sábado, 4 de marzo de 2017

PSICONAUTAS, LOS NIÑOS OLVIDADOS Traumas infantiles en un paisaje apocalíptico

España 2015 76 min.
Guión y dirección Pedro Rivero y Alberto Vázquez, según el cómic del segundo Música Aránzazu Calleja Voces Andrea Alzuri, Félix Arcarazo, Eva Oranguren, Josu Cubero Estreno en el Festival de San Sebastián 24 septiembre 2015; en salas 24 febrero 2017

Siguiendo los postulados temáticos y estéticos del escritor e ilustrador Edward Gorey y el cineasta Tim Burton, Alberto Vázquez publicó en 2006 Psiconautas, un cómic a medio camino entre lo infantil y lo macabro que ha convertido en película gracias a la colaboración con Pedro Rivero, con quien cinco años antes ya realizó un esbozo en forma de cortometraje de los mismos personajes y similar historia que les reportó el Goya en su categoría. Conseguir ahora el premio en el apartado de mejor largometraje de animación en el mismo año en el que lo ha logrado también como mejor cortometraje por Decorado, le convierte en un especialista en el género muy a tener en consideración. Psiconautas pretende ser un cuento de terror con trasfondo ecológico, no recomendable para niños no porque no la vayan a entender (el terror ha estado siempre presente en los cuentos infantiles más tradicionales), sino porque a estas alturas nuestro nivel de civilización debería hacernos capaces de distinguir lo que es conveniente para una buena educación en valores y lo que no lo es, a diferencia del ser humano del dieciocho, cuando los únicos valores posibles emanaban de la religión, siempre tan proclive a jugar con el miedo, la amenaza y el castigo. El universo postapocalíptico que propone la cinta de Rivero y Vázquez, con Luis Tosar en la producción, está poblado de monstruos desagradabilísimos, pueblos caníbales y aquelarres nauseabundos, entre los que se mueven los presuntamente poéticos protagonistas de la historia, una ratita que intenta huir de un entorno familiar opresivo y un niño pájaro con tendencias narcóticas, que huyen de una isla contaminada por un accidente industrial que ha convertido su aire en irrespirable y su paisaje en zona catastrófica. Con trazos sencillos y animación tradicional, todo sin embargo parece diseñado para incondicionales de este género entre lo ingenuo y lo desagradable, mientras quienes no comulgamos ni con la estética ni con la intención acabamos hastiados por un entretenimiento mayoritariamente feo, aburrido e intrascendente.

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