sábado, 9 de septiembre de 2023

LAS DOS CARAS DE LA JUSTICIA Difícil restauración y redención

Título original: Je verrai toujours vos visages
Francia 2023 118 min.
Guion y dirección
Jeanne Herry Fotografía Nicolas Loir Música Pascal Sangla Intérpretes Adèle Exarchopoulos, Gilles Lellouche, Dali Benssalah, Elodie Bouchez, Miou-Miou, Leïla Bekhti, Birane Ba, Jean-Pierre Darroussin, Denis Podalydès, Raphaël Querard, Suliane Brahim, Fred Testot Estreno en Francia 29 marzo 2023; en España 8 septiembre 2023

Tras debutar con Elle l'adore, una comedia meramente romántica, la joven Jeanne Herry se pasó al cine de contenido social analizando con En buenas manos el trabajo colectivo de quienes ponen en contacto a madres que desean dar sus hijos en adopción con quienes quieren adoptarlos. Ahora, en su tercer largometraje como directora hace lo mismo pero con los grupos enmarcados en la denominada Justicia restauradora, en práctica desde hace casi una década en el país vecino, para confrontar delincuentes con quienes han sufrido delitos similares a los perpetrados por ellos. 
Víctimas contra verdugos que aquí conoció una versión muy específica, centrada en un caso muy sensible y particular, el del terrorismo, en Maixabel, de la mano también de una directora, Iciar Bollaín. También el cine americano ha abordado el tema con la excelente Mass, donde los padres de un estudiante que mató a varios de sus compañeros y compañeras en el campus universitario en el que estudiaba, afrontaban un dolorosísimo cara a cara con los de una de sus víctimas.

El derecho penal ha luchado durante muchísimo tiempo, y lo sigue haciendo, por encontrar la forma más justa, equilibrada y sobre todo eficaz para luchar contra el crimen y afrontar la consecuencia para el delincuente. Medidas retributivas, generalmente vengativas, y educadoras y rehabilitadoras, en demasiados casos ineficaces, han ido quedando atrás. Por eso no se entiende que una ley como la del Sí es sí haya generado tanta polémica, sino es por el ruido egoísta e irresponsable generado desde los intereses políticos y mediáticos de la derecha.

Herry analiza sin juzgar estos trabajos de grupo dividiendo su trama en dos historias. En una, una joven pretende convenir con su hermano agresor sexual la manera de no coincidir con él ahora que ha cumplido su condena y ha vuelto al barrio. En la otra, una terapia grupal pretende confrontar las visiones de los delincuentes con quienes han sufrido crímenes similares a los suyos, en concreto robos con violencia. Las marcas de unos frente a las condiciones de los otros son analizadas en un proceso que se va revelando tan repetitivo y mecánico a nivel cinematográfico que nos hace extrañar lo que hubiera podido ser un film mucho más intenso y fascinante, y que ni siquiera un reparto all-star galo consigue remontar, muy a pesar de sus más que loables e interesantes intenciones.

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