viernes, 23 de julio de 2021

RICHES D'AMOUR Y CANTOS DE AMOR DIVINO

Programa Música y Museos de la Junta de Andalucía. Carmen Hidalgo, voz y viella. Alberto Barea, voz, organeto, cromorno y çinfonía. Programa: La Dama Eterna. Trova de la Minne, siglos XII-XIV. Museo de Artes y Costumbres Populares, jueves 22 de julio de 2021

Foto: Belén Màssia

El legado cultural que nos ha dejado la Iglesia es inversamente proporcional a toda la potencial cultura que hemos dejado de disfrutar como consecuencia de esa hegemonía religiosa que ha marcado nuestro pensamiento y creatividad durante siglos, un condicionante que pervive casi hasta nuestros días y del que resulta muy difícil independizarse. Pero ese es nuestro legado y a él dedican tanto esfuerzo a la hora DE recuperarlo, recrearlo y salvaguardarlo para futuras generaciones grupos como el que integran Carmen Hidalgo y Alberto Barea, Riches d’Amour, enmarcados en el proyecto estival Música y Museos de la Junta de Andalucía, que recorre estos días las plazas de Málaga y Sevilla, ponen la nota discordante en nuestra ciudad frente a una programación centrada en el flamenco.

Hace un lustro el conjunto sacaba al mercado el disco La Dama Eterna, un paseo por la canción amorosa de los siglos XII a XIV en el que se analizaba la trova occitana como punto de partida de una práctica común por aquella época, dedicar los versos a una dama muy especial, que diversos estudios musicológicos han identificado como la Virgen María. El ejemplo más claro y universal lo tenemos en España en la colección de cantigas de Alfonso X El Sabio que ilustran los milagros de la Virgen, y a este irrepetible manuscrito de canción monofónica dedicaron Riches d’Amour el último bloque de su concierto en el Museo de Artes y Costumbres Populares de la Plaza de América, anticipándose a las celebraciones que por el ochocientos aniversario del nacimiento del monarca tendrán lugar el próximo mes de noviembre.

Canto dulce y elegante

La estructura del concierto, así como la del disco de referencia, resultó muy ilustrativa, comenzando con canciones de trovadores, siguiendo con cantos goliardos y culminando con las referidas cantigas. Hidalgo a la viella o viola de arco pasó más de un apuro, sobre todo en la segunda mitad del concierto, con la cuerda de tripa, especialmente sensible a las altas temperaturas reinantes anoche, si bien fueron desajustes y faltas de afinación muy puntuales, casi imperceptibles para la mayoría del público asistente, que no deslucieron el magnífico trabajo desplegado por ella y su compañero, un Alberto Barea que aprovechó su fácil y elocuente verbo para ilustrar cada instrumento y pieza interpretada con una gracia y un desparpajo que hizo una vez más fácil la asimilación de ideas y conceptos. Con instrumentos basados escrupulosamente en tratados e imágenes que detallan su forma y estructura, Riches d’Amour inició su andadura con una pieza instrumental del manuscrito medieval Magnus Liber, según los maestros de la Escuela de Notre Dame, un paso definitivo en la evolución del canto llano y la polifonía de los siglos XIII y XIV. Vilella y cromorno recrearon esta Ave gloriosa Virginum Regina que precedió a los hermosos versos del catalán Berenguer de Palou (Tanto me agrada la diversión, el amor, el canto, la alegría…) y el provenzal Bernat de Ventadorn (No es maravilla si yo canto mejor que cualquier otro cantor…), de un profundo sentimentalismo que Barea supo traducir con su dulce canto y el sutil sonido del organeto u órgano portativo, e Hidalgo con el estimulante y evocador tañido de su viola.

Más alegría y énfasis echamos en falta en los cantos goliardos de los Carmina Burana, especialmente en Dulce solum natalls patrie, paradigma del canto libertino de estos juglares monásticos, algo que compensó el anónimo del siglo XIII Penser ne doit vilente, apoyado en el ritmo y la singular estética de la zanfoña o çinfonia, y más aún las contrastadas danzas del Codex de Las Huelgas que le siguieron, antes de entrar de lleno en un par de cantigas, glosadas con la misma elegancia y sentimiento que imperó en el resto del concierto, y terminar de nuevo en Las Huelgas al son de Maria, Virgo Virginum. Gracias al aplauso y la propina pudimos disfrutar de la acariciante voz de Carmen Hidalgo, perfecta en tono y estilo, en la cantiga Ben guarda Santa Maria.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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