brindó la posibilidad de cerrar el concierto con ahínco, determinación y el aplauso unánime del público convocado.

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